Corría lo más pronto posible, sentía que mi garganta ardía por la falta de oxigeno, este hombre era tremendamente rápido.

Creo que ahora sabia lo que sentían los jugadores que jugaban contra él, me sentía presionada y asustada.

- ¡Espera, deja de correr!-

Y una mierda, en el momento que dejara de hacerlo me atraparia.

Corri, corrí hasta llegar a unas calles las cuales no conocía muy hien, que termino siendo un callejón sin salida.

- Rayos-  mire a todos lados, ya no tenia a donde correr.

Me gire, él me alcanzó, su mirada no me decía nada, más bien no quería verlo.

- Hablemos, por favor hazme caso-

- No tenemos nada de que hablar, ya todo termino y quedo atras-

- Tu lo terminaste todo, sin dejarme saber el porque o dejarme decir algo, ahora me toca a mi hablar-

Apreté mis labios y mire hacia otro lado, no tenia el valor de devolverle la mirada.

Se acercó hasta mi y me sujeto de ambos brazos, haciendo que de nuevo los sacos cayeran al suelo.

- Solo dejame que hable, quiero que sepas todo lo que siento y lo terrible que la pase cuando me di cuenta que ya no estabas, que te habías cambiado de escuela tambien, ¿Que fue lo que te hice?-

Su voz sonaba suplicante, mi corazón se apretujo, lo mire a los ojos, brillaban, parecía que lloraria en cualquier momento.

- No, no sigas por favor, ya basta- suplique al borde de las lagrimas.

- Seguiré hasta que me hagas caso, hasta que sepas cuanto yo... - le tape los labios como pude con mis manos.

No quería escucharlo, sabia que si lo escuchaba todo lo que había trabajado para poder seguir adelante se tambalearia y se derrumbaria.

Se quito mis manos, pero antes de eso beso el dorso de mi mano, sintiendo un escalofrío al sentir sus labios en mi piel.

- Quiero que sepas que aprendí a amarte después de ese estúpido contrato, me dejo conocerte y termine enamorandome completamente de mi, pero tuviste miedo y escapaste, me rechazaste cuando me confese, ¿Sabes cuando me hizo sufrir eso? Yo se que también sientes algo por mi, aceptalo-

Con lagrimas en mis ojos nege, ya no quería seguir escuchando, no quería escuchar más porque sabia que él tenia razón, yo lo amaba.

Entonces me beso, fue un beso desesperado y apasionado, donde me quería decir todo y transmitir sus sentimientos.

Trate de empujarlo poniendo mis manos en su pecho, pero el me las sujeto y las aparto.

Se separo unos segundos de mi y solo para tomar algo de aire, respire agitadamente, retomo de nuevo el beso.

Mis piernas temblaban, fallaron y hubiese caído por no ser que Aomine me sujeto bien por la cintura.

Se separo de nuevo de mi, me miro a los ojos, sus ojos parecían arder en pasión y sentía como me consumían.

¿A quien intentaba engañar?  Yo aun lo amaba, y aunque pasaran mil años lo seguiría haciendo.

Lagrimas salían de mis ojos, lo abrace mientras seguía llorando, lloraba como si de una niña pequeña se tratara, tenia meses que no lloraba asi, desde ese día en que me aleje de él.

- Lo siento, lo lamento tanto... yo también te amo- dije entre lagrimas y pequeños espasmos que tenia mientras lloraba.

- No tienes que disculparte de nada, mirame-  levanto mi menton. - Ahora estaremos juntos, y no te volveré a dejar ir jamas, entendido?-

Yo solo asentó mientras me aferraba a él, no quería separarme de él, tampoco quería volver a llorar y sufrir tanto como lo hice hace algunos meses, donde sentía que mi cuerpo se partiría a la mitad, pero si para estar con Aomine tenia que volver a sentir todo eso, lo aria, sentiría de nuevo todo ese tormento.

Después de todo lo que paso, decidió acompañarme a casa, donde me esperaba mi madre afuera de ella algo preocupada por la tardanza, pase saliva sonoramente.

- Lo siento, mis padres no tienen un buen... recuerdo sobre ti, después de lo que paso- susurro mientras caminábamos hasta la casa.

- No te preocupes, hablaré con ellos- apretó más mi mano, la cual teníamos entrelazadas.

Tan solo llegar mi madre se apresuro hasta nosotros, más especifico a Aomine, la bofetada que le dio sonó muy fuerte, la mire asustada y sorprendida.

- Mamá- me apresure a decir.

- No... no te metas-  me hablo Aomine mirándome decidido.

Mi madre no dijo nada, lo miraba con desdén y resentimiento, sabia que ella había tenido la peor parte al escucharme llorar todos los días.

Entonces ella hizo algo que nos sorprendio, cerro los ojos y suspiro, cuando los abrió parecía más tranquila, ella me miro y sonrió un poco.

- Esa bofetada fue por lo que sufrió mi hija, pero... no me metere, se muy bien que ella fue feliz cuando estuvieron juntos y se que si sufrió era porque te amaba y aun lo hace, ella ya es mayor para decidir a quien amar y a quien no, si ella te eligió es porque eres bueno, confiare en el juicio de mi hija, pero si te atreves a lastimar de nuevo...- lo amenazo con el dedo.

Mi madre sabia que no había sido su culpa, le había contado lo que él había echo por mi en la escuela, que también  me había protegido, pero se había enamorado cuando yo había dicho una mentira.

- No se preocupe señora, no la volveré a dejar ir, y si lo hace la buscare hasta el mismísimo infierno si es necesario-

- Cuidado, porque si eso pasa yo are un infierno de tu vida, por ahora... tendremos que ver como lo acepta su padre, ella es nuestra única hija así que tendrás que ser fuerte para aguantar lo que venga-

Aomine asintio, yo mire a mi madre y ella también lo hizo, feliz fui a abrazarla, ella me recibió con un "cariño"  y yo conteste con un "gracias"

Mi madre tenía razon, lo bueno era mi padre ya que era algo protector, pero si el veía que yo era feliz creo que tendría que aceptarlo.

Estaba feliz, después de esos meses de infierno al fin llego algo de calma a mi corazón. Y solo esperaba que así fuera para siempre.

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Muy bien queridas lectoras, creo que notificare que el otro capitulo será el ultimo, en unos días tendré el otro capitulo así que... nos vemos y mil gracias por leer y sus hermosos votos.