Capítulo 14🥀
Alexey
—Tranquilízate, por favor. Estoy seguro de que tu padre mejorará. Si ha aguantado un año, puede aguantar un poco más—le digo con toda la suavidad que me es permitida.
Por un momento creo que fui muy brusco porque ella salta en su asiento, sin embargo, luego me doy cuenta que estaba demasiado metida en su cabeza como para prestarme atención.
—Tengo mucho miedo, mi padre ha soportado mucho en estos meses—dice con la voz quebrada.
Paso una mano por mi cabello y cierro los ojos preguntándome si me voy a arrepentir más delante de decir lo que diré a continuación.
—Mi padre me decía de pequeño que los verdaderos valientes son los que se atreven a soportar todo lo que venga sin condiciones. Tu padre lo ha hecho, Willow. No todo el mundo soporta un cáncer. Él es un valiente.
Se tapa la cara con las dos manos y su cuerpo se sacude del llanto que la toma.
Cuando la veía de lejos siempre me pareció fuerte e inquebrantable porque llevaba el peso de su familia: trabajo, universidad y aparte su vida privada, esta última no era que la vivía mucho, pero sí que la sobrellevaba. Algo que no sabía que todavía estaba intacto en mi se rompe porque hoy me ha demostrado que hasta el más fuerte tiene su punto de quiebre.
Joder, que ahora temo por verme como ella en un futuro.
—¿Puedo dormir un rato en la habitación?—pregunta sorbiendo la nariz.
Asiento y levanto una mano para llamar la atención de Rosalind, mi azafata privada.
—Llévala a la habitación y ayúdala en todo lo que necesite—le ordeno.
Mira entre ella y yo, y cuando ve la amenaza latente en esto inclina la cabeza de acuerdo y con una mano le muestra el camino. Willow me da sonrisa de boca cerrada y antes de irse me da un beso en los labios.
—Gracias por esto—susurra y se muerde el labio inferior.
—Ve—le digo luego de pasar un dedo por su pequeña nariz.
Rosalind mira la escena incrédula y a paso fuerte la guía.
No sé en qué pensaba al acostarme con tantas mujeres locas, pero sé que cuerdo no estaba. Rosalind es hija de una de las amigas de mamá. Siempre quiso trabajar como azafata; su padre como todo hombre de Bratva que quiere cuidar lo suyo se lo negó. Eso fue hasta que mi santa madre intercedió porque justamente en se tiempo acababa de comprar el jet y por razones obvias necesito un personal que solo me sirva a mi porque de lo contrario corro riesgos que no me son permitidos.
Lastimosamente no tardé en meterla en mi cama. Es buena chupando, pero una completa mierda a la hora de dirigirse a las personas. Se creé la última Coca-Cola y por mi no hay ningún maldito problema. Claro, eso será hasta que se meta de más donde no le incumbe.
Como sé qué hará en este momento.
—¿Qué le ves?—pregunta frunciendo los labios y sentándose donde antes estuvo sentada Willow.
—Nada que te importe—respondo dándome un trago del whisky en mi vaso—Me pregunto en qué momento conocerás tu lugar.
Ríe y cruza las piernas mostrándome un poco de su tanga roja. Usa una diminuta falda con la que provoca a la tripulación a diario, n me sorprendería que si acostara con el piloto o con el que carga las maletas. Es una perra en celo. Al igual que lo fue Gianna y ahora Pamela. Por suerte esta última se ha sabido controlar. No quiero ver cuando pierda el rumbo porque a mí retorcida manera la aprecio.
—¿Tú madre sabe de ella?—pregunta abriendo las pierna ahora mostrándome por completo su coño cubierto de encaje.
En otro momento la habría empotrado contra la mesa frente a nosotros y le hubiese destrozado el coño por entrometida, pero el fuego en mis venas ya no está dirigido a otra que no sea la hermosa mujer que duerme en la habitación de al fondo.
—Pronto lo hará y más te vale no abrir la boca hasta que llegue ese momento—gruño ya de mal humor.
—¿De dónde salió ella?—pregunta cerrando las piernas de mala gana.
—Ya te dije que no te importa. No me quieras buscar, créeme, este no es tu mejor día para joderme—me inclino hacia adelante y la cojo por los cabellos de la nunca. Ella abre la boca, pero sé que no es para protestar, sino para soltar el gemido de excitación que no tarda en salir—Ella es mi prometida y sería una lástima que tu cuerpo amaneciera congelado y descompuesto en el río Moskova. Piénsalo—la suelto de golpe y ella se soba la nunca calmando el ardor.
Traga saliva y asiente poniéndose de pie.
—Solo te advierto una cosa, y créeme, no tiene nada que con que nos acostemos—añade y me mira por encima del hombro—Aléjala de este mundo lo más que puedas porque de lo contrario no sobrevivirá. Aquí el que no es resistente a todo lo que venga muere rápido. Aún o incluso más cuando es un protegido de la realeza de la mafia rusa.
Se pierde por el pasillo y aprieto la mandíbula.
Aunque a veces pierde el filtro con el cerebro parece que hoy dijo algo con sentido porque cada palabra es malditamente cierto. Por más fuerte que sea Willow; ella no está preparada para lo se vive en la mafia.
Lástima que no me importa porque tampoco estoy preparado para soltarla.
Más aún cuando estoy a un paso de tenerla.
***
Le acaricio la mejilla y aprecio lo joven e inocente que se ve estando dormida
Se remueve y abre los ojos regalándome una media sonrisa.
—Hola—murmura.
Paso un dedo por las comisuras de sus finos labios y luego por su cuello sintiendo su pulso. Hace unas horas descubrí que es uno de sus puntos sensibles y me encanta porque ahora es mi parte favorita para tocar. Además de su caliente y pequeño culo.
—Hola—respondo separándome de ella y sintiendo las molestas cosquillas en la palma de la mano por volver a tocarla—Ya hemos llegado.
Mira por la ventanilla y pasa la lengua por sus resecos labios.
—Creo que dormí más de la cuenta—dice en voz baja y luego se incorpora pasando los dedos por sus ojos hinchados.
—Tranquila, no llegamos hace mucho. Necesitamos que nos guíes para saber a qué hospital tenemos que ir—sé perfectamente a cuál es, pero no puedo mostrarle que tan acosador puedo llegar a ser. No aún por lo menos.
—Claro, el hospital—dice con amargura mirando sus manos entrelazadas en su regazo.
Levanto su barbilla y junto nuestra frente.
—Todo estará bien—susurro.
Ella asistente y por milésima vez me sorprende cuando me abraza. Al principio no sé cómo reaccionar ya que no recuerdo cuando fue la última vez que alguien lo hizo. Solo mi madre o Nathaly son las suficientemente atrevidas como para hacer este movimiento.
Cuando siento su intención de separarnos la rodeo con mis brazos y la aprieto a mí.
—Puede que ahora solo veas oscuridad—aparto los mechones regados por su rostro—Pero te prometo que en algún momento encontrarás la luz y esto solo lo verás como algo que simplemente tenía que suceder—le digo al oído y luego me separo.
Por primera vez desde que emprendimos vuelo ella sonríe.
—Eres bueno con los consejos, ¿eh?—bromea.
Pongo un dedo en mis labios.
—Shhh, solo contigo—le guiño un ojo y me levanto—nadie más aparte de mi familia tiene el privilegio de ver este lado ñoño. Tiene que quedarse entre nosotros porque si no mi personalidad de chico malo genial caerá en picada.
«Un poco de broma ligada con la verdad»
Se levanta y tomados de la mano salimos del jet. Me pongo los lentes de sol y a paso rápido la llevo al auto donde nos espera David y Dalton. Este último trabaja conmigo desde que me mudé a New York y ha sido más fiel de lo esperado.
Es el guardaespaldas de Willow. Obviamente ella no lo sabe porque él la ha estado siguiendo sin que ella pueda llegar a sospechar. No puedo arriesgarme a que alguien me la arrebate solo por capricho o venganza.
Estar en este mundo no es un juego de niños y todos quieren mostrar quién mea más lejos por lo que no descarto nada.
Cuando estamos instalados en el auto saco el teléfono para responder la llamada entrante.
—¿Qué me tienes?—pregunto.
La mirada de Willow se enciende de curiosidad. Mientras estuvimos en el jet me dijo que su padre tenía cáncer de hígado por lo que me comuniqué con Ugo para que buscara uno que esté más que sano. Willow no cabía de la dicha cuando se lo dije y me juré hacer todo lo posible por poner esa expresión en su cara más a menudo.
—Ya están operando al padre. No tardé en conseguirlo. Los muy hijos de puta doctores del hospital estaban guardando los órganos para venderlos al mejor postor, ya sabes cómo es esto—bufa resentido-—Creo que una mano menos al dueño los incentivo lo suficiente como para que se movilizarán.
Sonrío y beso la frente de Willow.
Ella deja salir un suspiro de alivio y recuesta la cabeza en mi pecho.
—Perfecto. Gracias, Ugo—respondo.
—A sus órdenes, jefe—dice antes de que corte la llamada.
—Al Hospital Franklin Park, por favor—Willow le dice a David que está al volante.
Este asiente a través del retrovisor y acelera por las calles concurridas de Pensilvania.
Acaricio su brazo derecho y ella se acurruca más como un gatito buscando arrumacos.
—No sé qué hubiese hecho sin tu ayuda. Si no fuera por ti mi padre habría muerto, Alexey—se incorpora y me mira como si ahora fue que cayó en cuenta de que su padre tocó fondo. Me acaricia la mejilla y no sé cómo reaccionar. Es un toque tan suave y tierno que me deja fuera de mi liga—Eres mi ángel.
Enarco una ceja y repito el último juego de palabras en mi mente.
—No, Milashka—aparto un mechón de cabello de su rostro una vez más—No soy un ángel. Soy un demonio que está obsesionado con un dulce ángel que quiere tener a toda costa; por lo tanto, haría cualquier cosa por tenerlo.
Sonrío y a lo mejor no es tan bonito porque un reflejo de miedo pasa por sus ojos.
—No sé cómo retribuir lo que estás haciendo por mi familia—susurra mirándome directamente a los ojos.
Miro hacia adelante y a lo lejos veo como el Hospital Franklin Park se alza.
—Yo sí lo sé—vuelvo la mirada a la mujer entre mis brazos.
—¿Cómo?—pregunta, con más curiosidad de la que debería tener.
Probablemente para ti este no sea el mejor momento, pero para mi no hay mayor oportunidad que esta.
Haya tú si lo apruebas.
—Firma un contrato y cásate conmigo.
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