Capítulo 2
JACKSON
La hermosa extraña, miraba mis ojos entre incrédula y confundida, por mi parte, no podia dejar de ver semejante belleza ante mi.
Sus hipnóticas curvas estaban cubiertas por lo que parecía ser un trozo de sabana blanca, ajustado por una cuerda a su pequeña cintura y sujetado con un nudo en la parte de su pecho. Sus delicadas y suaves facciones me tenían embobado.
Y es que en Londres las doncellas parecían ser todas iguales, sus vestidos pomposos y raros, sus inútiles y aburridos coqueteos y el abundante maquillaje que usaban solo daban ganas de correr y escapar lo mas lejos de ellas.
Los gruñidos de las panteras me sacaron de mi ensoñación, siguieron avanzando, estaba comenzando a preocuparme pero esta vez no solo por Jacob y por mí, sino que mi objetivo era proteger a la dama de cabello dorado.
Traté de avanzar despacio para interponerme entre ella y las panteras.
-Ven conmigo, camina lentamente- le susurré extendiendo mi mano intentando sostener la suya.
Ella me miró extrañada y ladeando la cabeza, ese gesto me pareció tierno y dulce.
Pero al instante supe lo que esa acción significaba, ella no entendía mi idioma.
Al haberle gritado a las panteras que se detuvieran habló en un costoso y confuso francés, como si le costará hablar o tal vez como el hecho de que no supiera hacerlo. Y eso solo confirmaba mis sospechas de que ella era el único ser humano en la isla.
Ya no tenía manera de como llamarla y que viniera a mi lado así que lentamente seguí avanzando pero otra vez me sorprendió.
Ella caminó como si nada pasará hasta posicionarse frente a las panteras y de sus labios empezaron a salir gruñidos y siseos mirándolos acusatoriamente y señalando hacia el interior de la isla.
Los felinos se miraron entre sí y volvieron por donde vinieron gruñendo rendidos hasta que logré perderlos de vista.
Eso me tomó por sorpresa ¿Qué animal salvaje actúa como niño regañado? ¿Qué le dijo la belleza de chica para que le obedecieran? Sin duda esa acción no podría creerla de no haberla visto con mis propios ojos.
La chica giró para mirarme y se fue acercando con cautela hasta llegar a unos metros de mí. Sus ojos conectaron con los mios y juré por ese momento que jamas habia visto unos ojos tan fascinantes y hermosos comos los de ella, sin duda eran obras de arte.
-Hola mi nombre es Jackson Williams, príncipe y futuro heredero de Londres- lentamente y con suavidad moví mis labios con la esperanza de que me comprendiera- ¿Lográ entenderme señorita?- pregunté.
A modo de respuesta recibí su mirada confusa, bufe frustrado ¿Cómo lograría que me entendiera?
Si tan solo hubiera una forma de que ambos nos entendieramos ¿Pero cuál?
Miré a Jacob buscando ayuda pero mi amigo en su lugar no dejaba de admirar embobado a la misteriosa joven, le di un disimulado codazo con una extraña molestia surgiendo en mi estómago logrando al fín que volviera a la realidad.
-¿Qué sucede, Jack?- rascó su nuca, confundido.
-Necesito que me ayudes a que pueda entenderme, no podemos dejarla sola en este lugar- añadí.
Al instante una idea surcó mi mente, sonreí felizmente y avance siendo observado por dos pares de ojos que estudiaban cada uno de mis movimiento, extrañados.
Extendi una mano hacia la doncella, ella me miró desconfiada y confusa pero seguí insistiendole a que la tomará hasta poder hacer que la estrechara con la mia, al instante pude sentir una corriente atravesar por mi columna y mis latidos aumentaron a tal punto de que cualquiera los escucharía.
Con toda la delicadeza posible tiré de su mano hacia el interior de la isla siendo seguido por los pasos de Jacob, quién me miraba con duda y con un gesto de que le explicará en que estaba pensando, negué con la cabeza y señalé hacia el camino para que me siguiera.
°°°
A unos metros del barco sentí un tirón en mi mano, giré para mirar a la chica y me encontré con sus ojos asustados y alarmados.
-Tranquila, ven conmigo te ayudaré- sonreí.
Ella lentamente relajó sus hombros y con pequeños y dudosos pasos me siguió al barco.
Frente a éste observé si alguien estaba dentro pero no habia ningún movimiento, al parecer todos habían salido a explorar dejando al barco sin nadie que lo vigilará, me quejé internamente ¿Qué clase de guardias dejó mi padre para que me protegieran?
Con ayuda de Jacob, que sorprendentemente seguia callado, la ayudamos a subir a cubierta y una vez dentro, entramos a mi camarote y nos sentamos en los muebles que habian allí.
La doncella miraba todo alrededor con intensa curiosidad, frente a los sillones, los estudió con la mirada y luego sus ojos se posaron en mi con confusión, en gesto caballeroso le tendi una mano, sintiendo que una calidez me embargaba todo el cuerpo, y con delicadeza la guíe al asiento.
Busqué alrededor del camarote hasta que logré divisar unos papeles y un lápiz sobre el escritorio, entusiasmado los traje y volví a sentarme frente a la chica.
-Hola mi nombre es Jackson- extendí mi mano sin siquiera ser correspondido, la chica giraba la vista de mí hacia mi mano con desconfianza. Suspire y volví a sonreir- solo es un saludo- afirme.
Nada, ni siquiera un gesto ni nada.
Entonces busqué otro medio, con el lápiz hice un dibujo en la hoja y se lo mostré a ella.
-Hola- hablé en un frances fluido y agité levemente mi mano- de aquí es de donde vienes tú, lo ves- señalé el dibujo- es una isla, ¿comprendes siquiera algo de lo que digo?
-Isla...- susurró con la vista perdida, quizás recordando algo, me alegré y sorprendí al saber que por fin me habia entendido, aunque algo me decia que no era eso lo que ella habia dado a expresar.
-Si una isla, ahora ¿dime cómo te llamas?
-Is...isla- masculló pensativa.
Mi sonrisa cayó al instante, creo que no habia entendido nada de lo que le habia dicho, pero sin rendirme volví a insistir.
-Si, tu vives en una isla pero necesito saber como te llamas, por favor- rogué.
-Isla- dijó con voz mas potente y segura.
Gruñi exasperado, esto es el colmo como podría hacerle entender de lo que trato de preguntarle. Miré a Jacob pidiéndole una mano, pero el muy listo solo se encogió de hombros restandole importancia, gruñi y miré a la chica hermosa pero que lograba sacarme de mis cabales sin siquiera esforzarse.
-Tu vienes de una isla, eso todos los tenemos claro- exclamé lento y dulce intentando no exasperarme- pero ahora necesito tu nombre ¿Cómo te llamas?
Ella lo meditó unos minutos e intentó que su voz saliera de sus labios pero solo se escucharon unos jadeos, frunció el ceño enojada, ese gesto me parecio tierno y adorable viniendo de ella. Respiró hondo y entreabrió sus rosados y carnosos labios, saliendo un murmullo que escuché con claridad.
-Yo so...soy Isla- apuntó su pecho con el pulgar.
Abrí los ojos sorprendido, Jacob se encontraba igual que yo. Asi que Isla, entonces ese era su nombre. Isla...que hermoso nombre y más dulce se escuchaba saliendo de sus labios.
-Vaya, ¿Isla? Ese nombre no se escucha todos los dias- dijo Jacob bromeando. Yo seguía mirando esos bellos ojos azulados, embobado como un idiota- dime linda ¿Dé dónde eres?
Ese comentario me hizo volver en sí, fulmine con la mirada a Jacob y estaba a punto de decirle que no volviera a llamarla asi, pero la misma voz que me tenia como bobo me interrumpió.
-De a...aquí- murmuró confudida.
-Me refiero en donde naciste, porque aquí no puedes haber vivido toda tu vida- afirmó riendo entre dientes.
-Yo so...soy de a...aqui- cada vez se veia más extrañada por el interrogatorio de Jacob.
-¿No sabes de dónde eres?- preguntó asombrado, por mi parte ya me estaba dando una idea de lo que había ocurrido- ¿Ni siquiera como llegaste aquí? Lo más seguro es que haya naufragado tu barco- al instante su rostro se torno pálido, como recordando un punto importante- Señorita, ¿Cuánto tiempo lleva aquí?- alarmado miré rapidamente por una respuesta a Isla.
Ella por su parte se notó asombrada, llevó las manos a su cabeza pensando hasta que levantó la vista hacia nosotros.
-No lo recu...cuerdo.
-Pero si solo...
-Basta Jacob deja de presionarla- espeté con el ceño fruncido y tensando los hombros.
Jacob abrió la boca para replicar pero en ese instante escuchamos en la lejania unos gritos masculinos, con mi amigo nos miramos preguntándonos que seria eso hasta que volvimos a escuchar las voces, esta vez, pidiendo ayuda.
-Tus guardias- murmuró Jacob negando con la cabeza, suspiré y me levanté teniendole la mano a Isla, quien la tomó gustosa y ubicándose a mi lado, me miró intensamente.
-¿Me ayudarías a salvar a mis guardias?- pregunté. Reproduje la frase lentamente, para que pudiera entenderla. Asintió logrando comprender mis palabras con algo de dificultad y ajustó su improvisado cinturón sujetando la sabana de su vestido.
Me volvió a tomar de la mano y salimos del camarote con Jacob pisandonos los pies, bajamos del barco y nos introducimos al centro de la isla guiándonos por los gritos de ayuda de mis hombres.
Ya cerca apresuramos el paso y lo que vi creí que ya no podria sorprenderme mas de lo que lo estaba ahora.
-Oh, maldición- gruñi.
Alrededor de diez de mis guardias estaban acorralados y temblando esperando ser atacados por algunos cuantos cocodrilos que cada vez se acercaban más, abriendo sus enormes mandíbulas listos para atacar al más mínimo movimiento en falso que dieran.
Isla miró a su alrededor y salió corriendo detrás de unos árboles, confundido quise acercarme y ayudarles a los hombres pero los gruñidos de los cocodrilos me hicieron pararme en seco.
-A...ayudenos principe, por favor se lo ruego- pidió uno de los guardias al notar mi presencia a metros de ellos, los cocodrilos le gruñeron amenazadoramente y él, de la impresión, soltó un grito y velozmente retrocedió llegando a la par de los otros.
-Tranquilos, buscaré la forma de sacarlos de ahi- intenté localizar alguna rama u otro objeto con lo que pudiera salvarlos, pero no encontraba nada útil.
Unos movimientos sobre la copa de los árboles me hizo levantar la cabeza, allí sin esperarmelo, Isla se colupiaba con agilidez pasando de árbol en árbol hasta caer justo entre medio de los animales y los hombres.
En sus manos sostenía una lanza con punta de, lo que parecía, una piedra filosa y puntiaguda. Con el ceño fruncido, avanzó amenazando a los cocodrilos y siseó unas palabras inentendibles para mí, hasta lograr que los reptiles volvieran al lago que estaba a metros de ellos.
Isla relajó sus hombros y soltó la lanza, caminó hasta posicionarse a mi lado bajo la atenta mirada de los hombres y mia.
No lograba cerrar la boca del asombro. Eso fue increible, corrección, ella es increible. Todavía no podia salir de mi estupor, al principio temía que algo le pasara, pero al ver como solucionó la situación hizo que mi a pecho se calentara de ternura e incluso otra emoción que no lograba descifrar, aún.
Sin verlo venir de mi, la abracé fuertemente de su pequeña cintura. Por un momento imaginé que algo le pasaría, pero me di cuenta que ella aquí está en su hábitat, no necesitaba de ninguna ayuda. Incluso pienso que el que necesita más ayuda soy yo, pero estaría encantado de que esa ayuda viniera solo de ella.
Al separarnos pude apreciar sus hermosas mejillas sonrojadas, sonreí encantado hasta que unos carraspeos lograron hacer que me centrará en nuestro alrededor, volteé y todos nos estaban mirando; Jacob sonreía cómplice y movía sus cejas repetidamente, mis hombres nos veían incómodos y aún algo asustados, suspire, no se que haré para salir de esta situación tan incómoda.
Por Dios, ¿cómo saldré de esto?
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Hola a todos, espero que les guste el capítulo, sé que he demorado mucho pero estaba teniendo muchos trabajos y exámenes de la escuela.
Jackson al fin conoció a Isla, ¿cómo les irá a estos dos conviviendo en una pequeña e inhabitada isla?
Si tienen alguna duda no duden en preguntarme que estaré encantada de responderles.
¿Qué les gustaría que pasará después? Espero sus comentarios. Sin más que decirles espero leerlos en el próximo capítulo, Bye...
Milena🌸
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