capítulo 30
Todo se encuentra en calma trato de moverme pero mi cuerpo parece no querer seguir las órdenes que le envía mi cerebro, mis párpados se sienten bastante pesados por lo que intento tres veces antes de que poco a poco pueda abrir los ojos, pero tengo que parpadear un par de veces para acostumbrarme a la poca iluminación que hay en la habitación.
Las alarmas se encienden en mi cuando no reconozco el lugar, no estoy en mi apartamento, tampoco estoy en cada de Alexander y estoy completamente sola, por un momento entro en pánico pero todo se disipa cuando noto que no estoy amarrada y que de hecho tengo una intravenosa en el brazo.
Estoy en un hospital. Recorro el lugar con la mirada y puedo observar que es mucho más grande que la habitación del hospital al que me llevo Liam, todo aquí es más espacioso y elegante incluso tiene un televisor. Por lo poco que se filtra por la persiana de color blanco que cubre la ventana, puedo notar que un no amanece.
Respiro profundamente para poder ordenas mis ideas, pero entonces como un camión demoledor todo vuelve a mi: Alexander besando mis labios, su cuerpo pegando al mío, él recuerdo de mi empujando su cuerpo tratando de poner distancia entre nosotros. El coraje, miedo y vergüenza que sentía en ese momento me paralizaron por completo.
Quiero golpearme por ser tan estúpida, Alexander no es Daniel. No. Lo. Es.
—Oh, despertaste —pronuncia, lo que supongo es una enfermera por el uniforme quirúrgico color azul que lleva puesto haciendo que vuelva a la realidad.
La mujer que acaba de entrar se acerca a revisar unas hojas que se encuentran sobre lo que parece una mesita alta que está junto a la pared y de la cual no me había dado cuenta.
—Le avisaré al doctor que estas despierta. Soy Suzette —dice, haciendo algunas anotaciones antes de echarse andar en dirección a la puerta.
—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —pregunto, en un susurro tembloroso antes de que salga de la habitación.
De pronto mis manos son lo más interesante de ver mientras juego con mis dedos, Suzette no contesta por lo que después de un par de segundos en silencio tengo que alzar la vista sólo para comprobar que no se a marchado.
—Llevas tres horas inconsciente —deja escapar un suspiro —.Tu esposo que te desmayaste de la nada, está muy asustado no acuerdo irse a descansar aun cuando el doctor le informo que despertarías hasta dentro de unas horas.
Mi corazón da una voltereta antes las palabras de Suzette, un nudo se instala en mi garganta y de pronto me invaden unas inmensas de llorar.
—Iré a llamar al doctor para que te revise, te has puesta muy pálida —anuncia, y esta vez si sale de la habitación.
Debes calmarme, necesitas no entrar en pánico. Trato de aferrarme a lo que susurra la vocecilla en mi cabeza.
Tal vez Alexander se fue a descansar ya que no a hecho acto de presencia desde que desperté, lo cual no es tanto tiempo pero es una posibilidad.
No se cuanto tiempo pasa exactamente cuando Suzette regresa pero esta vez acompañada con un hombre que debe de pasar de sus cincuenta años, la luz de la habitación me permite ver su cabello entre cano, sus ojos color miel y esa sonrisa reconfortante que me regala al tiempo que le echa un vistazo a los papeles que trae en las manos.
—¿Cómo se siente señora Williams? soy el doctor Fletcher —por un momento me siento perdida por la manera en la que se refiere a mi, pero me toma más que un par de segundos recordar lo que dijo Suzette sobre la manera en la que me registro Alexander.
El hombre se mantiene revisando unos papeles no es muy alto, no le calculo mas de uno ochenta de estatura y para la edad que creo que tiene se mantiene en buena forma.
—Bien —mejor de lo que merezco quiero agregar—. Sólo me siento un poco desorientada.
Asiente con la cabeza en gesto afirmativo antes de pasarle los papeles a Suzette quien se encuentre a su lado.
—Le realizamos varios exámenes de a sangre cuando ingreso, para estar seguros de que todo este en orden— informa, con las manos dentro de la bata blanca que trae —.Todo parece estar bien, solo esta un poco por debajo de su peso y hay indicios de anemia. Tiene niveles altos de gonadrotopina crónica humana y también alfafetoproteína pero es normal debido tu estado— dice, dándome una sonrisa tranquilizadora.
Llegados a este punto la ansiedad extendiendo por todo mi cuerpo, no entiendo nada de lo que dijo sobre esos nombres raros y toma todo de mi no gritarle en la cara que hable de una maldita vez antes de que empiecen a hiperventilar, pero en lugar de eso solo pronunció—;
—Ah, están altos ¿qué significa eso? Y ¿qué condición?—pregunto, aterrada ante la posibilidad de que algo realmente grave me esté pasando.
Estrujo mis manos con fuerza sobre la sabana y el doctor parece notarlo ya que su sonrisa se hace mas ancha, estoy segura de que si no estuviera apunto de colapsar de incertidumbre su sonrisa me parecería encantadora.
—Tranquila señora Williams —la puerta de la habitación se abre dándole paso al hombre que hace que un nudo me atenace las entrañas —. Eso nos da positivo para embarazo y que hay altas probabilidades de embarazo múltiple, pero eso es algo que se confirmara o no con una ecografía.
—¿Qué? —la voz ronca y pastosa de Alexander inunda mis oídos y se escucha tan desconcertado como yo.
—¿Tienen antecedentes de embarazos múltiples en sí familia?.
—No —respondo, con la voz temblorosa.
—Por parte de mi madre y algunas generaciones anteriores con gemelos—responde, Alexander y volteo a verlo parpadear varias veces.
Luce cansado, aterrado y tanto o mas desconcertado que yo incluso creo que esta en algún tipo de shock. El doctor hablar y habla, lo se porque lo veo mover la boca pero hace un segundo dejé de oírlo. Terror puro y auténtico terror es lo que siento ahora mismo.
Los recuerdos de una yo de quince años saliendo embarazada, siendo la decepción de mis padres, la mirada de papá me termina de romper el corazón. Ahora siento como si volviera a decepcionarlos, que vuelvo a fallarles.
—¿Cuánto? —susurro, mi voz es apenas un hilo de voz —. ¿Cuánto tiempo tengo?.
Todos los presentes ponen si atención en mi y llegados a este punto es un milagro que no este hiperventilando o teniendo un episodio.
—No se con exactitud, los exámenes solo confirman en embarazo tendremos que esperar un par de horas para hacer una ecografía para saber el tiempo exacto, pero es seguro que esta en el primer trimestre.
—Y eso del embarazo múltiple —dice, Alexander igual o mas incrédulo que yo.
—Eso también lo confirmara el ginecólogo que hará la ecografía.
¿Qué? ¿Embarazo múltiple?. Me voy a volver loca.
El doctor le sigue explicando algunas cosas a la enfermera y a Alexander pero soy incapaz de poner atención, ya que mi mente solo me lleva a un lugar, hace aproximadamente cuatro semanas y pocos días Daniel me ataco.
Esto. No. Me. Puede. Estar. Pasando.
El nudo en mi garganta se aprieta un poco más haciendo que mi respiración se vuelva dificultosa, empiezo a sentir el hormigueo en mis manos, de mis ojos caen gruesas y pesadas lágrimas mientras el pulso golpea detrás de mis orejas con fuerza. Alexander es el primero en llegar a mi, lo se porque aunque no pueda enfocarlo por lo aturdida que estoy y lo borroso que veo por las lagrimas reconocería su tacto en cualquier momento.
—Tranquila, bonita —susurra, acunando mi cara entre sus manos —. Respira conmigo, por favor.
Intento hacerlo pero no puedo, esto es demasiado, la desesperación me embarga cuando no soy capaz de controlarme ¿cómo si quiera podré cuidar de un o unos bebés si no me puedo cuidar ni yo?.
**
Tuve una madrugada de mierda por decir menos, Alexander salió de la habitación hablando con el doctor Fletcher y no volvió a entrar, no se que pensar al respecto. En realidad no se que pensar de nada, me siento como si estuviera soñando.
Una parte de mi esta feliz porque tengo a una persona creciendo dentro de mi, pero la otra parte —esa que siempre me llena de dudas—no deja de estar aterrada hasta la médula por todo esto.
Justo ahora soy llevada en silla de ruedas hacia el consultorio del ginecólogo que me hará la ecografía y no mentiré diciendo que no estoy nerviosa porque entre todo este huracán de emociones y sentimientos encontrados el nerviosismo es lo que predomina ahora.
Una de las cosas que más me aterra es pasar por esto sola, en realidad no se que esperaba que pasara fui irresponsable y descuidada por no cuidarme las veces que tuvimos sexo, ahora no podría culparlo por no querer saber nada de mi cuando desde el inicio ni siquiera estaba en la ecuación tener sexo, mucho menos un hijo —suponiendo que sea suyo —¡Dios! esto me tiene tan estresada.
Fui irresponsable, descuidada y floja por no haber hecho cita para control de natalidad, por otro lado cuando Daniel me ataco me dieron la pastilla de emergencia en esos caso ¿Cómo es esto posible?.
Una vez que llego al consultorio la enferma que me trae me indica que le entregue una muestra de orina, por lo que voy al baño para tomarme la muestra. Una vez más me quedo sola en el consultorio sentada en una de las sillas frente a su escritorio minutos después entra el ginecólogo con mi expediente en la mano.
—Buenos días, Emma. Soy el doctor Christian ¿cómo está la futura mamá?—la voz áspera y profunda me hace girar la cara para encontrarme con unos ojos azules tan profundo que en cualquier otro momento me hubieran atrapado.
El nudo en mi garganta es cada vez mas grande, no tengo ni la menor idea de como voy a cuidar de otra vida si ni quiera se como cuidarme a mi misma. Estoy aterrada.
—Tratando de sobrevivir a una crisis existencial —contesto, distraída.
Ni siquiera soy consiente de las lágrimas que se deslizan por mis mejillas hasta que Christian me extiende un pañuelo, el cual acepto un poco apenada.
—Tranquila, las crisis existencial son normales en las mamis primerizas—hace un gesto con la mano restándole importancia, mientras rodea el escritorio para sentarse frente a mi —. Tus exámenes confirman un embarazo y posiblemente uno múltiple, es algo que averiguaremos ahora. Así que por favor, toma una bata y sube a la camilla.
Parpadeo un par de veces antes de hacerle caso al rubio que hace algunas anotaciones. Estoy paralizada, tengo miedo y al mismo tiempo siento una calidez en el pecho que no se como explicar.
Mi cuerpo se mueve en automático al tiempo que pienso como en el infierno haré para cuidar a una persona indefensa si hay días en los que me cuesta hasta respirar, pero lo que mas mortificada me tiene es que no se quien es el padre.
Christian me pregunta sobre los síntomas que pude haber desarrollado y que son normales en el embarazo, como lo son los mareos y las nauseas y yo tontamente culpaba al estrés.
—¿Te encuentras bien?—pregunta, cuando salgo del baño con una sonrisa ladeada que francamente esta para morirse.
—Sí, solo estoy un poco sorprendida no se como sucedió —me observa incrédulo y casi puedo jugar que con diversión, entonces caigo en cuenta que no me explique bien —. Quiero decir, si se como se hacen los bebés solo…
—Entiendo, no te preocupes —interrumpe, mientras yo me acuesto en la camilla entrelazando mis manos sobre mi abdomen—. ¿Estas sola?, me refiero a si serás madre soltera.
Un escalofrío me recorre entera, el corazón me late de una manera antinatural, el nudo en mi garganta se aprieta un poco más y lo que ya es una emoción familiar en mi: miedo.
Es igual de aterrador e intimidante que la primera vez, solo que a diferencia de aquella vez no tengo quince años y ni un novio. Es incluso peor porque ahora estoy embaraza sin saber quien es el padre.
Me siento avergonzada por todo esto, incluso me voy tentada a decirle a Christian que por favor no lo diga en voz alta. Una vez que termina de revisar los papeles que tiene en la mano rodea el escritorio antes de acercarse al ecógrafo.
—Por favor por los pies en los estribos, Emma —dice, cuando se da cuenta que no responderé a su pregunta.
—Pensé que sólo me podrías gel en el vientre y listo—digo, haciendo lo que me dijo.
Suelta una risita por lo bajo, al tiempo que lo veo ponerse los guantes.
—Sí, tal vez en consulta futuras, por ahora será uno trasvaginal ya que tu bebé aún es muy pequeño ¿vez ese aparato? —me hace una seña con la cabeza hacia un lado y asiento —. Le pondré un condón y luego lo voy a introducir para poder ver a tu bebé.
—Eso suena demasiado invasivo —miro al techo nerviosa.
—Lo es, seguro también es incómodo incluso podrías sangran un poco, pero es normal no te asustes.
—Demasiado tarde, estoy aterrada hace horas.
—Tranquila es indoloro y no lastimara al bebé tampoco, lo tengo todo bajo control —me giña un ojo y me sonrojo, como si no fuera sufienciete estar expuesta ante él.
Lo observo ponerse los guantes antes de preparar la sonda justo como me acaba de explicar, poniéndole el preservativo, aplicándole in poco de gel, mientras me habla de cosas banales.
La puerta se abre cortando la diatriba de Christian dándole paso a un Alexander que parece que acaba de tener una pedazo destructiva de tres días, por lo desalineado que se ve.
—Buenos días, lamento llegar tarde —pronuncia, con una voz rara adentrándose a la habitación cerrando la puerta detrás de él.
¿Esta ebrio? Claro, por supuesto que lo está. No puedo creer que se atreviera a venir ebrio, bueno ni siquiera sabía vendría.
—Disculpe señor pero no puede estar aquí…
Una carcajada sonora sale de la garganta de Alexander interrumpiendo a Christian.
—Por su puesto que puedo estar aquí, soy el jodido padre—escupe, Alexander llenado a mi lado con gesto inexpresivo.
Christian enarca una de sus pobladas cejas incrédulo en mi dirección, creo que de pronto perdí la capacidad de hablar porque abro la boca varias veces para decir algo, pero nada sale de ella. Alexander le da una mirada condescendiente antes de sonreír socarrón y tomar mi mano temblorosa.
—Yo soy el futuro padre — dice, con ironía y una punzada de coraje me atraviesa de lado a lado.
—Que usted sea el padre no le da derecho de venir aquí a interrumpir una consulta y menos es ese estado —responde, Christian mirándolo de arriba abajo con desdén.
—Usted puede ser padre, pero no puede venir a interrumpir una consulta en ese estado.
El gesto furibundo de Alexander no sólo me asegura una cosa: no lo va a dejar pasar.
—Por favor, podrían discutir cuando por lo menos tenga unas bragas puestas—interrumpió, llamando la atención de ambos hombres.
Se dan una mirada asesina antes de que Alexander vuelva la mirada a mi y Christian vuelva a sus anotaciones dejando escapar un suspiro.
Esto no puede ser más incómodo o eso espero acto seguido introduce el aparato en mi y Alexander aprieta mi mano con fuerza, ni siquiera tengo que verlo para saber que esta haciendo una mueca.
No hemos cruzado palabras desde que salió ayer de la habitación, se que tenemos muchas cosas de que hablar y todo esto cambia el panorama, se lo diré. Solo espere un par de días para asimilar esto y se lo diré todo ya no importa lo que pase después.
A quien quieres engañar, claro que te importa. Susurra la vocecilla insidiosa en mi cabeza.
No veo de inmediato al monitor, prefiero observar al techo un par de segundos antes de armarme de valor y mirar la pantalla.
El monitor arroja las primeras imágenes difusas y bueno, tampoco es como que vea algo o espero ver al bebé ya que posiblemente justo ahora sea del tamaño de un guisante.
—De acuerdo, veamos y… Aquí. Sí. Tenemos a su bebé. Felicidades.
No puedo ver un nada, pero aún así suelto un gran suspiro entrecortado sintiendo una emoción abrumadora calentar mi pecho.
—Tendremos un bebé —murmura, Alexander tomando mi mano y con la vista clavada en el monitor —. Tuyo y mío Emma, te das cuenta de lo que esto. Digo no veo una mierda más que manchas pero él acaba de decir que justo ahí, hay un bebé.
Sí, estoy tratando de no colapsar. Pero en su lugar solo asiento con la vista borrosa por las lagrimas.
Christian hace un par de movimientos para que el monitor se mueva capturando aquí y haya, apuntando cosas y murmurando cosas en términos médicos que no entiendo antes de que empiecen a explicar de manera más simple todo. Pero eso no es lo que me tiene paralizada y tiene al borde de un infarto lo que me tiene así es lo que dice después.
—Podrías estar entre cuatro y cinco semanas —dice, y aprieto las manos en puños sobre la bata ya que Alexander esta pasando la mano por su cabello distraídamente —. Así que estas en el primer trimestre, que puede resultar el más difícil ya que son los meses de riesgo. Trata de evitar las emociones fuertes y el exceso de estrés —explica —por lo menos estos primeros meses.
Esto no puedo estar pasando.
No puede ser hijo de Daniel, por favor Dios mío, no puede ser su hijo. No producto de una violación.
—Cuatro o cinco semanas —murmura, Alexander me da una larga mirada de incredulidad —. Podemos escuchar su corazón —volteo a ver al propietario de la voz quien tiene los ojos muy abiertos clavados en la pantalla —¿podemos escuchar su corazón?.
Justo ahora podría jurar que cualquier indicio alcohol en su cuerpo a desaparecido por completo ya que parece asustado, emocionado e incrédulo.
—Aun es muy pronto, hasta la octava semana —responde, haciendo zoom a la pantalla —. Sin embargo aquí se puede apreciar visualmente su corazón — ninguno de los dos dice nada y Christian señala con el dedo el pequeño manchón casi imperceptible —. Este es el corazón número uno…
—Número uno —murmura, Alexander y yo me paralizó apunto de entrar en shock.
Aprieto las manos en la bata con más fuerza al tiempo que Christian hace una serie de movimientos con el aparato dentro de mi.
—Aquí tenemos a número dos, este es un poco más claro que número uno.
—Número dos —esta vez soy ya la que repito y volteo a ver a Alexander que esta completamente pálido.
Dios esto cada vez se está volviendo más aterrar con el pasar de los minutos, se que era una posibilidad que fuera un embarazo múltiple pero saber que es real, siento como si de alguna manera me tuvieran premiando sin merecerlo, Alexander se a de sentir engañado ya que jamás puso en el contrato nada parecido a esto. Voy hacer mamá de dos bebés ¡Dos bebés!.
—Creo que el jodido papá esta en shock —murmura, Christian repitiendo las palabras de Alexander.
Río mientras lloro y llegados a este punto no se como no he colapsado, Alexander toma una de las sillas frente al escritorio para traerla junto a la camilla para después sentarse.
—¿Estas bien? —pregunto, preocupada cuando su gesto va empeorando.
—No logro comprender como es que yo te puse dos bebés ahí, se que fue mucho sexo pero ¡carajo! dos bebés —sonríe de lado —. Muchas cosas pasan por mi cabeza, mi pecho si siente extraño e intento procesar todo esto.
—Espero que sea bueno procesando porque aquí esta el corazón número tres y número cuatro —dice, el doctor señalando un lugar cercano —. El número cuatro es el más débil pero es normal en este tipo de embarazos.
La sonrisa se queda congelada en la cara de Alexander y yo me incorporo sobre mis codos viendo al doctor.
—¿Me estas jodiendo? ¿cierto?—no puedo evitar decir viéndolo a la cara.
Pero Christian no esta sonriendo, porque en el infierno el no esta sonriendo.
—No puedo tener tantos bebés, ni siquiera puedo cuidar de mi. Como seré capaz de mantener con vida a cuatro bebés, como si quiera los voy a parir ¿voy a pujar hasta morir? —pregunto, de la nada en completo shock.
De pronto Alexander se levanta de la silla caminando de un lado para otro pasando las manos por su cabello en repetidas ocasiones.
—¿Estas seguro? —pregunta, con la voz afectada.
—Sí. Bebés uno, dos, tres y cuatro —señala la pantalla.
No se que haré con cuatro bebés, ni quiera estoy segura de que estos bebés sean de Alexander. Lágrimas gruesas y pesadas se deslizan por mis mejillas y nada me gustaría más que fueran de felicidad, pero la felicidad queda empañada con la importancia frustración mezclada con la angustia que siento en este momento.
Vuelvo acostarme en la camilla con la vista clavada en el techo del consultorio con las lágrimas escurriendo.
Christian habla sobre el embarazo pero yo no puedo escuchar nada más, estoy tan metida en mis pensamientos y sintiéndome miserable hasta que Alexander toma mi manos para entrelazar nuestros dedos que me permito voltear a verlo, sus ojos están dilatados y sus mejillas sonrojadas, hay tantas emociones cruzando por su cara que soy incapaz de identificar alguna.
—¿Necesitan que les de un minuto? el jodido padre parece apunto de desmayarse.
Veo Alexander que esta más pálido que hace un momento —como si eso fuera posible —, tiene los pómulos sonrojados y los ojos muy abiertos, su frente brilla de sudor y parece estar respirando por la boca, sí definitivamente parece apunto de desmayarse.
—No, no lo necesitamos. Sigue, antes de que me desmaye o me de un maldito infarto que no me quiero perder nada de ellos —dice, tomando asiento de nuevo.
Christian sigue explicando una serie de cosas, pero sigo tratando de imaginarme como seria este embarazo en cualquiera de los dos escenarios y sobre todo trato de imaginarme a mi con el abdomen hinchado sin poder moverme, porque sea quien sea el padre ellos son míos y si dios me premio con ellos, los voy a proteger con mi vida si es necesario.
—Bien recapitulemos cuarto o cinco semanas, cuatro embriones creciendo perfectamente, no tenemos amenaza de un aborto espontáneo pero no deben confiarse porque el primer trimestre es crucial.
—Entiendo —dice, Alexander.
—Sabiendo eso debes cuidarte mucho —dice, retirando el aparato de mi, ese que me acaba de decir que tendré cuarto bebés —. No hay sangrado, los corazones se están formados aunque número tres y cuatro son un poco débiles pero es normal —se quita los guantes levantándose de la silla frente a mis piernas —. Te recetare tus medicinas y vitaminas prenatales y te voy hacer una lista de comidas que debes sacar de tu menú.
—De acuerdo —contesta, Alexander por mi.
—Ahora, saldré un momento, puedes vestirte, Emma.
—Podrías tener la amabilidad de darme una foto de mis manchitas y los marcas para poder identificarlos y asimilar que de verdad puse cuatro bebés ahí.
El corazón se me estruja antes sus palabras, el doctor hace lo que le pide sacando cuatro fotografías que le entrega antes de salir de la habitación.
Yo aprovecho y automático bajo de la camilla a toda velocidad con dirección al baño a orinar una vez lista me pongo las bragas, entonces lo dejo ir, dejo ir toda la angustia que vengo arrastrando semanas atrás salga de mi sistema en forma llanto pero no son solo lágrimas, son sollozos que sacuden mi cuerpo de una manera que me hace estremecer, incluso hay moqueo y todo.
—Dios mío que voy hacer con cuatro bebés — murmuró, para mi misma limpiando de una manera nada femenina la nariz.
Al llanto le siguen las náuseas, que me hacen caer de rodillas junto al inodoro, las arcadas son las primeras en llegar luego sigue el vómito mientras trato de no ahogarme entre las lágrimas, sollozos y el vómito.
Una vez que fue suficiente trato de tranquilizar mi cuerpo antes de enfrentarme al abrumador Alexander Williams. Tomo un poco de agua del lavabo para enjuagar mi boca, salpico agua en mi cara para limpiar el resto de las lágrimas derramadas, me veo en el espejo que esta justo enfrente del lavamanos solo para notar que estoy mas pálida que antes casi en un estado verdoso, las bolsas bajo mis ojos son mas notorias.
Inhalo.
Exhalo.
Inhalo.
Exhalo.
Y así repito el proceso un par de veces hasta que la puerta del baño es abierta, dándole paso a un Alexander mas repuesto que el que entro antes de la ecografía, lleva los ojos brillosos, húmedos y un poco hinchados y aun lleva en las manos las fotos de los bebés.
¡Los bebés! Dios ni siquiera se si son sus hijos.
—¿Estas bien? —musita, en una voz que apenas y reconozco como suya.
No espera a que conteste se acerca a mi y me envuelve en sus brazos en un abrazo que no sabia que necesitaba hasta ahora, me toma unos segundos reaccionar, pero cuando lo hago envuelvo mis manos alrededor de su cintura y lo aprieto fuerte, empezando a sollozar una vez mas.
—Lo sien… Lo siento, Alexander —susurro contra su pecho, una vez que logró tranquilizarme un poco.
—Shh, Bonita no te disculpes, era responsabilidad de los dos, no sólo es tu culpa. No estoy enojado, ni te echo la culpa de nada solo… Solo no puedo creerlo estoy sorprendido pero al mismo tiempo me siento eufórico, emocionado —lo siento suspirar —. Te das cuenta bonita, creamos vida y no sólo una si no cuatro.
Los sollozos se hacen mas fuertes y lejos de sentirme feliz o emocionada me siento tan culpable. Culpable por no decirle lo que pasó, culpable por que ahora esto se me salió de la manos y culpable por que el cree que son sus hijos y yo no tengo la certeza de que si lo sean. No se como es que voy a manejar esta situación. Sólo se que hay algo que no puedo cambiar.
Estoy embarazada de cuatrillizos.
Hola, hola aquí otro capítulo de Alemma.
¿De quien creen que sean los bebés?
De Alexander o Daniel.
Leo sus teorías.
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