capítulo 31
Salimos del consultorio con una cita programada para dentro de un mes, cosas que comprar y fotos de la ecografía.
Cuando nos subimos al auto nos quedamos aquí sentados en completo silencio con la vista clavada al frente, procesando como esta mañana nos ha cambiado la vida de manera radical. Me llevo una mano al vientre al tiempo que Alexander pone el auto en marcha.
La angustia, incertidumbre y el sentimiento de cual han sido mis acompañantes desde que salimos del hospital, no entiendo porque no puedo ser como una persona normal disfrutando de una noticia así y el hecho de que Alexander este actuando de manera extraña, me llena de zozobra. Pensé que iba a enloquecer con la noticia, que me gritaría o en el mejor de los casos solo se iría y no lo volvería a ver jamás, pero contra todo pronostico el parece estar manejando las cosas bien, incluso mejor yo.
—Lo siento —repito, por décima vez en los últimos quince minutos.
—¿Qué pasa, Emma? —pregunta, Alexander estacionado el auto a la primera oportunidad que tiene —. Ya te dije que estoy bien. Estamos bien, no te culpo por nada—sonríe, aun tiene los pómulos sonrojados y sudor acumulado en su frente—. No te voy a mentir y decir que no estoy asustado, Emma, porque lo estoy pero feliz muy feliz.
Su mano busca la mía hasta que entrelaza nuestros dedos y empieza hacer pequeños círculos con su pulgar sobre mi el dorso de mi mano.
—Se que tener que llevar un bebé en el vientre debe ser abrumador y es aún más abrumador llevar cuatro vidas dentro de ti y eso es asombroso, tú eres asombrosa. Me cuesta creer que dimos vida a cuatro personitas, pero le alegra que haya sido contigo—deposita un beso en mi frente —. No estas sola ¿de acuerdo?. Estamos justos en esto.
Mis ojos se llenan de lagrimas sin derramar antes de asentir en acuerdo vuelve a poner el auto en marcha una vez más y yo sigo sin poder decir nada debido al nudo de emociones que me genero sus palabras. No volvemos hablar hasta que se detiene en un farmacia a surtir la receta que indicó el médico.
—¿Necesitas algo mas? —pregunta, una vez que vuelve a subir al auto con una bolsa plástica que deja en el asiento trasero —. ¿Algún antojo?.
—Estoy bien, en realidad me gustaría descansar —susurro, viendo por la ventana.
Toma mi barbilla con suavidad haciendo que gire mi cara para verlo a los ojos.
—Se que esto no es lo que esperábamos, que incluso debo de admitir que nunca me paso por la cabeza ser padre, pero paso y es maravilloso no puedo estar emocionado por esto. No te dejaré solo lo prometo —me observa como si buscara algo en mi mirada y cuando no lo encuentra deja ir un suspiro aliviado.
Estoy por contestar algo cuando el sonido de su teléfono lo hace hacer un gesto de molestia al tiempo que gesticula un <<lo siento>> antes de salir de auto.
Tengo que hablar con Alexander, tengo que decirle la verdad pero primero necesito hacer algo, es por eso que tomo mi teléfono del porta vasos del auto para escribirle un mensaje a Liam diciendo que necesito verlo con urgencia y el queda en ir a mi apartamento en unas horas.
—Lo siento, bonita surgió algo en la oficina, te llevaré a cada y tratare de volver lo mas pronto que pueda—dice, una vez que vuelve a subir al auto.
—En realidad me gustaría ir a mi apartamento —digo, aunque la ansiedad que me genera volver a ese lugar es mucha.
—Emma…
—Por favor.
—Bien. Te llevaré a tu apartamento y te alcanzaré después.
**
El apartamento pese a no haber sido habitado durante un mes y pocos días luce limpio gracias a Liam, me hago una nota mental de agradecerle más tarde por eso.
No voy a mentir y decir que estar en mi apartamento no me causa cierta incertidumbre y cierto temor la última vez que estuve aquí Daniel apareció. Un Daniel completamente diferente al chico que yo conocí hace unos años, el cual me daño de una manera diferente y permanente.
La investigación de la policía sólo confirmo lo que dije: que Daniel me ataco. Aún no lo han atrapado, pero según el oficial Brown tiene un expediente de delitos bastante extenso y el piensa que no les llevará mucho tiempo ponerlo tras las rejas.
Llevo la taza humeante de té a mis labios y ordenar mis ideas, pensar con claridad que es lo que voy hacer más ahora que cuatro vidas dependen de mi y que no tienen culpa de nada.
Tengo miedo: sí, no lo voy a negar pero es válido ¿no?.
Mi teléfono suena cortando el hilo de mis pensamientos, por un momento un sudor frio me recorre entera pero cuando veo que es Miranda la que llama sonrío aceptado la llamada.
—Ciao sorella —dice, al tiempo que me llevo el aparato a la oreja.
—Hola a ti también, cabra loca ¿cómo te trata Italia?—sonrío, recargando mi espalda en el sofá.
—Italia me trata de maravilla —contesta, un poco apagada y las alarmas se encienden de inmediato en mi.
—¿Pero?.
—La madre de Carlos es una completa perra —suelta, como quien a esperado mucho tiempo para decirlo —. Al principio todo iba genial, aunque debo de admitir que su familia es bastante extraña ya te contaré después. La cosa es que todo parecía ir bien porque ella pensaba que todo era un capricho de Carlos hasta hace un par de días…
Como extrañaba escucharla hablar y ahora puedo imaginarla molesta, con el ceño fruncido y la cara roja. Sí, la extraño mucho.
—¿Qué?.
—Carlos me propuso matrimonio en una cena familiar y ella enloqueció, dijo que jamás iba a permitir que su hijo se casara con una oportunista como yo que solo buscaba el dinero de su hijo —su voz se quiebra ligeramente en el proceso y eso me estruja el corazón —. Yo te juro Emma que jamás me a interesado el dinero de Carlos, yo de verdad lo amo por el hombre tan maravilloso que es.
—Lo se, Miry —le digo el apodo que le decía mamá cuando lloraba por rasparse las rodillas —. Y Carlos lo sabe. Sabe que es afortunado por tenerte en su vida y ni lo digo solo porque seas mi hermana —solloza del otro lado de la línea haciendo que un nudo se instale en mi garganta.
—Carlos la confronto enfrente de todos, todo se salió de control y ahora nos estamos quedando en un hotel de Florencia—deja ir un suspiro cansado —. Me siento terrible por eso, he intentado hablar con él sobre el tema, incluso le he planteado la posibilidad de que yo regrese a Seattle y el se quede a limar asperezas con su familia, pero el insiste en que yo soy su elección y que si su familia no lo acepta es problema de ellos no de nosotros. Dijo que no va a permitir que ellos arruinen nuestras vacaciones.
—Nena lo siento tanto, pero Carlos tiene razón no debes dejar que terceros afecten su relación —paso saliva tratando de deshacer el nudo que se a formado en mi garganta—. Ustedes se aman no debes estar triste por eso y si su madre o quien sea no puede ver eso son unos estúpidos.
Hablamos un poco más de una hora donde ella me cuanta que pese a lo desagradable de su suegra esta feliz por estar comprometida con el amor de su vida y en cuanto vuelvan harán una pequeña reunión para compartirlo con nosotros, yo por otro lado no le cuanto nada aun no quiero que se preocupe o terminar arruinado sus vacaciones prefiero hacerlo contarle todo cuando vuelva.
No mas secretos para nadie.
El sonido del timbre me inunda los oídos.
—Cabra loca tengo que dejarte, están llamando a la puerta ¿te llamo más tarde?.
Miranda se despide antes de finalizar la llamada, no sin antes decirme lo mucho que me extraña. Dejo el teléfono con el sofá antes de encaminarme a paso apresurado hacia la puerta, la imagen de Liam me recibe cuando abro la puerta.
—Hola Emma — sonríe —. Traje el almuerzo —alza las manos mostrando las bolsas de que comida.
—Genial, pasa —me hago a un lado para que pueda entrar cerrando la puerta detrás de él —. Vamos a la cocina.
Deja las bolsas sobre la mesa y le indicó que se siente mientras busco en los gabinetes un par de vasos antes de dirigirme a la nevera para tomar un envase de jugo.
Es una suerte que haya pedido provisiones por Delivery porque no tenía nada que fuera comestible en la despensa.
—No sabia que te apetecía comer, así que traje comida Mexicana—informa, sacando los recipientes de comida para que dejarlos sobre la mesa.
No respondo solo me limito asentir distraídamente sirviendo el jugo antes de tomar asiento frente a Liam quien ya me a pasado un plato con tacos.
—Y bien ¿para que me necesitas? —dice, empezando a engullir un burrito.
Le doy un bocado a mi comida tratado de procesar cual seria la mejor manera de poner en contexto a Liam, confío en el ciegamente ya que él se a convertido en lo mas cercano a un amigo que he tenido en años, pero es que este tema es tan delicado que no se como abordarlo.
—¿Emma?.
Me incita hablar llevando el vaso de jugo a sus labios para pasar la comida que tienen en la boca.
—Estoy embarazada —suelto, sin rodeos porque no creo que haya una buena formar de decir esto —. Cuarto o cinco semanas.
Liam deja su burrito a medio camino de su boca para mirarme con los ojos muy abiertos y apuesto que si hubiera estado tomando jugo se hubiera ahogado
—¿Pero como…? ¿Estas segura?—pregunta, incrédulo con un gesto de sorpresa total pintado en el rostro.
—Muy segura —confirmo —. Y no te he dicho la mejor parte.
—Emma no estoy entendiendo nada, se supone que te dieron una pastilla de emergencia ¿cómo es que ahora vas a tener un bebé?
—Cuatro —informo —. La ecografía que me realizaron esta mañana confirmo que espero cuatro bebés —tomo un profundo suspiro.
Liam empieza a toser y casi escupe el jugo por la nariz, porque si, ahora si estaba tomando del vaso, me levantó a toda velocidad para auxiliarlo y evitar que muera asfixiado. Le doy pequeñas palmadas en la espalda hasta que poco a poco empieza a respirar con normalidad.
—¿Estas bien?.
—Sí —carraspea la garganta —. Sólo que todo esto me ha tomado por sorpresa —contesta, afectado por la noticia.
—Lo se, imagina como lo he tomado yo y espero que tengas buena imaginación y puedas imaginar como lo a tomado Alexander.
Clavo la vista en la comida que esta en la mesa, últimamente mi apetito no ha sido el mejor pero me esfuerzo por comer lo más que puedo ya que ahora se que no solo como por mi si no por cinco. Me estremezco ante el pensamiento.
—Francamente no se que decir, Emma. Esto me toma con la guardia baja —murmura, rompiendo el silencio que nos envolvía.
—No necesito que digas nada —me sincero —. Solo necesito que me ayudes. Sabes lo que significa que tenga entre cuatro y cinco semanas ¿verdad?.
No responde solo me observa con seriedad antes de asentir en señal de entendimiento.
—Necesito realizar una prueba de ADN para saber si los bebés son de Alexander—término de decir por fin con la voz temblorosa.
—¿Qué harás si él no es el padre?.
—No lo se —confieso —. Pero necesito saber el resultado sin importar si es o no el padre o la maldita ansiedad va acabar conmigo.
El sólo pensamiento hace que una punzada de dolor que atraviese el cuerpo, al tiempo que un nudo me atenaza las entrañas.
—Voy a programar una cita con un laboratorio de confianza, solo faltaría el ADN de Alexander.
—Yo me encargo de llevar —digo, recordando el cepillo de dientes que dejo en el baño.
Liam hace un par de llamadas para agendar la cita para mañana y una vez que todo queda listo conversamos cerca de cuarenta minutos donde le cuento todo lo que paso en las últimas horas, también le cuento que solo él, Alexander y yo sabemos lo del embarazo y que prefiero que se mantenga así por un tiempo por lo menos hasta que los resultados de la prueba de paternidad este lista.
Liam se despide poco después ya que tiene un compromiso y me recuerda que pasara por mi a primera hora para ir a realizar la prueba. Bostezo sintiéndome soñolienta camino hasta mi habitación para ponerme un pijama de algodón antes de ir a recostarme un rato a la habitación de Miranda.
La extraño mucho y me duele que la este pasando mal porque su suegra no pueda ver la persona maravillosa que es.
En algún punto debo de haberme quedado dormida, porque justo ahora siento pequeñas presiones en la mejilla y el cuello, lo que hace que las alertas se enciendan en mi sistema inmediatamente haciendo que abra los ojos de golpe. El corazón me late con fuerza dentro de la caja torácica mientras en alejo por instinto y un escalofrío me recorre entera al tiempo que siento el cuerpo pesado
—Tranquila bonita, soy yo —anuncia, Alexander sentándose en la cama —. Lo siento no quería asustarte.
Tomo repetidas respiraciones intentando calmar el latir desbocado de mi corazón mientras me repito que solo es Alexander y que estoy segura. Me toma de la mano para atraerme a su cuerpo de modo que quedo sentada a horcajadas sobre el mientras me envuelve entre sus brazos, por un momento me tenso pero después me empieza acariciar el cabello y poco a poco mi cuerpo se empieza a relajar entonces, me permito esconder la cara en el hueco de su cuello.
No puedo seguir así, no es bueno para mi ni para los inquilinos de mi cuerpo. Sin poder evitarlo empiezo a llorar, pero no son solo lágrimas, son sollozos que sacuden mi cuerpo y moqueo.
— No, no bonita no llores.
— Te… Tengo miedo — confieso.
Alexander me toma suavemente de los hombros y con delicadeza me separa un poco para poder acunar mi rostro entre sus manos de modo que puedo verlo directo a los ojos, es increíble la sensación de protección que me genera este hombre con tan solo una mirada, pero al mismo tiempo es abrumador y apabullante lo íntimo que se sienten algo tan simple como un abrazo.
—Alexander tengo que decirte algo importante —digo, con la voz temblorosa antes de tomar un profundo suspiro —. Yo… Los bebés…
—Escúchame bien, Emma — me interrumpe, limpiando mis lágrimas con los pulgares —. Se que esto es muy intimidante y más para ti que eres la que los llevará por nueve meses —sus manos se meten por debajo de la blusa de algodón haciendo pequeños movimientos en mi vientre —. Son tan tuyos como míos y no pienso huir de esto. Quiero estoy y lo quiero contigo no te voy a dejar sola.
El corazón se me estruja con violencia, lágrimas nuevas salen con más fuerza.
—Alexander escúchame —la barbilla me tiembla, pero tengo que decirlo ahora o después no se si tendré el valor —. Necesito que me perdones por…
—No, no tengo nada que perdonarte, tampoco te culpo por esto así que por favor deja preocuparte que todo esto les hace daño.
Besa mi frente al tiempo que me atraer hacia el una vez más depositando un beso en mi sien, lloro un poco más porque Alexander es un hombre maravilloso que no merece una situación así.
Tiempo después siento los párpados pesados por el sueño que me ha vuelto a invadir, trató de luchar contra eso pero me es imposible el esta ganando la batalla. Soy vagamente consiente de como Alexander me deposita en la cama y se acurruca contra mi si liberarme de sus brazos.
— No te dejare sola bonita, no volveré a cometer este error dos veces— pronuncia, con un tono de voz tan bajo que por un momento creo que lo imagine.
**
Después se haber propuesto la cita porque era demasiado riesgoso hacer la prueba con tanta pocas semanas y después de descartar una amniocentesis porque tendría que esperar hasta las quince semanas me decidí por una biopsia corial que a comparación con la otra se puede realizar con diez semanas de embarazo.
—Estoy muy nerviosa, Liam —confieso, luego de veinte minutos en el apartamento de la clínica privada a la que me trajo.
Es una suerte que Alexander haya tenido que salir a una reunión de última hora que no pudo posponer.
—Todo estará bien —toma mi dándome un pequeño apretón reconfortante —. Yo estoy aquí.
—Estoy lista —anuncio, asintiendo con la cabeza a lo último que dijo.
Bajo del auto sintiendo el pulso golpear detrás de mis orejas con fuerza, el nudo que tengo en el estómago de pura ansiedad hace que las náuseas matutinas incremente por lo que me tengo que detener un momento.
—Vamos pequeños, sean buenos con mami —susurro, llevando las manos a mi vientre —. Que esto lo hago por el bien de todos.
—¿Estas bien?.
—Sí, solo son un poco de náuseas.
Tomo profundas respiraciones por un par de minutos hasta que las ganas de vomitar pasan, es solo entonces que retomamos el camino hacia el interior del edificio, una vez dentro Liam se encarga de hacer todo el papeleo, le entregó el cepillo de dientes en una bolsa plástica y parece que la suerte está de mi lado ya que pude recolectar varios cabellos de Alexander.
—Emma Smith —anuncia, la doctora saliendo de un consultorio.
Me hace una seña y la sigo con Liam detrás de mi.
—Buenos días, doctora Rizzo —saluda, Liam con familiaridad —. Gracias por atendernos con tan poco tiempo de anticipación.
—Siempre es un placer trabajar con la familia Rinaldi —dice, con voz melosa la doctora —. Pero Pietro cada vez las consigue más hermosas…
—No, no mi padre no sabe nada y me gustaría que así permaneciera —la interrumpe con seriedad y persigo un deje amenazante en su tono de voz.
La sonrisa de la doctora Rizzo se congela un segundo antes de volverla a esbozar una sonrisa incomoda.
—Por su puesto.
—Te esperara a fuera —informa, Liam dirigiéndose a mi —. Todo esta bien—dice, saliendo de la habitación.
—Ponte una de las batas para poder realizar el procedimiento —ordena, hago lo que me indica y una vez que vuelvo con la bata puesta me recuerdo en la camillas con los pies en los estribos —. Este es un procedimiento transcervical para extraer tejido placentario para poder obtener el ADN de los feto.
Explica empezando con el procedimiento que es bastante invasivo y aunque no es doloroso es bastante molesto e incómodo. Alrededor de una hora después la doctora termina y me sugiere que me quede acostada un momento para evitar cualquier percance.
Me informa que ira al laboratorio para que realicen la prueba una vez dicho eso sale de la habitación. En algún punto mi teléfono suena, pero dejo que la llamada de pierda, no quiero poner mas en riesgo a mis bebés, no me perdonaría que algo malo les pasara por mi culpa. No otra vez.
—Perdonen a mamá, pero esto era necesario bebés —susurro, aunque he de parecer una loca hablándole a mi vientre ligeramente abultado.
Media hora después la doctora vuelve indicando que me puedo cambiar y así lo hago. Estoy nerviosa mientras deslizó la bata fuera de mi cuerpo y las nauseas ahora son mas fuertes por lo que me inclino frente al inodoro, las arcadas no se hacen esperar y por fin luego de varias arcadas finalmente logro que salga lo poco del desayuno que ingerir esta mañana.
Para cuando salgo del baño después de haber vomitado y enguado mi boca estoy completamente pálida.
—¿Se encuentras bien? — pregunta la doctora detrás de su escritorio una vez fuera del baño.
—Sí, Sólo un poco de náuseas.
—Bien, debes mantener reposo por lo menos una semana, este procedimiento puede resultan agresivo para el embarazo con tan pocas semanas — me informa —. Los resultado estarán en tres días.
—Gracias —contesto, con amabilidad.
Salgo del consultorio sintiendo las piernas lánguidas, Liam se apresura a mi en cuanto me ve salir sosteniéndome del brazo para no caerme.
—¿Quieres esperar un momento?.
—No, vamos quiero ir a descansar.
Me ayuda a llegar a su auto, donde una vez dentro reviso mi teléfono para darme cuenta que tengo seis llamadas perdías de Alexander y cuatro mensajes.
Alex
Bonita ¿Por qué no me contestas? Estoy preocupado.
Ese fue enviado hace dos horas.
Bonita me estas asustando contesta, sólo quiero saber que están bien.
El segundo mensaje fue enviado hace una hora.
Emma estoy saliendo para tu apartamento necesito saber que están bien.
El tercer mensaje fue enviado hace media hora.
Ok estoy por enloquecer, Emma ¿Dónde estas? esto no es divertido.
Estoy por responder cuando el teléfono empieza a sonar en mi mano anunciando una Alexander.
—Maldita sea, por fin —dice, en cuanto contestó la llamada —. Estoy muy preocupado ¿dónde estas?.
Tomo un respiro ya que las nauseas vuelven.
—Estoy bien, no tienes que preocuparte Alexander. No estoy moribunda, ni enferma solo salí porque necesitaba aire, lamento haberte preocupado.
Nos mantenemos en silencio unos segundos, hasta que escucho que deja escapar un gran suspiro.
—Creo que estoy un poco paranoico, pero me preocupo por ustedes — casi puedo apostar que esta sonriendo —.Te espero en tu apartamento, prepararé algo para comer.
—No tienes que hacerlo, puedo pasar a comprar…
—No tengo que hacerlo, pero quiero consentirlos —me interrumpe.
—Esta buen, te veo en un rato.
Estoy por colgar cuando lo escucho llamarme.
—¿Sí?.
—Te quiero —entonces finaliza la llamada.
Dejándome con un te quiero que me calienta el corazón y una sonrisa boba en el rostro. Por que ahora se que el me quiere aun que yo por el siento esas dos palabras que me asfixian por no dejarlas salir.
Otro capítulo de Alemma. No sé olviden de votar y compartir. Y porque no si la historia les esta gustando recomendarla, eso me ayudaría muchísimo.
Las tecueme. Besitos de gatito.
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