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capitulo 43

Capitulo 43

Kat:

—¡Debemos regresar! Le están disparando—. El desespero toma mi voz.

—No puedo hacer eso, tengo órdenes Kat.

—Jer, por favor.

Su mirada se encuentra con la mia cuando me observa a través del espejo retrovisor, puedo ver la duda un instante en sus ojos, hasta que aparta loa ojos apretando la mandíbula.

—Te quiero Kat, pero no puedo hacer lo que me pides.

—¡Lo van a matar!—. Sollozo volteando mi cuerpo hacia atrás para mirar por el vidrio trasero.

—¡No lo harán! sombra es el mejor sicario que conozco, sus habilidades son inigualables y ahora que tu estás a salvo el podrá defenderse sin preocuparse por ti.

Se que por dudas que puedan sonar esas palabras tiene razón, pero aún así el pánico no me deja razonar con normalidad.

—Prométeme que estará bien.

Soy consiente de que lo que pido es algo ilógico, el no puede asegurarme eso, pero aún así necesito escucharlo de alguien en quien confíe. Me aparto las lágrimas del rostro y envuelvo con mi mano el colgante en mi cuello. ¿Por qué no pueden solo dejarnos en paz?

«Estará bien»

—Tienes mi palabra. El estará a bien. —La voz de Jeremy se pronuncia tras mi espalda haciéndome voltear en su dirección. Me dedica una sonrisa tensa a través del espejo y sigo el recorrido de sus ojos que me escanean buscando no se que cosa.

—Estoy bien.—Le aseguro y asiente una sola vez antes de volver la mirada al frente.

El coche da un giro brusco y me veo obligada a sostenerme del asiento frente a mi, Jer acelera otra vez y luego da otro giro rápido, nos adentramos por unas calles que son reconozco pero no pregunto. En cambio miro mis propias manos manchadas de tierra y mi ropa, que está hecha un desastre. Las rodillas de mis pantalones están destrozadas, ya que en medio de la huida me caí un par de veces. Las palmas de las manos me arden por los raspones y el corazón no me deja de latir a toda prisa. «El estará bien.» Tiene que estarlo.

El sonido del teléfono me saca de mis pensamientos, Jer junta al ceño cuando saca el aparato del bolsillo y una sonrisa ladeada se forma en sus labios.

—Lo sabía. —Dice antes de llevarse el aparato al oído.

—Jefe...

La palabra me revive como un electrochoque que me acelera el corazón.

—Si, esta a salvo. —Dice mirándome a través del espejo.— no, no está herida. —Hace una pausa sin quitar sus ojos de mi— No, tampoco nadie nos esta siguiendo, los perdí unas calles atrás. —Responde dando miradas esporádicas a los coches que pasan a nuestro alrededor.

¿Acaso nos seguían? He de admitir que en medio de mi preocupación no lo noté, supongo que Lev tenía razón en confiar tanto en las habilidades de Jer. El sigue en silencio escuchando con atención lo que sea que le este diciendo Lev al otro lado de la línea, estoy a punto de pedirle el teléfono pero no me da tiempo.

—Tranquilo, eso haré.

La llamada se corta, y Jer lanza el celular sobre el asiento del acompañante, hace un sonido extraño con el movimiento brusco y me vuelve a mirar está vez por encima del hombro.

—Te dije que estaría bien.— Me sonríe— De hecho estaba más preocupado por saber cómo estabas tu.

Dejo salir un suspiro sintiéndome más aliviada, y recuesto mi espalda en el asiento.

Cuando el coche se detiene en el estacionamiento privado del edificio de Lev, Jer se apresura a bajar para abrirme la puerta. Ni siquiera se porque me trajo aquí en primer lugar, pero se lo agradezco ya que no quiero darle la cara a mis padres en este estado, preocuparlos solo hará las cosas más difíciles para todos, mamá enloquecerá de preocupación, papá dará vuelta todo Moscú y mi hermano posiblemente acabe asesinando a alguien, además estando aquí sabré de primera mano como se encuentra Lev en cuanto llegue.

Observo al chico que revisa el cargador del arma y con un gesto de la cabeza me indica que avance hacia el área del ascensor privado. Me sigue de cerca como un mi temible y fiel guardián, repasando con la mirada recelosa todo a nuestro alrededor.

El ascensor pita cuando las puertas se cierran y Jer recuesta la espalda contra el vidrio ahumado de la pared, mientras coloco en el panel el código de acceso del apartamento. La puerta se cierra y de pronto bajo la mirada al piso. Mi entrecejo se junta cuando veo las manchas de sangre que cubren el lujoso y brilloso piso de mármol italiano. Sigo con la mirada el rastro de sangre y un escalofrío me recorre la espalda cuando veo que Jer se sostiene el hombro con la mano empapada de sangre. Su camisa celeste está cubierta de más sangre y se ve algo pálido mientras gotas de sudor recorren su frente, en tanto intenta mantenerse recto y alerta, sin borrar la expresión asesina de su rostro ni soltar la Makarov que sostiene firmemente en su mano.

—Jer... estás sangrando. —Me acerco e intento tocarlo pero no me lo permite. Se aparta antes de que lo toque.

—No es nada. Es solo una herida superficial. —Le resta importancia pero no puedo dejar de ver la sangre que se acumula en la tela de la camisa y en su mano.

—Jer...

—No pasa nada. —Insiste y me sonríe de forma autentica asintiendo a la vez con la cabeza.— Enserio, ahora lo importante es ponerte a salvo a ti.

—Nadie puede entrar aquí. —Le recuerdo.

—No me fio de nada, no hasta que atravieses la puerta del apartamento.

No respondo, pero no puedo evitar mirarlo con preocupación. Su pecho sube y baja con respiraciones aceleradas y en ocasiones se relame los labios como si tuviese la boca seca.

Cuando llegamos al piso superior, el ascensor se abre dando acceso al interior del pent- house. Doy un paso hacia el interior, pero Jer se adelanta despegando la espalda de la pared como si no le doliera nada. Es el primero en adentrarse al lugar y tras escanear el área con la mirada me indica que puedo seguir. Obedezco y cuando el ascensor se cierra, la puerta de seguridad se activa de forma automática. Lev no escatima en seguridad y a juzgar por las ventanas tan amplias y levemente ahumadas con vista directa a la zona céntrica de Moscú, asumo que los vidrios también son blindados.

Jer sigue recorriendo el apartamento y por mi parte me apresuro a buscar un botiquín de primero auxilios en la despensa bajo la isla de la cocina. Tomo una botella de antiséptico, unas agujas y una de las botellas de vodka de la encimera, antes de aproximarme al salón.

—Siéntate.

Mi tono de voz de delata la orden, y no levanto la mirada para ver al chico junto a la mesa al lado del sofá. Sigo sacando lo necesario del botiquín, hasta que levanto un poco la cabeza arqueando una ceja al ver que no se ha movido ni un milímetro.

—Puedo obligarte Jer, no me hagas hacerlo. —Le amenazo y al parecer la expresión en mi rostro parece surtir efecto ya que bufa y se deja caer sobre el sofá. La pistola aún la tiene en la mano y me acerco con todo lo necesario, me coloco de lado sentada sobre el posa brazos del sofá y aunque no lo miro, se que me observa.

—Necesito que te quites la camisa. —Demando concentrada en tomar lo necesario. No es que quiera verlo semi desnudo pero es la única forma de revisar su herida.

Mamá me enseño algunos trucos en caso de ser necesario, en el pasado, cuando yo aún era pequeña, papá e incluso Sasha llegaban heridos en más de una oportunidad y aunque creían que no los notaba, si lo hacia. Pese a que papá insistía para que le curarán en la biblioteca. «Si solo hubiese sabido que ese era mi lugar favorito de toda la casa.»

—No gracias. Prefiero morir por una bala y no por las manos de Sakharov rodeándome el cuello. —Responde Jer que intenta ponerse de pie pero lo sujeto del brazo.

—No digas tonterías. —lo regaño—Esto no tiene nada de malo, estás herido y necesitas que te revisen. Así que... o me dejas hacerlo y tendrás que ir a un hospital.

—¡No puedo irme hasta que sombra llegué!

—Bien entonces siéntate, deja de ser un miedoso y quítate la maldita camisa.

La duda perdura por un momento, pero cede acomodándose otra vez sobre el cuero blanco del sofá. Desabotona a regañadientes la camisa pero no sé la quita solo baja la parte del hombro dejando al descubierto el hueco del que no deja de brotar sangre. Blanqueo los ojos pero no insisto, intento hacer lo mejor que puedo pese a que mis manos tiemblan y los raspones en las palmas al igual que en mis rodillas duelen.

—Dolerá.— advierto tras inspeccionar la herida y ver que la bala sigue dentro. Le paso la botella de vodka y bebé un gran sorbo directo del pico.

—Hazlo. —Me anima y vuelve a beber otro gran trago. Inhaló y exhalo deja do salir un cargado suspiro, me coloco los guantes de látex azules que sacó de la caja y tomo unas pequeñas pinzas, la sangre brota de la herida cuando escarbó intentando alcanzar la bala y Jer maldice en Ruso y en ingles.

—No sabia que hablabas tan bien nuestro idioma. Creí que habías crecido en Los Ángeles.

Intento distraerlo mientras el bebé otro trago directo de la botella.

—Mi madre es Americana y mi padre era Ruso. —Explica. —Efectivamente no crecí en Rusia, vine aquí unos meses antes de ser mayor de edad, mi padre pretendía iniciarme en una de las filas de la Bratva, pero lo mataron en una misión.

Junto el ceño, al tiempo que logro quitar la bala y comienzo a suturar la herida. El alcohol sobre la piel de Jer lo hace sisear pero sus ojos siguen fijos en mi.

—Lo siento no sabia lo de tu papá.—Lo miro y vuelvo mi atención a la herida cuando su mirada se mantiene fija en mi. &Pero mira, al menos logro lo que quería ¿Verdad? Eres parte de la Bratva.

Mi tono juguetón podría tomarse como burla, pero Jer me conoce y sabe que esa no es mi intención. En realidad no soy el tipo de persona que sepa que decir en situaciones como estas así que por lo general acabo hablando sin parar.

—No lo hizo.

Mi mano queda a medias cuando intentaba limpiar la sangre seca alrededor del hombro.

—¿Qué? Pero...

—No soy uno de los soldados de la Bratva Kat. Trabajo para sombra, que es diferente. Cuando asesinaron a mi padre fue el quien vengo su muerte. Yo era casi un mocoso, no sabía nada de este mundo. Sakharov me acogió entre sus propias filas, pago los tratamientos de mi madre por años y me permitió entrenar entre los soldados. No te ofendas pero mi lealtad no está con la Bratva, está con sombra.

—El es parte de la Bratva. —Logro decir y asiente.

—Lo que me hace leal también a ellos, pero eso no significa que siga sus órdenes.

—¿Estás diciendo que solo obedeces a Lev? —Indago confundida y me mira. Sus labios se curvan hacia arriba en una sonrisa juguetona y luego asiente.

—¿Por qué pareces sorprendida?

—¿Tal vez porque lo estoy? Creí que no te agradaba Lev.

Su ceño se junta pero no responde, aparta la mirada y bebe otro poco del líquido translúcido de la botella. Los minuto a pasan en silencio mientras suturo la herida, y Jer me ayuda a colocarle la venda para ejercer presión. «Y todo sin quitarse la camisa claro.» Me quitó los guantes y limpio mis manos, Jer se acomoda en el sofá mientras se mira el vendaje.

—No sabía que eras tan buena con estas cosas.

—No lo soy. De hecho está es la primera vez que lo hago con alguien que no esté relleno de felpa.

Le sonrío cuando observo como separa sus labios formando una "O" completamente asombrado, y luego sacude la cabeza con una sonrisa tonta en el rostro.

—Gracias.— Le digo y para de reír para mirarme. —Por, salvarme. Está es la segunda vez que lo haces, e incluso impediste que me disparasen, se que es tu trabajo pero de no ser por ti...

—No solo hacia mi jodido trabajo Kat, lo hice porque me importas.

Nuestras miradas se encuentran y por un segundo no se que decir. Se que Jer siente cosas por mi, no soy tonta. Y yo también siento algo por el, pero mis sentimientos hacia el son diferentes, lo quiero. Pero lo hago de la misma forma en la que quiero a Lili, o a Sasha. Es como un amigo o incluso un hermano.

—Jer... se que...

—No tienes que decir nada. Lo sé. Lo tengo claro Kat, amas a Sombra y el te ama a ti. Así son las cosas.

Su sonrisa amable no desaparece y por un instante la culpa se abre espacio dentro de mi. No me gusta rechazar a nadie, de hecho nunca lo he hecho y la vez que lo hicieron conmigo mi corazón se rompió en miles de pedazos. No quiero causarle dolor a Jer, no quiero que se sienta como yo me sentí cuando creí que Lev no sentía lo mismo que yo, pero la realidad es que jamás podré darle lo que el se merece. Mi vida está ligada a la de Lev para siempre, y siempre ha Sido de esa forma.

—Lo siento, eres un buen chico y mereces a una buena mujer. Una que solo tenga ojos para ti.

El silencio cae aplastante a nuestro alrededor, levanta la mano como si intentará acariciar mi rostro y la forma en la que me mira y el brillo de su mirada me dice que hay algo que desea decirme, pero por alguna extraña razón duda.

—Hay algo que tienes que saber Kat.—Aparta su mano dejándola caer sobre su pierna y suspiro. -Cuando todo esto acabe, cuando ya no haya peligro para ti, me iré. Volveré a Los Ángeles.

—¿Que?— Enderezo la espalda intentando procesar lo que acaba de decir. Una sonrisa triste tira de la comisura de sus labios.

—Te amo Kat. —Confiesa con tal seguridad que tengo que tragar saliva y enderezar la espalda— estoy enamorado de ti, no está bien, no debió pasar y jamás debí mezclar el trabajo con otra cosa, pero es imposible no amarte, era la mujer más maravillosa que he conocido en mi vida, decidida, amable, hermosa, dulce y aunque se que no puedes corresponderme, aunque se que estás destinada para otra persona, no puedo quedarme aquí a verte con otro. -Mis ojos se empañan de repente.

—Eres mi amigo... Se que es egoísta pero...

—Tu jamás podrías ser egoísta, pero lo siento Kat, de verdad no puedo quedarme.

—Jer... Lo siento, de verdad lo entiendo, y respeto tu decisión. -Mi voz es apenas audible, pero el tiene razón. Yo también hui en su momento, se lo que siente y espero que si ha tomado está decisión la distancia lo ayude a encontrar a quien lo quiera como se lo merece.

—Esta bien. —Se encoge de hombros y me sonríe levemente.— Sombra es un buen hombre, y tú eres una chica maravillosa. Se que serán felices y quien sabe, algún día hasta tengan tres o cuatro mini tu corriendo por el jardín del Pakhan.

Una risa ahogada se me escapa ante esto último y me aparto las lágrimas que no logro contener.

—Te quiero Jer.

—Lo se pequeña. —Despeina mi cabello y se inclina hacia adelante, deja un beso en mi frente y luego se pone de pie. —Gracias por curar mis heridas.—La forma en la que lo dice parece como si no hablase sólo de la bala que acabo de quitarle. —Esperare fuera, intenta descansar un poco.

***

Ay Jer... Me dueles, pero eres un buen amigo. 🥲

Tenganme paciencia chica que estamos entrando en los ultimos capitulos. 🥹🙏

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