Extra: Siendo papá.
Alexander.
No puedo creer que ya haya pasado ocho meses desde que me convertí y en papá de cuatro ¡cuatro! aún es increíble como después de todo lo que paso ahora estén aquí.
Emma habla hacerla de todas las cosas que debo hacer, evitar y sobre todo las que no debo hacer, y es que, casi me dan ganas de rodar los ojos cuando pero se cuan importante es para ella que todo se cumpla como ella lo dice, es una especie de mamá oso asesina en cuanto a nuestros hijos se trata.
—Emma —la llamo haciendo detenga su diatriba—. Tranquila, no es la primera vez que los cuido y después de ti soy la segunda persona con la que estarán seguros toda su vida.
—Lo sé… Es solo que a Owen le esta saliendo un diente y puede estar un poco irritable —suspira—. Lo siento ¿seguro que esta bien que los deje contigo?.
Se muerde el labio inferior y toma todo de mi no abalanzarme sobre ella y besarla hasta consumirnos… Alejo esos pensamientos de mi cabeza y en su lugar mi vista se clava en sus bonitos ojos grises que hoy se ven más brillantes que nunca.
—Mejor tu dime ¿esta bien para ti que ellos se queden conmigo? —pregunto, recargando mi peso en la pared de la sala de estar.
—Claro, eres su padre —se apresura a decir y su rostro empieza a volverse rojo.
Esa es una de las razones por las que me encanta y es que su rostro es incapaz de esconder cualquier emoción, ella es totalmente trasparente.
Aun no puedo creer que haya sido un gilipollas al haberle dicho tantas sandeces, afortunadamente saque la cabeza del culo, y aunque no tenemos una relación tampoco somos unos extraños ni nos somos indiferentes.
Es un extraño limbo lleno de tensión sexual en el que nos encontramos, ella me pidió tiempo y se sobre todas las cosas que esto, es muy importante para ella por lo que lo respeto, si fuera por mi hace mucho tiempo le hubiera saltado encima y hundido en ella.
Me permito repararla y es que desde hace veinte minutos ese vestido de manga larga corte lápiz color negro me esta volviendo loco, se ajusta a ella como una segunda piel y su pelo rubio lo lleva alisado y suelto se ve preciosa.
Aun no entiendo como lo hace, no entiendo como es capaz de verte así de maravillosa luego de tener que cuidar a nuestros hijos la mayor parte del tiempo. Trato de ser su apoyo y siempre estar disponible para ella 24/7, de estar presente en cada momento pero soy muy consiente de que ella hace todo el trabajo pesado.
No puedo más que estar orgullo de ella y de la mujer —mamá — en la que se ha convertido, siempre logra impresionarme, pese a que ha habido ocasiones donde la he encontrado llorando, despeina, ojerosa oliendo a una mezcla de vómito, leche cortada y popo de bebé y aún así jamás he escuchado una sola queja por parte de ella.
—Bien, ahora vete o se te hará tarde —digo, viendo a mis hijos dormir en sus coches.
—En la mochila prepare varios biberones tendrán hambre cuando despierten, también viene un ungüento para adormecer la encía de Owen—dice, y se detiene un momento como quien se detiene a pesar si no está olvidando algo —. No olvides sacarle los gases después de comer…
—Emma —la corto —. Estaremos bien.
—Esta bien, si pasa algo no dudes en llamarme —trata de sonar segura pero puedo notar su renuncia. Les da un beso a cada uno en la cabeza y Rachel frunce el entrecejo —. Me voy.
—Ve tranquila —digo, cuando empiezan a caminar hacia la puerta principal, no puedo evitar ver la manera en la que se le remarca el culo con ese vestido.
Me cercioro de que estén dormido antes de trasladar su coche para que quede en medio de la sala andes de ir a mi despacho por mi portátil para hacer algo de trabajo antes de que despierten.
No han pasado ni quince minutos desde que me senté en el sofá más cercano a ellos cuando el llanto furioso de Rachel me hace voltear a ver el coche.
—Parece que hoy no será un día de trabajo —murmuró, a la nada antes de ponerme de pie con una sonrisa en el rostro —. Hola princesa, no llores tus hermanos aún duerme.
La tomó en brazos mientras por sus mejillas corren lágrimas gruesas y hace un puchero de lo más adorable, no puedo evitar tomar mi teléfono y sacarle una foto antes de tomarle una foto y enviársela a Grace.
—¿Tienes hambre? —pregunto, aunque se que no me va a contestar —. Vamos a prepararte una botella, mamá dejo varias en listas.
Estoy por girarme cuando el coro de llantos se escucha y me apresuro a poner a mi hija en el coche, lo que provoca que llore más fuerte y trasladar el coche a la cocina donde me apresuro a calentar las botellas de leche antes de dárselas —por fortuna ya saben tomar tus botellas —no sin antes asegurarme que no estén demasiado calientes para ellos.
Aprovecho que están comiendo para prepararme un café para cuando vuelvo con a taza humeante ya están inquietos y balbuceando, Harry esta tratando de chuparse un pie y en el proceso se quita un calcetín de dinosaurios, sabiendo a la perfección que no podré tomar mi taza de café en paz la pongo en la encimera.
Me aseguro de sacarles los cases y lo pongo en la sala donde los observo gatear por todo el lugar mientras los persigo.
—Rachel eso no se toca —la reprendo y puedo jurar que me reta con la miranda antes de resoplar y darle un manotazo a Gael para gatear en otra dirección.
—Owen no se muerde a tus hermanos —le digo cuando el llanto de Harry me hace volar a ver solo para ver que le está mordiendo el brazo.
Me apresuro a liberar el brazo que queda marcado con cinco dientes dos arriba y tres abajo mientras levanto al bebé que llora.
—Ya paso vale, tu hermano no quiso hacerlo.
Así pasamos gran parte de la tarde yo intentando que permanezcan con vida y en una pieza y ellos explorando y tocando todo lo que pueden.
Les caliento la comida que les preparo su mamá no sin antes cambiarles el pañal para, lo que es un completo desafío ya que tengo a tres niños tratando de orinarme encima y Gael es el que logra mojarme un poco.
Para cuando los siento en las sillas altas que compre para ellos les ajusto las correas para que no se vayan a caer acto seguido les coloco los platos frente a cada uno para que empiece a comer.
Todo va bien los primeros sesenta segundo antes de que la mano de Harry se cierre en puño en el puré de espinaca y se lo lanza a Rachel a quien le cae en el cabello, mi hija volta a ver a su hermano de manera amenazante pero Harry solo se ríe provocando que Owen y Gael empiecen a pegar con las dos manos haciendo un desastre de comida.
Los ojos de Rachel se llenan de lagrimas al tiempo que hace un puchero antes de que empiece a llorar con fuerza.
—Eso no se hace Harry, la comida no se le arroja a tu hermana…
Me quedó a medias cuando siento un proyectil de comida estamparse en mi cara seguido de varias risas, incluida la de mi bebe llorona.
—Eso fue innecesario Owen—lo reprendo pero poco les importa porque siguen riendo.
Tomo una servilleta desechable para limpiarme pero ahora los cuatro empiezan a arrojarse su puré de espinacas por lo que les retiro lo más rápido que puedo los platos.
Gritan, balbucea y se ríen emocionados.
Sabiendo que es demasiado tarde porque los cinco ya estamos todos embarrados de comida, me es inevitable no reí junto con ellos, la sensación de felicidad que tengo en el pecho es tanta que creo que me va a explotar.
Tomo mi teléfono de la encimera antes de abrir la cama y ponerla frontal mientras me acomodo para que salgamos todos.
—Niños —los llamo y de inmediato ponen su atención en mi, así que les hago una mueca y vuelven a reír —. Eso es.
Capturo la foto de nosotros embarrados de papilla verde inmortalizado este momento antes de volver a poner el teléfono en la encimera.
El timbre de la puerta suena y los dejo un minuto solos antes de ir a ver de quien se trata tomándome con Noah y Arnold Rothschild en la puerta. Lo olvide, olvide que tenia una reunión con ellos.
—¿Llegamos en mal momento? —pregunta, Noah viéndome de arriba abajo.
—No, pasen —me hago a un lado dejando que entren —. Sólo denme un momento y estoy con ustedes.
—¿por qué está lleno de comida? —pregunta, Noah con diversión —. ¿Algún fetiche nuevo?.
Ruedo los ojos antes de cerrar la puerta detrás de mi.
—Tu casa huele a bebé y leche rancia —comenta, Arnold con su amargura de siempre.
El llanto proveniente de la cocina me hace pasarlos de largo solo para ver a Rachel llorando.
—Ya, ya papá esta aquí lo siento, demore más de lo planeado —la tomó en brazos.
—Y ahora que eres ¿un niñero?—se burla Noah.
—Uno terrible por cierto —murmura, Arnold.
—Son mis hijos, Emma los dejo conmigo porque tenía que salir.
—No la conozco, pero claramente ella está loca —apunta, Arnold con fastidio.
—Siéntanse en su casa—les digo —. Los bañare y daré una botella de leche y estoy con ustedes.
Bañarlos es otra misión suicida donde termino todo empapado de agua y donde muy a su pesar terminan ayudándome a bañarlos Noah y Arnold.
Este último se rindió luego de que dejó sentado a Owen y este se hundió en la bañera lo sacó más rápido se lo que he visto a una persona moverse en mi vida y mientras el estaba algo pálido el bebé está riendo con fuerza mientras aplaudía.
—He visto toda clase de personas en mi vida, pero tus hijos son unos moustro y no pienso morir de un infarto a manos de uno de tus hijos, me largo a la sala —dicho, eso sale del baño.
Luego de bañarlos, cambiarlos, darles su botella de leche por fin de duermen lo que me permite tomar un ducha rapidísima con su coche dentro del baño antes de salir y encontrarme con mi visita.
—Tenemos un encargo —dice, con seriedad Arnold en cuanto me siento acomodando el coche de mis hijos.
Me diciendo los pormenores de la situación y discutimos los pros y contras, les doy mi punto de vista sugiriendo la mejor manera de actuar en este caso.
Lo dije una vez: una vez dentro solo tienes una manera de salir.
Terminamos de hablar de negocios justo cuando el timbre de la puerta suena haciendo que los bebés se sobre salten, por los que disculpo y prácticamente troto a la puerta.
—Hola súper papá ¿qué tal tu tarde?—pregunta, Emma en cuanto abro la puerta.
—Genial —lo digo porque es cierto, no pudo haber estado mejor —. Y ¿la tuya?.
—No puedo quejarme —se encoje de hombros y me hago a un lado para que pase —. ¿Cómo se portaron los bebés? ¿comieron? ¿Owen no tubo fiebre? ¿me extrañaron?.
—Bien. Sí. No. Y si todos te extrañamos.
—Oh, no sabía que tenías visitas —se detiene cuando llega a la sala —. Buenas noches.
—Ellos son Arnold y Noah Rothschild —le informo.
Emma se gira de inmediato y abre los ojos con asombro.
—¿Eso Rothschild?.
—Sí, eso Rothschild —contesta, Arnold y de inmediato me acerco de manera protectora Emma —. Tu debes ser la mamá de estos gremlins.
—Así es —dice, con una sonrisa viendo el coche donde duerme —. Y no son gremlins, son unos angelitos.
—Del infierno —susurra, pero lo alcanzamos a escuchar. Gracias al cielo Emma esta muy ocupada revisando que no tengan un rasguño.
—No lo vas a superar nunca ¿verdad? —pregunta, Noah.
—No. No tiene ni un año y casi me matan ¿sabes cuantas personas lo han intentado? Y ¿cuantas han estado tan cerca como él?—tanto Noah como yo reímos de su indignación.
—¿Se quedan a cenar?—les pregunto a los tres adultos en la sala —. Ordenar comida así que ¿qué se les antoja?.
Ninguno rechaza la invitación, la cena trascurre tranquila y cerca de la una de la mañana los hermanos Rothschild se van dejándome sola con ella.
—Supongo que yo también debería irme —dice, Emma con un brillo raro en los ojos.
—Es muy tarde, porque no te quedas, los niños están acostados en la habitación ¿Por qué no vemos una película? —sugiero, y ella se muerde el labio.
—Pero yo elijo — dice, luego de varios minutos en silencio.
La realidad es que a me hubiera gustado hacer todo menos ver la película, pero apenas la pusimos ambos no pudimos empezar a bostezar y parpadear por el sueño.
Emma se acurruca junto a mi antes de que su respiración se vuelva a compasada y nos acomodo de modo que quedamos acostados en el sofá —que gracias a cielo es lo suficientemente grande para caber bien —, sonrío porque ahora en esto se a convertido mi vida y no podría imaginarla de otra forma.
Cierro los ojos abrazando a Emma dejando que el cansancio me consuma.
No se que paso chicos, pensé que se había subió pero no y no se ustedes pero yo he estado batallando mucho con la plataforma. Pero aquí esta el extra, espero que lo disfruten muchísimo.
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