Es una noche más en el bar The Velvet Note, pero para Zèphir es su primera experiencia con la música en Nueva York. El ambiente es acogedor y el sonido suave del piano llena el espacio. Rachel, siempre atenta, lo recibe con una sonrisa.

Rachel.—coloca un menú frente a él.— Sabía que regresarías. ¿Quieres algo para beber mientras esperas a que Annette suba al escenario?

Zèphir.—mirando a su alrededor, con curiosidad.— Algo ligero, por favor. Y... ¿Es siempre tan tranquilo este lugar?

Rachel.—ríe suavemente.— Es tranquilo hasta que Annette canta. Después de eso, todos se olvidan del ruido de la ciudad.

(Zèphir sonríe con un poco de escepticismo, pero hay algo en el entusiasmo de Rachel que lo intriga. Se acomoda en su asiento y deja su cuaderno sobre la mesa, garabateando algunas palabras mientras observa el escenario)

Annette se encuentra en los bastidores, ajustando su vestido, inhala y exhala. Rachel pasa rápidamente y le da un golpecito en el hombro para animarla.

Rachel.—en voz baja.— Un cliente nuevo ha venido dos noches seguidas sólo para escucharte. ¿No es emocionante?

Annette.—levanta una ceja, nerviosa.—¿Dos noches? Tal vez se haya equivocado de bar.

Rachel.—sonríe pícaramente.— O tal vez tiene buen gusto. Vamos, Annette. ¡¡Tú puedes!!

(Annette asiente y sube al escenario. Al pararse frente al micrófono, sus ojos recorren al público, y por un breve momento, se cruzan con los de Zèphir . No lo reconoce, pero algo en su mirada tranquila, la desconcierta)

Annette.—pensando.— Un nuevo rostro. Bueno, al menos alguien aquí no sabe cuántas veces he cantado esta canción.

Annette.—le habla al público.— Buenas noches, gracias por acompañarnos. Esta canción se llama 'Sombras del Alma', y espero que encuentren en ella algo que resuene con ustedes.

(Zèphir la observa por un momento mientras afina su guitarra, desde el asiento cerca del fondo. No sabe qué esperar, pero hay algo en la atmósfera que lo tranquiliza)

Rachel.—desde la barra, le guiña un ojo mientras le sirve un vaso de vino tinto.—Te dije que no te arrepentirías. Prepárate, esto no es París, pero es especial.

(Zèphir asiente agradecido, girando su atención al escenario justo cuando Annette comienza a cantar)

Annette.—cantando.—Sometimes I wonder, in the heart of the crowd, if anyone sees me, if I'm speaking out loud. In the city of dreams, I'm lost in the haze, but tonight I'll shine brighter; I'll set it ablaze."

(Su voz es pura, llena de emoción. Zèphir no entiende las palabras, pero eso no importa, la melodía y el sentimiento detrás de la canción lo cautivan. Él se encuentra a sí mismo sonriendo, sin darse cuenta)

Émile.—pensando.— Es como si cantara directamente a mi alma. No sé quién es esta mujer, pero su música... suena como una promesa de que algo mejor está por pasar.

Al finalizar la canción, el bar estalla en aplausos. Zèphir aplaude, no obstante en lugar de dejarse llevar por el entusiasmo, permanece sentado, conmovido. Annette, agradecida, baja del escenario y se sienta en la barra, buscando un momento para recuperar el aliento. Rachel la alcanza y le señala a Zèphir.

Rachel.—en voz baja.— ¿Ves al tipo del fondo? No ha dejado de mirarte desde que empezaste. Creo que tienes un fan europeo, deberías hablarle.

Annette.—ríe suavemente.— Por favor, Rachel, no hagas eso incómodo. Tal vez solo estaba disfrutando la música.

Rachel.—le guiña un ojo.— O tal vez deberías ir a averiguarlo.

(Lila rueda los ojos, pero se encuentra curiosa. Después de todo, ¿por qué no? Toma su vaso de agua y camina hacia donde está sentado Zèphir, él la ve acercarse y se endereza ligeramente en su asiento, sin que ella se percate de ello)

Annette.—con una sonrisa amigable.— Hola, gracias por venir esta noche. Rachel me dijo que eres nuevo por aquí. ¿Te gustó el espectáculo?

Zèphir.—levantándose ligeramente de su asiento, en un gesto cortés.— Yes, fue... magnifique, disculpa, mi inglés no es perfecto.

Annette.—sorprendida por su acento, pero encantada.—¿Francés? Bueno, eso explica el 'magnifique'. Soy Annette y gracias. Me alegra que te haya gustado.

Zèphir.—con una pequeña sonrisa.—Soy Zèphir. Tu música... es diferente. No entendí todas las palabras, pero sentí todo. Eso es lo que importa, ¿no? Vine de París hace unos días. Estoy... buscando inspiración.

Annette.—alzando una ceja, intrigada.— ¿Inspiración? ¿Para qué?

Zèphir.—haciendo una pausa, mirando su cuaderno antes de responder.— Para lo que sea que venga después. Aún no lo sé, pero creo que empieza aquí.

(Annette lo mira con una mezcla de sorpresa y gratitud. No está acostumbrada a que alguien describa su música con tanta sinceridad, lo que la hace sentir una mezcla de curiosidad y extraña conexión con este desconocido)

Annette.— Gracias, eso significa mucho para mí. ¿Qué te trae a Nueva York, Zèphir? No parece que estés aquí solo para escuchar música.

Zèphir.—pensativo, mirando su copa de vino.— Vine a escapar... de una vida que no era mía. Nueva York parece el lugar donde todo es posible.

Annette.—asiente, entendiendo más de lo que él cree.— Ese es un buen motivo. Nueva York puede ser cruel, pero también puede ser increíble. Aunque, si me permites un consejo, tienes que encontrar algo por lo que luchar, es lo único que te mantiene en pie aquí.

Zèphir.—mirándola directamente, como si sus palabras le hubieran llegado al alma.—Tal vez encontré algo esta noche.

(Annette sonríe pero baja la mirada, incómoda ante la intensidad del comentario. El silencio entre ellos es breve, pero cargado de significado)

La conversación se interrumpe cuando Rachel llama a Annette desde la barra. Ella se disculpa y se despide de Zèphir, pero algo dentro de ella sabe que no será la última vez que hablen.

Zèphir.—pensando mientras ella se aleja.— No sé qué fue eso, pero por primera vez en mucho tiempo, sentí algo más que vacío.

(Mientras Annette regresa al escenario para su última canción, Zèphir toma su cuaderno y comienza a escribir, inspirado como no lo había estado en meses)

Annette cantan su última canción de la noche, su voz resonando en el corazón de Zèphir... 

Zèphir escribiendo algo en su cuaderno mientras la música lo envuelve, para luego ambos salir del bar por diferentes puertas pero con una conexión que ya ha comenzado a cambiar sus vidas.