capitulo 29
Capitulo 29
"Dice estar muerto pero llora con ciertas canciones y se conmueve al filo de un libro. Él no está muerto, sólo está infinitamente roto".
"Anónimo."
Kat:
Me remuevo aún adormilada hasta que el sonido de las gotas azotado el vidrio de la ventana seguido de un fuerte estruendo de un rayo que cae en la lejano me despierta y noto que fuera se ha desatado una fuerte tormenta. Suspirando volteo sobre mi espalda en dirección al hombre a mi lado y mi ceño se junta cuando lo escucho jadear, con una mueca de dolor en los labios. Sus ojos están cerrados, pero mantiene un profundo y fruncido ceño marcado en su frente, mientras conserva una expresión adolorida, como si algo estuviera haciéndole mucho daño. Me siento de inmediato en la cama y lo miro detallando el sudor que recorre su frente y como su respiración agitada hace que su pecho desnudo suba y baje cada vez con mayor agresividad.
Extiendo mi mano y con suavidad, le aparto el cabello húmedo de la frente con mis dedos pero cuando lo toco, con brusquedad voltea el rostro hacia el otro lado, apartándose de mi.
—¡No me toques! —Gruñe entre dientes, en lo que asumo es una pesadilla.
Se mueve de un lado al otro sobre el colchón como si intentará apartarse de algo o de alguien y por alguna extraña razón, me siento nerviosa al verlo así. Lev siempre ha sido una máscara de hielo impenetrable, e incluso intimidante para la mayoría, verlo en este estado no es normal.
—No me... toques, por favor, ya déjenme en paz.— Jadea moviendo la cabeza, con la mandíbula tan apretada que las venas de su cuello resaltan hacia afuera.
—Cariño... despierta. — Intento despertarlo, pero no lo consigo.
Despertar a una persona cuando tiene pesadillas es no algo que se deba tomar a la ligera, así que trato de lo sobresaltarlo más, mientras extiendo mi mano para tocar su rostro.
—Lev...
Mis dedos a penas logran rozar su mejilla cuando se aparta como si mi toque le doliera.
—¡Que no!—Grita removiéndose sobre el colchón.— Ya no quiero, seré bueno, seré bueno, por favor...
—Hey hey... Tranquilo cariño , soy yo.
Intento tocarlo otra vez, pero me aparta de un feroz manotazo, que me toma por sorpresa, el sudor sigue recorriéndole la frente y sus ojos permanecen cerrados con esa mueca de disgusto en su rostro.
—Cariño... despierta soy yo, Kat.—Susurro y esta vez alcanzo a tocar su rostro, y deslizar la palma de mi mano por su mejilla.
—¿Kat?— Pregunta incorporándose de golpe con la respiración tan entrecortada que temo este por un ataque al corazón. Pasando saliva lo miro y asiento afirmativamente buscando sus ojos que no me miran en cambio mantiene la mirada perdida en la nada, intentando controlar su respiración.
—Si, cariño, mírame, soy yo. —le aparto con mis dedos las gotas de humedad de la frente y peino su cabello hacia atrás, cuando fija su mirada aún desencajada y desorientada en mi y le sonrío para tranquilizarlo, acariciando su rostro- Tuviste una pesadilla, intentaba despertarte y no quería asustarte, por...
Las palabras quedan a medias cuando de pronto y sin ningún tipo de explicación, se abalanza sobre mi y me estrecha entre sus brazos, sumergiendo su rostro en la curva de mi cuello, en dónde deja salir una fuerte exhalación que me eriza la piel y me hiela la columna.
Porque está mal, algo está muy mal, todo el cuerpo le tiembla, y sus hombros suben y bajan con las respiraciones aceleradas que suelta, y preocupada en un intento por consolarlo, le acaricio suavemente la espalda con la mano, mientras dejo que me estruje con fuerza entre sus brazos. Lev es un hombre fuerte y valiente, nunca antes lo había visto así, tan alterado y susceptible, por lo cual ni siquiera se cuál es la forma correcta en la que debería reaccionar, así que solo me limito a abrazarlo y besar su hombro, mientras la preocupación sigue aumentando y expandiéndose por todo mi pecho, haciendo latir con violencia mi corazón; porque es imposible que una simple pesadilla pueda causar que despierte en este estado, no alguien como el.
—Lo siento. — Susurra con el rostro oculto aún en la curva de mi cuello.
—No pasa nada. Solo fue un mal sueño. — Le digo sin dejar de acariciarle el cabello.
Pasa un largo rato en silencio abrazándome, mientras le acaricio el cabello, sin decir nada en medio de la oscuridad de la habitación. Por un momento creo que se ha quedado dormido, pero lo escucho suspirar hasta que se aparta recostándose nuevamente en la almohada.
Toma mi mano y no necesita pedirlo, sus ojos hablan por si mismos cuando me miran y entonces me acomodo a su lado, pero en lugar de dejar que el me acurruque sobre su pecho, lo atraigo hacia el mío, dejando que su cabeza descanse sobre mi pecho, mientras peino su cabello con mis dedos y el me envuelve la cintura con su brazo, dejando salir un largo suspiro, son decir una palabra.
—Siento haberte despertado.— Dice y aunque en la posición en la que se encuentra no me ve, sacudo la cabeza en negación.
—No lo hiciste.— respondo sin detener el movimiento de mi mano— ¿Quieres hablar?
—Estoy bien. —Susurra.— Estoy bien.—Vuelve a repetir casi en un susurro tan inaudible que casi juraría que lo he imaginado y mi ceño se junta.
—No estás bien amor.— Digo y suspiro— No se que es lo que te atormenta, pero parecidas sufrir por ello. Confía en mi.— Pido y aguardo un momento en silencio, pero no me responde.
Sigo recorriendo su cabello entre mis dedos y lo siento suspirar con fuerza, mientras su pulgar acaricia mi espalda por debajo de la tela de la camiseta que llevo puesta.
—La cicatriz.— Musito antes de dejar salir un suspiro— antes preguntaste por la cicatriz de mi pecho, me la hicieron el día que nos atacaron a mamá y a mi en el centro comercial.— Explico tragando saliva cuando el recuerdo regresa.
Lo que pasó es algo que solo Sasha y yo sabemos con exactitud y pese a que me gustaría mantener el secreto, conservo la esperanza de que si me abro con Lev, el también lo haga conmigo. Así que suspiro y sigo.
—Los hombres que nos atacaron aquella vez, me asustaron mucho, ¿Recuerdas que no salí de mi habitación por dos días?— Digo y resopla.
—Como olvidarlo.—responde— Estaba tan jodidamente preocupado por ti, que no me aparte de tu ventana por tres noches, temiendo que algo peor te pudiese pasar. —Confiesa.
Y a decir verdad, no me sorprende, en varias oportunidades he encontrado a Lev cuidándome desde la distancia, aunque el creyera que no lo veía, y puede que en ocasiones no lo viera, pero siempre podía sentirlo allí, observando y el saber que estaba allí, me hacía sentir segura.
—No paso.— Le aclaro— pero por poco si pasa.— Confieso y se endereza de golpe para mirarme con desconcierto.
—¿Qué?
La preocupación brilla en sus ojos, y acaricio su rostro antes de asentir, y deslizar mi mano hacia mi pecho, apartando la tela del escote enseñando la delgada, pero larga cicatriz en mi piel.
—Uno de ellos quería abusar de mi Lev. No pudo hacerlo, pero si me tocó, y no pude hacer nada para evitarlo, era más grande que yo y me costó entender que lo que pasó no fue mi culpa, pero me obligue a no dejar que eso me robara mi vida. — Clavo la mirada en la suya y puedo ver el odio creciendo en ella, cuando tensa la mandíbula, que recorro con mis dedos en un vago intento por suavizarla. —Me negué a vivir con miedo, pese a que lo sentí, muchas veces.
—No puede ser... tu dijiste que... —Niega con la cabeza y aparta la mirada dolida, un instante apartando con suavidad mi mano de su rostro.—¿Me mentiste? —Susurra incrédulo cuando vuelve a mirarme y asiento.
—Lo hice. —Acepto— Lo hice porque sentí tanta pena por lo que pasó, que temía que me vieras diferente si sabías. Tenía demasiada vergüenza y no quería que lo supieras, así que no te lo dije.
—¿Sasha lo sabe?
—El lo sabe. Pero no te enfades con el, yo le suplique que no te lo dijera, y el prometió que se encargaría de hacerlos pagar. No lo entendí entonces a qué se refería, pero a juzgar por lo que conozco hoy de mi hermano, asumo que no acabo bien para ellos. —Digo y suspira pasando una mano por su cara, antes de mirarme.
—Dios, pequeña... —sujeta mi nuca acercando mi frente a la suya y cierro los ojos-. Debiste decirme. Siempre puedes confiar en mi, creí que no nos guardamos secretos Kat.
—Mis secretos no son nada en comparación con los tuyos. —Contraataco y por un instante se tensa antes de suspirar, besar suavemente mis labios para posteriormente volver a buscar mis ojos.
—Júrame que no lograron hacerte nada. Que no... hay mas secretos amor, júramelo. — Su voz suena gruesa con la súplica que sale de sus labios y asiento lento.
—Lo juro, no lo hicieron. Uno de ellos se negó a dejarme sola con el otro sujeto y le exigió que se adhiriera al plan y nada más, supongo que eso fue lo que le enfureció y como recordatorio me hizo esto. —toco esa zona en mi pecho y Lev mira en esa dirección antes de volver a mis ojos y observarme un instante para luego sujetar mi nuca otra vez y jalarme hacia el para besarme.
—Debiste decirme. —Susurra sobre mis labios y asiento dándole la razón.
—Lo se. Debí hacerlo, porque confiaba en ti. Pero no lo hice por verguenza y me llevo mucho tiempo olvidarme de eso. Tal vez si lo hubiese hablado más, hubiese sido más fácil superarlo, pero el pasado es eso, pasado y ya lo he superado. No quiero que te pase lo mismo Lev, así que como tú me pides que confíe en ti, yo te pido que lo hagas tu conmigo así que espero que cuando te sientas preparado, me cuentes tu historia. —acaricio su mejilla y me sostiene la mirada, recorriendo mi rostro con sus dedos, que trazan un suave recorrido que acaba en mis labios.
—Eres tan perfecta... —Susurra observando mi boca, la cual recorre con sus dedos.
—No soy perfecta, es solo que te amo y quiero cuidar de ti, de la misma forma en la que tú cuidas de mi. —Respondo y dejo un suave beso sobre sus labios acunando su rostro entre mis manos. El corresponde mientras me besa con extrema suavidad, hasta que vuelve a separarse y se recuesta sobre mi pecho otra vez.
—¿Crees en los monstruos amor?—Susurra y cuando el recuerdo de la mirada de quien me atacó en el centro comercial años atrás y la imagen del hombre que se abalanzo sobre mi horas antes cuando intentaron asesinarme viene a mi mente, suspiro.
—Si.— Respondo sin dejar de deslizar mis dedos en su cabello.
—¿Quieres escuchar una historia?—Pregunta con la cabeza sobre mi pecho y hago una pausa en el movimiento de mi mano, hasta que empiezo a acariciar su cabello nuevamente, cuando comprendo lo que intenta decir.
—Si, si quiero.
—Pero está, no es una historia como las que te gustan leer a ti. No hay héroes ni final feliz, Solo villanos.— Dice y trago saliva escuchando con atención— Esta es la historia de como la inocencia muere y la oscuridad toma vida, es la historia de como se crea un monstruo Kat.— Responde y vuelvo a pasar saliva antes de forzarme a responder.
—No me importa. Quiero escucharla. —Respondo, pese a que sospecho que lo que está por confesar, me dolerá hasta lo mas profundo de mi alma.
***
Buenas, buenas mis niñas hermosas. Aquí he llegado con otro capitulo.
Preparen pañuelos para lo que se viene, este capiulo está dividido en dos partes.
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