capitulo 30
Capitulo 30
Parte 1
Monstruos y cicatrices.
Kat:
Lev suspira y mientras sigo acariciando su cabello no puedo evitar sentir la presión que siento en el pecho mientras permanece en silencio y se acurruca sobre mi pecho dejando salir una cargada exhalación antes de aclarar si garganta.
—La historia que voy a contarte, me la contaron a mi, pero ocurrió hace ya mucho tiempo. —Dice con la voz apagada— Es la historia de un chico que vivía en un gran castillo, y que formaba parte de una de las familias más poderosas de la ciudad. Dicha familia era respetada y admirada por todos los miembros de la alta sociedad. ¿Sabes? ¿Y como no? Si eran el estereotipo de la perfección, una hermosa y joven mujer de cabello dorado, su imponente, carismático y prestigioso esposo el cual era un exitoso Magnate de casinos, un hombre reconocido por el alcance de su poder y por el gran imperio que había amasado con los años, sumado a las incontables riquezas que había heredado de sus progenitores, los catapultaron casi a la cima de la pirámide social.
Escucho atentamente cada palabra que dice, pese a que a cada nada hace una pausa, antes de continuar.
—También tenían un hijo ¿sabes? Un pequeño que era bastante reservado y algo torpe; casi puedo verlo, con sus feas gafas gigantes y su ropa elegante—. Dice y una sonrisa suave tira de mis labios, al imaginarme la imagen en mi mente.
—Apuesto a que era adorable.— Digo apartando un mechón de cabello de su frente y se voltea dejando la cabeza sobre mis piernas y con los ojos cerrados, mueve mi mano para que le toque el cabello que le cae sobre de la frente.
—Ojala sus padres hubiesen pensado como tu. Pero no, ellos lo creían débil, frágil y torpe. No era como ellos y eso les molestaba. En especial cuando querían utilizarlo para cosas como medirse con una familia a la que silenciosamente consideraban rival, obligándolo asi a competir con su unico amigo.
Junto el ceño y el nombre de mi hermano baila en la punta de mi lengua con la pregunta, pero decido callar y dejarlo seguir.
—Los padres del chico no toleraban ser inferiores a nadie, y por muy ricos y prestigiosos que fueran ante los ojos de su círculo social, incluso allí hay niveles. Y ellos no estaban por encima de los Ivanov. De hecho nadie en Rusia lo esta. Así que su sentido de competitividad no tenía razón de ser, pero aún así, obligaban a su único hijo a competir con su mejor amigo.—Suspira— Todo lo convertían en competencia, deportes, artes, ciencias, todo. Y créeme cuando te digo que el lo intento; no porque quisiera hacerlo, el chico le agradaba, de hecho era un buen amigo, pero no quería decepcionar a sus padres, no quería que lo miraran como si no fuera nada, pero para desgracia suya, así que en cada competencia siempre se esforzaba hasta el final por ganar, pero aquel chico de ojos azules y cabello rubio era bueno en todo lo que hacía, muy bueno, más que el y siempre acababa por ganarle. Así que sus padres empezaron a castigarlo para "motivarlo", pero eso tampoco funciono, el chico siguió perdiendo ante su implacable adversario, quien era ajeno a lo que le ocurría a su amigo, cuando regresaba a su hogar luego de cada evento en el que salía perdedor.
Trago saliva cuando junta el ceño con los ojos cerrados y suspira cuando deslizo mi dedo índice por su frente, delineando la marcada línea entre sus cejas.
—Primero comenzaron los golpes, ya sabes, nada grave, un coscorrón por aquí, una bofetada por allá. Nada que dejara marcas, claro. Guardar las apariencias siempre era importante.
Los ojos se me empañan mientras sigue hablando. Creía que los padres de Lev lo amaban, nunca jamás se me cruzo por la cabeza que fueran capaces de lastimarlo.
—Con el pasar del tiempo, las cosas empeoraron. —Sigue hablando— El prestigioso y alabado, hombre de negocios que tanto se pavoneaba frente a la gente, no era mas que un borracho quien en privado golpeaba a su esposa y a su hijo. Y la mujer no era mejor, llena de ira empezó a descargar su frustración con su hijo y también empezó a golpearlo. Sus padres vivían frustrados y al parecer también se habían involucrado en negocios turbios, que aquel inocente no comprendía. Las palizas se convirtieron en algo cotidiano, a veces una taza rota desencadenaba la ira de la mujer a la que el llamaba mamá, en otras simplemente no había razón, solo sucedía. Así fue hasta que un día de la nada, se detuvieron y el no pudo sentir más que un inmenso alivio.
—¿Entonces... al fin lo dejaron en paz?— Pregunto, cuando al fin logro pasar el gran nudo en mi garganta.
—Eso creyó el. Pero no, solo comenzaba su verdadero calvario. Gente extraña empezó a visitar su casa, mujeres y hombres, gente que con solo verla despertaba el temor innato en aquel chico que cuando observaba a las personas llegar, corría y se escondía en la recamara de su Nana. Una joven mujer que habían contratado para que se hiciera cargo de el, cuando sus padres viajaban. —Dice tras una pausa— Su nombre era Clara
—Es un bonito nombre.— Digo tratando de suavizar el ambiente, para que no se detenga.
—Si... y era amable, ella era la única que trataba a ese pequeño como a una persona. No le gritaba, no lo golpeaba y le leía cuentos en la noche, y le regalaba dulces solo para verlo sonreír, cuando el asustado se colaba en su habitación, temeroso de ser sacado de su cama en la madrugada. Ella era pura y buena. Y aunque no encajaba en aquel lugar, se quedó. Estoy seguro que ese chiquillo no entendió nunca el porque, pero yo si lo comprendo.
—Ella quería protegerlo.—Susurro y asiente.
—Al menos... lo intento.
Se corta y entrelaza los dedos de sus manos apretándolos sobre su abdomen. Las palabras parecieron atorarse en su garganta, hasta que se aclaro la voz, me observo un segundo y luego apartó la vista otra vez, enfocándose en un punto de la pared.
—Te advertí que era una historia horrible —murmuró al ver mis ojos empañados por la lágrimas, y su voz tembló como una cuerda floja a punto de romperse.
—Estoy bien, quiero seguir escuchando hasta el final. —Respondí y soltó un suspiro, luego se hizo un silencio momentáneo, pero al fin tras un instante prosiguió.
—Esa casa... no era un lugar seguro para nadie. Y ella por intentar protegerlo a el, lo descubrió demasiado tarde.
La habitación pareció encogerse. Y sentí todo el peso de su pasado en cada palabra que salía de su boca, un peso que había cargado el solo durante años y que ahora compartía conmigo. Tome aire, en un gran aliento que fue más un intento por ahogar las lágrimas que amenazaban con escaparse de mis ojos, que cualquier otra cosa.
—La primera noche que fueron por el, y comenzaron a tocarlo, no lo entendió. El creyó que estaba bien, que sus padres estaban cambiando y que ahora lo querían. ¿Por qué más lo dejarían compartir con sus nuevos amigos si no? —Bufo mientras las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas. «No puede ser verdad, no pueden haber hecho lo que creo.»
—Lev... ¿Alguien...
—No. —Me corta— No paso lo que tú crees, nadie lo abuso, no de la forma en que piensas, pero si le hicieron otras cosas. Cosas que el no comprendió. Solo sabía que no debía llorar ni negarse o sus padres se molestarían y lo castigarían.
—Las marcas... — Susurro mirando su pecho y asiente sin abrir los ojos.
—Son solo recuerdos de algunas de las visitas que recibían. Imagina ser sometido al toque de toda una horda de monstruos depravados, con sed de más y mas oscuridad. Con ansias de dañar y corromper a almas puras, por puro placer. ¿Puedes imaginar tal nivel de maldad? —Las lágrimas no paran de recorrer mi rostro pese a que intento detenerlas y siento que el corazón se me rompe con cada palabra que abandona sus labios.— Los detalles, son innombrables Kat, pero créeme, estoy seguro de que con cada golpe, cada corte y cada quemadura o toque inapropiado el ansiaba dejar de existir. En especial cuando quienes debían cuidar de el y evitar que esos monstruos lo hirieran eran quienes mas daño le ocasionaban.
—Eran unos malditos enfermos depravados.— Las palabras salen en un susurro cargado de furia, cuando escapan de mis labios con tanta ira, que casi no logro contenerla en el cuerpo.
Pero Lev no responde, solo permanece en silencio un momento, como si intentará recordar. Mientras mi cabeza y mi ser luchan por comprender como alguien puede hacerle tanto daño a su propio hijo, y como existen personas capaces de torturar de tal forma, a un inocente por puro placer.
—Pero hubo una noche en particular, que lo marco incluso más que cualquier herida física— Dice y aprieta el ceño, deslizando la lengua entre sus labios secos.— La noche en que acabaron por arrebatarle lo único bueno que le quedaba en la vida.
La voz se le quiebra y veo la lucha en su rostro, cuando se obliga a seguir hablando, como si al fin necesitara sacarlo todo de su sistema.
—Como cada semana, esas personas habían llegado, la música resonaba desde la planta inferior y supo que debía esconderse antes de que vinieran por el. Así que intento alejarse y escabullirse para evitar lo inevitable, pero cuando recorría uno de los pasillos, con dirección a la casa de servicio donde vivía su Nana en otro extremo se la propiedad, su progenitora lo atrapo intentando escapar, y enfureció tanto que lo arrastró al sótano y lo encerró en un viejo baúl de madera donde lo encerraban cuando se portaba mal.
Mientras lo escucho, analizo sus palabras con el corazón acelerado y ese dolor en mi pecho que casi no me deja respirar, mientras recuerdo que Lev detesta los lugares cerrados, los aviones y los espacios reducidos, e incluso ahora mismo, la puerta del dormitorio permanece abierta.
—Cuando lo encerraban allí, tardaban incluso un día entero o hasta dos, en dejarlo salir. Y cuando al fin lo sacaban, volvían a castigarlo por haberse hecho sus necesidades encima. —Bufa y aprieta sus manos, por lo cual coloco la mía sobre una de ellas y el entrelaza nuestros dedos. Esa vez fue diferente.
Guarda silencio y no lo presiono para que siga hablando, acaricio su rostro y su cabello, mientras contengo todo lo que tengo dentro en este momento, la ira, el rencor y el miedo. Creí que soportaría escucharlo, pero está siendo extremadamente difícil hacerlo. He amado a Lev desde que tengo uso de razón y aunque creía conocerlo, ahora me doy cuenta que en realidad no sabía nada de el, ni de todo lo que ha sufrido, nada. El ha cargado solo con todo ese dolor, por años.
***
Bellas ¿como están? Aquí llegamos con la parte 1 del capítulo 30, intentaré subir la segunda parte hoy, ya que el próximo viernes no podre subir capitulo.
Los traumas de Lev no terminan aquí, mi niño aún tiene algo más doloroso por contar. 😔
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