Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

JACKSON

Carraspeo incómodo y frustrado, miro a mis hombres, estoy molesto, y no sé si es por sus reacciones tan cobardes al momento de protegerme o por interrumpir mi encuentro con Isla.

Sinceramente ni yo me comprendo. Desde que conocí a la bella chica de ojos zafiros, literalmente, hace unas cuántas horas, me siento totalmente confundido y perdido, no logro entender que es lo que me sucede.

-Gracias por ayudar a salvarlos- susurro en su oído con calma y dulzura, miro enojado y decepcionado a mis guardias, frunzo el ceño- y ustedes deberían de tener verguenza, ¿qué clase de guardias reales son?, ni siquiera pueden hacer su trabajo adecuadamente sin temblar de miedo y gritar como niñitas asustadas- vociferé, los susodichos bajaron la mirada avergonzados y aterrados.

Isla nos observa confundida, seguramente no debe comprender ni una palabra de lo que digo, ya sea por la rapidez con la que hablo o por el hecho de haberlo dicho en mi lenguaje materno, el inglés.

-Ahora vamos todos a cubierta, y no volverán a salir hasta mañana a primera hora- ordeno firme e intimidante, para no recibir ninguna réplica, me siento fatigado y ya es hora de descansar un poco del intenso y estresante día que tuve hoy.

-Como usted diga, príncipe.- obedecieron, caminaron hacia el barco y se perdieron entre el follaje. Jacob me brindó una mirada interrogativa, y pronto, no tardo en seguirles el paso de cerca. Ambos, Isla y yo, nos habiamos quedado solos.

-Ven conmigo, dormirás en un cómodo camarote y mi tripulación te servirá unos platos deliciosos y exquisitos- sonrio y extiendo una mano hacia ella.

Se acercó unos pasos pero al instante paró en seco, sus ojos se tornaron pensativos y miró más adentro de la isla sobre un punto en específico, fijó su vista allí y luego en mi de forma indecisa, me entró la curiosidad en saber que estaba mirando y lo que vi me dejó pasmado.

A lo lejos, camuflado por los matorrales, se destacaban unos ojos azules como hielo con pequeños destellos blancos, nos miraba fijamente, sin perderse ningunos de nuestros movimientos.

-No pue...puedo, lo la...lamento pero dormiré afu...afuera- culminó apenada; corriendo, se perdió de mi vista sin siquiera darme tiempo a siquiera contradecirle.

Volví a mirar a los matorrales, pero esos escalofriantes ojos ya no estaban.

Busqué en todas las direcciones sin encontrar a nadie a mi alrededor. Frunci el ceño confundido, seguro fue mi imaginación, y partí rumbo al barco.

°°°

Unos ojos zafiros nublaban mi mente, no había dejado de pensar en ella durante toda la noche ¿estará bien?, ¿dónde dormirá?, ¿de quién podrán ser esos ojos de hielo? Todas esas preguntas no me dejaban dormir tranquilo.

Estaba preocupado por Isla, hubiera deseado que se quedará en mi barco pero comprendia que no estaría comoda con ello, sin embargo en mi pecho sentia una preocupación inimaginable por su bienestar.

El sol empezaba a salir y con ello los murmullos y risas de mi tripulación comenzaban a escucharse, me vestí y salí a comprobar si estaba todo en orden.

La mayoría de la dotación estaban cumpliendo con sus tareas, algunos se encargaban de mantener en condiciones el barco, otros salían a buscar frutas y agua, e incluso algunos trabajaban tarareando o bailando algún ritmo imaginario de sus mentes.

Sin razón alguna todos estaban de buen humor, en parte eso me alegraba pero no podia evitar preocuparme por el tipo de criaturas de las que estabamos rodeados, esos ojos de hielo sin duda me preocupaban.

Necesitaba ir a visitar a Isla, quería pasar mas tiempo con ella, enseñarle a mejorar sus palabras y con algo de suerte ayudarla a recordar su pasado.

Con grandes zancadas me acerqué a un centinela, toqué su hombro haciéndolo sobresaltar de impresión y sonreí cortés tratandolo de tranquilizar un poco.

-Dile por favor a Jacob que saldré y volveré en unas horas, que no me busque y no se preocupe por mí.

-Como ordene, alteza- inclinó la cabeza, y se fue por un pasillo, un poco apresurado.

Mandé a que colocarán el tablón y bajé del barco con el objetivo de ir a buscar a Isla.

°°°

-Malditos mosquitos- susurre molesto, rascando mi brazo.

Ya llevaba unos cuantos minutos recorriendo el lugar sin dar con algún resultado, habia olvidado preguntarle a Isla como nos podríamos reencontrar y ahora no sabia que hacer para encontrarla, intenté llamarla pero era obvio que no lograría escucharme.

Ya a punto de resignarme, escuché unos gruñidos que provenían de detrás de mi.

Unos escalofríos me recorrieron el cuerpo, sentía mi piel erizarse y mis hombros se tensaron alertas.

Presentía que lo que estuviera atrás mio no era para nada inofensivo, los gruñidos se hicieron más potentes y sentía esa presencia cada vez más cerca de mí.

Lentamente fui girando el rostro, pero no llegué a ver que era porque un cuerpo cayendo de pie frente de mi me hizo saltar del susto, abrí con impresión los ojos y respire aliviado cuando divise a Isla con una liana en sus manos.
Al instante recordé los gruñidos y volteé, jadeé asustado.

No había nadie.

Juro haber escuchado los gruñidos, también cuando habia visto anteriormente los ojos de hielo, y puedo afirmar que no son los de las panteras.

¿Qué animales más habrá aquí?

Normalice mi respiración y miré a Isla quien parece no haberse percatado de nada, decidí dejar el tema para después y no preocuparla con mis problemas y suposiciones.

Al instante recordé la razón por la cual estaba aquí; sonreí feliz de haberla encontrado, o mejor dicho, que ella me haya encontrado a mi. Tomé su mano con delicadeza y besé sus nudillos.

-La estaba buscando, mi lady.

Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos brillaban de duda y curiosidad a la vez que miraban mis labios en su mano. Me causaban ternura sus expresiones y estaba seguro que mis ojos brillaban de solo admirar su exótica belleza.

Al alejar mis labios y separarme unos centímetros, Isla los acortó acercándose más a mi, frunci el ceño intrigado.

-Te sucede algo...- a una velocidad increíble, Isla tomó mi mano y de un ligero tirón le dio un sonoro beso.

Reí sorprendido y avergonzado, retiré con delicadeza mi mano y rasque mi nuca algo incómodo e impresionado.

Nunca en la vida me había besado una chica la mano, se sentía algo raro, en general siempre era yo el que besaba las manos de las damas.

-Isla, solo un caballero besa la mano de una doncella. No es necesario que tu también lo hagas- le expliqué sonriendo divertido- las señoritas como tú suelen hacer una pequeña inclinación de cabeza a la vez que sujetan la falda de su vestido. Es como una señal de cortesía y respeto por parte de ambos.

La mueca de confusión que mostró Isla me había confirmado que no entendía ni una palabra de lo que le hablaba.

-Mira, inclinas la cabeza y sujetas tu vestido, asi- imite mi explicación simulando sujetar la falda de un vestido imaginario, Isla miraba atenta mis movimientos y asentía comprendiendo.

Seguramente me veia ridículo pero al menos ella no era conciente de eso.

-Bien ahora hazlo como yo. Uno, dos y tres...¡Auch!- un dolor agudo se extendió por toda mi cabeza, mi vista se nublo y un leve mareo me hizo tambalearme.

Miré a Isla que también se acariciaba la frente con una mueca de dolor. Cuando me habia inclinado, ella también lo habia hecho pero de forma brusca, logrando que nuestras frentes se golpearan abruptamente.

-Bueno eso fue un buen comienzo- susurre, tocando mi frente. La tomé de la mano logrando llamar su atención y que sus ojos zafiros se fijarán en mi- ¿Tienes hambre?

-Ya co...comi.

-Veo que se te sigue dificultando hablar- en eso una idea surco mi mente- tengo una idea, ven conmigo, yo te enseñaré como hablar y expresarte mejor.

De un tirón la guío por segunda vez al barco.

Al llegar la ayudo a subir, puedo ver las miradas que le da mi tripulación y eso no me deja nada contento, Isla aprieta mi mano y se remueve incómoda, creo que también se dio cuenta de todas las miradas puestas en ella.

Giro la cabeza hacía mis hombres y los fulmino con la mirada, ellos me miran y palidecen, rápidamente siguen con sus tareas quitando la vista de nosotros.

Tendré que hablar seriamente con ellos.

Nos adentramos en mi camarote y solté delicadamente la mano de Isla, me dirigí frente a una estantería llena de libros que siempre suelo llevar a todos mis viajes, saqué algunos y los puse en una mesa frente al sofá en el que Isla estaba sentada.

-Mira Isla, estos libros te ayudarán a aprender a hablar en inglés. Ya no podremos hablar muy seguido francés, ya que soy el único en este barco que lo entiende, y si necesitarás hablar con mis hombres no te entenderían ¿Estás de acuerdo?

En respuesta, Isla asintió varias veces con la cabeza y miró el libro con fascinación.

Abro el libro en una página en específico y lo apoyo en sus piernas, me siento a su lado en el sofá y miro su perfil. Desde este ángulo puedo apreciar bien sus ojos, como se reflejan y brillan mucho más por los rayos de sol que entran por la ventanilla, como arruga el ceño en concentración, y como sus pestañas largas y espesas se mueven con rapidez por sus pómulos rosados.

Algo cálido y suave se expande por mi mano, pestañeo saliendo de mi ensoñación y bajo la vista, su mano esta posada sobre la mia, sorprendido y anonadado trato de hablar pero soy interrumpido por su pequeña mano que aprieta la mia y la saca ligeramente del libro que no era conciente que estaba sujetando.

Agarra el libro y lo eleva acercandolo a su rostro, lo recorre con sus ojos sin saltarse nada aunque no supiera leer.

Ese gesto me desiluciono, pensaba que iba a sujetar mi mano o al menos quería que sintiera la calidez que sentí en el pecho cuando nos tocamos. Pero solo quería apartarme para poder concentrarse en el libro.

¿Es normal sentir celos de un estúpido libro?

Trato de acercarme unos centímetros más, hasta que nuestras rodillas se rozan y unos escalofríos me invaden haciéndome temblar. Respiro hondo y con suma delicadeza atraigo el libro hacia mí. Éste es uno de los libros que mi institutriz me daba de niño para aprender a leer, con bocetos, para una mejor comprensión de las palabras.
Sus hojas están ya algo amarillas y cortadas, pero su olor es muy relajante y agradable.

-Primero aprenderás el abecedario y luego lo demás- paso las hojas hasta dar con la indicada- comencemos... A, be, ce, de...

Poco a poco y con mucha paciencia, ella va aprendiendo a hablar. Al principio se le dificultaba, pero a medida que transcurrían las horas comenzaba a hablar mas fluido.

Bostezo agotado, froto mis ojos y miro por la ventana, es de noche; creo que ya es suficiente por hoy, Isla a avanzado bastante para ser su primer día.

-Isla ya terminamos por hoy, has mejorado considerablemente y por ello estoy orgulloso de ti. Pero creo que ya es hora de que terminemos, debes estar muy cansada y no quiero agobiarte. Mañana seguiremos con nuestras clases.

Cierro el libro y lo ubico en la estantería; como todo un caballero extiendo la mano y tomo la de Isla con extrema delicadeza, con solo tocar su mano siento que mi corazón se acelera.

¡Cielos! Es tan suave y perfecta que me gustaría poder tomarla de la mano todos los días y nunca soltarla.

Abro la puerta del camarote y dejo que salga primero, pudiendo sentir la fragancia natural que desprende su piel y se adhiere en el ambiente.

Ya en tierra firme nos quedamos en silencio unos minutos, por mi parte por no saber como saludarla sin que resultará incómodo. Intento acercarme, pero su dulce voz me interrumpe.

-¿Te gustaría mañana co...conocer mi hogar? Además puedes traer el libro así seguimos con las cla...clases allí.

Una sonrisa entusiasmada se forma en mi cara y asiento contento.

-Claro me encantaría, entonces mañana te veo en el mismo sitio de hoy, ¿esta de acuerdo, mi lady?

Una dulce sonrisa tira de sus labios afirmando mi pregunta. Cuando estoy por dar la vuelta e irme, siento unos cálidos y suaves labios en mi mejilla, sorprendido, intento hablar pero ella ya se ha perdido de mi vista, camuflandose entre los árboles.

Toco mi mejilla y sonrio embobado.

Estoy sintiendo algo desconocido en mi interior y eso es lo que más me aterra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro