Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capitulo 34

Capitulo 34

Kat:

Observo al chico a mi lado que parece haberse quedado mudo al igual que el resto de las personas a nuestro alrededor.

—Respóndeme Lev. ¿Me esperabas en Los Ángeles?

Sus ojos se clavan en los míos y veo como su mandíbula se contrae cuando nota que me he apartado para míralo.

—No te espiaba. —Masculla entre dientes— Solo me aseguraba de que estuvieras a salvo.

Le mantengo la mirada observando lo con el ceño fruncido, pero guardo silencio, sin saber que responder. Debería estar molesta, lo sé. Y de alguna forma lo estoy, pero conociendo como conozco a Lev, debí esperar que hiciera algo como esto. ¿Todos lo sabían?

—Hay pero que romántico, mi niño.  

La voz cargada de ilusión seguida de un sonoro suspiro, que suelta mamá me hacen desviar la mirada hacia su sitio. Mantiene su barbilla apoyada en su mano y nos mira como si fuésemos su shipp favorito en la vida.

Desplazo la mirada a papá que mira a Lev con el ceño fruncido y luego a mi cuando nota que lo miro.

—¿Lo sabías? —Le pregunto y no responde solo mira hacia Lev y luego suspira.

—El Pakhan no sabía nada de…

—No lo sabía pero lo sospeche.—Lo corta papá y lev lo mira. —No había forma en que tú supieras antes que nosotros, que Kat volvía a Moscú, a menos que alguien te lo hubiese informado.

—No puedo creer que me espiaras. —Suspiro con pesadez dejando caer i espalda en la silla y esta vez me mira con el ceño fruncido.

—¿Y qué esperabas pequeña? Eres mi razón de existir.—Me suelta y ni siquiera creo que note la mirada extraña que le dan mis padres— no sabía cuando volvería a verte, ni si estarías realmente a salvo en esa ciudad. Lo siento si te sientes traicionada pero no voy a disculparme por preocuparme por tu seguridad.

—No estaba en peligro, estaba bajo la protección del Capo de Los ángeles. No creo que tengas idea de lo mucho que le temen al papá de Lili en esa ciudad.

—No era suficiente.

—¿No? —Me molesto.—¿Entonces contrataste a un sabueso para que me siguiera y así tú podrías saber que hacia o dejaba de hacer todo el tiempo? ¿De verdad Lev?

—No fue así, yo no…

Las palabras quedan a medias cuando me pongo de pie dejando la servilleta sobre la mesa y me volteo hacia la salida. No quiero discutir con el, puedo entender sus motivos, pero aun así siento que ahora mismo seguir hablando de esto puede empeorar la situación, lo mejor será que me calme y lo hablemos con calma después. Porque el no comprende, no me enfada que se preocupe, o que me pongan escoltas, es parte de nuestro mundo y puedo aceptarlo, me enfada que me lo ocultara, la sola idea de saber que alguien, quien sea, me haya estado observando oculto entre las sombras a cada momento del día, y por quien sabe cuánto tiempo me resulta espeluznante.

—Kat…

Papá y mamá intentan decir más, pero no los escucho, sigo caminando hasta que la voz de Lev vuelve a detenerme.

—Jeremy Sanders.

Mis pies se clavan en el piso, el frío me recorre la columna y lentamente me volteo en dirección al chico que me mira con el rostro serio y el teléfono celular en la mano enseñándome una fotografía en el.

Un chico de cabello castaño y ojos verdes, permanece de cuclillas, tiene dos líneas verdes dibujadas en cada mejilla con algún producto pegajoso como los que usan los militares, luce uniforme táctico negro, chaleco antibalas y sostiene un Rifle con mira nocturna entre sus manos, en lo que parece ser el interior de una vieja fábrica abandonada o una bodega.

La imagen de el, la ultima vez que lo vi hace días cuando me salvó y luego desapareció, ahora cobra sentido. El pecho se me estruja y mis labios se mueven por si solos cuando mi barbilla comienza a temblar.

“—Solo digo que eres una niña demasiado blanda para ser Rusa.—Dice el chico que muerde despreocupadamente su hot dog y me mira mientras le lanzo migas a los patos del lago.

—Eso tiene un nombre y se llama xenofobia—Me rio lanzándole un trozo de pan. —¿Acaso estás intentando ofenderme?

Jer se ríe sacudiendo la cabeza y me saca la lengua antes de volver a darle una gran mordida a su salchicha.

—Nunca olvides que también soy medio latina, y puedo patearte el trasero si me haces enfadar, créeme que puedo ser un dolor de trasero si me enfado. —Lo señalo y alza ambas cejas al igual que las palmas de sus manos en señal de rendición.

—Oye… oye, no te aloques muñeca, yo solo decía. —Responde en medio de un ataque de risa, mientras le sonrío victoriosa echándome el cabello hacia atrás, antes de seguir con lo mío. ”

Los recuerdos vienen uno tras otro, las salidas al cine, las veces que los tres dormimos en casa de Lili, las caminatas en el parque, el que no se perdiera mis presentaciones y que siempre, siempre me tomara fotos.

—Jer… —susurro observando incrédula la fotografía que desaparece cuando Lev aparta el aparato de mi rostro.

—Lo lamento pequeña. Enserio que no quería que…

—¿Qué? ¿Qué me enterará que me compraste un amigo? —Mi voz es en tono acusador y no logro contenerla por más que intento.—¿Qué era? ¿Un remplazo de ti o algo así?

—¡No!—Se pone de pie de golpe— ¡Claro que no! Las cosas se… salieron de control. El solo debía vigilarte en la distancia, pero no cumplió con la orden que le di, se acercó a ti y no me lo dijo, solo lo supe cuando regresaste y no dejabas de hablar de lo buen amigo que era y… lo siento, de verdad que lo lamento, pero tú seguridad siempre ha sido mi prioridad, yo no podía acercarme, tu no me querías cerca y no podía dejarte allí sin supervisión, me hubiese vuelto loco de preocupación.

 

Trago saliva y aparto la mirada, se que sus intenciones fueron buenas, pero eso no hace que duela menos. Quiero a Jer tanto como a Lili. Es mi amigo y ahora no solo me entero que me han estado vigilando por dos años en secreto si no que quien lo hacía fingió ser mi amigo todo el tiempo.

—Lo entiendo.—Respondo sobando mi nariz y forzando una sonrisa —Entiendo porque lo hiciste, enserio que si, pero… ahora necesito estar sola.—pido y mamá suspira, pero ni ella ni papá interfieren. —Necesito procesar todo lo que acabas de decir, porque aunque para ti el es solo uno mas de tus hombres, para mí el era mi amigo y confiaba en el y de verdad creía que su amistad era real.

La decepción y el sentimiento de traición no me deja y sin esperar respuesta salgo apresurada de la cocina con dirección a mi habitación. Nadie me sigue y agradezco para mis adentros mientras me meto en la ducha. Lavo mi cabello y dejo que el agua caliente recorra mis músculos, quita do parte de la tensión que tenía hace un momento. Diez minutos después ya vestida con unos pantalones vaqueros negros y una camiseta over size de mi antigua universidad, tomo la chaqueta de cuero negra del closet, amarro mi cabello en una coleta alta y tomo las llaves de mi coche del tocador antes de dirigirme hacia la salida, bajo las escaleras con dirección a la salida principal.

El hombre de chaqueta negra y camisa blanca que permanece de pie en la entrada me mira enarcando una ceja cunado me nota y lo observo un instante. Lo he visto toda mi vida y aún así me resulta increíble que parece que no envejece nunca. Aún mantiene el corte de cabello estilo militar, los tatuajes en su cuello y parte de su rostro lo hacen ver tan espeluznante que pondría a temblar hasta al más valiente, pero no a mi que lo conozco desde que era una chiquilla que corría por toda la casa detrás de papá y sus hombres. Entre ellos quien me observa en este instante, y cuando sus labios forman una gran sonrisa amistosa, le devuelvo el gesto.

—¿Saldrá a dar un paseo señorita Kat? Sombra ya se marcho pero, el y el Pakhan han dejado claro que no debe salir sin…

—De hecho pensaba que tal vez podrías llevarme tu.—Le extiendo las llaves.

Estoy molesta, si. Pero no soy imprudente, se que no es seguro salir sin un escolta.

Dimitri observa mi mano, pero toma las llaves que le ofrezco, asiente y me sigue de cerca cuando avanzo hacia la salida con dirección a la Mercedes AMG estacionada en la entrada principal.

—¿Entonces a dónde señorita?—Pregunta cuando se acomoda en el asiento del conductor, mientras me concentro en bajar el vidrio del acompañante.

—A casa de Sashi.—Le sonrío—  Necesito ver a mi hermano.

Dimitri me sonríe y asiente, luego enciende el motor y cuando acelera la brisa fresca acaricia mi rostro robándome un suspiro, saco de mi bolsillo el teléfono celular y busco entre mis contactos el número de mi cuñada para avisarle que estoy en camino a su casa.

Necesito aclararme y pensar, ver a mi pequeña sobrina y compartir un rato agradable con mi hermano a quien extraño muchísimo, es todo lo que necesito ahora mismo. Sarah es muy agradable, incluso cuando tiene algunos problemas mentales que en ocasiones la hacen algo peligrosa, cuando es ella misma l, es una chica extremadamente dulce y afectuosa, me siento muy feliz de que Sasha la tenga a su lado. Ella a ablandado el frío corazón de mi hermano.

 

 
***
 

Lev:

Desde la calle de enfrente, sentado en la motocicleta, dejo salir el humo del habano en mi mano, mientras observo la camioneta Mercedes blanca que sale de la propiedad a metros de distancia. Dimitri va al volante y Kat en el lado del acompañante, ella le dice algo al escolta y el le sonríe antes de asentir y dar un giro cuando las ruedas tocan la calle.

Dejo salir un suspiro y al instante siento el sonido del motor de la motocicleta que ronronea a mi lado. «Conozco a la perfección ese sonido.» Giro la cabeza en dirección a la motocicleta que pasa lentamente a mi lado y a través de la visera alzada del casco del conductor, sus ojos verdes hacen contacto con los míos. Asiento para que siga y este me devuelve el gesto antes de acelerar y salir disparado detrás del vehículo donde va mi chica.

Jeremy Sanders es letal y sumamente eficaz en su trabajo, por esa razón no lo releve de su puesto, aunque me falló al involucrarse sentimentalmente con Kat, ahora ella está molesta y es lógico que se sienta traicionada, y a decir verdad no me gustaría estar en los zapatos del escolta una vez que ella esté frente a el. La comprendo y aunque me joda, se que le ha tomado cariño al bastardo, no me extraña, mi Kat es así, pero admito que eso solo complica mas las cosas, porque hubiese sido muy fácil para mí seguir guardando el secreto si el fuese simplemente uno mas de sus guardias. Pero su rostro preocupado cada vez que habla de el y el hecho de que le haya pedido ayuda al Pakhan para encontrar a su amigo, no me dejaron mas alternativa que confesarle la verdad aunque no fuera de la manera que hubiese esperado hacerlo, la verdad es que no lo pense bien, y las palabras salieron de mi bica por si solas cuando el Pakhan cuestiono mi proceder, como si fuese capaz de alguna vez fallar en cuanto a proteger a su hija, cuando ella lo es todo para mi. Por otro lado tampoco quiero que hayan mentiras ente nosotros, no le miento a las personas que me importan y menos a ella, así que aunque en este momento este molesta se que lo mejor fue que lo supiera de una vez, ya veré que hago para contentarla después.

Reviso el reloj en mi muñeca y suspiro, lanzando el cigarro al suelo, con mi bota lo puso y luego enciendo la motocicleta, me coloco el casco, bajo la visera y aceleró con dirección al muelle. Supervisar a los hombres del Pakhan es algo que usualmente hace otro de los hombres del Pakhan, pero en esta ocasión insistió en que fuese yo quien se encargue. No estoy seguro de que es lo que pasa pero últimamente he notado que me ha estado dando más trabajo y no sé los que están relacionados precisamente con lo que es mi función real en la organización. Pero el es el jefe y cuestionar sus órdenes no es algo que me corresponda hacer a un simple soltando como yo.

Dejo atrás las calles del barrio privado, y avanzo esquivando los coches en zigzag, la carretera está abarrotada de vehículos y decido cortar camino por el camino lateral, por dónde desvían los camiones pesados que van en dirección al puerto, la carretera en esta área esta más vacía y me permito acelerar a fondo, la rueda delantera se levanta y la sostengo unos instantes así, antes de que vuelva a caer con un golpe seco sobre el pavimento, acelero otra vez, dejando personas, coches y motos atrás, visualizo en la distancia una salida por la cual debo acceder, y cuando intento aminorar la marcha no logro hacerlo, la motocicleta no responde, pese a que trato de frenar pero, y de un instante a otro el manubrio comienza a temblar junto con la rueda delantera, trato de mantener las manos firmes en el manubrio y de controlar la moto, pero está acaba derrapando y soy arrastrado con ella cuando mi cuerpo azota contra el pavimento, el vehículo y mi cuerpo son arrastrados por varios metros hasta que mi cabeza impacta contra algo y entonces al fin todo se detiene.

E sonido ensordecedor de vehículos que se acercan y personas que hablan me hacen sujetarme la cabeza, el casco me apreta y siento que la cabeza va a estallarme, una sirena se oye en la lejanía y algunas voces más que piden ayuda. Intento ponerme de pie con la visión borrosa pero mis piernas no responden como deberiaY acabo cayendo sobre una de mis rodillas, alguien me toca el brazo y velozmente logro sacar mi arma para apuntarle a quien me toca.

—¡Dios santo! ¡Está armado!

Parpadeo con el frito femenino y por un breve instante logro enfocar los ojos en la mujer de rodillas frente a mi, mi mano le sostiene con fuerza del brazo y con la otra mano, le apunto con mi Makarov en la cabeza. Luce aterrada y la aparto de un empujón soltando su brazo.

Los oídos me pita y siento un ligero ardor en la espalda, al igual que una punzada en las costillas, otras manos intentan tomar mi brazo y pese a que trato de apartarlos, no logro hacerlo, la mano donde sostengo el arma cae y con ella el resto de mi cuerpo cuando mi visión se vuelve una nube de puntos negros hasta que soy arrastrado por la negrura de la inconsciencia.

***

Mis niñas ¿me extrañaron?
Aquí regrese con el capítulo 34. Espero que les guste, nos leemos pronto y no olviden seguirme en Instagram: Valeria_hernandezbooks

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro