Capítulo 2
Willow
Me acaricio la nuca y con pesadez cojo la llamada.
-Mamá, ¿Qué tal va todo? -pregunto con entusiasmo y esfuerzo mi voz a escucharse optimista a pesar de saber para que me está llamando.
-Cariño, me entristece mucho darte esta noticia, pero el cáncer de tu padre avanza con rapidez y el dinero de los medicamentos y terapia se acaban-se quiebra en la última palabra.
Me tapo la boca antes de dejar que el sollozo que maltrata mi garganta escape.
-Yo... haré... lo posible por hacer llegar el dinero antes del fin de semana. Lo prometo, no te preocupes-seco las lágrimas que ruedan por mis mejillas.
-Gracias, mi amor. No me gusta que el motivo de esta llamada sea para eso, pero es una necesidad que no podemos cubrir por más que queramos. Tu padre estaba reacio a que te llamara, sin embargo, no pude contener la intranquilidad que me carcome y terminé llamándote.
Hace cuatro años que vine a vivir a New York con mi mejor amiga en busca de crecer. Me era fundamental conocer y ser feliz en la ciudad de la que todos tanto hablaban. La felicidad fue apagada hace tres meses cuando le diagnosticaron cáncer a mi padre. Al principio teníamos esperanzas de que podía ser operado, sin embargo, comenzó a mermar cuando nos dimos cuenta de que el costo era tan grande que me vi en la obligación de tener dos trabajos para mandar dinero para las terapias y la operación. Aun así, no he podido alcanzar el estimado que me fue dicho y no sé cómo diablos conseguiré el dinero, sólo sé que lo haré de una u otra forma.
-Te dije que lo hicieras, no tienes que disculparte-me muerdo la mejilla interna sintiéndome asxficiada-Tengo que cerrar la llamada. Hablamos luego, te amo.
Corto la llamada antes de que responda. Luego de respirar tres veces y atraer positivismo a mi mente continúo haciendo mi trabajo.
-¡Amiga! -brinco espantada al escuchar la repentina voz de Morgan y dejo las cajas que estaba organizando en el suelo.
-Loca-regaño-Casi me matas de un susto.
Ríe burlona.
-No es para tanto-mira a todos lados cautelosa, como si alguien la pudiera estar escuchando-Han llegado los hombres más hermosos que hayas visto en tu vida, pero tienes que verlos, están mejor que el chocolate.
Hago una mueca de disgusto por lo último sabiendo que se burla de mi gusto excesivo por ellos.
-No lo creo, y ya deja la charlatanería, deberías estar atendiendo a tus hombres hermosos, ¿No?
Niega con la cabeza arrugando los labios.
-Tenía la leve esperanza de que salieras y los atendieses. Así nunca podrás encontrar novio, Will. Deberías aventurarte a conocer a alguien antes de que mueras sola y llena de gatitos feos.
-¿Que dices? -reí-Morir con gatos feos no está tan mal como crees. Además, no es muy profesional que digamos el hecho de que ande buscando el amor en los clientes del lugar al que vengo a trabajar-la molesto y agradezco que no se haya dado cuenta de que hace un momento estaba llorando.
Morgan se fija mucho para algunas cosas, pero para otras puede llegar a ser muy despistada.
-Estas teniendo una idea errada de la felicidad, amiga mía-dice con fastidio y luego suaviza el semblante-Entiendo perfectamente que tengas que ayudar a tu familia, que tengas que ir a la universidad en las tardes, que en las noches trabajes en un antro y etcétera. Pero también necesitas salir, divertirte con tus amigos, tener muchas citas con tíos buenorros. Ay, son tantas cosas, Will-me acaricia el cabello-Eres joven, hermosa y lo bastante inteligente como para darte cuenta de que lo que llamas rutina está siendo una total mierda. La bola de pelos que tienes en casa tampoco será tu acompañante toda la vida.
-Estoy bien-ruedo los ojos-... y es muy ofensivo que te hayas expresado de esa manera con respecto a Ben.
-¡Ves, de eso estoy hablando!-sisea exasperada-Te digo cosas importantes y te preocupas por el perezoso que tienes en nuestro apartamento, Silvia tiene razón. No hay remedio para ti-camina a la salida-Tienes veintidós y ni siquiera has perdido la virginidad-murmura.
-¡Eres una metiche! -le grito.
Algunas veces, casi siempre, puede ser muy intensa al igual que mi madre que siempre anda buscando emparejarme.
Me limpio las manos sudorosas en el mandil y salgo cerrando tras de mí. Choco con el cuerpo duro de alguien y por el olor dulzón me hago una idea de quién podría ser.
-Logan-sonrío lo más creíble posible.
Mi humor no me permite ser lo bastante cortes como para ser amistosa en este momento.
-Willow, ¿Qué tal? -pregunta y muestra su dentadura blanquecina con la que derrite a más de una en la universidad. Tiene un aire de príncipe azul y sus rulos rubios que llegan hasta sus cejas lo hacen ver aún más encantador.
-Chica, te estaba buscando-el padre de Logan viene hacia nosotros limpiándose el sudor con un paño-Te necesito en la mesa cinco. Hay que tratarlos con toda la amabilidad del mundo y no sueltes la lengua que tienes, son unos clientes muy importantes-dice con el semblante aparentemente cansado, Peter es el dueño de la Cafetería en la que trabajo como mesera hace dos años y aunque la mayoría de las veces es gruñón, puede llegar a ser muy amable cuando quiere-Ve y pórtate bien.
-Soy una chica buena. Los intensos son ellos,Pet-le sonrío inocentemente.
La verdad es que algunas veces rompo la regla de "el cliente siempre tiene la razón". La cafetería Peter's se encuentra en la mejor zona de Manhattan, por lo que las personas de dinero vienen a buscar cafeína, té y postres antes de ir a trabajar o simplemente vienen a complicarnos la vida con sus quejas estúpidas de como el café o el té no deberían tener azúcar.
Logan niega con la cabeza riendo y el padre le da una mala mirada.
-¿Acaso no tienes tú trabajo que hacer?
Él asiente rápidamente y se despide sacudiendo la mano.
-Pues chica buena, da ejemplo de ello porque si no nos quedamos sin trabajo todo-se retira Peter.
Me encojo de hombros, no creo que sea para tanto.
Me encamino a la mesa que me indicó. Lo único que me motiva es la hamburguesa que me comeré a la hora del almuerzo.
En la mesa se encuentran tres hombres vestidos con elegantes trajes negros. Diablos, están realmente buenos. Relajo mi expresión para no tener el rostro de mala leche que Peter dice que tengo todo el tiempo y me acerco con mi mejor sonrisa falsa.
Ya entiendo el temor de Peter.
-Buenos días, señores-carraspeo alejando el nudo que se instala en mi garganta por los nervios repentinos que me provocan sus auras tan intimidantes-Seré su mesera a cargo, ¿ya eligieron lo que van a pedir o necesitan unos minutos más para su orden?
Agradezco el que la voz no me haya fallado.
Uno de ellos me sonríe coqueto y mis neuronas comienzan a fallar ante los hoyuelos que se pintan en sus mejillas.
-Podrías ser tú-dice.
-Eh...
-Quiero un café negro-la voz ronca y varonil con acento ruso tensa mi cuerpo de una manera muy diferente a como lo hace normalmente-Si no es mucha molestia claro está-añade con un toque de diversión.
Miro al hombre de pelo rubio cenizo que me devuelve la mirada y rápidamente la aparto. Sus ojos son... intimidantes y hermosos: como un cielo nublado que anuncia tormenta, tan profundos que sería fácil perderse y nunca encontrar la salida. Sí. Esas son las palabras exactas para describirlos. Sus labios regordetes. Su cuerpo delgado y esculpido me hace babear como una tonta. Este hombre es una obra de arte.
-Cla-claro-tartamudeo y me doy una cachetada mental.
-Deja que Damien se divierta, tiene derecho de halagar a la hermosa dama aquí precente-dice el hombre de rasgos asiáticos que está a su lado. Sus ojos rasgados tienen una mirada desafiante que parece molestar al rubio.
-¿Pochemu by tebe nay perestat byt lubopitnim, Aiko?¹
Nunca he estado tan excitada como me encuentro ahora mismo al ver como estos titanes se desafían.
-Me gustaría que hagan sus pedidos-intervengo y me aplaudo mentalmente ante el tono seguro de mi voz.
Aiko ríe y chasquea la lengua.
-Vy slyshali eto ²
-Yo quiero un capuchino, señorita Jones-dice el coqueto mirando la tarjeta en mi delantal.
Anoto sus pedidos y me despido con una inclinación de cabeza. Le entrego la nota a Logan que se encarga de la cocina y me voy rápidamente para no detenerme a hablar.
Siento que respiro cuando llego donde se encuentra Morgan encargándose de la caja.
-Están para cogerlos, ¿no? -susurra sin quitarle la mirada de encima a nuestros clientes aparentemente estrellas.
-Fue uno de los momentos más incómodos de mi vida, ¿puedes ir a llevarles lo que tomarán?, dudo que valla y no les derrame las bebidas-me apoyo en el mostrador.
Se plancha la ropa y arregla los desordenados mechones negros que tiene pegados a la frente.
-Con mucho gusto.
Miro desde aquí como coqueta les sirve y enarco una ceja al ver como Damien se queda mirando sus pechos. Me parece que serían una bomba esos dos.
Pasada media hora ellos se van y antes de salir el rubio me guiña un ojo dándome escalofríos.
Joder.
Creo que he tenido un ataque al corazón por este hombre.
***
Apoyo a Willow. Si en la vida real me cruzara con alguien como Alexei me estaría cagando de miedo 🥲
Dejen en los comentarios que tal les pareció el capítulo. Muero por saberlo.
«¿Por qué no dejas de ser curioso, Aiko?»¹
«La escuchaste»²
Hasta el próximo capítulo ✨
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