Capítulo 20
Alexey
Pensé que esto sería un poco más fácil considerando que no me estoy enfrentando a un jefe de la mafia y mucho menos a un sicario que me despellejara en cuanto la hija le muestre al hombre que próximamente la cojera hasta dejarla sin una palabra para desafiar lo que diga.
-Alexey Volkov-me saluda.
Tiene una voz áspera y ronca, por el informe que tengo de Willow sé que su padre era un generar que no se le pago su liquidación como se debía porque el gobierno no estaba trabajando como debía y es por eso que no tuvo los recursos para pagarse el procedimiento tan costoso que conllevaba.
Imagino que debe ser toda una vergüenza que un día fue un hombre de rango que mandaba y todos miraban para abajo cuando llegaba y que ahora debe enfrentar a otro hombre con más poder que puede arrebatarle a su niña.
-Solo Alexey, Maicol-me siento en el sillón frente a él y cruzo las piernas-Claro, si le puedo tutear.
Frunce los labios con disgusto y luego mueve la mano haciéndome ver de mala gana que le molesta, pero que lo dejara pasar.
-Me gusta que los novios de mi niña Willow me llamen Generar Jones, pero ya que-se encoge de hombro despreocupado.
Le muestro una mueca que quisiera fuera una sonrisa para no mostrarme tan volátil y quito el botón de mi saco para sentirme más relajado.
-Me gustaría saber cuál es el motivo de su llamada. Tenía un desayuno romántico con Willow, pero tuve que interrumpirlo por su inesperado llamado-me hago el tonto a propósito.
Si quería molestarme ya lo consiguió y es por eso que tampoco perderé el tiempo a la hora de hacerlo con el también.
-Oh, usted discúlpeme. No fue mi intención incomodarlo. Prometo ser muy breve-se endereza más en su sitio con cuidado de no lastimar su herida-Solo quiero que me deje los puntos claros. Quiero saber cuáles son sus intenciones con mi hija. Willow es una flor preciosa que merece ser cuidada y no me gustaría de dejarla en manos de cualquier ra... hombre que no conozco-me sonríe hipócritamente.
Ladeo la cabeza y lo estudio por unos minutos.
Es un buen padre.
Posiblemente un buen hombre.
Es por eso que no me ando por las esquinas como quería al principio:
-Quiero casarme con su hija, preñarla y estar con ella hasta que llegue la bendita muerte a nuestra vida-le respondo sin pelo en la lengua.
Parece que mi sinceridad lo ha descolocado y me alegro que haya sido asi.
No me molesto en ocultarlo y sonrío.
Sinceramente para mi maravillosa sorpresa.
¿Para qué mentir si en el futuro esos son los resultados que vera?, no me interesa ocultarle lo que será obvio.
-Pero... ¿Y la felicidad?-pregunta. Es como si de eso dependerá que me acepte o no.
«¿Quiero que lo haga?», pues no estaría mal porque Willow es muy familiar y sé que nuestro matrimonio no tendrá momentos de paz si soy enemigo de su familia, pero tampoco me pondría triste si decide odiarme.
Qué más da, una persona más o una persona menos que no quiera saber de mi existencia.
-Eso es discutible-me froto la barbilla como estuviera pensándolo cuando ya tengo la respuesta-¿Quién no sería feliz con todos los millones disponibles para utilizar, un marido increíblemente guapo y unos lindos niños para educar?-enarco las cejas.
En todo momento espero que se levante y me tire una de las chanclas que están frente a su camilla a la cabeza.
Espero que me grite que soy un hijo de puta narcisista que lo único que quiere a su hija es para tenerla como una dulce vaca paridora y nada más.
Eso por una parte es cierto por lo que no se lo discutiría.
Pero nada de eso llega.
Una risa y aplausos resuena por toda la habitación y me sorprendo al mirar que es mi futuro suegro recién operado el que parece querer brincar en una pata de felicidad.
En serio, parece que la locura aquí es de familia.
No puedo olvidar las "bromas" que los hermanos de Willow hicieron el día anterior.
-¡Asi es que se habla, hijo!-me grita con una sonrisa que amenaza con romper su rostro-¡Bienvenido a la familia!
-¿En serio?-inquiero todavía enarcando una ceja sorprendido.
Asiente y me hace señas para que e acerque, cuando lo hago me agarra de la mano y la sacude como si estuviéramos sellando un trato.
-Es lo que le hacía falta a la yegua indomable que tengo por hija. Le estas dando todo lo que merece y mucho más. Gracias, hijo, gracias-parece estar a punto de llorar y juro que yo también pero no por el mismo motivo, sino porque tanta emoción me satura.
Después de que me termina de dejar ver lo feliz que esta porque haya llegado a la vida de Willow, me despide diciéndome que es hora de su siesta.
Esta vez llego sin ningún tipo de emoción agotante como al principio y cuando paso por la recepción me encuentro a las dos zorras del ascensor cuchicheando con la de recepción. Ya no hay sonrisas para ellas, las miro con asco y sigo con mi camino.
Cuando llego al ascensor miro con extrañeza mi auto. Recuerdo haber dejado la capota arriba y ahora se encuentra abajo. Saco el arma que siempre cargo y me preparo para atacar, sin embargo, me veo en desventaba cuando me dan una patada en las costillas mandándome al suelo.
Cuando me quiero levantar me propinan una salta de patadas por todos lados que roban mis posibilidades de defenderme. Por lo que puedo notar son tres hombres y aunque atacan con precisión, mostrándome que no son unos simples sicarios. Son altos y anchos, pero tan agiles y fuertes como yo.
Hago que uno caiga cuando le propino una patada en la rodilla y me levanto de un salto disparándole a uno en la cabeza. Le propino un puñetazo en la boca y el me lo devuelve en el estómago viéndoseme vulnerable una vez más cuando se me escapa el aire y por mero instinto me doblo. Intenta tomar ventaja una vez más, pero lo agarro del cuello y lo mando al suelo jarto de esta jugarreta.
Cuando el que mande al suelo de una patada se quiere levantar le doy un tiro en el pecho sin perder el tiempo. Presiono un pie en la cabeza del que todavía respira y me inclino a su altura.
-¿Quién te mandó?-le pregunto con toda la paciencia igual de grande que un grano.
Tiene la boca llena de sangre y cuando ríe parte de ella me salpica en la cara.
-Non essere arrabbiato, Grim Reaper-«No te enojes, Parca» aprieto la mandíbula y el pie en su cabeza cuando esucho su asquerosa voz recordándome a mi principal enemigo-Questo era solo un saluto dal mio capo...«Este solo fue un saludo de mi jefe»
No lo dejo terminar porque descargo mi makarov en su boca.
Me levanto y limpio la sangre que salpico esta vez en mi cara. Dejo mi saco en el asiento del copiloto y saco una cajetilla de cigarros volviendo a mi antiguo vicio. Prendo un cigarro y enciendo el auto haciendo rugir el motor. Salgo del estacionamiento y tiro el humo hacia riba regresando a mi apartamento como si no hubiera dejado tres cuerpos en el estacionamiento de un hospital.
Ya más tarde me encargare de decirle a Ugo para que limpie las cámaras. Por ahora me encargare de mandar un cordial saludo a Italia como en los viejos tiempos cuando Sergey aún estaba en guardia y mostraba su repulsión por las cucarachas que se hacen llamar mafiosos.
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