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Capítulo 31. - El gorro azul.


El repique de las gotas de lluvia que caían por la ventana, más la ligera brisa fría de la mañana movieron la ventana, sonido el cual despertó a Barry. Gruñendo un poco se giró palpando al lado de su cama, buscando a Caitlin, pero no estaba. 

El lugar estaba ordenando, como si nada la noche previa hubiera pasado, el lado de su cama estaba tendido. "¿Cait?" – llamo levantándose al instante.

"¿Cait?" – volvió a decir, aun medio dormido, poniéndose un pantalón de pijama y un polo mientras caminaba por toda la habitación. Todo se encontraba totalmente ordenando y no había rastro de ella. Bajo las escaleras y la vio sentada con una blusa azul sobre sus hombros, el cabello suelto y una manta entre sus piernas sosteniendo el control mientras una película se reproducía. "¿Cait?"

Ella pego un salto, volviéndose a verlo. "Hey sleepy head, me asustaste" – dijo con voz suave, llevándose una mano al pecho, tenía el cabello suelto en ondas suaves algo desordenadas que le daban un aspecto malditamente sexy.

"¿Todo bien?" – pregunto de forma inocente, cuando se acercó más a ella, noto que lo que estaba usando no era una blusa sino su camisa azul. "¿Barry?"

Y casi como si el aire volviera a sus pulmones, una sonrisa se formó en su mirada. "Definitivamente debo admitir te queda mejor a ti que a mí."

"¿Tú crees?" – susurro ella en forma de pregunta, mordiéndose en labio. Barry asintió, dejando que su sonrisa se extendiera por todo su rostro. Caitlin jalo su camiseta haciéndolo caer encima de ella, sus labios se juntaron suavemente con los de él, hasta que la falta de oxígeno se hizo presente. "Buenos días"

"Buenos días." – sentencio Barry, apartando su rostro y dándole una mirada completa. "Sin duda te queda mejor a ti que a mí, pero quedaría mejor en el piso."

"¿Eso crees?"

Barry asintió, juntando su frente con la de ella. Beso sus labios una vez más acomodándose en el sofá. "¿Qué estás viendo?"

"10 things I hate about you."

Barry comenzó a besar su cuello, no queriendo contener sus manos para sí mismo. "¿Estas por terminar la película?" – susurro sobre su piel.

"No, apenas ha comenzado. Recién lleva treinta minutos."

Barry negó, depositando otro beso sobre su piel. "¿Puedes pausarla?" – pregunto, dejando un beso mojado por cada palabra que decía.

"No creo..." – Movió un poco su camisa azul rebelando la piel de su hombro.

"Tengo que volver a decirlo, créeme esto quedaría mejor en el piso."

"Bueno, solo sería lo mismo si dejamos esta camiseta en el piso."

Con una expresión coqueta, se alejó de ella quitándose la camiseta mientras Caitlin seguía su acción con la mirada, sus mejillas tomaron color cuando Barry dejo caer el trozo de tela sobre el piso, y beso sus labios de nuevo.

Poco a poco Caitlin quedo a horcadas sobre Barry, quien de un solo movimiento dejó caer la camisa azul al piso, sus frías manos pasaron por su torso sintiendo los músculos de su piel tensarse bajo su tacto.

Caitlin lucia sexy al estar solo con un sujetador y unas bragas negras, con sus manos comenzó un paseo por sus piernas mientras que ella estaba sobre él, pensando lo bien que su piel se sentía contra la de ella, sus labios recorrieron su cuello, descubriendo una marca de color morado que él le había dejado la noche previa.

"Se te ve bien."

"Estas por obtener la tuya" – murmuro en voz sedosa, sus labios se desviaron de los de Barry hasta su cuello dejando una línea de húmedos besos, soplo sobre su cuello incrementando los sentimientos que tenían.

Comenzó a besar despacio para luego dejar una pequeña marca, que tanto quería dejarle en esa sensible zona. "¡Listo! Aunque la que me dejaste era un poco más grande."

"Me gusta esta" – ronroneo Barry, tomando sus labios, pero el estómago de Barry malogro el momento. Mientras sus manos divagaban por el cuerpo de Caitlin, su estómago seguía gruñendo, aún más fuerte que la anterior vez. Caitlin comenzó a reírse sobre sus labios y alejo su rostro. "N-no es gracioso."

Intento contener su risa. "Sí, si lo es." – dijo ella, ahora sentada a horcadas encima de él.

"No"

Trato de mantener una expresión seria pero el sonido de la risa de Caitlin, era hipnotizante a tal punto que él también termino uniéndose. "Ya deja de reírte de mí."

"Lo siento," – murmuro ella, cubriendo su labios con su mano, se levantó. Volviendo a colocarse la camisa. Extendió su mano para que él la tomara. "Vamos a preparar algo de comer." – le pidió, viendo a Barry con cierto detalle.

"Mejor..."

"Quizás sea mejor que lo prepare sola." – sentenció, dejando escapar una risita. Antes de darse la vuelta de camino a la cocina, dejó un casto beso sobre sus labios.

"Eso puede esperar esto no."

"La verdad es que yo también tengo hambre."

"Igual yo," – dijo volviendo a jalarla hacia él, para atacar de nuevo sus labios. "Pero no particularmente sobre comida."


***


Horas después, y aun sumergida en su pequeña burbuja de felicidad, Caitlin, tenía el celular apoyado en el oído. "Sé que ha pasado un tiempo, y lamento de verdad no haberte llamado como acordamos."

"No te preocupes" – respondió una voz por ella, Caitlin siguió caminando por el jardín de forma tranquila. "Pero la verdad es que me gustaría verte dentro de dos semanas."

"A mi igual" – sentencio ella, "Hare todo lo posible por ir a New York dentro de poco."

"¿Enserio?" – casi grito la persona detrás del teléfono. "Estaré esperándote entonces...es algo muy importante para ella, y para mí igual. No creo que Wells le moleste que tengas un fin de semana libre aquí."

"¿Aún siguen ahí?"

"Siempre cariño. Esto es algo que no cambiaríamos por nada..."

"¿Cait?"

Escucho la voz de Barry llamando. "Tengo que cortar, me asegurare de ir pero no le digas quiero que sea sorpresa y mándame los detalles por texto ¿sí?"

"Claro cariño como gustes, hasta pronto."

"Cait" – escucho a Barry llamarla desde el porche. "¿Qué haces aquí? Te vas a congelar pasa"

Le sonrió, guardando el teléfono. "El clima esta agradable."

"Sabes eres una mala paciente" – murmura Barry entrando a la cocina con ella. "Te olvidaste de tomar estas"

"No, no lo hice" – responde ella sirviéndose un vaso de agua. "Alguien me mantuvo distraída anoche aparte tú Barry Allen eres el peor enfermero de todo."

"Bueno doctora Snow, por algo me hice abogado no cree."

"Tiene razón" – siguió con el juego mientras tomaba su píldora. "Qué bueno que no eligió esa carrera"

Barry río negando. "Ser un abogado tiene sus beneficios pero el trabajo, el trabajo apesta rumas y rumas de papeles que no dejan de llegarte."

"No, no me la creo" – lo tomo del saco. "Aunque tengas rumas de papeles amas tu trabajo."

"Estas leyendo mi mente."

"Sabes que eso no existe, no. La telequi..." – hizo un pequeño gesto arrugando la nariz. Cortándose ella misma de una larga explicación en el tema. "¿Qué tienes ahí?"

"¿Recuerdas cuando pasamos ese tiempo en la playa?" – Caitlin le dio una mirada intentando recordar el momento. "Cuando fuimos a la playa en grupo y nos quedamos por una noche en ese hotel"

Una Caitlin aún confundida, le dio una mirada pidiéndole que siguiera explicándole. "Barry, no sé de qué hablas."

"Recuerda el verano antes de que comenzara mi último año de universidad, antes de que me graduara." – Caitlin asintió, recordando ese verano. Ella había sido invitada a pasar una tarde "agradable" con sus amigos y los de Barry.

Claro que recordaba ese día, era años antes de que todos los problemas comenzaran para ella. Cuando todavía podía contar con las dos personas más importantes de su familia, su madre y su hermano.

"Lo único que recuerdo de esa tarde fue sentirme totalmente devastada por perder el reloj de correa negra que mi papá me había regalado cuando era niña" – Barry asintió, "Y tu acompañante en ese momento no fue de gran ayuda sabes" – murmuro ella.

Refiriéndose a la chica con la que Barry estaba esa tarde. "Mandy, sí la recuerdo"

Caitlin rodo los ojos. "Sabes que es lo más curioso, que eso no fue lo único que perdí ese día, también perdí mi gorra azul."

Barry se llevó una mano al cuello. "En realidad no la perdiste, yo me la quede." – sentencio él, abriendo la caja que tenía detrás de él.

En la caja se encontraban, fotos del día de la playa, de los grupos de amigos pero algo en particular resaltaba de las fotos, que en todas estaba Caitlin, incluso había algunas solo de ella. También se encontraba la gorra, que ni bien la vio se la puso.

"No puede creerlo," – casi grito. "Pensé que había perdido esto hace años."

"Lo guarde para ti."

"Oh vaya. Gracias; esto es...." - era un recuerdo importante para ella. "Es de C..." - dijo dandole una mirada feliz.

***

"Bien tengo banditas, un botiquín y quizás un equipo de cirugía por aquí" – se agacho para verla, la pequeña estaba sentada con la espalda apoyada al árbol y una lagrima cayendo por su rostro.

"Te estas burlando de mi"Acuso ella aun triste. Mientras abría el botiquín sacando los implementos que usaría.

"No, no cariño" – tomo un algodón. "No me estoy burlando de ti. Me estoy burlando de mi"

Dijo limpiando su pequeña nariz. "No hay mejor que ver a tu pequeña niña montar por primera vez su bici sin rueditas."

"Auh"

"Lo siento amor" – limpio cuidadosamente su codo. "Y lo peor verlos morder el polvo" – saco una bandita de colores poniéndola en el brazo de la pequeña. "Bien, ahí está."

"¿Mami?"

"Si, cariño."

"¿Voy a morir?"

Ella negó divertida sosteniendo el delgado codo de su niña. "Puedo decir que tus chances de sobrevivir son muy altas como de un cien por ciento."

"¿Tú vas a morir?"

Miro directamente a los azules ojos de la pequeña niña. "Bueno cariño, todos eventualmente mueren" – los ojos de la niña se quedaron fijos en los de su madre. "Pero no por un largo largo tiempo"

"Pero ¿Qué pasa si tu mueres y yo sigo aquí?"

"Para ese entonces tú ya serás una adulta" - acaricio su dorado cabello. "Y ya no me necesitaras."

"Creo que siempre te voy a necesitar"

Dijocon voz rota abrazando a su madre

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