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Capítulo 24. - Dile a mi odioso hermano.


"Jerry" – casi gritó Caitlin; acercándose a uno de los asistentes del área, este, quien volteo a verla con expresión asustada, y los ojos grandes.

"¿Doc-doctora?"

"¿Dónde está Jace, ¿dónde están todos, han llamado a una ambulancia?". - Hizo una pausa para respirar un momento antes de echarle una mirada a Caitlin. Jerry, el chico asistente miraba a Caitlin confundido como si hubiera perdido la cabeza.

"¿De qué está hablando doctora? Si aquí estamos todos bien"

"¡¿Qué?!" - Preguntó Caitlin llevándose una mano al pecho. "No que Jace, estaba en un... herido... y....".

"¿Su nuevo interno?"

"¿Dónde está Jace?"

"En su oficina como siempre doctora, haciendo algo de papeleo creo".

"¿De qué demonios estás hablando Jerry, recibí una llamada de que Jace estaba..."

"¿Quién te llamó, Caitlin?" - escucho a sus espaldas. Tina McGee y un grupo de gente vestidos elegantemente estaban de pie observando la escena. "¿Qué está pasando?"

"Doctora yo..." -intentó recuperar bien el aliento respirando entrecortadamente, pero su rostro se sonrojó al notar las miradas críticas hacia ella. "No sé, me llamaron diciendo que Jace se estaba desangrando y....".

"¿Qué?"

"Estaba en un almuerzo y recibí la llamada de Jace, le pedí a Linda que viniera primero, pero nos cruzamos en el camino, creo que algo le pasó a mi interno porque...".

"¿Jerry?" - Llamó el chico que saltó de inmediato. "¿Qué está pasando?"

"No lo sé doctora McGee, la doctora Snow entró preguntando por Jace y hoy no he visto a Jace salir de laboratorio en el quinto piso. Estoy seguro de que se quedó haciendo el papeleo que ella le mandó y yo... tampoco lo vimos en el almuerzo así que..."

"Caitlin, ¿de quién eran las voces de fondo?"

"Cisco y el doctor Wells". - Tina empezó a reírse atrayendo la atención de las chicas.

"Te han tendido una trampa, querida".

La preocupación y la incertidumbre de Caitlin se convirtieron instantáneamente en furia mientras caminaba a pasos fuerte hacia el ascensor.

"¿A dónde vas?"

"¿Dónde cree...?"

"No me pierdo esto, iré contigo."

El ascensor se abrió en la planta donde estaba el despacho de Caitlin. Dejándoles ver a los demás empleados haciendo su rutina normal de trabajo.

"Caballeros" - dijo Tina parándose en medio de todo el piso. "¡Tómense una hora de descanso!"

¿Qué? ¿Por qué? ¿De qué está hablando? - se escucharon murmullos. "AHORA" - gritó Tina haciendo que todos abandonaran el piso.

"¿Cómo han podido involucrar a Jace en esta broma?". Gruñó Caitlin acercándose a su despacho.

"Yo me encargo, cariño" - dijo Tina abriendo la puerta inesperadamente "¡Cómo pudieron hacer semejante estupidez!".

Grito sobresaltando a los cuatro chicos que estaban dentro. Cisco, que se giró rápidamente cayó al suelo y volvió a levantarse rápidamente al ver a Tina de pie en la puerta con expresión molesta.

"Dijo que hoy no estaba" - murmuró Cisco a Wells mirándole con expresión asustada.

"Yo también lo pensé".

Barry, estaba sentado en el otro sofá junto a Jace. Quien frente a él tenía papeles llenos de sangre y uno con el que se limpiaba la nariz.

"Al menos una parte es verdad" - dijo sarcásticamente Linda. Quien estaba sentada en la silla de Caitlin.

"¿Eres parte de esto?" - Le preguntó Caitlin.

Ella negó. "Todo fue plan de ellos yo me quedé siendo la voz de la razón a la que no escucharon".

Caitlin miró a Jace con dulzura. "¿Qué te ha pasado, Jace?".

"El señor Alle-en...".

"¿Qué le pasó?"

"Fue culpa mía", dijo Barry alcanzándole otro pañuelo que Jace se negó a coger apartándose más, notándose incómodo.

"¿Qué pasó Barry?"

Wells esbozó una sonrisa de dientes apretados que Tina silenció al instante con la mirada y Cisco al ver a Linda; tenía miedo en los ojos, su novia estaba enfadada pero callada.

"Bueno, vine a verte antes y no te encontré. Pero encontré a J-Jace aquí arreglando unos papeles y no creo que me conociera porque se asustó al verme entrar, parecía asustado como si hubiera visto un fantasma. Le pregunté si estaba bien pero no me contestó y huyó de mí..."

"Estaba en la puerta de mi despacho cuando ocurrió" - comentó Cisco - "Jace, salió corriendo de tu despacho y tropezó por el camino cayendo de bruces directamente al suelo."

"¿Jace?"

"No, lo conocía y me asustó, me abrazó de golpe, dándome un beso en el cuello, lo que hizo que se me cayeran los papeles y saliera de golpe".

"Está bien Jace. Ya pasó, ahora vamos a limpiarte, ¿sí?". Caitlin sonrió de lado al chico que intentaba calmarse. "Linda. ¿Podrías ir a buscar más algodón absorbente por favor?"

"Yo voy..." - Cisco se levantó rápidamente

"Sabes que será mejor que me vaya" - comentó Barry.

"No, ustedes no señores" - Tina se acercó a ellos sentándolos en el mueble, colocando una palma en el hombre de Barry y la otra en el hombro de Cisco amenazadoramente. "Tú quédate aquí, tienes mucho que explicar por esa llamada, Linda ve a por el algodón por favor".

***

"¿Caitlin?" La voz de Barry era suave mientras apagaba el motor del coche. El viaje a casa había estado marcado por el silencio de Caitlin, con la mirada fija en el paisaje que se extendía por la luna. "¿Cuántas veces tengo que pedirte perdón? Sólo era una broma, y....".

Caitlin soltó una especie de carcajada amarga y por fin se volvió para mirarle. "No, no estoy disgustada, Barry. De hecho, me alegro bastante de que me hayas librado de ese almuerzo tan importante".

Barry enarcó una ceja, percibiendo claramente el sarcasmo en su tono. "Estás siendo sarcástica".

Ella le puso una mano en la rodilla y su expresión se suavizó. "Lo digo en serio, Barry. Estoy disgustada por lo que pasó con Jace, pero no fue culpa de nadie. Debería haber mencionado su talento especial, y en cuanto a ese almuerzo... bueno, me alegro de haber salido de allí, aunque no en esas circunstancias."

"Entonces, ¿no estás disgustada?". preguntó Barry, cogiéndole la mano.

Caitlin negó con la cabeza. "Sí lo estoy, pero estoy más cansada, ¿sabes? Estoy cansada de todo esto". Sus palabras flotaban en el aire y Barry no pudo evitar tensarse. "No me refiero a nuestro contrato; estoy cansada de inversiones y papeleo".

Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Barry. "Voy a buscar una inversión...".

"No, en realidad, voy a aceptar, o mejor dicho, ya he aceptado", interrumpió Caitlin, sus palabras dejaron a Barry perplejo.

"¿Aceptaste?"

"No, claro que no. Ellos aceptaron y yo estoy en proceso de decidirme, así que acabaron convenciéndome".

La expresión de Barry se volvió más preocupada. "Entonces... ¿se acaba nuestro contrato?".

Caitlin negó con la cabeza. "No, todavía no. Sólo tienes que encontrar la forma de pagarle al doctor Wells en los meses que nos quedan, que es cuando se acaba el contrato." Logró esbozar una pequeña sonrisa. "Todo esto de las inversiones y el papeleo es un lío total. Sabes lo que me vendría bien..."

"¿Netflix?"

"Aparte de eso... un baño y algo de comida", respondió Caitlin mientras salía del coche. El viento gélido se abalanzó sobre ellos, lo que hizo que Barry estirara el brazo alrededor de la espalda de Caitlin, proporcionándole algo de calor.

"Me gusta este vestido", comentó Barry, casi para sí mismo. Caitlin lo miró con curiosidad y él señaló con la cabeza hacia la entrada de la casa, donde había dos mujeres desconocidas elegantemente vestidas.

"¿En serio?" Caitlin le siguió el juego, con un deje de diversión en la voz. "Creía que no te gustaba este color".

Barry depositó un tierno beso en el pelo de Caitlin y la agarró con más fuerza por la cintura. "Es cierto, no me gusta el color. Es demasiado oscuro, pero me gusta cómo te queda". Murmuró, plantando un beso en su mejilla. "¿De qué color, entonces?"

"El negro no es para ti; opaca tu encanto. Los colores claros resaltan más tu resplandor, mi querida Caitlin".

Mientras intercambiaban palabras cariñosas, sus vecinas, Martha y Amelia, que parecían mucho más jóvenes de lo que eran en realidad, las saludaron con una emoción teñida de celos. Barry, sintiéndose protector, acercó un poco más a Caitlin para evitar cualquier incomodidad.

"Buenas noches, Martha", saludó Barry a la regordeta vecina, que se sonrojó ligeramente.

"¡Hola, Barry!"

intervino Amelia, "¡Hola, Barry!".

Caitlin se unió a la conversación, tratando de mantener las cosas ligeras. "Qué va, el guapo de Barry Allen ya tiene novia".

"Sí, qué sorpresa".

Empezó a explicar Caitlin, pero las dos mujeres la interrumpieron. "¿No? Entonces, ¿sigues soltero?".

Barry intervino con firmeza, poniendo fin al malentendido. "No, en realidad es mi novia". Besó la frente de Caitlin y ella cerró los ojos, saboreando el afecto.

Los dos vecinos se quedaron sorprendidos, pero continuaron, aunque con fingido entusiasmo. "Bueno, estamos organizando esto... um...".

Martha miró a Caitlin en busca de ayuda, y Caitlin sonrió. "Amor, estoy cansada. Voy a adelantarme, ¿vale?".

"Cl-laro", respondió Barry vacilante, con los ojos aún clavados en las dos damas. Caitlin se inclinó hacia él y le plantó un tierno beso en los labios antes de entrar en casa, dejando a Barry solo ante la difícil situación.


...


La mañana de Caitlin empezó con una suave campanada de su teléfono y, al levantarse de la cama, echó un vistazo al mensaje de Hale, con una sonrisa traviesa dibujada en los labios.

Barry yacía sentado en la encimera de la cocina, precisamente en el asiento de la isla de marmol, todavía con su atuendo de oficina, sumido en un sueño tranquilo, con su iPad cerca. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, proyectando un cálido resplandor sobre su figura relajada. Se apoyó en la encimera, marcó el número de Hale y Barry no tardó en abrir los ojos un poco al escuchar su voz.

"Hola, Hale. Me pediste que te llamara", dijo, con una voz mezcla de curiosidad y calidez. "¿Todo bien?"

"¡Caitlin!" La voz de Hale estalló a través del teléfono, rebosante de entusiasmo sin límites. "Sí, sí, todo va genial", respondió ella, con un tono optimista, aunque interrumpido momentáneamente por los sonidos de una bulliciosa actividad de fondo.

Caitlin enarcó una ceja inquisitiva. "¿Hale?"

"No, ese no, el otro", aclaró Hale con un atisbo de risa. "Sí, lo siento, estoy comprando para comer. Dile a mi odioso hermano que le veré a las dos y que traiga una tarta de limón".

Caitlin no pudo evitar reírse ante la petición aparentemente aleatoria. "¿Qué? ¿Tarta de limón?"

La voz de Hale centelleó con diversión. "Oh, tarta de fresa, no sé. Elige tú, Caitlin. Nos vemos". Antes de que Caitlin pudiera responder, Hale terminó la llamada, dejándola riendo suavemente para sí misma. Empezaba a conocer a Hale, una deliciosa mezcla de entusiasmo y entrañable mandona muy parecida a Linda.

Barry ya estaba en la cocina, enfrascado en la preparación de tortitas mientras el tentador aroma flotaba en el aire. El ambiente era agradable y cálido, una perezosa mañana de sábado llena de la promesa de un día tranquilo por delante.

"Buenos días a ti también, Barry", ronroneó Caitlin, con una voz suave y sensual mientras se acercaba a él. Le rodeó la cintura con los brazos y se acercó a él, con el aire cargado de expectación. "Huele muy bien.

Barry se giró hacia ella, con un brillo juguetón en los ojos, saboreando la deliciosa tensión que había entre ellos. "¿Tú crees?", bromeó, dándole la vuelta a una tortita con una sonrisa encantadoramente traviesa. "Espera a que te sirva; podrías devorar todo el plato".

La respuesta de Caitlin fue rápida y burlona, un golpe en el brazo, su risa llenando la acogedora cocina. "Manos fuera, señor. Espera a que te sirva o limpiarás el plato".

Barry río con ganas, tomando su lugar detrás del mostrador, sus ojos brillando con afecto. "No es verdad", protestó, "pero me sentaré pacientemente mientras haces tu magia culinaria".

Mientras Caitlin servía los pancakes y el café, Barry cogió su iPad y sus dedos bailaron sobre la pantalla mientras se sumergía en su rutina matutina. La paciencia de Caitlin menguó al notar que el aparato monopolizaba la atención de Barry, y no pudo evitar expresar su preocupación.

"Se te va a enfriar la comida", señaló suavemente, con la mirada clavada en él.

Barry respondió: "Lo sé", sin levantar la vista, pues seguía concentrado en el mundo digital que tenía delante. La distracción de Barry empezó a colmar la paciencia de Caitlin, que decidió ser más clara.

Se aclaró la garganta, captando por fin la atención de Barry. "Ha llamado tu hermana".

"sábado por la mañana, típico de ella", bromeó Barry, levantando la vista para encontrarse con la mirada de Caitlin. "Me estás mirando; eso es nuevo".

Caitlin se acercó un poco más, su voz era una suave caricia en el oído de Barry. "¿Hay algo que quieras decirme?

Barry finalmente soltó el iPad, sacudiendo la cabeza, y habló con un toque de picardía en los ojos. "Dámelo; estoy trabajando".

"Todo el tiempo", comentó Caitlin con una sonrisa divertida, colocando el iPad sobre la mesa a su lado. Le sostuvo la mirada, con la curiosidad bailando en sus ojos. "¿Por qué?"

Barry, la miró con seriedad. "Es una distracción".

"¿De qué? preguntó Caitlin, picada por la curiosidad.

Los ojos de Barry se suavizaron, dejando traslucir un toque de vulnerabilidad. "De una tentación", admitió, con un murmullo bajo y aterciopelado que provocó escalofríos en Caitlin.

Caitlin parpadeó sorprendida, con el corazón acelerado por el inesperado giro de la conversación. Sin embargo, Barry le dio un codazo juguetón con sus palabras. "Eso era, ¿no?", bromeó, dejando a Caitlin desconcertada.

"¿De qué estábamos hablando?", tartamudeó ella, intentando desviar la conversación. "Cierto, Ha llamado tu hermana", le recordó. Caitlin continuó; "Ha dicho, citando sus palabras: "Perdona, estoy comprando para comer. Dile a mi odioso hermano que los veo a las dos y que traiga una tarta de limón'".

"¿Tarta de limón?" Barry enarcó una ceja, intrigado por la peculiar petición.

"O tarta de fresa", replicó Caitlin, encogiéndose de hombros juguetonamente. "El caso es que te esperan".

Barry se detuvo un momento, considerando su respuesta.

"¿Yo? No, no, Caitlin, nos esperan, que es distinto".

Caitlin arrugó la frente, perpleja por su distinción. "¿Qué?"

Barry adoptó un tono pícaro mientras continuaba: "¿Sabes qué? Si no vas, vendrá y te eliminará. Créeme, conozco a Hale".

Caitlin puso los ojos en blanco, no del todo convencida. "Vamos, Barry."

Insistió, cogiéndole la barbilla entre los dedos y atrayéndola hacia sí. "No voy a ir, Barry, además, tenemos cosas que hacer aquí". Barry se inclinó hacia ella, acortando la distancia que los separaba hasta que sus rostros quedaron a escasos centímetros. Caitlin sintió que el corazón se le aceleraba cuando su aliento le rozó el cuello, un delicioso escalofrío la recorrió. Su propio aroma a vainilla dulce los envolvió a los dos, creando una atmósfera embriagadora.

"¿Cómo qué? - Susurró Barry, con voz de sensual caricia. Caitlin, envalentonada por su proximidad, pasó un dedo por la mandíbula de Barry y clavó sus ojos en los de él. "Bueno", empezó ella, con voz de ronroneo seductor, "tienes esos papeles en tu iPad".

Barry, aún embelesado por su cercanía, murmuró roncamente: "Terminado", mientras la rodeaba con un brazo, acercándola aún más, sus cuerpos apretándose en un abrazo electrizante. – "Algo más?" - Respiró Caitlin, sin apartar los ojos de él, la tensión entre ellos era palpable.

"Limpieza, orden, compras, lavandería, etc.", enumeró con voz sensual. "A menos que...

A Barry le picó la curiosidad." ¿A menos que...?"Caitlin se inclinó hacia él, rozándole el lóbulo de la oreja con los labios, su voz una sensual promesa. "Hagámoslo todo juntos. Sabes que sería más rápido. Pero conociéndote, ni siquiera llegarías a terminar la colada antes de estropear la lavadora".

Barry río suavemente, el calor de su intimidad aun hirviendo a fuego lento entre ellos. "Es fácil".

"¿En serio? "desafió Caitlin, con los labios a escasos centímetros de los de él.

"Entonces, tal vez si hacemos esto. Si y sólo si haces todas las tareas y lo que yo te diga... vamos".

Los ojos de Caitlin brillaron de expectación y aceptó el reto. "¿Trato hecho?".

La sonrisa de Barry era diabólica mientras aceptaba: "Sí". Caitlin asintió, con la voz llena de picardía. "Me apunto"

Caitlin se inclinó aún más, sus labios casi rozándose, su voz una promesa seductora. "Vale, yo mando". - La respuesta de Caitlin fue un sensual ronroneo mientras susurraba: "Perfecto". El aire a su alrededor zumbaba con electricidad mientras contemplaban la deliciosa travesura que se avecinaba. "Esto va a ser muy divertido", declaró Caitlin, con los ojos clavados en los de Barry, el reto juguetón intensificando la química palpable entre ellos.


***

Con el pasar de las horas, llegaron a casa de Hale, los autos estacionados alrededor, indicaban lo que más temía que Hale estaba en el lugar. Y para pesar suyo, se encontraba esperándolos afuera.

"¿Qué le pasa?" – murmuró Hale en voz baja a Caitlin. Al ver que Barry estaba con una expresión aburrida. Caitlin alzó los hombros con una sonrisa inocente. "¿Barry?"

"No estoy de humor, Hale"

"¿Qué te pasa?"

"Estoy muerto, Caitlin abuso de mi toda la mañana"

Hale alzó las cejas dejando salir un chillido. "No necesitaba saber que estuvieron de conejitos calentones toda la mañana. ¿Se están cuidando? ¿Oh pronto tendré un sobrino?"

"¡¿Que?!" – grito Caitlin. "No, no de esa forma. Solo le mande hacer unas cuantas tareas como limpiar."

"Solo por eso" – Hale rodó los ojos golpeando el hombro de Barry. "Déjame adivinar, caminaste hacia la cocina y te cansaste"

Dijo con fingida pena entrando a la casa. "No, fue así. Fue más una larga lista de cosas, Hale"

"No me sorprende que un día de estos Caitlin te deje por alguien más energético"

"¡Hale!" – gruño Barry. Rodando los ojos y poniendo una mano en la cintura de Hale

"Tranquilo, no te preocupes" – le susurró Caitlin dándole un beso en la mejilla. "No podría, te quiero mucho."

"Deténganse que me van a hacer vomitar arcoíris de colores"

Barry rodo los ojos alejándose de las dos chicas, saludando a su padre. "¡A si me quieres!"

"¿Quién te mintió así, Hale?"

"No comiences Barry, sé que me quieres como soy"

Él lo pensó por unos segundos antes de negar. "No te engañes"

"¡PAPÁ!"

"Hale, ya no lo molestes."

"Esto es inaceptable. Me amas Barry Allen quieras admitirlo o no" – dicho eso se giró haciéndola una salida dramática de la cocina. Los hermanos Allen, podrían ser adultos, pero igual encontraban la forma de molestarse en uno al otro.

Barry miró a Eddie como pidiéndole disculpa y solo se río de todo el asunto. "Sabes que ella es así, ya se le pasara."

"¿Me puedes explicar porque Wells está aquí?" – Henry estaba con una expresión entre incómoda y sorprendida. Estaba con Hale en la cocina. Ella simplemente levanto los hombros.

"Control de daños" – respondió sin inmutarse.

Caitlin levantó la mirada incomoda cuando Barry tomó su brazo. "¿Invitaste al doctor Wells?"

Hale asintió, poniendo las fresas en la torta de chocolate. "No solo por el hecho de un control de daños, sino también porque el es como una figura paterna para ti Caitlin, me pareció correcto, que compartiéramos un almuerzo juntos. Además de llegar a conocerlo, por obvias razones."

"Debiste avisar, Hale" - reprocho Barry. Tomando un plato.

"¿Por qué?"

"No queremos incomodar a Wells" – sentenció Barry

Hale, se dio la vuelta, "¿Acaso tienes algún problema con el doctor Wells del que debamos saber?" -pregunto, mirando a Barry simplemente a los ojos. Ella no tenia idea de que tan grande era la deuda entre Wells y Barry, este ultimo sopesaba la idea que Eddie le había comentado algo, más no explicado la situación completa. Sabia que, si su hermana se enteraba de todo, era el fin de su carrera como el sucesor de su padre y pediría que ella o su esposo ocuparan el puesto de CEO de la empresa. "Entonces" - musito en tono sarcástico. Caitlin y Barry cruzaron miradas entendiendo que Eddie no le había comentado nada sobre el último incidente en la oficina. Todos se quedaron callados sin darle argumentos en contra a Hale. "Entonces si es así, dejen de malograr mi almuerzo y siéntense en la mesa"

Los cuatro salieron con platos hacia la mesa. "¿Quieren un par de manos extra?" – preguntó Linda.

Hale asintió. "Por su puesto" – jalo a Linda del brazo hacia la cocina.

"Tu casa es enorme"

"Gracias, pero suelo aburrirme aquí sola" – contestó bajando los hombros. "Tienes que ver la de papá esa sí es enorme"

"¿Pensé que vivía contigo?" – comentó Caitlin.

Hale negó. "Él vive en un departamento, aunque aún conserva la casa. Ayer te vi en Ducasse. ¿Qué hacías por ahí?"

"Tuve un almuerzo de negocios" – contesto Caitlin dejando unos platos en la encimera. "No era gran cosa"

"Y la broma de Barry"

"Eso también"

"¿Cómo te fue?"

"Sorprendente, fue mejor y más rápido de lo que esperábamos."

"Lo sé, por lo que me contaron los meseros, tengo un amigo mesero en el restaurante, Henry Evans no le sacaba los ojos de encima a Caitlin" - sentenció Hale

"¡No puede ser Henry Evans!"

"¡Linda!"

"Espera, Espera, Espera, ¿el dios griego de los hermanos Evans?"

"Si, ese mismo sabes..."

"Dime algo, ¿Christian también están involucrado?"

"Los dos" – comentó Linda.

"Hale baja la voz por favor" – pidió Caitlin con pena. "¿Los conoces?"

Linda negó de forma divertida. "Pero es cierto Caitlin."

"¿Conocerlos? Tengo un enorme crush hacia Christian Evans, no sabes cuanto te envidio, no sabes cuánto. Trabajar con unos dioses griegos como esos" – levantó unos platos. "Si alguna vez Henry se te insinúa no te niegues."

"¡Hale!" – gritó Barry sorprendiendo a todas. "Deja de meterle ideas a mi novia. No me sorprendería que engañes a Eddie con Evans"

"¡JA! Aun sigues celoso de ellos"

"Tus gritos se escuchan hasta afuera, Hale" – gruño Barry. "Y no, no le tengo envidia a Evans"

Salieron de la cocina volviendo a comedor. "¿Qué era Barry?"

"Nada más y nada menos que su obsesión por Christian Evans papá"

"¿Aceptaste la propuesta de los Evans?" – preguntó Harrison sorprendido a Caitlin.

"Si"

"Te imaginas papá, Henry Evans" – murmuró Barry, poniendo una mano en la rodilla de Caitlin.

"Son buenos chicos, Barry" – respondió Henry calmando a su hijo.

"Bueno a diferencia del padre"

"¿Qué tienen de especial los Evans?" – pregunto Cisco. "Y si a diferencia del padre doctor Wells."

"¿Cómo qué?"

"Ya va a comenzar..." – dijo Barry poniendo una mano sobre la pierna de Caitlin.

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