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EXTRA

El viento frío caló en su huesos. El delgado suéter que vestía no lo cubría como debía, así que se conformo con abrazarse a si mismo en busca de calor y contemplar el cielo oscuro.

Su corazón seguía latiendo frenéticamente, sus manos temblaban también. Respirando profundo, trató de tranquilizarse. Correr lo había agitado más de lo que pensó.

La reacción que tuvo hace unos instantes lo avergonzó, pero no lo sorprendió.

No era un niño que aún no lograba comprender sus emociones. Era un adulto consciente de cómo se sentía.

Y humano. A pesar de los otros factores en su cuerpo, todavía seguía siendo humano.

Uno tonto, por lo visto.

Y es que, el simple recuerdo le provocó un sonrojo fuerte, tanto que cerró los ojos y se esforzó en olvidarlo.

La pena calaba en sus huesos tanto como el viento.

Decidió sentarse en la roca donde estaba parado. A unos metros de el, un vacío al río lo acompañaba. Era una larga caída que lo rompería en miles de pedazitos, por lo que tuvo cuidado y se quedó lejos de la orilla de aquella gigantesca montaña que funcionaba con refugio angelical.

Remojo sus labios resecos con la lengua. Contra su voluntad, Taehyung revivió lo de hace unos momentos a todo color. El bochorno volviendo a escalar por su piel como una serpiente hambrienta.

Estuvo caminando en el elegante interior del refugio cuando una increíble arcángel de rasgos tan preciosos y cabellos rubios frente a Jungkook, ofreció abiertamente un cortejo entre ambos.

El doncel sabe que las arcángeles son tan atrevidas como los varones angelicales, a diferencia de las humanas. Así que la petición no fue inusual. Casi siempre, se hacía con testigos para que la noticia se esparciera rápidamente y se evitará conflictos "sentimentales", o en otras palabras, no se entrometieran en la futura pareja. De lo contrario, sería considerado ataque personal y les daba derecho a contratacar.

Personalmente, el doncel pensaba que aquello era una estupidez. La raza angelical si que amaba la guerra y buscaba cualquier excusa para pelear.

Y a pesar de que interrumpir directa o indirectamente la conversación de dos arcángeles era grosero y estúpido, eso no evito que Taehyung apretase los puños con tanta fuerza que rompió la taza de cerámica que sostenía, cosa que había olvidado. El sonido alertó a ambos seres poderosos y los angeles alrededor que al igual que el, observaban la escena. La única diferencia es que ellos la contemplaban fascinados.

El castaño, ciertamente, no lo estaba.

Fue tan notorio que todos lo vieron. El ceño fruncido, las mejillas rojas, la pobre taza en el piso y los celos en su mirada.

Cinco segundos después, a vista de todos, dio la vuelta con toda la dignidad posible y escapó de ahí a paso inseguro.

Tonto, tonto, tonto.

Sus brazos rodearon sus rodillas, poniendo la barbilla entre ellas. Deseó que Bae estuviera junto a él. Su bebé probablemente lo abrazaría con toda la fuerza que su cuerpecito tuviera y eso para el sería suficiente.

Pero Jimin lo había llevado a sus clases de vuelo, y no regresaría dentro de una hora. Su bonito Bae ya podía mantenerse por un largo tiempo en el aire. Trato de concentrarse en ese orgulloso logro.

No quería volver al refugio. Al menos hasta que se le pasara la vergüenza y fuera capaz de pretender que nadie vio su estúpida escena.

Cuando Jungkook volvió a su vida, aunque no sucedió al principio y fue una vez el doncel y su hijo se establecieron, Taehyung le dejo en claro que no habría ningún tipo de relación entre ellos por un tiempo, deteniendo la nube de amor que comenzaba a crearse al reencontrarse.

Quería todo fuera más... Sano. Y se diera naturalmente. No solo porque tenía un hijo en común. Quería comunicación, sobre todo.

No fue fácil. No cuando seguía sonrojandose a sus besos robados o disfrutaba su presencia como nunca. No cuando eran la hermosa familia que quiso desde que dio a luz a Bae.

Pero las cicatrices siguen ahí. No podían hacer como si todo lo que Taehyung había sufrido hubiese desaparecido.

Las discusiones comenzaron, y cuando su hijo los descubrió. Taehyung no soporto que los viese de esa forma.

El pasado no podía simplemente... Deshacerlo. Pese a que Jungkook lo deseará tanto.

El doncel tomó una decisión y fue que solo serían... Amigos. Jungkook no estuvo feliz con aquello, pero lo respetó. Más tarde cuando las aguas se calmaron y su amistad creció resolviendo los problemas, encontró su manera y empezó a conquistarlo nuevamente como el primer día.

O eso creyó Taehyung.

Por supuesto que, no tenía idea que estaba buscando un cortejo con alguien más. Por qué para que la preciosa arcángel pudiese venir al territorio de Jungkook tuvo que dar un motivo. Y sabiendo a qué venía, el arcángel la aceptó.

Apretando los labios, se pregunto si solo estuvo delirando durante esas semanas cuando encontraba una rosa frente a su puerta. Cuando Jungkook hacía tiempo en su apretada agenda para llevarlos a pasear al lago favorito de Bae y del doncel.

Cuando le susurraba adorables palabras que nadie más le creería si las contaba.

"... Tan dulce, suave y lindo como solo puedes serlo tu"

"Te bajaría cada una de esas estrellas que me pidas si solo me miras con esos ojos tuyos"

"... Tan mío, Taehyung. Eres tan mío"

Cursis líneas que lo hicieron suspirar enamorado.

Sin darse cuenta, una sonrisa estaba plasmada en su rostro. Con rapidez la quitó y de nuevo la incomodidad resurgió.

Tal vez habían sido solo muestras de su amistad y nada más.

Escuchó unas plumas revolotear, el viento a propósito desordeno su cabello y el familiar sonido de esas enormes alas se detuvo tras el.

Jungkook sabía cómo ocultar el sonido. No por nada sus sigilosas alas eran admiradas hasta por los más ancianos. El arcángel quería que Taehyung lo escuchará.

— Dime lo que quieres. Y te lo voy a dar.

El castaño negó con la cabeza sin voltear.

— Vete, Jungkook.

Claro que esté no hizo caso.

— Dime, amor.

— ¡No te entiendo! — No pudo contenerse más.

Posiblemente eran sus celos hablando. Esos tontos celos que odiaba.

El arcángel no contesto. Se acerco a el a pasos pesados hasta sentarse a su lado. La ala izquierda cubrió la espalda del doncel. Internamente, Taehyung lo agradeció, pues sirvió para quitarle el frío.

Las peligrosas plumas del arcángel lo acariciaron con suavidad.

El castaño bajo su tono de voz, arrepentido de haber gritado.

— N-no te entiendo, Jungkook. Tu, tu vienes, haces como si estuvieras... Estuvieras enamorado todavía de mi y luego...

— Lo estoy. ¿Cuando he dicho que no?

Taehyung mordisqueó su labio inferior. No tenía derecho. Le dijo que no quería una relación apresurada entre ellos y no podía enojarse por aquello. Maldición.

Negó con la cabeza, no quería seguir con el tema. Sus sentimientos eran contradictorios y no soportaba ese desastre.

— Olvídalo. Siento lo de hace rato, no se que...

— Te molesto que Chae me pidiera cortejarla, ¿no es así?

Cuando el doncel ladeó la cabeza hacía el pelinegro, notó la sonrisa egocéntrica. Resoplando, intento levantarse, pero la ala que lo cubría lo retuvo con su peso.

Nunca entendió como es que Jungkook podía soportar esos kilos en su espalda. Pero lo hacía. De alguna manera, era una características que consideraba atractiva, tontamente.

— No me molestó, ¿bien?, solo...

— La rechacé, Tae. Creo que ambos sabemos que te quiero a ti para estar a mi lado. Solo a ti, ¿que necesito hacer para que lo entiendas, cariño?

Taehyung se recargo en la piel emplumada y se encogió de hombros, exhausto.

— A veces... Ni yo sé lo que quiero. Algunas noches quisiera no haberte conocido, y en otras no sabes cómo lucho conmigo mismo para no correr hacia ti y besarte por horas.

Sintió el cuerpo de Jungkook inclinarse a el hasta que sus cabezas se tocaron. Beso su mejilla y luego su nariz despacio.

— Y lo entiendo, amor. No fui un buen hombre, y no creo serlo en un futuro. Pero estoy haciendo lo posible por serlo al menos un poquito por ti, por Bae, y por mi — Un suspiro salió de sus labios.— Te amo, Tae. No puedo remediar mis errores pero puedo mejorar el presente. Y te quiero conmigo, mil veces y más. Incluso si un día me dices que estás otra vez en cinta no voy a despegarme de ti hasta que des a luz y mucho después. También haremos del baño juntos. Cómo siameses.

El doncel soltó una risa baja, escondiendo la cabeza bajo la barbilla ajena.

— Cásate conmigo, amor.

Taehyung sonrió, riendo más fuerte por la sorpresiva propuesta.

— Que lo repitas al menos una vez al mes no va hacer que acepte, Gguk.

La sonrisa de Jungkook se hizo más grande.

— Bueno, si dices que si dejaré de hacerlo.

— Ustedes no necesitan una boda para oficializar la union, ¿por qué quieres una?

Jungkook agito las alas, ansiosas.

— Porque es tradición humana y una vez me dijiste que querías una gran boda.

— Ni siquiera lo recuerdo — Se rió el doncel.

Los ojos del arcángel eran negros. Siempre opacos y fríos. Pero ahí, sentado en la tierra mientras sus alas se manchaban de ella, y aquel doncel a su lado con los labios más hermosos, sus ojos brillaban. E increíblemente, su mirada era suave como un algodón.

Beso esa boca bonita, con cuidado, con suavidad y adoración. Beso los pequeños lunares esparcidos y beso las mejillas rojas.

Cerró los ojos, y pensó que Taehyung debería portar un par de alas, y no el. Que Taehyung debería ser un ángel.












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buenas.

Es sencillo y corto pero quería aclarar(?, O resolver(? Todo ese rollo o el posible resentimiento que podrían tener estos dos personajes por su historia. Aparte tenía ganas de escribir algo lindo de esta historia así q...

Si hay errores díganme plis.

No puedo prometer que publicaré más extras, pero aquí tienen uno mini.<3

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