Willow

—¿Todo bien?—pregunta Morgan con las manos en los bolsillos y recostada del marco de la puerta.

Me tumbo hacia atrás en la cama y miro el techo. Es una linda habitación. Es moderna y bien ordenada por Galina. También es impersonal. Todo lo que me puedo esperar Alexey siendo el propietario.

—Si a bien le llamas que en menos de un año mis vacaciones se volvieron una pesadilla en la que tuve que trabajar como mula y a la vez estudiar porque a mi padre le diagnosticaron cáncer y tenía que ayudar de una u otra manera. Que un hombre sumamente misterioso y guapo un día se apareció trabajo y resulta que está interesado en mí que no tengo nada de gracia y me hace sentir un momento de emociones que no me creía capaz de sentir y que pagó la operación de mi padre cuando estuvo de emergencia en cirugía y me trajo en su jet privado para que no se me peguen los "germenes" en uno público y en asiento de clase baja, pues sí. Estoy perfectamente bien—dejo escapar el aire y cierro los ojos sintiéndome liberada por poder expresar lo que desde hace mucho se me ataca.

Escucho su risa y sus pasos repiquetear en el suelo de mármol cuando avanza hacia donde estoy.

—Oye, que tampoco es tan malo—bromea—Tu padre está muy bien y tu familia ahora tendrá mejor estabilidad. Tampoco puedes abrumarte con esta situación con Alexey. Mira que entre todas las que creés "mejor opción" te ha elegido a ti que creés que no tienes gracia—se sienta a mi lado y me palmea la pierna. No se me escapa el tinte de amargura que pone al decir "mejor opción". Debe de pensar que soy una tonta por subestimarme de una manera tan fea—Y no te dejes llevar por esos pensamientos locos de tu mente. Eres hermosa, Willow. A veces quisiera ser igual que tú. Optimista y fuerte para aguantar todo lo que venga. Si vieras más allá de lo que tus preocupaciones te permiten; te darías cuenta de que eres mucho más de lo que algún día puedo ser u otra persona será.

—Hey, ¿Por qué dices eso?—le froto el ceño fruncido que se a formado en su frente—Nunca lo repitas. Eres la chica más malditámente genial. Divertida, hermosa e inteligente que conozco y nadie lo superará—sus ojos se humedecen y sonríe a la vez que una lágrima abandona sus ojos—No te quiero volver a escuchar diciendo eso, ¿Está bien? ¿Qué está en tu cabeza ahora?

Jamás la escuché envidiar nada de nadie porque siempre lo tuvo todo.

Yo era la chica a la que no le faltaba el pan en la mesa, sin embargo, no podía comprar la muñeca más linda que había salido en el mercado, ella podía permitirse diez de esas y que no le afecte en nada. Tuvo el pelo, la ropa, los chicos y todo lo mejor porque sus padres la adoran y querían darle todo lo que su hija además de su hermano Trevor merecía. Incluso su padre me pagó la colegiatura del colegio más caro porque su niña estudiaba ahí y me quería junto a ella.

Morgan Hall fue y es la chica de oro que donde quiera que llega llama la atención porque se destaca con su perfecta autoestima y buena química con las personas. Cuando yo era callada y aburrida, ella era la que animaba y nunca le faltaba conversación.

—No entiendo que me pasa hoy la verdad—solloza y se limpia las lágrimas derramadas—Tal vez solo quiero que me apapachen y me digan que soy importante y que haría mucha falta si en algún momento no estoy. Que me den importancia y me propongan citas tontas.

—Oh.

—Dirás que es estúpido—ríe sin gracia y rodea su cuerpo con sus brazos.

—Nada de eso. Si lo piensas es porque en realidad no me conocés, Morgan.

—O sea, solo que se te haría raro que yo, la "genial que lo tiene todo" le falte las cosas más primordiales.

—A la mierda con lo que yo piense—le sostengo la mandíbula mirándola fijamente a los ojos—Todos tenemos nuestros días donde solo queremos que nos demuestren cuánto nos aman y que no estamos demás en la vida de nadie. Yo puedo abrazarte y darte fuerzas cuando te caes y me encanta que me estés mostrando ésto porque no siempre muestras este tipo de emociones.

—No es tanto recibir el amor de las personas más cercanas—se levanta y frota sus manos de sus jean—Quiero un hombre que me ame. Quiero que busque mi aprobación porque soy lo único que quiere y quiero que...

—No le importe como seas y que abrace tus demonios como si fueran suyos—termino por ella sin pensarlo y miro hacia la puerta como si él estuviera ahí de pie.

Escucharla decir estas cosas me pone un poco abrumada porque yo tengo todo eso de Alexey y no lo abrazo tanto como ella lo desea.

No me preocupo por conocer más allá de lo que veo.

Acepté su propuesta, pero ¿también lo acepte a él y lo que tiene para ofrecerme o solo lo hice para salir del paso y no sentir que debo algo? Esto es una mierda porque ahora me doy cuenta de que le temo a conocer más de él.

Suspiro cansada y me froto la cien.

Lo único que quiero es al hombre que veo.

No quiero decepcionarme y darme cuenta de que lo que conozco es un espejismo. Le temo porque todo lo que aparentemente es perfecto también tiene su lado podrido. No quiero que rompa mi corazón. Lo he tenido tan bien protegido en todo este tiempo que ya dejar entrar a alguien me aterra.

—Eso es lo que necesito—murmura.

Parpadeo varias veces saliendo de mi entumecimiento y me levanto poniéndome frente a ella.

—¿Qué pasa con Damien?—le pregunto.

—Damien: el buen follador, Damien—dice sonriendo de verdad—Es un sol vestido de bestia, ¿Sabes?

—¿No puede llegar a ser lo que tú necesitas?

—Hasta mucho más—responde y su sonrisa se borra como si fuera en cámara lenta apagando las esperanzas que se habían encendido—Pero no busca estabilidad. Aunque ha sido todo un caballero conmigo, no me ha mostrado que quiere más que un acostón. El otro día estuve hablando con mamá y estaba en altavoz, yo estaba en su apartamento por lo que escuchó todo lo que dije. Mamá había dicho que ya era hora de que me casara y tuviera mis hijos. Según ella es bueno aprovechar cuando la flor está en pleno apogeo—se pasa una mano por la cara y noto como los dedos le tiemblan—La cosa es que luego de cerrar la llamada todo estuvo en una tensión que no entendía y cuando le pregunté, sin saber porque mierda lo hice, que si quería hijos me respondió un brusco no y que no tenía porque sacar ese tema porque solo éramos amantes y los amantes no hablaban de cosas que no tuvieran que ver con algo que incluyera la cama.

—Oh, Morgan—me tapé la boca—Eso fue...

—Cruel, lo sé—sonríe y mira a otra parte—La cosa es que alguien que esté tan cerrado a un "más" no puede ser convenciendo de lo contrario. No quiero ser de esas mujeres que andan humillandose y dando el coño a un hombre solo para que no la deje, aún queriendo mucho más de lo que él ofrece.

—Y eso está bien, linda.

La abrazo y ella descansa su cabeza en mi hombro. Por un rato lo único que hacemos es abrazarnos. No digo nada y la dejo sacar su frustración y todas las emociones que la carcomen cumpliendo con mi papel de mejor amiga. Me duele infinitamente que se sienta sola en lo sentimental y que necesite tener a alguien para sentirse feliz o simplemente llena.

Nadie debería pasar por eso.

—Eh, perdón...—Natalya entra apenada—tu padre a despertado y quiere verte, Willow.

Me separo de Morgan y sonrío feliz porque después de tanto tiempo lo veré sano. Porque ya no tendré el temor de mirarlo a la cara e imaginar que en algún momento la enfermedad lo vencerá.

—Ve, él te necesita más que yo—dice Morgan dándome una sonrisa de boca cerrada.

—Vengan conmigo—digo y miro a Natalya—Así conoces a mi viejo gruñón.

Ella asiente entusiasta y me toman de la mano cuando salimos de la habitación.

—¿Dónde está Alexei?—pregunto.

Ya debería estar en casa.

Es medio día y desde temprano salió sin dar una pista de que sigue con vida.

—Está resolviendo algunas cosas aprovechando que está aquí y no tiene que pensar en el trabajo—responde su hermana—Lo llamé y dijo que lo más probable es que nos encontremos en el hospital.

—Bien.

Nos subimos al ascensor abandonando el piso y entramos al parking privado donde solo están los autos de Alexey.

Entramos al auto donde los dos guardaespaldas nos están esperando y antes de que David nos saque del edificio un auto se aparca a nuestro lado de forma abrupta y una de sus puertas es azotada de igual manera.

No lo reconocí al instante porque no es el hombre ordenado y con la pisca de picardía que yo conozco. Tiene el rostro cerrado de oscuridad y aura amenazante. Sientes que es más grande que el mundo y que en cualquier momento puedes ser objetivo de su ira y terminar muy mal.

Su camisa blanca y pantalón negro de vestir están llenos de sangre y de no ser porque justamente en ese auto me llevó a casa una vez dudaría de quién es. Sin darle importancia a las exigencias de Dalton y David me bajo del auto y me acerco a él.

Su mirada se levanta del suelo y se clava en mí cómo un hierro ardiente que quiere traspasar mi carne sin dejar nada a su paso.

—¿Alexey, qué te pasó?

***

¿Alguien por aquí?🙈

Por fin pude actualizar luego de tanto tiempo. Les cuento que todooooo ese tiempo tuve un bloqueo y aunque me forcé un poco para escribir cualquier cosa que me llegara a la mente para mí no estaba a la altura por lo que volvía al principio.

Espero les haya gustado mucho el capítulo❤️

A mí me gustó porque yo amo este tipo de cosas donde se muestra lo fuerte que puede llegar a ser una amistad y en esta última escena, bueno pues...

Nuestro hombre oscuro nos estará narrando en el próximo capítulo mucho más de esto.

Hasta el próximo capítulo ✨