capitulo 26
Capitulo 26
Kat:
—¿A dónde vas con tanta prisa?—Pregunta mamá y me volteo en su dirección, sin borrar la tonta sonrisa que ha permanecido en mi rostro, toda la semana, desde que oficialmente soy la prometida de Lev.
—Lev y yo tendremos una... cita en la noche. —Respondo buscando las llaves de uno de los coches de papá en el bolso. —Pensaba pasar por el salón de belleza y tal vez, luego mi vieja universidad.
Lev dijo que no interferiría en mis planes y que si mis deseos eran permanecer en los Ángeles, el podría acompañarme. Admito que me tomo por sorpresa. El detesta viajar, y en especial los espacios cerrados, por lo cual asumo que la parte de pasarse horas encerrado en un avión, no es de sus pasa tiempos favoritos. Y solo lo hace cuando se trata de trabajo, pero aún así, todo lo que ha ocurrido últimamente me ha hecho replantearme muchas cosas y he tomado una decisión.
—¿Obtuviste la cita con la decana? —Mamá explaya sus ojos café, mirándome con incredulidad y asiento sonriente.
La mujer estaba indecisa en si recibirme o no, y tuve que recurrir a un método al que no me gusta tanto recurrir, « mi apellido.» Nadie puede culparme, para ocasiones desesperadas, se necesitan medidas desesperadas. Y se que si la decana me da solo diez minutos de su tiempo, va a amar, tanto como yo el proyecto que tengo para proponer. Después de todo, ¿quien sería capaz de no solo patrocinar todo una academia de danza, si no que invertir el capital para crearla desde cero, incluido una remodelación total, del viejo y abandonado teatro de la universidad? ¿Y que pido a cambio? Que se me permita ejercer como profesora cuando obtenga mi título en unos meses.
—Sabes que nunca me detengo cuando quiero algo.-Me río cuando al fin encuentro las llaves del coche y la carpeta con mis notas y planos de remodelación. —Así que planteare mi propuesta y si aceptan, tras aprobar los dos exámenes que me faltan, seré elegible para patrocinar una nueva disciplina en la universidad de danza de Moscú.
—Y planeas que esa nueva disciplina, sea la danza en tela. —Complementa mamá y asiento.
Una de las razones por las que también acepte irme un tiempo a Los Ángeles, fue porque allí si podría estudiar lo que me gusta, que es la danza y acrobacia en tela. En Moscú no es catalogada en si misma, como una disciplina, pero planeo ser quien cambie eso.
—Esa es mi niña testaruda.— Me abraza y besa mi cabeza, mientras correspondo rodeándola con mis brazos.
—Soy tu hija después de todo. ¿Qué esperabas? — Me rio y ella también lo hace.
—Lo eres mi vida. Y estoy muy orgullosa de ti.— Besa mi cabeza otra vez y levanto la cabeza para besar su mejilla, haciendo que se ría cuando vuelvo a besarla una y otra vez.
—Te amo mamá. —Saludo con la mano y me apresuro a la salida cuando la siento seguirme, con sus tacones resonando tras mi espalda.
—¡Cariño, espera! Dimitri no está en casa, el y Mikhael están en una reunión de trabajo en Tula, le pediré a uno de los muchachos que te acompañe.
—Mamá... no es necesario. No tardaré. Y usaré uno de los autos nuevas de papá.
—Cariño...
Ella insiste y el recuerdo de las palabras de Lev vienen a mi mente
"Hay gente mala, gente muy mala que ha esperado demasiado por esto, por encontrarme una debilidad y esa eres tu." Suspiro dejando caer mis hombros y asiento.
—Bien... —Musito y la sigo cuando se adelanta hacia el jardín.
Varios de los escoltas del recinto están deambulando de aquí para allá, haciendo sus deberes y recorridas, cuando mamá se adelanta y se acerca a los chicos a los que custodian la entrada. Desde aquí no escucho nada de lo que les dice, pero sea lo que sea, que diga, cuando ella les habla, me miran de inmediato, por lo cual les dedico un saludo con la mano. Reconozco a uno de ellos y me alegro de que sea quien camina con mamá en mi dirección mientras asiente a lo que sea que ella le diga.
—Señorita. —Saluda y asiento.
—Hola, Yury.
El chico es amable y discreto, aunque también es un excelente soldado, y agradezco que mamá lo haya enviado a el y no a otro de los hombres que parecen mercenarios salidos de escuadrón suicida. Quiero ser bien vista por la decana y llegar allí con una caravana de hombres con cara de asesinos en serie, probablemente no daría una buena primera impresión.
Ambos caminamos hacia uno de los coches del Pakhan y cuando Yury se acerca a la puerta del conductor, me adelanto atravesándome en medio.
—Olvídalo.— Le advierto con una sonrisa divertida, cruzando los brazos sobre mi pecho.—Yo conduzco.
Me mira y parpadea atónito, luego ve el coche y nuevamente a mi, como si dudará sobre como reaccionar ante la demanda.
—Es el nuevo bebé de papá, si lo chocas o lo rayas, a ti, probablemente te asesinen, o te disparen, en cambio a mi...
Dejo las palabras al aire y sonrío enseñándole las llaves de forma juguetona. Puedo ver como el hombre medio sonríe y luego asiente dirigiéndose hacia el lado del acompañante. Subo al Rolls Royce Gosth blanco de papá, mientras que el escolta, se acomoda en el asiento del acompañante, mirando con desconfianza mis manos sobre el volante. «Es insultante su clara falta de fe en mis habilidades como conductor.» Pero da igual, no hay forma de que lo deje conducir el nuevo bebé de papá, incluso yo misma corro riesgo de morir, si se entera que me lo he llevado, incluso antes de que el lo pruebe. Así que pienso cuidar muy bien de el y devolverlo sin un solo rayón.
—Señorita... ¿está segura de querer usar este auto?—Pregunta el chico a mi lado y sonrío-Puedo ir por otro de los coches y llevarla a dónde desee.
—Te lo agradezco, pero definitivamente quiero conducir este.— Digo acariciando el cuero del volante.
Yuri no responde, y cuando enciendo el motor que ruge cual animal salvaje, por el rabillo del ojo veo al chico que se coloca de prisa el cinturón se seguridad haciendo que sonría y pise el acelerador.
Minutos después de dejar la mansión, nos adentramos a la carretera y bajo el vidrio para que la brisa fresca me de en la cara. El clima es bastante cálido para a penas ser primavera, pero de igual forma, me encanta. Amo estar en Moscú, amo estar cerca de mi familia y definitivamente amo saber que seré la futura esposa de Lev y que realmente el me ama.
Sonrío y desplazo la mirada hacia el chico a mi lado, que no se ha movido ni abierto la boca desde que dejamos la propiedad. Por lo cual enarco una ceja observando como mira todo a nuestro alrededor y presiona el botón en el tablero para subir las ventanillas otra vez, como si alguien pudiese saltar de algún coche fuera y colarse por nuestras ventanas.
—¿Todo esta en orden? Luces tenso.— Digo y me mira acomodándose la corbata del traje antes de aclararse la garganta.
—Si. Es decir, todo en orden.
Su respuesta es tajante y seca lo cual me sorprende, parece nervioso y a decir verdad está sudando.
—Oye... ¿Te sientes bien? Solo es un coche y...
—Lo lamento señorita, pero no es el coche lo que me preocupa.
—¿Entonces?
—Es usted. Es decir... no usted, si no, el hecho de ser el responsable de la seguridad de la hija del Pakhan, y la prometida del sicario más letal de la organización me tiene algo nervioso. Me cuestiono si debí traer más personal con nosotros. —Explica y casi siento compasión por el.
—¿Más personal? ¿Como una caravana o algo así?—Me rio— No es para tanto, no soy la reina de Inglaterra.
Me observa un instante y medio sonríe cuando yo lo hago enseñando mis dientes de forma demasiado exagerada.
—Si... tiene razón. —Dice y asiento.
—Solo serán un par de horas y regresaremos sanos y salvos.—Le digo— Prometo ser puntual y en cuanto termine mis deberes, regresamos directo a casa.
Asiente y vuelvo la mirada a la carretera, es entendible la presión que siente. En ocasiones olvido lo temibles que pueden ser papá, Lev y Sasha. Para mí ellos son mi familia y no los veo de otra forma. Por lo cual tiendo a olvidar como son cuando se molestan.
Suspiro dejando salir el aire de mía pulmones y giro en la primera salida de la autopista en dirección a una zona menos transitada. El verde de las praderas es todo lo que nos rodean cuando nos recibe y tomo la calle desolada que me aleja de los demás vehículos.
Yuri parece más tranquilo cuando tomo el atajo, que me aleja de la autopista, este recorrido es algo más largo, pero probablemente sea más seguro y discreto. Sigo avanzando cuando de pronto el guardia a mi lado se pone rígido y empieza a mirar por el espejo retrovisor. Abro muy grande los ojos cuando lo veo sacar el arma del cinturón y de inmediato observo por el espejo, notando la camioneta Mercedes blanca que se acerca a gran velocidad, Yury amartilla el arma y se prepara para disparar, la camioneta acelera y la nube de polvo que levanta nos cubre cuando pasa a nuestro lado rebasándonos.
—Enserio hombre, cálmate. Vas a matarme. — suspiro cuando el alma me vuelve al cuerpo al ver que la camioneta ha seguido su camino.
—Lo siento, No quería asustarla.—Responde y baja el vidrio de su lado, mientras guarda el arma nuevamente en el cinturón de sus pantalones.
Estoy a punto de hablar, cuando el sonido de un vehículo acelerando me pone alerta y no me da tiempo a reaccionar, cuando me enviaste salvajemente desde atrás. Un chillido de horror se me escapa, una motocicleta se coloca a un lado de la ventana de Yury, y este saca su arma pero no logra disparar a tiempo ya que el motociclista es más rápido le dispara sin piedad, obligándolo a cubrirse.
—¡Abajo!—Me ordena y bajo la cabeza, sin dejar de acelerar. El escolta dispara y desde el otro lado las balas resuenan en respuesta.
Yury maldice y yo no hago más que temblar y acelerar, intentando alejarnos del peligro, el corazón me late a toda prisa, pero no puedo pensar en nada, mientras la furgo negra que nos sigue, vuelve a chocar la parte de atrás de mi coche.
—¡Hijo de perra!— Protesto molesta, mientas el escolta sigue disparando.
—No te detengas, pase lo que pase, no detengas el coche.— grita el hombre a mi lado.
La motocicleta se posiciona junto a su ventanilla del chico que dispara en dirección a la furgoneta que pretendía volver a chocarnos, y no me da tiempo a advertirle nada, cuando el disparo resuena y la sangre me salpica la cara, en el momento en el que el escolta recibe un disparo en la cabeza y su cuerpo azota inerte sobre el asiento.
—¡Yury!— Un sollozo se me escapa y aterrada piso el acelerador.
Intento toma su arma, pero ha caído bajo el asiento y aunque me inclino intentando tomarla, desde mi sitio es imposible alcanzarla, en especial cuando vuelven a atropellarme desde atrás. La motocicleta merodea de un lado a otro y no le permito que se acerque a mi ventanilla, moviendo mi coche en zigzag, evitando que se me acerque. Vuelven a golpearme y me aferro con ambas manos al volante, sin dejar de acelerar. El motociclista que sostiene el arma en la mano se me acerca y esta vez no me da oportunidad de evadirlo, mi mente viaja a velocidad de la luz y vuelvo a mirar el cuerpo sin vida de Yury a mi lado. Desplazo la mirada al espejo a mi lado y por el, veo el casco negro que se acerca a gran velocidad a mi ventanilla, por lo que me veo obligada a hacer una maniobra brusca con el volante, empujando la camioneta sobre el conductor de la moto, que acaba derrapando cuando logro embestirlo, haciendo que pierda el control de la motocicleta y acabe cayendo al suelo.
La furgoneta que me sigue, pasa por encima del cuerpo, pero ni así se detienen, en cambio un sujeto se asoma por un lado y abro los ojos como platos, cuando apuntan con un arma en mi dirección.
El primer disparo da en la parte de atrás de la camioneta, pero gracias al vidrio blindado la bala no logran más que astillarlo, vuelven a disparar y esta vez me arrancan uno de los espejos, cuando la bala lo destroza en pedazos, haciéndome soltar un grito de panico.
Desde detrás de la furgo que me sigue, un coche negro con vidrios polarizado emerge con una velocidad alarmante, que hace chillar las ruedas y una persona saca la mano enguantada con la que sostiene un arma y dispara a la furgoneta de la cual otro hombre se asoma y repele el ataque, mientras el que me disparaba, sigue disparando en mi dirección.
Los disparos no cesan y agacho la cabeza, pisando el acelerador a fondo, pero de pronto una explosión me hace soltar un grito, cuando uno de los neumáticos es alcanzado por las balas y pierdo el control del vehículo que se descarrila y acaba derrapando y girando con violencia sobre sus ruedas. Mi cuerpo es azotado contra la puerta y el techo sobre mi cabeza, hasta que impacta con un alambrado y termina enterrado en una zanja.
El impacto es feroz y mi cabeza es golpeada con fuerza, contra un lado de la puerta y aturdida me aferro al volante con ambas manos intentando estabilizarme, hasta que siento el liquido caliente que corre por un lado de mi frente. Parpadeo y llevo la mano a ese lugar de mi cabeza que arde y duele, y cuando vuelvo a mirar mi mano, está vez está manchada de sangre. La cabeza me duele, pero el olor a gasolina que siento me dicen que tengo que salir de aquí de inmediato.
Con el peso de mi cuerpo, empujo la puerta que chirría cuando se abre y como puedo, me arrastro fuera, en medio de vidrios rotos y el humo que sale del motor. Caigo sobre el césped y trato de alejarme lo más que puedo, pero el sonido de los neumáticos que se acercan me hacen alzar la mirada, la camioneta negra se detiene a varios metros y de ella saltan cuatro sujetos, encapuchados, sosteniendo armas largas.
—¡Ahora! ¡Ahora! Atrapen a esa zorra.
Uno de los extraños grita y en avalancha empiezan a correr hacia mi sitio, sin soltar las armas con las que me apuntan. El corazón me late a toda prisa y aterrada aprieto el collar en mi cuello, a mi lado encuentro una gran piedra y la tomo dispuesta a defenderme con ella, pero incluso en mi estado, soy consciente de que no es mucho lo que podré hacer con ella.
Las personas que se acercan a grandes zancadas cada vez están más cerca y me arrastro en la hierba, en busca de refugio, mientras trato de ponerme de pie. El lugar en el que estoy esta desolado, por lo cual pedir ayuda es imposible. La visión se me nubla y la cabeza me duele demasiado mientras veo en schock a lao hombres que se acercan apresurados hacia mi.
Pero de pronto uno de los sujetos cae el suelo, junto el ceño cuando los otros tres se ponen alerta y es entonces que el sonido de un disparo que está vez impacta en la cabeza de uno de los hombres, me hace gritar cuando el cuerpo azota el suelo. Dos aún siguen de pie y uno corre a mi sitio apuntándome con el arma, otro sujeto cae con un disparo en el pecho, pero su cómplice logra acercarse, su arma apunta a mi rostro y cuando da un paso mas hacia mi, sonríe, pero no logra acercarse ya que es tomado por detrás, y el hombre que lo sostiene, le estrella la cara contra el capo del coche a mi lado, y luego se voltea aturdido, sacude la cabeza y trata de enfrentarse al otro sujeto, pero con dos golpes lo mandan al suelo, luego es alzado en el aire por el enorme sujeto que lo toma del chaleco antibalas y lo azota sobre el suelo antes de enterrarle en la frente el cañón del arma, que se saca de la espalda con la que acaba soltando el disparo que le atraviesa el cráneo.
El hombre parece agitado mientras permanece de espaldas a mi, y alza la mirada en dirección a la furgoneta aun encendida, pero cuando toma el rifle que carga alistándose para disparar, el chófer acelera y sale chirriando las ruedas, y alejándose a toda velocidad.
Ni siquiera se que decir, la cabeza me duele y mi extraño salvador no dice nada, solo permanece de espaldas a mi, ahora tecleando algo en su teléfono, hasta que lo escucho suspirar y quitarse el pasa montañas rebelando su oscuro cabello negro.
—He... Gracias, me has salvado la vida—Musito con la voz aún entrecortada— ¿Tendrás un teléfono que pueda usar? El mío no está y...
Intento decir, mientras me pongo de pie, demasiado aturdida por lo que acaba de pasar y con la visión borrosa.
—No te levantes.
La voz de la persona que habla, me deja quieta y junto el ceño observando la espalda del hombre que lento comienza a voltear en mi dirección.
La piel se me pone de gallina cuando me encuentro con el azul de sus ojos y una expresión en su rostro, completamente diferente a la que estoy acostumbrada a verz desde hace dos años cuando lo conocí en la puerta de la universidad.
—No puede ser... ¿Jer?
Mi voz es casi un hilo, mientras detallo al chico de pie frente a mi. Se ve temible, implacable y peligroso. Ya no Lleva su uniforme del equipo de baloncesto de la universidad, en cambio lleva ropa táctica negra, un chaleco antibalas y del mismo color, al igual que un rifle Ar-15 cruzado en el pecho, en lugar de un balón.
—Hola preciosa.
Mi corazón bombea a mil por hora y las piernas me hormiguean, hasta el punto que fallan, haciendo que pierda el equilibrio, pero antes de tocar el suelo, Jeremy logra atraparme. Mi cabeza duele y los oídos me pita y siento unas enormes a ganas de llorar que no controlo cuando las lagrimas se me escapan rodando por mis mejillas.
—Lev...— Pido cuando siento que mi visión se oscurece.
—Tranquila, te tengo.
Son las ultimas palabras que logro escuchar, antes de que mi cuerpo ceda y todo se vuelva penumbras, cuando pierdo el conocimiento en brazos de mi amigo.
***
No que decir mis bellas, se armó...
¿Teorías? 👀
Lev se va a volver loco cuando sepa lo que pasó 😱
La niña súper feliz preparando todo para quedarse en Moscú 😭
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Me ayudan mucho si me siguen en mis redes y allí estaré subiendo adelantos y demás 🥹 Muchas gracias bellas.
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