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Capítulo 5

JACKSON

-¡Excelente! Estás mejorando- aplaudo felicitándola, una gran sonrisa se extiende por mis labios- ahora, repitelo de nuevo.

-Amelia tiene una familia muy numerosa, a su sobreprotector pero a la vez muy cariñoso padre, su delicada y dulce madre...- Isla de repente deja de hablar y baja la cabeza.

Cierro el libro, lo dejo en el piso y me acerco con cautela a ella, sujeto su mentón con extrema delicadeza y con mis dedos lo elevo hasta que sus ojos chocan con los míos, quedando nuestras frentes a sólo centímetros de distancia. Sintiendo nuestros alientos juntos, respirando el mismo aire.

-Eh ¿Qué sucede? Si lo estabas haciendo bien, ya puedes hablar sin tartamudear- las comisuras de mis labios se elevan formando una sonrisa. Intento hacerla sentir mejor y que se olvidé de lo que la tiene tan mal.

-No es eso.- curva sus labios levemente hacía abajo, tristeza y melancolía brillando en su voz.

-¿Entonces cuál es el problema? Habla conmigo y sea lo que sea, te prometo que lo solucionaré- agarro sus manos con firmeza, siento de alguna forma que debo reconfortarla y borrar esa expresión tan deprimente de su rostro.

Sólo quiero verla feliz y alegre de nuevo, me mata el sólo tener que contemplarla tan triste. A pesar de que pasarán sólo semanas de haberla conocido, siento como si sus sentimientos y emociones reflejarán los míos; si ella está felíz yo también lo estoy, si ella está triste, lamentablemente, yo también lo estaré.

-Jack, antes de perder la memoria. ¿Habré tenido una familia?- sus hermosos ojos cuán zafiros comenzaron a cristalizarse, esa acción me rompió el corazón.

Desvío mis ojos, no puedo ser capaz de seguirla mirando. ¿Qué puedo decirle, sin tener que mentirle a la vez? No tengo idea quién habrá sido su familia, o si al menos habría tenido una antes del naufragio.

-No lo sé.- decido responder con sinceridad, no puedo darle falsas esperanzas porque luego no podré ser capaz de ver su rostro triste y desilusionado si no llegará a tener una familia en verdad, o si en todo caso, resultará que hubieran muerto todos- pero...lo que te puedo decir es que intentes recordar, recuerda como era tu vida antes del accidente, quiénes te acompañaban día a día. Todo depende de ti, tú misma podrás responder ésa pregunta. Sólo ten paciencia. ¿Si? Lo lograrás- afirmo convencido y acaricio con la yema de mis dedos el dorso de sus manos.- confío en tí.

Una sonrisa reconfortadora se formó en mis labios y acuno su rostro con ambas manos, acariciando la suavidad de su piel, sintiéndola y deleitándome con su belleza y dulzura al mismo tiempo.

Me pierdo en sus ojos, al fin caigo en cuenta que su color es igual al del océano que tanto confort me da, al cuál aprecio más con los rayos de sol reflejándose.

-Si, gracias Jack.- mi gesto logra contagiarla, ya que puedo ver como curva sus labios en una imperceptible sonrisa y como ríe de forma sutil pero adorable para mis oídos.

Un extrañó impulso me embarga, por lo que, lentamente, me acerco los centímetros que nos alejan y la rodeo con fuerza en mis brazos, sujetando y apretando sus hombros sin llegar a lastimarla. Los latidos de mi corazón aumentan y por un momento temo que ella pueda escucharlos. Así que a una velocidad, de la que no me creía capaz, me separo de ella.

Evito a toda costa su mirada y decido que lo mejor que puedo hacer en estos momentos es pensar en algo para cambiar de tema. Carraspeo ante el incómodo silencio y froto mis cabellos inconscientemente.

-Casi lo olvidaba, tenemos que comer éstas bananas sino se echarán a perder- apoyo la espalda en el tronco de un árbol y estiro las piernas, así puedo sentirme más cómodo.

Saco una banana del racimo y empiezo a pelarla, pero la risa burlona de Isla me detiene, arrugo la frente juntando las cejas ¿Qué le causa tanta gracia?

Su cuerpo se acerca un poco más a mi lado y con sus delicadas manos retira la fruta de las mías, quiero preguntarle que está haciendo cuando ella se me adelanta:

-La forma correcta de pelar una banana es sosteniéndola al revés con una mano...- la sujetó por donde se une al resto de las bananas del racimo- y clavando ligeramente el pulgar y el índice de la otra mano en la punta, se la retuerce un poco hasta que la primera tira de la cáscara se desprenda. Y listo, no es difícil.

Me extiende la banana y yo la agarro algo avergonzado. Seguro me debe ver como un inútil que no sabe ni como pelar una banana.

-Vaya, gracias.

Luego de unas horas de enseñarle a leer y ella contándome algunas historias graciosas que vivió aquí, pude ser consciente de que estaba oscureciendo. Así que me pongo de pie y sacudo mi pantalón con cuidado de no hacerle ninguna arruga ni doblez.

-Está anocheciendo ya, tengo que ir a buscar a Jacob. El idiota de mi amigo dijo que quería desearte buenas noches en persona- refunfuño fastidiado. Isla ríe divertida- enserio, no entiendo porque no me pide a mi que te dé el mensaje.

-No hay problema, me agrada Jacob.- me brindó una sonrisa genuina y sincera- los estaré esperando- comenta, y sin más parto en dirección al barco.

°°°

Entrando al camarote de Jacob, veo al susodicho concentrado con una lupa en sus manos mirando una pequeña planta. Observo a mi alrededor, libros regados por toda la habitación e incluso hojas sueltas hasta en la cama y debajo de ella. Esto es un completo desorden y una vergüenza con sólo verlo.

Me agacho y agarro una hoja, la hago un bollo y se la tiro pegándole en la cabeza. Él ni siquiera se voltea a mirarme y sigue observando esa planta.

-¿Quieres ser un poquito más ordenado una vez en tu vida?- alzo la voz para que logré escucharme. En respuesta, pega un respingo y varios libros que estaban en el escritorio, caen al suelo.

-Dios, que susto Jack. No vuelvas a hacerlo y no creas que no sentí el papel que me tiraste en la cabeza.

Cruzo los brazos sobre mi pecho y espero pacientemente a que conteste mi pregunta. Jacob, por el contrario, se encoge de hombros con indiferencia y fastidió a la vez.

-Deja el papel de esposa disgustada; que no me casé, para evitar éstas situaciones y tú vienes a cumplir con el rol, Jack- reclamó hastiado, sonreí burlón- ahora dime a que viniste, estaba en una importante investigación hasta que llegaste.

-Me pediste que te avisará así le decías buenas noches a Isla- hago comillas enfatizando las palabras.

Una sonrisa gigante se extiende por sus labios al instante que la mía se borra, rápidamente deja lo que está haciendo y sale del camarote a paso apresurado.

-¿Qué estás esperando? ¡Vamos!- indica alegre.

Frunzo el ceño confundido y molesto. ¿Porqué tanta alegría para decir buenas noches? Sólo me hubiera pedido a mi que se lo dijera de parte de él y eso era suficiente, no tener que armar semejante espectáculo. No comprendo su repentino interés, ni tampoco, el gusto amargo que se empieza a extender por mi garganta. Decido mejor no pensar en eso y seguirlo.

°°°

-¿Por qué estás tan emocionado por hablar con ella?

Jacob alumbra el camino con una lámpara de aceite, mientras yo voy quitando las ramas y hojas que nos estorban, así además tengo una mejor vista del lugar para guiarme.

Trato de no perderme, presto total atención a los árboles para no caminar en círculos. Así mismo, no puedo evitar preguntar sobre la duda que me carcome desde que salimos del barco.

-Sólo deseo conversar un rato con ella, se ve simpática y quiero contemplar esos avances que tuvieron estos días. Además, no sería ningún pecado si decido acercarme a esa hermosura.

Mis hombros se tensan involuntariamente y detengo la caminata, Jacob se frena también y me mira extrañado. Antes de que pudiera hablar, le respondo:

-No te involucres con ella, Isla es diferente a las mujeres londinenses que conocemos y no entenderá tu coqueteo. No trates de confundirla y ní sé te ocurra conquistarla.

-¿Conquistarla? ¿De qué estás hablando?- como si la respuesta hubiera surgido en su cabeza, sonríe enormemente mostrando sus dientes- entiendo, estás celoso.

-Me alegra que lo entien...¿Qué?- gruño molesto y un poco nervioso de tan estúpida afirmación- no estoy celoso, sólo la estoy protegiendo de que nadie le rompa el corazón. Ella es nueva en éstas situaciones y no conoce nada del amor.

Y era la pura verdad, no siento por Isla nada más que admiración y cariño. Ella es una chica inteligente y vivaz, además de muy hermosa, que cualquiera podría ser capaz de ver con solo prestarle atención unos minutos. Mi molestia es sólo que no quiero que ella sufra por amor, todavía tiene mucho por aprender como para preocuparse por eso.

-Si tú lo dices- canturrea burlón, Jacob- tranquilo, que no me quiero robar a tu chica- sigue caminando, dejándome atrás.

Ruedo los ojos y apresuro el paso dispuesto a contradecir una vez más al moreno, cuando de repente, sé para abruptamente y su mandíbula se abre sorprendida.

-¿Qué te ocurre, imbécil?- no me contesta, sólo sigue mirando hacía el frente sin siquiera pestañear.

Por mi lado, no puedo ver nada ya que unos árboles me lo impiden, pero eso no dura mucho cuando me muevo unos centímetros para tener mejor vista y al instante me arrepiento de haberlo hecho.

Delante de nosotros, extendiendo toda su majestuosidad y belleza, nos da la espalda un hermoso ángel de rubios cabellos. Ella esta zambullida en el lago, dejando al descubierto su suave y delicada espalda desnuda ser reflejada por la inmensidad de la luna.

Sin ser consciente de los curiosos ojos que la observan, pasá sus pequeñas manos refregando los hombros deslizándolas por sus delgados brazos en el camino.

No puedo terminar de describir como me siento en éstos momentos; estupefacto, maravillado, embelezado, hipnotizado y un sin fín de emociones más me consumen. El cielo se está apiadando de mí al darme una vista como ésta antes de morir, y por ello, estaré agradecido eternamente.

Un calor sofocante se extiende por mi cuerpo hasta llegar a mis pies, puedo sentir una incomodidad en mis pantalones que me es difícil de ignorar, sólo quiero y deseo acercarme a ese ser tan magnífico y tocar la suavidad de su piel para comprobar que no es todo un maldito sueño.

Pero al mismo tiempo puedo ser consciente que yo no soy el único que admira la vista, recordé al fín que Jacob seguía a mi lado sin siquiera haber pestañeado en todo éste tiempo, y el calor que sentía hace unos momentos se transformó en una furia y enojo inexplicable.

-Deja de mirarla- mascullo indignado- ¡Por Dios! Es una dama y no merece que la estés mirando como un pervertido, somos caballeros y como tal, debes comportarte como uno.

Jacob sacude la cabeza volviendo en sí y responde confundido:

-¿Yo? Pero si tú también la estabas devorando con la mirada. Sólo mírate, tus ojos adquirieron brillo y tu respiración se volvió profunda.

Abro la boca dispuesto a refutar su comentario, cuando un movimiento llamá nuestra atención. Isla ya terminaba su relajante baño y se estaba dando vuelta para salir del lago, sus ojos nos divisaron, y como si no tuviera la mínima importancia, comienza a caminar sonriente en nuestra dirección, fresca y al natural como se encontraba hasta ahora.

No puedo apartar la mirada de ese hermoso cuerpo fabricado por dioses; sus largas y suaves piernas hasta incluso sus perfectas curvas bien proporcionadas en los lugares correctos. Quise seguir apreciando la vista de no ser porque no estaba solo, así que agarro a Jacob de la camisa y tiro con brusquedad hasta hacer que le dé la espalda a Isla, yo también volteó para, aunque me cueste y no quiera hacerlo, no seguirla mirando.

-No seas irrespetuoso, Jacob. No debemos mirarla sin su consentimiento.

-Yo la veo muy consciente de que la estamos observando y no distingo la molestia en su mirada- se encoge de hombros pero no se voltea, al menos que no insistiera con verla me aliviaba en cierta forma.

-Solo no la mires- bufo frustrado.

El sonido de los pasos se intensificaba hasta que pude sentirla detrás de nosotros, nos tocó a ambos en el hombro para llamar nuestra atención.

-Hola chicos, los estaba esperando- su voz se escuchaba alegre. Pero no recibe ninguna respuesta nuestra, seguimos de espaldas a ella- ¿Qué les pasa? ¿Por qué no me miran?

-Es que Jackson no me deja- murmura Jacob en un quejido fingido. Le pego en el brazo para que se callé de una vez.

-¿Podrías vestirte, Isla? Por favor- añado en un susurro, en verdad me está costando todo mi autocontrol para no mirarla.

Pero la aludida parece no darse cuenta de mi desesperación ya que sigue inmóvil y sin parecer ni un poco incómoda.

-¿Por qué? Si yo estoy bastante cómoda asi- creería que lo hace a propósito de no ser porque conozco que su inocencia llega hasta este nivel.

-Pero yo no- trago saliva- asi que podrías hacerme el favor de vestirte ahora.

Puedo sentir a Jacob burlándose a un costado, pero sé que él esta tan nervioso como yo por la cercanía del cuerpo desnudo de Isla.

-Esta bien- responde, y puedo sentir la duda en su voz. Luego de unos segundos ya no percibo la presencia de ella detrás de nosotros y, por fín, puedo relajarme.

No estoy nervioso como un adolescente por ver el cuerpo de una mujer desnuda, sino que temo no poder controlarme y eso podría hacer que, después de todo, me arrepienta luego de lo que llegue a hacer sin ser consciente de mis actos.

-Tenemos que enseñarle los modales que debe tener una dama- propone, Jacob.

-Ni hablar- niego rotundamente- ella no tiene porque comportarse como una dama londinense. Si Isla le gusta ser así como es, para mi esta bien. No necesita ser como las señoritas sumisas de la sociedad- cierro las manos en puños y miro amenzante a mi amigo- ella es valiente, decidida e independiente. Y éso es lo que la diferencia de las demás, me niego a que la cambies.

Jacob se acerca unos pasos más en mi dirección y me enfrenta con el ceño fruncido.

-No hablo de cambiar su comportamiento- susurra enojado, no queriendo que Isla nos escuche- si quieres que venga con nosotros, tendrá que saber algunas reglas clave. ¿O acaso quieres que recorra desnuda el palacio, a la vista de los hombres?

Recapacito los hechos y puedo asumir que Jacob tiene razón. De sólo pensar que cualquiera la vea desnuda hace que mi sangre hierva de rabia. Tomo aire y relajo los hombros. Miro al moreno y lo contemplo con arrepentimiento.

-Lo siento, es que entendí mal las cosas y reaccione a la defensiva. Sólo quiero que Isla siga siendo la chica magnífica que admiro desde el primer momento en que la vi.

-Y lo seguirá siendo, compañero- toca mi hombro reconfortándome y me sonríe tranquilo.

Respondo a su gesto y de entré el follaje podemos ver que sale Isla, ya vestida, y muy sonriente. Se acerca a nosotros dando unos cuantos saltos como una niña pequeña. Casi siento como se me derrite el corazón ante tanta ternura que desprende, Jacob carraspea y me observa divertido.

-¿Sabes que te ves como un tonto cada vez que tus ojos la miran?- mueve sus cejas repetidas veces haciendo mas gracioso el comentario.

Frunzo el ceño y lo empujo, luego dirijo de nuevo mi vista a Isla. Incluso con esa sabana vieja en su cuerpo, sigue luciendo hermosa para mis ojos.

Unas pisadas a nuestras espaldas se escucharon, se oían como si fueran de un animal. Fijo la vista tratando de descubrir quién es, pero en la oscuridad se me dificulta. Me acerco unos pasos y escucho un gruñido grave y amenazante, de las sombras se destacan esos ojos azules que me han estado persiguiendo desde que llegué.

Retrocedo lentamente y toco el hombro de Jacob.

-¿Escuchaste las pisadas?- puedo sentir como mi voz sale mas alarmada de lo que esperaba.

Jacob me mira confundido y niega con la cabeza.

-Yo no escuché nada, Jack.

-¿Ni siquiera los gruñidos, y tampoco viste unos ojos azules?- insisto incrédulo. Creo que me estoy volviendo loco, nadie ve lo que yo he visto desde que llegamos.

Jacob se acerca a mi un poco cauteloso, toca mi frente con el dorso de su mano y me mira como si me hubiera vuelto loco.

-¿Te sientes bien, amigo? No tienes fiebre, pero puede ser otra cosa.- quito su mano de mi frente con fuerza y me alejo de él.

-No me crees, no puede ser que soy el único que vea que siempre nos siguen- río deseperado, siento que una angustia me consume el pecho y, en un intento por calmarme, me froto las manos y exalo con rapidez.

-Tranquilo, amigo. Te estas volviendo paranoico- sonríe intentando tranquilizarme, pero no lo logra- creo que estar tanto tiempo en ésta isla te está afectando.

-Si debe ser eso- susurro, ni siquiera yo me creo esas palabras.

Vuelvo a mirar y esos ojos ya no se ven más, siendo solo oscuridad lo que nos rodea.

Tengo que preguntarle a Isla si ella sabé algo de esto, de lo contrario, creo que me estoy volviendo loco.

El aroma a flores silvestres es lo primero que siento cuando ella se acerca; peina su cabello con los dedos, en lo que a mi parecer, es en un gesto adorable y con un borde de la sabana limpia la humedad de sus brazos.

Recorro el camino de su hombro pasando por el antebrazo hasta llegar a su mano, perdiéndome en su piel descubierta y delicada. Mis ojos detallando cada movimiento que realiza.

Maldición.

Nunca me ha sucedido esto, no comprendo las reacciones que tiene mi cuerpo ante su cercanía. Pero siento que cada vez soy más vulnerable cuando paso tiempo con ella.

-Buenas noches, mademoiselle. Qué bello lugar en el que estamos reunidos, por supuesto, igual que usted.- Jacob besa la mano de Isla con delicadeza, demorándose más de lo que me gustaría.

Isla le sonríe con un adorable rubor extendiéndose por sus mejillas. Enfadado, me replanteo que ella no suele ruborizarse estando conmigo.

-Tenemos que irnos- tiro de la camisa del botánico en un intento de que dejé su parloteo, pero como siempre hace, me ignora.

-Este humilde caballero se ofrece a enseñarle nuestras costumbres, claro, si usted esta de acuerdo.- Jacob le sonríe coqueto.

Cuento hasta cinco en un intento de calmarme, no explotar y matarlo.

Uno...

Dos...

-Me encantaría- le devuelve la sonrisa con timidez. Respiro hondo y sigo contando.

Tres...

Cuatro...

Cin...

-Eso sería estupendo, y si lo desea...- recorre lentamente su mirada por todo el cuerpo de la rubia y le guiña un ojo- podría enseñarle otras cosas más.

¡Hijo de puta!

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¡Hola! Lamento la demora, pero en compensación les traigo un capítulo un poco más largo.

Jacob y Jack ya están planeando que Isla va a ir con ellos pero qué piensa ella, ¿Aceptará o querrá quedarse en la isla?

¿De quién serán esos ojos azules? ¿Serán solo imaginación de Jackson?
¿Por qué sólo él los ve?

Agregué en el capítulo 1 y 2 a los personajes de Jackson e Isla por si quieren pasar y verlos. Así me los imagino yo, ustedes pueden imaginarlos como deseen.

Espero que les guste el capítulo y sin más... Nos leemos en el próximo.

¡Felices fiestas! Espero que los pasen con mucho amor y cariño con sus seres queridos.

¡Besos!

Milena🌸

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