Capítulo 25 - Quería sentirme incluida.
"Barry que ray..." – soltó deteniéndose en la mitad de la frase, debido a que Barry estaba atacando sus labios intensamente. Pegándose más a ella contra el escritorio. "¿Q-que estás haciendo?" – dijo casi sin voz.
Él se separó de ella caminando hacia la puerta. "Algo que debí haber hecho hace mucho tiempo" – contesto con voz ronca y seductora mientras le echaba el pestillo a la puerta de la oficina de Caitlin.
Alargando la mano tomo a Caitlin por la cintura pegándole más a él, atrapando sus labios en un beso que se tornaba cada vez más pasional. Caitlin quedo sentada en el escritorio, con Barry entre sus piernas. "Como me gusta este vestido" – dijo besando la base de su oreja hasta su garganta. "Caitlin...Caitlin..."
"¡CAITLIN!" – Grito Linda moviendo su hombro. "En treinta minutos llega el Henry Evans y su hermano, ese hombre me da vibras raras, ¿Qué haces dormida?"
"¿T-taza de café?" – escucho la voz de Jace aun adormitada, mientras Linda seguía hablando de lo raro que le parecía Christian Evans.
"Si, por favor" – atino a responder, revisando su maquilla y ropa.
"¿Negro o Marrón?"
"Negro Jace" – contesto estirándose de su silla, mientras que Linda se sentaba frente a ella. "¿Qué?"
"Tú nunca duermes en el trabajo" – miro su Iphone tratando de no sonar curiosa. "¿Qué paso? Déjame adivinar, Allen otra vez. ¿No?"
"Nada de eso" – dijo algo sonrojada. "Me dio sueño eso es todo"
"Claro, bueno los Evans viene en 30 minutos. ¿Me quedo o me voy?"
"Quédate" – miro su reflejo en la computadora. "Me arreglare el maquillaje" – dijo levantándose al baño. Ni bien cerró la puerta se deslizo ella con la respiración agitada.
*3 DIAS ANTES*
"Por donde podría comenzar, ellos han dinero por montones y gastan, escucha esto, gastan la mayor parte en caridad, en ONGs que alimentan a niños pobre en África e India, así como también son parte de las familias más influyentes y bien posicionadas en el mundo médico."
Wells alzo su vaso de agua antes de comentar. "Es un negocio inteligente y te da buenas relaciones publicas" – atrayendo las miradas de todos los integrantes de la mesa. "Pero a la larga tedioso sino tienes la vocación indubitablemente."
La mano de Barry, apretó un poco la rodilla de Caitlin, convirtiendo su respiración en algo superficial, mientras sentía como sus fríos dedos comenzaban a dibujar círculos en su desnuda piel. "Exacto," – comento Hale. "Pero no es solo es, sino que la cabeza de la familia ahora son Christian Evans, quien es el siguiente a Henry, aunque sé que Henry era el heredero, pero decidió renunciar para ser medico"
"¿Acaso que Henry seguía en el negocio?" – pregunto Cisco sorprendido, por lo mucho que sabia Hale de los hermanos Evans.
"Ósea sí pero no, porque si sigue, pero en cierto proyecto" – respondió Hale a mordiendo un esparrago, "¿Qué opinas Cait?"
Caitlin, trago un poco mirando a Hale- "Es un buen negocio, si tienes convicción francamente"
"Es un buen negocio, si tienes convicción francamente."
"¿Y tú Bar?"
"Me quitaste las palabras de la boca cariño," – dijo Barry, moviendo la mano un centímetro más arriba, apretando un poco su muslo. Haciendo que el color se suba a las mejillas de Caitlin.
Wells, frunció el ceño, mirando directamente a Barry con sus penetrantes ojos azules. Como si supiera que era lo que estaba pasando. "Eso es lo que dice la madre de Caitlin" – sentencio mirando seriamente a Barry, quien dejo caer su mano, regresándola a la mesa. "Evans, Henry para ser más precisos, y ella tienen una relación muy cordial."
Caitlin, se inclinó dándole un beso en la mejilla a Barry. "Ten cuidado, esas cosas no le agradan." - se giró dándole una sonrisa amable. "¿Mi madre y Henry Evans?"
Hale rodo los ojos. "Ugh no puedo creerlo, tu madre trabajando tan cerca de Henry y por favor sepárense que me llenan de azúcar, si van a seguir con esto vamos a necesitar más vino y postre."
"Vino será" – sentencio Linda levantándose.
"¡Iré yo!"- casi salto de la silla Caitlin, tomando la botella vacía, mientras Linda tomaba unos cuantos platos vacíos y camino rápidamente a la cocina, con las mejillas sonrojadas. Linda, le dio una mirada curiosa.
"¿Qué te pasa?" – le pregunto, poniendo los platos en la encimera. "¿Caitlin?"
"Digamos que el vino está fuerte" – mintió tocando sus mejillas sonrojadas.
Linda levanto una ceja, acercándose a su amiga, al escuchar a Hale cerca. "¿El vino o el calenturiento de Allen?"
"¡Linda!"
"¡Caitlin!"
"¡Hale!" – dijo Hale, su propio nombre en la puerta de la cocina. "Lo siento, quería sentirme incluida" – comento haciendo reír a las chicas, viéndolas algo sonrojadas. "Papá a veces se pasa con el vino," – respondió despreocupadamente, sacando la torta de chocolate, poniéndola en la encimera. "¿Cuántos somos, Linda?"
"Ocho no espera conmigo somos nueve" – respondió sacando otro vino que Hale le había indicado. Mientras Caitlin tomaba agua. "¿Dónde está el sacacorchos?"
Caitlin le paso el sacacorchos evitando la mirada de las dos. "¿Qué helado Vainilla o chocolate?"
"Chocolate" – dijo Linda arrancándole el pote mientras ella y Hale devoraban este.
"Vainilla para los demás"
Hale corto el postre acomodando unos cuantos. "Llevare esto, sí. Cait sirves el resto"
Ella asintió tomando el cuchillo mientras las dos salían hacia el comedor, puso los trozos que faltaban en platos para luego quitar el exceso de chocolate del cuchillo con su dedo.
"Eso Caitlin, es antihigiénico" – murmuro Barry entrando a la cocina con algo en la mano. "Pero se te ve tan bien."
"No que estabas cansado" – murmuró de mala gana mientras dejaba el cuchillo en la mesa
"Recupere mi humor"
"Ya veo" – tomó el cuchillo de nuevo dirigiendo la punta hacia su pecho. "¿Qué rayos fue lo de la mesa?" Espetó enfadada, el alzo las manos inocentemente mientras ella se aproximaba con el cuchillo. "¡Habla!"
"Y-yo..." – la expresión de Caitlin se volvió más fría aun, ya casi le faltaban centímetros para que la punta chocara con su pecho. "Cait...el..." – dijo con voz cargada de miedo.
Sus ojos avellana se había vuelvo duros y esa mirada fría, no era la suya. "Solo estaba celoso, pero yo..."
Miro su mano y comenzó a reírse dejando el cuchillo en el fregadero. "Solo estaba jugando, Barry" – dijo con voz inocente besando su mejilla. "Vamos trae los demás platos"
"¿De qué nos perdimos?"
"Impuestos" – se quejó Hale llevándose un trozo de torta a la boca. "Mejor hablemos de otra cosa"
Barry alzo su copa comentando. "Bueno dicen que el nuevo candidato del senado"
"Sigamos con los impuestos" – interrumpió Hale ganándose una mala mirada de su hermano.
"Alto ahí, Barry. Que tú sabes cómo se pone esto si hablamos de política"
(...)
"Disculpe", dijo, saliendo al jardín, donde las nubes bañaban el paisaje con un suave resplandor plateado. "Sr. Evans, buenas tardes".
" Doctora Snow, qué alegría oír su voz", respondió Henry, sus pasos crujiendo en el camino de grava era lo que ella podía oír de fondo. "Pero, Caitlin, por favor, Henry simplemente Henry".
Ella río suavemente, sus dedos jugueteaban distraídamente con una delicada hoja del arbusto del jardín. "Bueno, ¿a qué debo el placer de tu llamada?".
"Simplemente no podía esperar hasta el lunes", confesó, su voz profunda una presencia reconfortante en la noche. "Para confirmar nuestra cita en tu despacho, donde te llevaré los papeles para que puedas firmar el contrato".
"Perfecto, señor Evans", respondió Caitlin con calma, mientras su mirada vagaba por la luz vespertina del jardín. "Quiero decir, Henry, sólo Henry. Lo siento, las costumbres viejas no cambian".
Su risa se coló por el teléfono, un sonido cálido y melódico que parecía resonar en las nubes de la tarde. "No te preocupes, Caitlin. Tendrás tiempo de sobra para acostumbrarte".
Sus mejillas se calentaron, pero una brisa pasajera las refrescó, agitando las hojas de los árboles y transportando el lejano aroma de las rosas. "Bueno, Henry, nos vemos el lunes".
"Nos vemos el lunes, Caitlin", dijo él, y ella no pudo evitar morderse el labio para ocultar una sonrisa floreciente.
Cuando Caitlin regresó a la acogedora cocina, el tenue aroma del chocolate recién usado permanecía en el aire. Hale no pudo resistir su curiosidad y rápidamente le preguntó. "¿Cómo es?" -Sus ojos se llenaron de emoción mientras se apoyaba en la rústica mesa de madera.
Caitlin dio un respingo, sobresaltada, pero agradeció la compañía. "Hale, me has asustado".
"Lo siento, pero me muero por saberlo", dijo Hale cuando volvieron con los platos, la suave luz de las velas proyectando suaves sombras sobre su rostro. "Dime cómo es Henry Evans en persona".
Caitlin suspiró, sus pensamientos se desviaron momentáneamente hacia la reacción de Barry. "¿No estaría tu hermano..."?
"¿Barry celoso?" intervino Linda con una sonrisa cómplice, con la mirada clavada en Caitlin. Hale se burló, sus dedos trazando el borde de una copa de vino. "¿Barry Allen? ¿Celoso?" Y añadió con sarcasmo: "No te preocupes, Caitlin; ese chico no se enterará".
"¿Chico?" preguntó Linda, curvando los labios en una sonrisa socarrona. "Tú eres mayor que él".
"Si, por un año"
"Henry es educado y limpio" – contesto Caitlin secando los platos en la barra, Linda y Hale la miraban curiosamente a los ojos con una sonrisa traviesa en casa uno de sus rostros. "¿Que?" Caitlin se serenó, con los dedos acariciando la suave superficie de un plato de porcelana, y se tomó un momento para apreciar las risas y la camaradería de la sala. Linda y Hale intercambiaron miradas traviesas, con los ojos llenos de curiosidad.
"¿Qué? preguntó Caitlin, sintiendo sus ojos clavados en ella.
¿"Limpio"? ¿Esa es tu definición de Henry?" se burló Linda, con una voz cargada de insinuaciones. "Henry es mucho más que eso..."
"Vamos Caitlin dime más... sé que quieres a mi hermano. Se nota en tu mirada, pero él te ama" – los ojos de Caitlin se abrieron de sorpresa. "Es cierto, crees que no he notado como te mira o cómo actúa cuando está contigo. Lo vuelves una mejor persona y no sabes cuánto te agradezco eso" – río un poco.
"Pero por favor vas a trabajar con un dios griego y por lo menos deberías saltar el detalle de cómo es... ya que woouf" – se abanicaba con una mano, haciendo el ademán de quitarse el calor
Caitlin río "Bien, bien. Es educado, amable y su sonrisa es matadora, incluso única, por decir. Francamente te haría polvo en un segundo"
"Henry Evans" – dijo Hale acariciando cada palabra con su voz. "¡Que partidazo! Pero sería mejor si fuera...Caitlin Evans..." – Hale río – "¿Cómo son sus ojos?"
"No me he fijado en eso aún. Solo lo he visto dos veces"
"¡Y ahora vas a trabajar con el!" – Hale abrazo a Caitlin. "Yo que tu moriría en paz"
"Nada de fantasear con Henry, Hale."
"¿Cómo crees Caitlin?"
***
"¿Tienes frío?" negó Caitlin, mientras sus dientes rechinaban y se acomodaba en un banquito a orillas del lago.
"¿Qué haces aquí, Barry?". Preguntó, con la mirada fija en el sereno lago que tenían ante ellos.
"Me gusta estar aquí. Vengo cuando se me enredan los pensamientos y necesito desatarlos. La calma me ayuda a encontrar mi centro".
"¿Es el trabajo lo que te preocupa?".
"No", respondió suavemente.
"¿Entonces es algo de tu vida personal, algo complicado?"
"Sí", respondió, con los ojos fijos en las aguas brillantes. Respiró hondo y su mirada se desvió hacia el lejano horizonte. Caitlin no pudo evitar estudiar su perfil, cada contorno de su rostro se grababa más profundamente en su memoria. "Me estás mirando".
Ruborizada, apartó rápidamente la mirada, con los dientes castañeteando aún más fuerte mientras el viento frío la envolvía.
"¿Barry?"
No conseguía captar su atención, pero al menos sabía que la estaba escuchando. "Sabes que puedes contarme cualquier cosa. Soy tu..."
" Amiga", sonrió ella, con voz suave. "Lo sé."
Se volvió para mirar a Caitlin, que lo observaba con expectación. "Eso está bien. Ahora, dime qué te preocupa".
"Ése es el problema, Cait. No quiero ser sólo tu amigo. No te quiero como mi amiga".
"Oh... bueno..." Caitlin comenzó.
"Estoy agotada, Caitlin", dijo, cogiéndole la mano, con la esperanza de evitar que huyera. "No entiendo cómo sucedió ni cuándo empecé a sentirme así, pero cada vez que te miro a la cara, me doy cuenta de lo tonto que he sido por no decirte lo que siento. Caitlin, te quiero, y quiero ser algo más que tu amiga".
Caitlin soltó una suave risita, mirando a Barry con expresión desconcertada. "Déjate de bromas y dime...".
Pero el chico de ojos verdes enarcó una ceja, la confusión nublando su rostro. "Caitlin, pero...".
"No sé cómo ha pasado esto, y me doy cuenta de que no es como habíamos imaginado las cosas, pero... tú me haces mejor persona, Barry. Sacas lo mejor de mí, aunque tú no lo veas. Eres la primera chica que le ha gustado a Hale, y créeme, eso no es poco".
"Barry, somos..."
"Amigos", interrumpió con una risa amarga. "Lo sé", continuó, su risa teñida de amargura. "Probablemente no querrías estar con alguien como yo, lo entiendo, pero ¿sabes cuál es la cruel ironía?".
"¿Qué?" preguntó Caitlin, con la voz temblorosa.
"Que en la universidad sabía lo que sentías por mí, pero estaba demasiado ciego para actuar en consecuencia. No quería arriesgar nuestra amistad. Eras una de las pocas personas cercanas que tenía, y no podía soportar perder eso..."
"Tú..." Caitlin asintió, con la rabia burbujeando en su interior. "Y tú... sabiendo lo que sentía por ti, viniste a pedirme consejos sobre flores, chicas y regalos...".
"Caitlin, yo..."
"Y cuando te necesité, cuando necesité tu apoyo..."
"Perdóname, Cait. No quería poner en peligro nuestra amistad. Significaba mucho para mí entonces. Sabías que era un imbécil con todas esas otras chicas, y no quería tratarte de la misma manera."
Caitlin se quedó mirando al frente, con los ojos llenos de lágrimas. Su mandíbula se apretó. "Deberíamos irnos".
"Caitlin, estar cerca de ti me hizo darme cuenta de que te quiero. Me encanta todo de ti: cómo arrugas la nariz cuando estás enfadada, la dulzura de tus ojos, tu preciosa sonrisa...".
"Basta, Barry", soltó ella, alejándose. "Te espero en el coche".
Sopló una ráfaga de viento helado que hizo que Caitlin se estremeciera sin control. Barry intentó cubrirla con su abrigo negro, pero ella se negó y aceleró el paso.
***
Caitlin, acompañada por Linda y Cisco, se acercó, con la curiosidad marcada en sus facciones.
"Bueno", empezó Cisco, con su risa resonando por la habitación como un eco amistoso. "Dos cosas. En primer lugar, el señor Evans ha enviado esto para que lo leas". Extendió una carpeta llena de papeles hacia Caitlin.
Linda intervino, con la mirada fija en la expresión seria de Caitlin. "Son sólo un par de hojas, Caitlin. Parece que tienes trabajo que hacer".
"De acuerdo", respondió Caitlin, con los dedos agarrando ligeramente las llaves del coche. "¿Nos dirigimos a tu apartamento?".
Cisco dudó, buscando las palabras adecuadas. "Bueno, es que... el sistema de luces... verás, tenía la sensación de que...".
"No puede ser, Cisco", murmuró Caitlin, frunciendo el ceño. "¿Cuántos días tardarán en restaurarlo todo?".
Linda, con los brazos cruzados por la frustración, se dejó caer sobre su maleta y dijo: "Tres o cuatro, pero ya hemos encontrado un sitio donde alojarnos".
Barry intervino, con tono jovial. "¿Un hotel? No, quedarnos aquí es mucho mejor idea. Esta casa es prácticamente una mansión, y hay muchas habitaciones disponibles".
Linda, sin embargo, no pudo resistirse a poner los ojos en blanco. "Allen, qué considerado eres", bromeó, con la voz entrecortada por el fastidio. Una brisa enérgica sopló en la habitación, agitando las cortinas y creando un escalofrío momentáneo.
Barry insistió, impertérrito. "Entonces, Cait, ¿qué dices?".
Cisco se unió: "Al fin y al cabo, es tu casa, no la mía".
Caitlin reflexionó sobre la propuesta antes de asentir. Se volvió hacia la puerta y la abrió. "¿Podemos usar el estudio
Barry aceptó de buen grado: "Es todo vuestro", mientras cogía la maleta que Linda había estado arrastrando. "¿Qué tienes aquí, rocas?".
"¡Barry Allen, son mis cosas!".
"Yo le dije lo mismo", intervino Cisco.
"¡Cállate, Cisco!" gritó Linda con fingido enfado. Caitlin, ya libre de sus zapatillas altas, subió la escalera.
"¿Cait?" Barry la siguió, desconcertado.
Ella se detuvo y se volvió hacia ellos. "Voy a cambiarme. Por favor, esperadme en el estudio".
Linda miró a Barry, perpleja. "¿Qué ha sido eso?"
Barry admitió: "Por fin le he dicho lo que siento por ella".
Linda enarcó una ceja, con la curiosidad brillando en sus ojos. "¿Y qué te ha dicho?".
Barry suspiró, con una mezcla de incertidumbre y anhelo en la mirada. "Nada.
Linda desvió su atención hacia Cisco. "Hay algo más, ¿verdad?".
Cisco se encogió de hombros y miró a ambos. "Esa es una historia para otro momento".
Dejando a un lado aquella discusión, los cuatro amigos se sumergieron en sus tareas. Técnicamente, Linda sólo estaba allí para apoyar a Caitlin, pero su presencia añadía cierta energía animada al ambiente.
El resto del domingo lo pasaron juntas. Se reunieron en la cocina, prepararon la cena -fideos con una salsa cremosa- y compartieron risas sinceras con los chistes tontos de Cisco y los comentarios ingeniosos de Linda mientras lavaban los platos. Barry, sin embargo, estaba tan absorto en su trabajo que casi se olvidó de dormir.
La inquietud parecía apoderarse de Caitlin, lo que la llevó a bajar a la cocina a por un vaso de agua. A su regreso, notó una tenue luz que se filtraba desde la habitación de Barry. Se acercó de puntillas y encontró a Barry totalmente ocupado con sus papeles.
"¿Todavía despierto?", murmuró con voz preocupada. "Son las dos de la madrugada, Barry"
Barry levantó la vista y la miró. "Ah, Caitlin. He terminado con esto por ahora".
Ella negó con la cabeza, sus ojos escaneando los papeles a su lado. "Esto es suficiente trabajo para unas cuantas horas más".
"Sólo necesito comprobar algunas cosas".
"¿A las dos de la madrugada? Deberías dormir un poco".
Barry se encogió de hombros y Caitlin se sentó en la cama. "No tengo sueño, y puedo ser más productivo trabajando".
" Adicto al trabajo", se burló Caitlin
Él rió suavemente. "No, es que me encanta mi trabajo".
Caitlin suspiró, poniendo su mano sobre la de él. "Bueno, yo tampoco he podido dormir. Hace demasiado frío". Le pasó los dedos por la palma. "Deberías dormir, o te obligaré".
Barry sonrió satisfecho. "Duerme aquí, entonces..."
"Barry."
"Sí, ya lo sé. Olvídalo", dijo, colocando los papeles en la mesita de noche. "Apaga las luces al salir".
No oyó más ruido que el del interruptor al apagarse.
"Pero me quedo con este lado", murmuró Caitlin, tumbándose en la cama con una sonrisa.
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