Capítulo 13🥀
Willow
—¡Will!—escucho a Morgan llamarme desde su habitación.
—¡¿Qué?!—respondo y paso la página de la novela que estoy leyendo.
Pocos segundos pasan antes de que se pare en el marco de mi puerta.
—¿Sacas la basura por mi?—pregunta con un lápiz colgando detrás de la oreja y un cuaderno en sus manos—Estoy tratando de aprender las respuestas para el examen del lunes y no quiero ocuparme de esa tarea y perder el hilo de esto—alza el cuaderno.
Con mucho pesar dejo el libro de lado y me levanto a socorrer a mi amiga. Se cuanto le cuesta concentrarse en sus deberes universitarios.
—Ya, vete. Lo haré.
Sonríe y me lanza un beso.
—Eres la mejor—dice y luego se retira.
Saco la basura y bajo al primer piso sintiendo el arduo trabajo de tener que bajar de un quinto piso por las escaleras. El edificio es viejo, muy bonito—humildemente—pero, viejo al fin.
Los dueños son unos señores que no les interesa gastar su dinero en un ascensor por lo que ya te puedes imaginar lo que los inquilinos tenemos que pasar todos los días,
Amo los deportes, lamentablemente lo que no amo es hacerlos. Por suerte tengo un metabolismo rápido, de no ser así tendría las golosinas y toda la grasa que me gusta ingerir marcada por todo el cuerpo. Tener unas libritas de mas no está mal, al contrario, nos vemos más mamacitas, pero como dice mi mama, mejor controlar la salud ahora para no arrepentirnos después.
Tristemente hoy papá está pagando su mal manejo de salud y es algo que cada uno en mi familia a sufrió de la peor manera.
—¿Como estas, Will?—saluda el agradable portero.
—Todo bien, señor Miguel—respondo y sonrío al amable hombre.
Ha trabajado aquí desde mucho antes de que yo me mudara y desde siempre a sido muy cordial conmigo y con Morgan. A diferencia de nuestros vecinos que a veces dicen que somos lesbianas y otras veces compañeras de mundo.
Creen que nos creemos santas cuando en realidad le quitamos el dinero a los hombres.
Todo el rumor empezó por nuestra vecina Carmela que vio que el señor Facundo del segundo piso nos ayudaba a subir las fundas de la compra. Ese día Miguel no estaba de guardia sino otro chico que no tiene nada de amabilidad. Carmela lo confundió todo cuando vio al del segundo piso salir de nuestra casa acalorado por subir las escaleras con el tremendo peso de las fundas de la compra y dijo que lo estábamos engatusado para que nos pagara la mensualidad del apartamento.
Ni que dos amigas viviendo solas fuera algo que nadie puede imaginar.
—Will, ya te he dicho que dejes los formalismos—reprende el señor canoso y de barriga prominente—Sino tendré que dejar de tu tutearte. Mira que eso me lo pediste por mucho tiempo.
Me rio y niego con la cabeza.
—Está bien, usted... tus ganas Miguel—el asiente complacido y yo sigo mi camino.
Voy a la parte trasera del viejo edifico de ladrillos y camino apresuradamente porque una de las bolsas esta por romperse.
Como si la muy malvada escuchara mis pensamientos, se rompe y hace un desastre que con mucho jodido gusto no quiero recoger.
—Morgan, lo que hago por ti—refunfuño y termino abajándome para ir tirando la basura al bote.
Unos pasos resuenan por el callejón, mierda. solo a mí me pasan estas cosas. No puedo creer que en este momento en el que me veo horrible con la facha de un sencillo vestido azul marino, que no dudo tenga algunos pequeños agujeros, y para variar; mostrando cuan torpe soy al dejar que la basura se derrame.
No quiero levantar la cabeza y encontrarme con alguien que me mire como si fuera una niña de 5 años. Unos zapatos bien lustrados y un olor a menta y tabaco muy familiar llenan mis fosas nasales, digo todas las maldiciones que le escuche a papa decir cuando su equipo favorito de futbol perdía.
Levanto la mirada de a poco y me encuentro con un hombre alto, muy alto, vestido totalmente de negro con unos pantalones, suéter y gabardina. Joder. Doy por seguro que este momento nunca lo olvidare.
—¿Eres así de torpe normalmente?—pregunta con esa deliciosa voz ronca tan varonil y ese acento ruso marcado que tiene.
—Hola—sonrío dulcemente.
—Hola, Milashka—saluda y sonríe mostrando esos perfectos dientes que tiene y un olluelo que nunca habría notado de no ser porque en este busco centrarme en todo menos en lo estúpida que debo verme.
«Milashka», por curiosidad, solo por eso, no porque suene tan malditamente bien esa boca tan deseable suya, lo buscaré en el traductor más tarde.
—Lamento que me encuentres en estas condiciones—miro mi ropa y la basura que aún no termino de recoger—No note que la funda estaba a punto de romperse hasta que llegue aquí.
—No respondiste mi pregunta—dice y me mira a los ojos como si estuviera tratando de excavar en mi alma y descifrar mi comportamiento vergonzoso de siempre.
Miro a otro lado incomoda y sin esperármelo él se acerca y levanta mi barbilla. Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración en boca y sentir todas las duras de su cuerpo encorvado. No soy tan bajita, pero de todos modos él es muy alto para mí.
—No siempre—respondo en un susurro.
Me muro por saltar encima de él, por fin sentir sus labios y dejar que su sabor permanezca siempre conmigo. estoy segura de que debe saber increíble. También quiero que me toque y poder sentir sus manos callosas en mi suave piel.
—Chto the khochesh menia—«Qué me has hecho, lindura?» pregunta rozando nuestras narices y por un momento dudo de si sabe que me hablo en su idioma natal.
—Inglés, por favor—murmuro cerrando los ojos.
No me acuerdo de como terminamos en esta posición sin embargo lo único que deseo es estar cerca de él y no despegarme jamás. Siento como si una fuerte cadena nos uniera y que no puedo desatarme de ese lazo. Por un momento siento temor porque sé que él se siente atraído por mí, pero no sé si es con la misma magnitud que yo deseo.
Esta semana no he parado de pensarlo y en el horrible momento que tuvimos la última vez. Aún recuerdo la ira que recorría mi sangre. Los celos alocados y el deseo de poder marcarlo como mío todavía late en mí.
Dolorosamente no tengo a derecho a este hermoso hombre y es lo que me hace dar un paso atrás haciendo flaquear lo que sea que teníamos, pero no llego muy lejos cuando decido alejarme más porque me agarra de la cintura y sin previo aviso une nuestros labios en un beso demoledor.
Gruñe cuando sin querer le muerdo el labio y mete la lengua en mi cavidad bucal cuando gimo por el feroz sonido. Manipula nuestros labios como todo un experto en la tarea y pone su otra mano libre en mi nuca haciéndome temblar de lo duro que lo siento contra mi vientre y lo mojadas que están mis bragas. Estoy segura de que estaban mojadas desde que sentí su olor.
Alexey Volkov tiene un poder que me atemoriza en mi cuerpo porque solo llevamos tres semanas conociéndonos y no quiero imaginar lo que pasara si seguimos teniendo estos encuentros tan... intensos.
—Mierda, de lo que me estaba perdiendo al no besarte la misma noche que te traje a casa o el mismo día que te conocí—dice y no me da tiempo a responder porque vuelve a capturar mis labios en un beso castigador en sus labios tan calientes que me hacen desearlo en otra parte de mi cuerpo.
Me levanta y le rodeo la cintura con las dos piernas sintiéndome más pequeña de lo normal contra este monstro de músculos grandes.
No me cansare de decir que podría pasar toda la vida junto a este hombre y todavía querer más, mucho más. Recuesta mi cuerpo de la pared húmeda y siento un escalofrío por todo mi cuerpo. Está húmeda por el frío, pero por alguna razón no siento esto último. Puede que sea porque mi cuerpo y el de mi compañero besador se siente como si estuviéramos en el infierno.
Que me corten un brazo si no es el mejor.
Suelta mis labios, muy hinchados cabe decir, y baja a mi cuello repartiendo besos que me hacen gemir y que lo hacen levantar la mirada. Se muerde el labio inferior al mirar directamente mis ojos que reflejan el deseo ardiente que siento por él y por un momento parece tener una lucha interna.
Comienzo a preguntarme que hice para que hubiera entrado en este estado, pero esos pensamientos son borrados cuando el vuelve a su labor en mi cuello. Muelo mi coño húmedo contra su prominente bulto y el me muerde en respuesta.
Antes pensaba que este tipo de actos me darían repulsión por el tipo de violencia infringida, pero solo me hacen acelerar mis movimientos y desear estar en mi cama para entregarle mi virginidad a este ser que tanto me hace arder.
—Sigue haciendo eso y prepárate para que desgarre ese coño en este asqueroso callejón—un gruñido bestial sale de lo más profundo de él.
Enredo mis dedos en sus hebras negras y lo separo de mi lugar sensible que debe estar bien marcado. Por alguna razón eso me gusta.
—Estoy segura de que no lo lamentare—murmuro contra sus labios. No me equivoque al decir que tendría un muy buen sabor. Sabe a menta y pastel de vainilla.
«Vainilla», no es algo que se podría describir sobre Alexey.
—Atrevida—maldice y palmea mi trasero asiéndome gemir en respuesta y saltar sobre su polla hambrienta.
—Te gusta.
Sonríe malicioso.
—Claro que me gusta—me muerde el labio inferior sacándome un poco de sangre y cuando me voy a quejar vuelve a unir nuestros labios apretando nuestros sexos en el proceso.
Nos besamos por lo que parece una hora y aunque siento que mi boca esta resentida, no puedo separarla de los suya. Por un momento pienso que amaneceremos aquí y que terminaremos tirados sobre la basura que me atrapo derramando y recogiendo.
Me pregunto desde hace cuánto estaría vigilándome.
No me da mucho tiempo para pensarlo porque mi teléfono suena en el bolsillo de mi sencillo vestido y termino sacándolo a pesar de sus protestas y maldiciones.
—Debe ser Morgan, hace rato salí y debe estar preguntándose que fue de mi—le digo y le doy un último peso antes de ver el remitente.
No es Morgan.
Es Katty.
Por alguna razón sé que no serán cosas bonitas las que dirá.
—Katty—respondo.
Sus sollozos me reciben y me tapo la boca para atrapar el desgarrador grito de aflicción que quiere escapar. Mi hermana pequeña es una de mis más grandes debilidades y me mata sentirla tan quebrantada y pensar en que papa puede ser la razón de su llamada.
—W, es papá—dice en medio del llanto.
Cierro los ojos y dejo que una sola lágrimas ruede por mi mejilla que no tarda en ser tocada por unas manos ásperas.
—¿Qué pasa?—pregunta tenso.
Niego con la cabeza y sigo conteniendo el llanto que me está desgarrando por dentro.
—Hay que operarlo con urgencia por que su caso ha empeorado, por favor, ven porque te necesito—continua diciendo mi hermana y a lo lejos puedo escuchar las benditas voces que suelen salir por los parlantes de los hospitales—Te necesitamos.
Abro los ojos y me encuentro con la oscura mirada de la única persona a la que en este momento por extraño que suene puede reconfortarme y brindarme su ayuda.
—Te necesito—repito las mismas palabras que mi hermana antes de que yo dejara caer el teléfono al pavimento.
Tenía el presentimiento que después de ese día nada sería igual.
No me equivocaba.
***
¿Ya apreciaron la hermosa nueva portada de este bebe?🥰
¿Qué les pareció?
Uh, estuvimos un poco intensos por aquí.
Den sus comentarios diciendo que les pareció el capítulo y por favor no olviden que darle a la estrellita es gratis, ayudan mucho la historia y motivan a la escritora a escribir y publicar con más frecuencia❤
Hasta el próximo capítulo ✨
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