Capítulo 6
JACKSON
Furia y rabia destilaban de mis ojos, emociones que erán muy inusuales para mi, en esté momento se estaban manifestando con fuerza. Intentando brotar de mi interior, salir y expresarse, sólo después de eso podría calmarme.
Los puños de mis manos picaban por golpear algo.
O en esté caso, a alguien.
El imbécil del moreno había logrado su misión, que le parta la cara de un golpe.
O muchos. Quién sabe.
No me creía violento, ni rebelde pero existían situaciones que me sacaban de mis casillas, y ésta era una de ellas.
Ver como Jacob le coqueteaba a Isla, aún cuando le dije que no lo hiciera, lograba enojarme. Pero, presenciar su adorable sonrojo con otro y que aceptará a sus insinuaciones, era una detonante para enfurecerme.
Sabía que todo era un plan de él. Pero sin embargo, no era capaz de comprender como este calor que brotaba de mi pecho y no de forma positiva, me hacía reaccionar de ésta manera inconscientemente, era un impulso que no sabía como controlar.
De todos modos, no lo dejaría acercarse a Isla con esas intenciones, asi fueran falsas.
Ella era un ser tan puro, inocente, de un gran corazón que no dejaría que cualquiera lo destrozará. Sería algo así como su hermano mayor, la cuidaría de cualquier imbécil.
Y eso involucraba a mi mejor amigo.
Furioso, me abalanzo directo a golpear su cara pero, para suerte de él, las delicadas y cremosas manos de Isla sujetando mi antebrazo logran apaciguarme. Calman a la bestia que quería salir con desespero.
Mis ojos en ningún momento dejan de ver al imbécil, respiro profundo y ya un poco más calmado comienzo a retroceder.
-¿Qué son esas otras cosas que quieres enseñarle?- pregunto con sarcasmo. Es mejor que piense bien su respuesta. De eso depende si lo dejaré sangrando o no.
Jacob sin dejar amedrentarse, se encoge de hombros y sonríe socarrón.
-Existen muchas cosas que podría enseñarle, Jack. Desde los platillos más comunes de Londres hasta las vestimentas más famosas de diseñadores reconocidos, un poco de cultura no le vendría mal ¿No es así, Isla?
La susodicha nos mira a ambos con un brillo hermoso en sus ojos y asiente entusiasmada.
-Eso sería fantástico- exclama. El moreno gira la cabeza y me observa con soberbia, le clavo dagas con mis ojos y él en respuesta, encarna una ceja y sonríe.
Estoy consciente que en verdad esas no son las intenciones de él, en ningún momento pienso que sólo le hablará de comida o de ropa. Es una tapadera que sólo una persona inocente como Isla podría llegar a creer.
-No crees que es mejor que yo te enseñé todo eso que dice Jacob, Isla- sonrío nervioso y me dirijo a la rubia ignorándolo. Tengo que convencerla, sólo así estaré más tranquilo- supongo que si yo te explico le entenderías mucho mejor ¿Qué dices?
Antes de siquiera tener ella una oportunidad de hablar, Jacob la interrumpe interponiéndose entre nosotros, sus ojos la observan con una profunda tristeza, que incluso si no lo conociera bien, le creería.
-¿No quieres que yo te enseñe, Isla? Sólo quería pasar tiempo contigo y conocerte un poco- baja la cabeza como un cachorro abandonado- pero lo entiendo, Jackson es mejor. Con él te divertirás mucho más que conmigo, no te preocupes por mi, volveré al barco a seguir estudiando solo, ya que amigos con quién conversar, no tengo. Espero que tengan buenas noches y qué se diviertan mucho.
Luego se comienza a alejar y nos da la espalda, su caminar es lento, como si midiera cada paso que da. Estoy seguro que incluso se demora en espera de una respuesta.
Se esmeró con el discurso, pero habría que ser idiota para creer semejante actuación. Alboroto mi cabello con los dedos, mis gestos son más relajados ya que sé que al fín estamos solos. Me dirijo a Isla, pero un movimiento suyo logra dejarme boquiabierto por completo.
La pelirubia, con los ojos empañados en lágrimas, corre tras él. Lo sujeta del brazo y lo atrae a ella en un abrazo confortador, sus hombros se mueven freneticamente por su llanto.
Jacob, para mi sorpresa, le corresponde rodeándola con sus delgados y algo musculosos brazos por la cintura, le acerca sus labios al oído de ella y veo como murmura palabras tranquilizadoras por unos minutos, palabras que no puedo escuchar.
Los ojos del moreno me observan con arrepentimiento, comprende que ha llegado muy lejos con sus bromas de mal gusto.
El corazón se me parte al escucharla llorar de esa forma y lentamente me acerco a ellos, siento una necesidad incontrolable de estrecharla en mis brazos y calmarla hasta que pueda cesar su llanto. Algo me dice que soy yo el que debe reconfortarla, nadie más.
Sólo yo.
-Ven con nosotros, Jacob. Quiero que tú me enseñes todo lo que dices, parece ser muy interesante y estoy dispuesta a aprender. No eres para nada aburrido, y no quiero que estés solo- se separa del abrazo y nos mira a ambos, limpia con el dorso de la mano sus mejillas mojadas- disculpen, soy muy sentimental cuando veo a alguien triste y trato de hacer lo posible para que dejé de estarlo.
Él sonríe contento por haber logrado su cometido y encarna una ceja en mi dirección, como si me lo estuviera refregando en la cara. En su descuido quito a Isla de sus brazos y la atraigo a mi pecho, rodeo sus delgados y pálidos hombros y los acaricio con ternura. Ella corresponde a mi abrazo algo confundida.
Segundos después, proceso sus palabras y algo se enciende en mi mente.
-¿Isla?- capturo su atención, hace un tierno sonido con su boca en señal de que prosiga- dijiste que tratas de hacer lo posible para que los demás no estén tristes. Quiere decir que acabas de recordar algo de antes del naufragio.
Su mirada azulada se pierde por unos momentos, pensativa. Después, una bella y enorme sonrisa acapará su rostro por completo entendiendo el significado de mis palabras.
-¡No puedo creerlo! ¡Acabo de recordar algo!- grita de júbilo, da unos pequeños saltos sin llegar a separarse de mi, mis brazos tampoco se lo permiten- recordé que eso solía hacerlo cuando era apenas una niña.
-Muy bien ¿Recuerdas algo más después de eso?
-No, sólo eso. Pero no tengo memorias de ya adulta en mi hogar, en su lugar son sólo de cuando soy una niña.
Chasqueo la lengua y mis ojos se pierden mirando el extenso follaje, pensativo.
-Eso quiere decir que si en tus recuerdos no están de como eres ahora, el naufragio sucedió cuando eras pequeña y tal vez esa sea una razón por la cual perdiste la memoria, tu mente de alguna forma bloqueo los recuerdos.
Mi amigo, consciente de la seriedad del asunto, se acerca a nosotros y coloca su mano en el hombro de Isla en señal de apoyo.
-Te ayudaremos a recordar.
°°°
-¿En verdad las mujeres usan eso?
-Claro, incluso se visten con faldas mucho mas pomposas y extravagantes, sus escotes pueden ser muy provocativos y elegantes- Jacob finge una mueca asustada y sorprendida, luego comienza a reír a carcajadas.
-¿Y son lindos los vestidos extravagantes?- pregunta Isla con la curiosidad desbordando de sus pupilas.
-Algunos, en mi experta opinión prefiero las vestimentas sencillas de las doncellas de clase media- sonríe con egocentrismo. Ruedo los ojos, esto ya se estaba poniendo aburrido.
Con el sol en su apogeo e iniciando otro nuevo día, nos encontrábamos reunidos en un punto en específico de la isla.
Recostado en un tronco, aburrido, estaba esperando a que el moreno terminará con sus relatos de Londres. En verdad no creía que hablará en serio con lo de la cultura, pero aquí estamos. Al parecer la única entusiasmada en escucharlo es Isla, no ha dejado de observar cada gesto que hace Jacob, incluso puedo predecir que en esa pequeña cabecita suya se está imaginando cada historia que le cuentan.
No pensaba dejarla sola con él, así que agarré una rama y empecé a dibujar objetos imaginarios en la tierra. Debo hacer pasar el tiempo y no dormirme del aburrimiento.
Pero prefiero estar así, antes de ver triste a Isla por la ausencia de mi amigo. Comprendo que ella tiene un buen corazón y hace lo posible por los demás, así como yo también lo haría por ella.
-¿Te cuento un secreto?- pregunta en un susurro el botánico. Isla asiente y se acerca para escucharlo mejor- yo prefiero esos vestidos porque mi madre siempre los usa, mi familia es de clase media/baja y lo que es poco y pobre para algunos, para nosotros es un tesoro.
Ella abre la boca impresionada e incrédula, se sienta en un tronco y sus manos se mueven frenéticamente.
-¿Pero tú no eres la mano derecha de Jack? Se supone que debes ser de una buena posición económica, él me explicó que no cualquiera puede acompañar al príncipe.
-Si es cierto, el que acompaña al príncipe tiene que ser de mucha confianza- suspira y le sonríe cariñosamente- pero digamos que en mi lugar, me lo gané a pulso.
-¿Cómo?
-Mi padre salvó a Jackson en una situación peligrosa y en recompensa, el rey, nos brindó la oportunidad de mudarnos a su palacio- Jacob baja la mirada pensativo, al igual que yo. Los recuerdos me invaden, la nostálgia y melancolía que nos envolvía en el palacio en esa época tan oscura y distante abarcan mis pensamientos.
Desearía poder olvidarlo.
-En fín- continúa mi mejor amigo- desde ese momento, yo acompañaba al príncipe a todos lados, en todas sus travesías siempre estaba a su lado- siento su sonrisa dirigida en mi dirección- nunca lo dejé sólo y gracias a ello, nos volvimos mejores amigos.
-Eso es maravilloso- dice Isla, su voz se percibe un poco temblorosa- ¿Pero de qué situación peligrosa salvó tu padre a Jack?
Antes de siquiera dejarlo contestar, me levanto abruptamente y camino a paso rápido en donde ellos se encuentran sentados, agarro a Jacob del brazo y lo llevo en mi dirección, alejándolo de Isla.
-Creo que es hora de irnos, sus clases de cultura ya terminaron y debemos regresar al barco- le doy una mirada de disculpa a la rubia y ella asiente comprendiendo- tenemos que comprobar que mis guardias no hayan sido devorados ¿Verdad, amigo?
El moreno afirma un poco confundido, pero dejándole de tomar importancia decide acercarse galante a Isla y besar su mano. Gruño y giro la cabeza para otro lado, en un intento de ignorar a la pareja feliz. Me toma todo mi autocontrol el no interrumpirlos, y esperar pacientemente hasta que se despidan.
-Nos vemos en la siguiente clase, hermosa doncella. Estaré contando los minutos para volvernos a ver.
Escucho la dulce risa de Isla en mi nuca y volteo los ojos fastidiado.
En cuanto escucho los pasos de Jacob siguiéndome, decido seguir caminando sin mirar atrás, pero la suave voz llamando mi nombre me hace parar de golpe. Giro la cabeza y ella con un gesto de su mano me indica que me acerque.
Algo confuso termino de cortar con los centímetros que nos separan y espero a que diga algo.
-Esta noche me gustaría invitarte a un lugar especial para mí, es en donde puedes observar toda la isla ¿Quieres venir conmigo?
-Bien, supongo que si- tartamudeo- le diré a Jacob para que nos acompañe...
-No, quiero decir, que te invito a que vayas tú conmigo, sólo nosotros dos. Claro, si estás de acuerdo, sino no hay problema podemos...
-Me encantaría Isla, por supuesto que iré- le tomo ambas manos y las aprieto con firmeza- lo único es que tendrás que guiarme porque para mi es fácil perderme por aquí.
Río un poco avergonzado y ella en respuesta sonríe con ternura, su mano se eleva y acaricia mi mejilla con extrema dulzura, luego, sus dedos se detienen en mi mandíbula.
-Tu barba me hace cosquillas- ríe con alegría. Mis ojos no dejan de brillar embobados, observando tanta belleza y ternura en una misma persona.
-Entonces ésta noche, sólo los dos- le recuerdo para estar completamente seguro.
-Sólo los dos.
Sin pestañear, retrocedo golpeando mi pie con un tronco en el trayecto. Isla esconde una pequeña carcajada con su mano y agita la otra en despedida. Segundos después, trepa un árbol como toda una profesional y desaparece columpiando entre las lianas.
Creo que me estoy volviendo un imbécil.
°°°
Con una antorcha en mano y luego de un interminable interrogatorio de parte de Jacob, por fin puedo internarme en la oscuridad de la isla. Trato en un intento penoso de esquivar los árboles y las rocas que no logro ver bien y mantengo mis ojos puestos en evitar animales salvajes y muy peligrosos. Es una de mis especialidades cruzarmelos.
Creo que tendría que haberle dicho a Isla que fuera a buscarme al barco, por lo menos así estaría más seguro de que nos encontraríamos. A pesar de llevar varias semanas aquí, sigo sin conocer del todo el lugar. Ni siquiera puedo guiarme por mi mismo.
Soy un completo inútil.
Interminables minutos después y con los pies ya hinchados y cansados, mis ojos se logran encandilar con una pequeña y lejana luz, es parecida a un destello de una llama. Cruzo una mano por la cara y los entre cierro enfocando mejor la vista. Respiro aliviado al apreciar algo por lo que he estado horas caminando.
Una larga cabellera rubia.
Agradezco internamente el no haber arruinado nuestra salida por mis terribles dotes de guía. Me acerco un poco apresurado para mi gusto, pero en segundos ya estoy a su lado.
Isla con una de sus manos sostiene una de las antorchas que le regalé hace un par de días.
Supongo que se le ocurrió una brillante idea al traerla ya que así me era mucho más fácil encontrarla guiándome por la intensidad de la llama. Una forma segura para no perdernos de vista.
Cada día me sorprende más.
-Estoy listo para nuestra salida juntos, milady- susurro con voz ronca apenas a centímetros de su oído, voltea sorprendida y un lindo sonrojo se extiende por sus mejillas.
Me felicito a mi mismo por lograr que ese rubor fuera dirigido sólo para mi y me prometo que haré lo posible para que me dediqué muchos más como ese.
-Cla...claro- tartamudea un poco nerviosa y carraspea intentando recomponerse. Adoro verla nerviosa con sólo mi cercanía.
-Te sigo- indico con una mano al mismo tiempo que me alejo un poco para no incomodarla.
Saliendo de su estupor, agita la cabeza y muestra sus pequeños dientes en una bella y emocionada sonrisa. Un escalofrío me recorre la columna al sentir el tacto tímido de sus dedos por el dorso de mi mano.
Como todo un idiota la sigo por atrás, observando como el viento revuelve sus hebras doradas dejando al descubierto un cuello pálido y cremoso. Es tan hermosa.
Me maldigo internamente y dejo esos pensamiento para después, ahora debo concentrarme en disfrutar nuestra salida juntos, luego de días de salir con Jacob, por fin sin interrupciones.
Una luz brillante capta mi atención, la figura de Isla sigue su camino a ese resplandor hasta llegar a lo que parece ser una cueva, de ahí proviene esa iluminación, pero se ve raramente amortiguada por una enorme roca que obstruye la vista.
-¿Qué es este lugar? ¿A dónde vamos?- ignorando a mis preguntas, arrastra su antorcha rodeando la cueva, observa en todas direcciones y palpa con su mano por la superficie de la roca- ¿Qué estás buscando? no vas a encontrar nada ahí. ¿Y si mejor nos vamos a otro lugar? Mi barco está disponible, tenemos un menú que te va a fascinar ¿Qué te parece comenzar con...
-Shh- me silencia y sigue buscando por el lugar, volteo los ojos y me cruzo de brazos, esperando.
Cuando ya estoy por rendirme y volver a decirle que nos vayamos, soy interrumpido por un fuerte estruendo. Abro los ojos sorprendido y observo como Isla presiona su dedo en el borde de la roca y ésta comienza a deslizarse, dejando a la vista un pasadizo por el cual filtra en su totalidad la luz que anteriormente llamó mi atención.
Con un jadeo sorprendido y una sonrisa triunfal de parte de Isla, nos adentramos en la cueva.
El silencio como compañía, la pequeña llama alumbrándonos y nuestras pisadas haciendo eco, es lo único que puedo sentir dentro de la humeda cueva.
Hasta que Isla habla y logra que mi corazón palpite con rapidez.
-Ten cuidado con las serpientes, una de sus mordidas puede ser fatal.
Paro en seco aturdido, ella se adelanta caminando con tranquilidad.
-¿Có...cómo que hay serpientes? ¿Venenosas?- voltea a mirarme.
-Pues claro, pero estoy segura que no nos cruzaremos con ninguna. Sólo te advierto que tengas cuidado, por precaución.
De pronto mi garganta se sintió seca y rasposa.
-¿No hay otro camino que no sea tener que seguir cruzando por la cueva?
Niega con la cabeza lentamente, confundida por mi cambio de actitud.
-¿Y si mejor volvemos por donde llegamos? Todavía sigue en pie la propuesta de que vayamos a mi barco.
Me acerco para tomar su mano e irnos, pero agarra mi brazo y me detiene de golpe.
-No falta mucho, pero si quieres que nos vayamos lo haremos. No quiero que te sientas obligado a acompañarme- fija su vista en el suelo y su agarre se suelta, debilitándose.
Me parte el corazón verla así. Me mentalizo el seguir y pienso, fui perseguido por panteras, por poco me pican alacranes, caí de varios metros de una roca, y muchas cosas más que me pasaron desde que llegué. Creo que lo mínimo que puedo hacer por ella es acompañarla.
-Vamos, me gustaría ver toda la isla. Será divertido- vuelve a hacer aparecer esa sonrisa que tanto me gusta en ella y mis miedos desaparecen por un momento al verla.
Seguimos caminando por varios minutos hasta que la luz se vuelve más intensa, una vez que llegamos al otro lado de la cueva, salimos y no puedo maravillarme más por lo que veo.
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¡Perdonen por demorar tanto!
La escuela me atrasa el poder escribir, pero en recompensa les traigo un capítulo largo.
Espero que les guste.
¿A dónde habrá llevado Isla a Jack?
¿Podrá recordar su pasado Isla?
¿De qué situación salvó el padre de Jacob a Jack? ¿Y porqué evitan recordarlo?
Nos leemos en el siguiente capítulo. Besos.
Milena🌸
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