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¿Cuánto tardaba en sanar un corazón roto?
No lo sabía, pero habían transcurrido dos meses con exactitud desde que terminé con mi novio y no comprendía cómo era que seguía viva, siendo que él había sido lo más importante en mi vida durante dos años.
—De amor nadie se muere, cariño—me había dicho mi madre cuando esa noche llegué a casa muriéndome de tristeza.
Lloré hasta el amanecer en sus brazos, pensando en lo culpable que yo era, por haberlo tratado mal por mis inseguridades y alejado sin miramientos en mis momentos de descontrol.
—Es bueno aceptar tu parte de culpa, Shady, pero él también es culpable. Si dices que Selim ya estaba conociendo a alguien más, entonces debió ser sincero contigo y no mentirte. Y siento que cuando él rompió contigo primero pensó que todo lo tenía solucionado y la culpabilidad pudo más y por eso te pidió volver.
—Debí haberlo rechazado y no darle la segunda oportunidad—sollocé—ahora yo quedé como la mala de la relación por haberlo dejado.
Mi madre me abrazó con fuerza y pronto me quedé dormida de tanto llorar.
A las dos semanas de terminar, descubrí que desde hacía un año él hizo cuentas alternas de redes sociales donde me tenía bloqueada y subió fotos con su nueva conquista. En esos terribles días pensé que moriría de tristeza, ya que el llanto constante no me dejaba comer, dormir y menos concentrarme en el trabajo porque aquellas eran las pruebas contundentes que mi intuición me decía a gritos de que algo andaba mal.
La elocuencia de sus palabras hizo que todos mis sentidos, emociones, sentimientos y corazón, quedaran impregnados de él, hasta llegar al punto de no saber qué hacer con mi vida tras su partida y ausencia.
Y pensar que yo, a promesa suya, era el amor de su vida y ahora no era más que un mal recuerdo para él o quizá nada, pero para mí, un tormento y agonía.
Olvidó lo de más de dos años en tan solo un segundo y sin razón aparente, dejándome con el corazón hecho pedazos, sufriendo por él, cuando él ya sufría por alguien más.
¿Por qué me autodestruía? Si ya no me amaba, ya no le importaba...
Incluso había escrito una publicación para ella en Instagram, en un idioma que él me enseñó, que salía en las películas de Star Wars, en las que decía que la amaba y por su inseguridad no se atrevía a decírselo y lo escribió en ese ficticio idioma porque nadie más sabía sobre eso. Y lamentablemente yo sí.
Le agradecí al cielo que me permitiera ser partícipe de esa humillación para poder dejar de stalkear sus movimientos desde una cuenta falsa y aceptar que ya no había nada más que hacer y que cualquier esperanza de regresar era nula.
Sesenta días exactamente pasaron y él nunca se dignó a buscarme, y ahí comprendí que su amor por mí llegó a su fin desde que estábamos juntos.
Me bloqueó de todas partes, incluso de los videojuegos como si todo hubiese sido culpa mía.
—La primera experiencia en el amor suele ser agridulce, cariño. Quédate con lo bueno y continua tu camino—me dijo mi madre cuando me hallaba buscando un nuevo empleo en la PC—si te sientes todavía mal por Selim, busca un trabajo lejos de aquí y atrévete a conocer gente nueva.
—No quiero dejarte sola, mamá—dije, leyendo distraídamente las postulaciones disponibles.
—Estaré bien—me aclaró, agarrándome del hombro y viendo la pantalla—quiero que elijas postularte a sitios que te gustaría conocer.
—¿Por qué? —alcé la cabeza para verla. Ella me miraba a los ojos con fijeza. No había rastro de su sonrisa conciliadora.
—Porque tu mundo no terminó cuando ese idiota te rompió el corazón, sino todo lo contrario. Y quiero que regrese tu brillo, Shady. Amas leer, escribir novelas, escuchar música y reír—dijo con severidad—y me niego a que continúes siendo un zombie por culpa de ese bastardo.
Reí ante sus palabras.
—Postúlate ahí—señaló una empresa vinícola en Italia y fruncí el ceño.
—No es mi rama profesional y además es en Italia, ¿cómo crees que me iré así sin más? Tampoco sé hablar italiano.
Mi teléfono comenzó a sonar y dejé a mi madre sola en la PC para ir a responder.
Tardé unos minutos hablando con la abuela y para cuando regresé, ella estaba sentada en la silla con una sonrisa de satisfacción en los labios.
—La abuela quiere que vayamos mañana a visitarla—dije, mirándola con los ojos estrechados— ¿a qué se debe esa sonrisa extraña?
—Nada, cariño, pero te he postulado para asistente personal del dueño de la empresa Gambino Vini en Linguaglossa, Catania, Sicilia en Italia.
Boquiabierta, tuve que sacudir la cabeza para procesar lo que acababa de decirme.
—¿Qué?
—Y no puedes revertirlo. Hecho está—me guiñó el ojo—voy a marcarle a tu abuela.
Perpleja, la observé marcharse y de inmediato traté de cancelar la postulación, pero fue imposible.
De pronto me tranquilicé porque las probabilidades de salir seleccionada por esa empresa eran del diez por ciento, por lo que le resté importancia.
Los días posteriores estuve demasiado ocupada tratando de no recaer en la tristeza como para revisar mi correo y fue hasta una semana después que me senté a revisar la bandeja de entrada y quedé paralizada al ver un mensaje en particular que estaba muy por debajo del resto, casi olvidado.
"ASUNTO: RECLUTAMIENTO ACEPTADO
Estimada señorita Shayden Nava:
Me complace informarle que ha salido seleccionada como la mejor candidata para el puesto de asistente de presidencia de Gambino Vini, empresa vinícola siciliana de la mejor calidad.
Le pedimos de la manera más atenta que se presente en dos semanas con nosotros para su entrevista presencial, los viáticos corren por nuestra cuenta al igual que su hospedaje y alimentos.
Le adjuntamos los documentos que debe presentar y responda a este correo cuando lo lea y demos por confirmada su asistencia..."
Vi la fecha y casi me atraganté con el café que estaba bebiendo.
Mi madre había salido a trabajar y estaba sola en la casa. No sabía si llamarle para darle la noticia o responder al correo. Mis nervios eran demasiados como para someterlos, así que primero le di respuesta al correo antes de que fuera tarde.
Al escribir, me temblaron los dedos.
"ASUNTO: UNA DISCULPA
Estimados encargados de la solicitud de trabajo de Gambino Vini:
Me atrevo a confesar que apenas he sido testigo del correo en cuestión porque llevo días sin meterme a revisar mi bandeja de entrada. Y les aseguro que estoy muy agradecida por esta oportunidad y dispuesta a trabajar con ustedes."
En cuanto envié la respuesta, quedé más aturdida. Deseé gritar de emoción y llamarle a... Selim.
Así como la emoción y felicidad llegó a mí, se fue de la misma manera en el instante que mi pensamiento evocó a mi exnovio. Era el colmo que continuara de manera inconsciente pensando en él cada que algo positivo me sucedía, ya que siempre había sido así.
Lo que más echaba de menos de Selim era su apoyo incondicional cuando le contaba todo. Él siempre estuvo ahí para mí y ahora mi corazón no entendía por qué todo había cambiado para siempre. Y cruelmente los recuerdos bellos que tuve a su lado se proyectaron en mi mente, poniéndome muy triste.
Para evitar hundirme en mi miseria, le marqué a una de mis mejores amigas para comentarle lo de mi postulación y me ayudara a dejar de sentirme mal porque fue de las que más me apoyó en mi ruptura.
—¡No lo puedo creer! ¡Eso es alucinante! —gritó, emocionada.
—Lo sé, pero...
—¿Por qué no te escucho feliz y totalmente extasiada? —preguntó con un tono que daba a entender que ya sabía que pasaba—Shayden...
—Escucha—me froté el puente de la nariz con las yemas de mis dedos—me autosaboteé de nuevo con respecto a Selim.
—¿Vas a darle también el mérito a Selim por la nueva oportunidad de trabajo?
—¿De qué hablas, Valerie? —fruncí el ceño.
Ella dejó escapar un resoplo de agobio.
—Yo sé que conociste a ese idiota cuando tu abuelo enfermó y falleció de cáncer—dijo duramente—y también porque nosotras nos distanciamos en ese momento. Selim fue tu hombro, lo comprendo, pero tienes que entender que el mérito de haber sabido llevar el luto es tuyo. ¡Por Dios, Shayden! También viviste lo mismo con tu tía años antes y supiste salir adelante sola. Ese imbécil no tiene por qué llevarse todo el crédito a tus logros—masculló, molesta—si has llegado a donde estás es por ti, no por él ni por nadie. Y ahora te prohibo que también le quieras dar tu momento feliz con lo de tu nuevo trabajo a un inútil bueno para nada que no tiene idea de lo que quiere en su vida. Disfruta esta nueva etapa, carajo, o me veré obligada a ir a golpear tu cabeza para ver si reaccionas.
Aquello sin duda me hizo reír entre lágrimas.
—Levanta la cabeza y ve por ese trabajo interesante en Sicilia. Esa oportunidad no se te va a presentar dos veces.
Gracias a su breve terapia, logré sentir alegría y emoción por lo que estaba sucediendo.
Conversamos un rato más hasta que tuvimos que colgar porque nuestra vida de adultas responsables no podían pagarse solas.
Vivir en Texas era tranquilo y siempre había querido ir a Las Vegas a perderme por una noche entera con Valerie, pero ella vivía en Dakota del Norte y no podíamos vernos seguido. Tenía en mente algún día invitarla y tener la mejor experiencia de nuestras vidas.
—Ya estoy en casa—anunció mi madre desde la puerta de entrada.
Llevaba cargando bolsas pesadas de compra y corrí a ayudarla.
La sonrisa de mi rostro era imposible de disimular y ella se percató de ello.
—Esa sonrisa... ¿de qué va? Espero no sea algo relacionado a Selim—se preocupó y rodé los ojos.
—Nada de eso—bufé—ahora ya no te diré nada.
—¡Cuéntame! —se sobresaltó.
Humedecí mis labios y deposité las bolsas en la mesa antes de volverme hacia ella.
—Me eligieron para la postulación...
—¡Sabía que lo harían! —me abrazó con fuerza, al borde de las lágrimas.
Sentir el llanto de ella por ese triunfo fue lo que me motivó a no defraudarla jamás y ser más sensata en todo.
Iba a ser la próxima asistente de un empresario italiano y tenía que dar todo de mí.
Sin embargo, esa misma noche, tuve un sueño extraño, en el que Selim estaba. Había dejado de soñar con él desde tiempo atrás y me sorprendió soñarlo nuevamente.
El sueño consistió en que supuestamente me había desbloqueado de WhatsApp y me mandaba mensajes, diciéndome todo lo que hizo en esos dos meses de contacto cero, viéndose de una manera grotesca.
Me desperté muy afectada y comencé a llorar. ¿Por qué cuando estaba sintiéndome bien, lo soñaba?
Le comenté a mi madre el sueño y dijo que tal vez por accidente me quedé pensando en él antes de dormir, lo cual no era cierto porque mi mente solo estuvo en mi viaje a Italia.
Y dos días después, para mi mala suerte, mi sueño resultó ser premonitorio.
Selim me había desbloqueado de WhatsApp.
Pero afortunadamente no me mandó ningún mensaje.
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