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10. Ofreció un striptease a cambio de información

Esa noche, luego de un día agotador de entrevistas con la policía y otras corridas, Luana y Renzo se recostaron a ver las noticias mientras probaban la bebida que Dante les había regalado.

—¿En qué tipo de peligro estamos según tu novio, entonces? —le preguntó Luana a Renzo, y le dio un sorbo a su vaso.

El curioso licor le acarició la garganta. Dulce en el punto justo, tenía una textura sedosa, espesa. Terciopelo líquido. Sabía a lujo.

—No es mi... —Renzo suspiró—. No sé, dice que podría haber criaturas sobrenaturales peligrosas acechando. No me quiso explicar demasiado.

—¿Qué tipo de criaturas?

—Eso es lo que está investigando, supuestamente. Tenía sentido esta mañana, pero ahora empiezo a dudar, no sé. Me dijo que no saliéramos en la noche, si era posible.

Mientras hablaba, Renzo jugueteaba con una cadena que Luana no recordaba haberle visto antes.

—Uy, cuánto misterio. Y hablando de misterio, ¿esto tiene alcohol? —preguntó Luana, levantando su vaso para ponerlo contra la luz—. No se siente nada.

—Según Dante, no tiene realmente. Pero no quiso decirme cómo se hace, dice que es una receta secreta de su familia.

—Bueno, tú lo probaste de mañana y sigues aquí, así que... —Con una sonrisa, Luana levantó el vaso y bebió un poco más.

El que no seguía allí era su vecino. Luana miró de reojo la pared que daba al apartamento de al lado, vacío y mudo. ¿Qué había pasado mientras dormían? ¿Cómo es que no habían escuchado nada, más allá del extraño sueño? La versión oficial era ahora distinta que la de la mañana.

En la pantalla, Pamela contaba lo ocurrido con la libertad artística de siempre:

—El fallecido era un hombre con una personalidad muy fuerte. —Una risa proveniente de alguien que se escondía entre la multitud que la rodeaba interrumpió su relato, lo que la hizo mirar a su alrededor—. ¿Estamos ante la obra de un asesino serial? La policía lo niega, y señala la posibilidad de que el fallecido haya tenido una crisis relacionada con el abuso de sustancias que lo llevó a destrozar el interior de su casa y en el proceso herirse mortalmente a sí mismo por accidente al romper un espejo.

La mueca en la cara de Pamela indicaba que ella no creía en esa versión. El titular de la noticia decía: «LO ODIABAN TANTO QUE TODOS SON SOSPECHOSOS DE SU MUERTE, INCLUSO ÉL MISMO».

—¿Y si fue él que nos rayó la puerta? —propuso Renzo.

—Sería raro, pero lo peor es que lo imagino —murmuró Luana—. Queriendo joder hasta último momento. Pero por las dudas, ya dejé todo bien cerrado.

El timbre de la puerta los hizo saltar en el lugar, al punto que Luana se le volcó un poco el contenido del vaso, que dejó una mancha parecida a sangre en su blusa clara. Un monstruo no avisaría, se dijo a sí misma mientras se limpiaba a las apuradas. A menos que fuera un vampiro que necesitara permiso para entrar, claro.

Al revisar su teléfono recordó que tenía una cita. No una romántica, sino de negocios.

—Es Pamela, dijo que vendría cuando estuviera libre.

—Ah, ¿tu novia? —preguntó Renzo, sin dejar pasar la ocasión para vengarse—. ¿En serio te parece que convenga encontrarse con ella?

—¡Es para intercambiar información!

—Cuidado con lo que le dices o vas a salir de nuevo en su canal.

Renzo se retiró a su cuarto y la dejó sola para recibir a Pamela, que no llegó vestida para una charla informal, sino lista para salir en cámara. Llevaba puesto un vestido elegante y un saco entallado que se ajustaba a su cuerpo con la perfección de un guante. Luana tuvo que morderse la lengua para que no se le escapara una traicionera exclamación de admiración al verla.

¿Acaso se había vestido así solo para venir a verla o se vestía así todo el tiempo? No, seguro que era porque venía del estudio. Aunque tal vez dormía maquillada y siempre preparada para el caso de que la llamaran para cubrir alguna noticia sobre cómo unos mellizos disfrazados de abominables hombres de las nieves habían asaltado una heladería.

—Buenas tardes, ¿me dejas pasar? —dijo Pamela, y le guiñó el ojo.

El gesto atravesó la barrera de protección de Luana, cuya cara de piedra se desmoronó y quedó de un cómico tono rojo. Recordar que eso era lo que Pamela seguramente quería le ayudó a recoger los pedazos de su dignidad destruida.

—¿Cómo sé que no tienes algún micrófono escondido o algo así?

Pamela rio con suavidad.

—Ay, ¿o sea que todavía no confías en mí?

—Claro que no, pero no me queda otra.

De mala gana, Luana le abrió paso. Pamela entró acompañada por la huella aromática de una fragancia exótica y el ruido de sus tacones contra el suelo de madera. Una vez que llegó al centro de la sala se quitó la chaqueta que llevaba puesta mientras preguntaba de forma casual:

—¿Qué tengo que hacer para probarte que no traigo nada? ¿Quieres revisarme? ¿O que me desvista?

¿Qué clase de provocación era esa? Muy graciosa. Luana se cruzó de brazos y le siguió el juego.

—La verdad es que es la única forma en que te creería.

—Entiendo —respondió Pamela, con aire pensativo, y comenzó a desabotonarse la camisa.

—¡Espera, no! —exclamó Luana, y levantó las manos con la urgencia de una persona queriendo detener un tren que iba directo a ella—. ¡¿Qué te pasa?!

Pamela quedó congelada en medio del proceso.

—¿Qué, cambiaste de opinión?

—¡No lo dije en serio! ¡Y creí que tú tampoco lo habías dicho en serio! ¿Estás loca?

—Me tomo muy en serio que me crean. —Pamela volvió a abotonarse la camisa, suspirando—. Te dije que tenía códigos, ¿o no?

Era demasiado tarde para echarla, así que Luana respiró hondo mientras Pamela desplegaba en la mesa del comedor una serie de hojas impresas con información sobre el caso y sus víctimas.

Resignada, Luana trajo algo de comer y se sentó a su lado para escucharla hablar de la cronología del caso. El vecino de al lado era la tercera persona en morir en circunstancias similares: cortes que lo habían llevado a desangrarse, un interior destrozado.

—Tenían casi la misma edad. —Pamela señaló el dato con un lápiz en el perfil que había impreso para cada una de las víctimas.

—¿Eran todos mala gente? —se animó a preguntar Luana.

—No, eso parece ser exclusivo de tu vecino. Es la persona de quien más me ha costado reunir información. El primero era un cura. De los buenos, al parecer, no de los otros —aclaró—. Ese es el caso que mantuvieron escondido, lo descubrí gracias a una fuente anónima. La segunda víctima era extremadamente caritativa, hacía muchísimas donaciones a fundaciones. Estos dos se conocían, eran amigos.

—Me pregunto si mi vecino también los conocía, deberíamos investigar eso, ¿no?

Pamela asintió.

La aprensión de Luana fue desapareciendo a medida que la charla avanzaba, tanto que terminaron revisando hombro con hombro el mar de hojas que inundaba la mesa. Era la primera vez que entendía que Pamela no era solo una marioneta de Canal Impacto, sino una periodista con todas las letras, aunque sus métodos y forma de reportar fueran cuestionables.

Así las encontró Renzo cuando salió de su cuarto. A Luana le sorprendió verlo con ropa de calle, a pesar de que se acercaba la medianoche.

—Perdón por interrumpir —dijo Renzo, luchando contra una sonrisa burlona mientras recogía las llaves de la casa.

—¿Qué haces vestido así? —le preguntó Luana.

—Tengo que salir. Me llamaron para ayudar a recoger un cuerpo.

Si Pamela hubiera tenido antenas, estas se hubieran parado de inmediato.

—¿Un cuerpo? —preguntó.

—No te entusiasmes, muerte natural. Algo de rutina.

Así era, algo de rutina, que había pasado muchas veces antes. En otro momento, a Luana le habría dado igual. Ahora, sin embargo, la idea le erizó la piel. Tenía bien presente la advertencia de Dante: no salir de noche.

¿Qué pasaría si Renzo la ignoraba?

Continuará.

Siguiente: próximo sábado.

¡Hola, gracias por leer, los votitos, comentarios y recomendaciones!

¿Tenés una bebida favorita? Aunque soy adulta, a mí la verdad es que no me gusta el alcohol. De las frías, mis favoritas son la malta y los frappés. Esta bebida está inspirada en un mocktail (cocktail sin alcohol) de frutilla que probé una vez y estaba increíble.

En el siguiente vuelve el punto de vista de Renzo, ¿cómo le irá en el turno nocturno? 👀 

Esta semana no hubo cumpleaños de la semana, pero si alguien cumple en estos días, que me avise y le deseo feliz cumpleaños la semana que viene ❤️

Después andaré respondiendo comentarios aquí y en otros libros, un abrazoote❤️

PD: ¡Les debo lo de la playlist, la compartiré pronto! Me pueden proponer canciones también, por Wattpad o Instagram

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