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Capítulo12: Palabras que Pueden Cambiarlo Todo


Sintió el sol tocar su rostro para que así se obligara a abrir los ojos. Amy fijó su vista en la ventana que colaba los rayos del amanecer. No podía precisar la hora, pero sabía que era demasiado temprano, incluso para ella. El dulce sonido del mar la hizo sonreír, no era algo de todos los días despertar al lado del océano. Escuchó un suave suspiró a sus espaldas para así recordarle que esta vez no yacía durmiendo sola, y a su vez, percatarse de su propia desnudez.

Amy abrió sus ojos de golpe para con un suave movimiento de cabeza ver a sus espaldas, en donde pudo observar a un erizo azul dormir plácidamente, mientras un brazo yacía sobre el abdomen desnudo de ella. Se deslizó silenciosamente del toque de él para así caer sentada en el piso al dejar el colchón con las marcas de los sucesos de la noche anterior. Se puso de pie al acto para ver a un erizo parcialmente cubierto por las sabanas, a penas cubriendo su desnudez.

–Por Chaos...– soltó la eriza tapando su rostro con ambas manos para que fragmentos de lo que había acontecido a penas unas horas atrás vinieran a ella; recordando como él la llenaba por completo y a diferencia de su primera vez, como cada pequeña envestida la llevaba al éxtasis. Estremeciéndose ante el recuerdo –"¡¿Qué hice?!"– pensó con horror. –¡Mi ropa!– soltó para buscar en el suelo sus pertenencias –¿Dónde...

–¿En serio crees que hay alguna diferencia si usas ropa o no en este momento?

Su voz la dejó helada, para así dirigir su mirada al erizo azul que aún parecía estar plácidamente dormido. Los ojos de Sonic se abrieron lentamente para que sus ojos color turquesa se clavaran en ella, estremeciéndola.

–¡S-Sonic!– soltó para así tomar velozmente la sabana de la cama y cubrir su desnudez, dejándolo al descubierto, provocando en ella que un intenso sonroje pintara sus mejillas –¡L-Lo lamento!– dijo Amy en voz chillona, cubriendo su rostro con ambas manos.

Lo escuchó ponerse en pie para lo que luego pareció ser el sonido de un cierre subiendo; Amy bajó lentamente aquella sabana y así ver que el erizo se había colocado los pantalones nuevamente.

–¿Mejor?

–S-Sí...– asintió Amy, aún sonrojada, envolviéndose en aquella sabana blanca, sin saber cómo ahora estar en su presencia. –Escucha, lo de anoche fue...

–¿Te gustó?– le cortó Sonic, tomándola por sorpresa.

–S-Sí...– respondió a baja voz con un amago de sonrisa –No sabía que el sexo podía ser tan...– silenció por unos segundos, desviándole la mirada –Placentero– completó.

–Es bueno saberlo– le dijo Sonic con una sonrisa, para que ella le desviara la mirada nerviosa –Sobre lo de ayer, yo...

–¡No te preocupes!– interrumpió Amy apresurada, anticipando lo que él diría –Fue sólo sexo después de todo.

–¿Cómo dices?

–Sí, sí– asintió Amy con una sonrisa nerviosa –Ya sabes, sólo sexo casual, no tenemos que complicar por nada– pidió la eriza con una expresión un tanto incómoda –Fue como con Scourge, una aventura y nada más– completó, para que los ojos de él se abrieran de par en par ante sus palabras.

–¡¿Me comparas con él?!– soltó Sonic para verla con molestia.

–¡No me refería a que fue como con él!– indicó Amy apresurada –Sólo digo que fue como sería con cualquier otro, es decir...

–Ahora no sólo soy igual a Scourge, sino que también al resto de hombres– puntualizó el erizo azul, dolido.

–No, es decir... esto...

–Es bueno saber tu concepción de mí, Amy– murmuró para buscar su camiseta y ponérsela encima.

–¿Por qué estás tan molesto de pronto?– preguntó Amy frunciendo el ceño –No me digas que esto de repente fue diferente a cualquiera de tus otras aventuras– reclamó –¡Tú eres el que siempre quería tener una relación apasionada conmigo!

–¡Eso era porque estaba enamorado de ti!– soltó de pronto para que Amy lo viera con asombro –¡Lo de ayer fue... yo...– silenció Sonic desviándole la mirada, permitiendo que el silencio hablara por él –¿Qué más da?– soltó molesto para caminar hacia la salida.

–¡Espera Sonic, yo...

–¡Olvídalo Amy!– interrumpió iracundo para así salir cual tormenta por la puerta dejándola a sola.

Amy soltó un pesado suspiro, sabiendo que no habría nada que pudiera decir para remediar lo que acababa de suceder.

–Genial...– murmuró con un dejo de molestia en su voz.

Amy buscó su maletas para así por fin ponerse algo más adecuado para el ambiente en el que se encontraban. Un vestido blanco corto, que ceñía su cintura con un escote más profundo de lo que le gustaría revelar, pero había sido parte de las compras de Blaze. Amy se vio en aquel espejo y ver así su cabello enmarañado, para así buscar su cepillo e intentar arreglarlo; mientras cepillaba los mechones rebeldes, los recuerdos de la noche anterior empezaron invadir su mente uno tras otro; "¡Oh Sonic!" recordó soltando aquel cepillo, ruborizándose intensamente por las imágenes lascivas que la bombardeaban, sin poder ver su reflejo en el espejo un segundo más.

¡Servicio a la habitación!– escuchó de pronto. Tocaron la puerta suavemente, llamando su atención.

Amy observó la puerta extrañada, ya que ella no había ordenado nada. Caminó hacia la puerta para abrir ésta y así ver a una murciélago vestida con un provocativo vestido de ama de llaves y una amplia sonrisa.

–¡¿Rouge?!– exclamó con asombro.

–¿Alguien pidió una amiga?– preguntó Rouge divertida.

–¿C-Cómo... es decir, qué...

–Tails logró infiltrarnos a todos aquí– respondió a su obvia pregunta –Intentó decirle a Sonic en su última llamada, pero colgó antes de que pudiéramos explicarle el plan– explicó Rouge –¿Sonic está por aquí?– inquirió la murciélago para intentar visualizar dentro de la habitación de la eriza rosa, en donde pudo distinguir sabanas sobre el piso, almohadas tiradas por doquier y la ropa de Amy esparcida por el suelo.

–No– respondió Amy con su mirada entristecida –Él...– calló al sentir como Rouge la tomaba de los hombros obligándola a retroceder y así cerrar la puerta detrás de sí, con una clara emoción en su rostro –¿Qué sucede?

–¡No puedo creerlo!– soltó Rouge emocionada –¡Lo hicieron, ¿no es cierto?!

El rostro de Amy se sonrojó intensamente, si esperaba que esa breve interrupción pudiera darle un descanso a su mente atribulada, se había equivocado.

–¡N-No sé de qué...

–¡No intentes ocultármelo Rose!– interrumpió Rouge –Sabanas y almohadas en el suelo, cabello alborotado, ropa por doquier– señaló el desorden a su alrededor, para que Amy viera lo que ahora le parecía una escena del crimen –No hablas con una virgen ¿sabes?

–Eso...– balbuceó sintiendo su rostro arder, lanzando su mirada a sus pies –Fue algo de una noche– confesó al fin.

–¡Lo sabía!– gritó con emoción –¡Knuckles y Shadow me deben 50 rings!

–¡¿EH?!– exclamó para verla abochornada –¡¿Apostaron con algo como eso?!

–No es como que quisiéramos– se excusó Rouge divertida –Pero yo mencione que con tanto tiempo junto no me sorprendería que algo pasara, luego Knuckles dijo que eso no podría pasar ni en un millón de años luego de lo que pasó entre ustedes y Shadow dijo que no creyera que Sonic tuviera el valor para hacer algo tan osado– rememoró la murciélago –Así que hicimos una apuesta amistosa, y gane.

–¡¿Cómo pudieron hacer algo cómo eso?!– exclamó Amy más avergonzada que antes, para que Rouge alzara sus hombros al aire en señal de desinterés.

–No importa como pasó, sólo sé que gane– habló victoriosa –Ahora ese cabeza de nudillo y ese erizo malhumorado me deben dinero.

–Son de lo peor...– murmuró Amy incómoda –¡Espera!, ¿significa que les dirás lo que pasó?!

–Claro, ¿cómo cobraría mi recompensa si no lo hiciera?

–¡No puedes hacer eso!– pidió cual suplica desesperada.

–Cariño, ¿en serio crees que esto puede permanecer en silencio?

–Es que...

–Los hombres alardean sus conquistan, aunque yo no dijera nada seguramente Sonic lo hará, y cuando se enteren igual me pagaran.

–¡Él no haría algo como eso!– lo defendió prontamente para que Rouge la viera con asombro. –Es decir... no lo creo capaz.

–Dime algo cariño– habló Rouge para caminar por la habitación e inspeccionar la misma –¿Fue sólo sexo o hubo algo más?

–Creí que había sólo sexo para él...– murmuró Amy recordando la pelea de esa mañana –, pero no creo que lo fuera para Sonic.

–¿Y para ti?– insistió Rouge.

–¿De qué hablas?

–¿Fue sólo eso?

–Sólo eso puede ser– respondió la eriza desviando la mirada trayendo los recuerdos de la noche previa –Fue increíble– musitó esbozando una pequeña sonrisa –Fue considerado y gentil, jamás había sentido...– la mirada condescendiente de Rouge la hizo callar, y de nuevo desviarle la misma –Pero ya acabó.

–Dime algo Amy– habló Rouge –¿Tú aún lo amas?– preguntó. Las palabras de Rouge la estremecieron al acto, sintiendo de nuevo sus mejillas arder. Sin darle una respuesta. –Es sólo que... bueno, aún no entiendo realmente por qué ustedes dos terminaron, es decir, se veían tan enamorados y...

–Esa es la cosa Rouge– interrumpió la eriza para empezar a limpiar el desastre de su habitación –Yo nunca quise terminar con él...

–¿A qué te refieres?

–Aún recuerdo ese día– murmuró –Era nuestro aniversario y él había planificado una salida especial; yo tenía una conferencia de la universidad y saldría tarde, pero terminó todo antes de lo previsto... a pesar de eso no salí de la universidad– recordó con pesar –Recuerdo que me senté en una banca a pensar en nosotros; llevábamos nuestro tercer aniversario y ese último año todo había sido peleas y malos entendidos y me pregunte lo mismo que tú haces ahora, ¿aún lo amo? No sabía qué responder, pero sabía que si él aún tenía las fuerzas para luchar por nosotros yo seguiría a su lado. Así que espere...– expresó Amy soltando un suspiro de tristeza –Pensé que si no llegaba a él, él llegaría mí... pero no fue así– rememoró con pesar –Recuerdo ver las llamadas perdidas sin poder responder a ninguna de ellas...

–Oh... con que eso pasó– habló Rouge recordando la versión de Sonic de cómo ella nunca había llegado.

–Sí, al día siguiente nos reunimos al fin– continuó –Espere un alegato, un reclamo o algo, pero no pasó, y ahí me di cuenta... él estaba tan cansado como yo– recordó sintiendo como sus ojos se humedecían, y con un nudo en la garganta prosiguió –Le dije que termináramos, que sólo nos hacíamos miserables mutuamente, él pareció estar de acuerdo pues no refuto mi enunciado– rememoró el prologando silencio de Sonic. –Llegue bañada en lágrimas a casa, pensando ¿qué había hecho? Y así busque mi celular decidida a llamarlo y expresarle todo mi arrepentimiento, pero no pude...– recordó con pesar –Pensé en la noche anterior y cómo él jamás fue por mí, así que decidí esperar...– relató para cambiar su expresión abatida por una de molestia –¡Y vaya que espere!– soltó de pronto molesta –¡Espere por más de un año!– vociferó –¡Y él jamás regresó!

–Él pensó que no lo querías de regreso, él quiso verte muchas veces, pero...

–¡Nunca llegó!– interrumpió Amy dolida.

–Pues...– musitó Rouge, sabiendo que lo que diría a continuación podría costarle un poco que sólo una frágil amista –Tú tampoco fuiste por él– puntualizó.

–Lo sé– murmuró Amy cabizbaja –Ya no sabía cómo regresar... no quería sentir que seguía luchando sola por esa relación, Sonic nunca...

–¡Pero ustedes se aman!– interrumpió Rouge –¡Yo lo sé!

–¡Eso no importa!– soltó Amy sintiendo lágrimas empezar a mojar sus mejillas –Las relaciones necesitan algo más que amor Rouge– dijo con amargura –Necesitan compromiso, confianza, comunicación, apoyo... y Sonic no tenía nada de eso. No importa lo que yo sienta o lo que sienta él– concluyó con pesar.

–Pero...

–Lo lamento– negó Amy para así darle la espalda –Estoy cansada de este juego de va y viene que hemos llevado durante tantos años, de las lágrimas, de las falsas promesas y de los corazones rotos... es sólo que ya no puedo hacer esto una vez más.

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Llegó la noche para así caminar con desgano hacia su habitación, rogando a las diosas que estuviera vacía; pero no fue así. Sonic abrió la puerta para ver a una eriza, quien mantenía su mirada perdida en la ventana, o al menos lo hacía hasta que lo escuchó entrar, volteándolo a ver con sorpresa.

–Hola...– saludó Amy con timidez, sin saber exactamente qué decir.

–Hola– espetó Sonic, para ir por su maleta y buscar algo más acorde para la fiesta de aquella noche. Ignorando la presencia de la eriza.

–Sobre lo de hoy en la mañana...

–No tienes que decir nada más– interrumpió Sonic, para buscar un smoking –Dijiste más que suficiente.

–Yo no pretendí lastimarte o...

–No lo hiciste– dijo cortante para verla al fin –No serás mi primera ni mi última aventura de una noche– expresó, para que ella sintiera una pequeña apuñalada a su corazón. No le gustaba la idea de ser una más del montón de Sonic, pero eso es lo que ella había dejado en claro aquella mañana, no podía esperar nada más.

–Oh... de acuerdo– murmuró Amy con un dejo de decepción en su voz.

Amy permaneció en silencio con su mirada fija en él, quien parecía persistir en ignorarla. De nuevo un ambiente de tensión se creaba entre ellos, y esta vez sabía que ella tenía la culpa del mismo. Quería poder remediarlo, decir algo que mágicamente diluyera la pesada atmósfera que se había formado y simplemente estar como antes; les había costado tanto poder limar asperezas entre ambos y ahora sentía que habían regresado al principio. Uno donde esta vez, en ella parecía recaer toda la culpa.

–Amm...– murmuró la eriza pensando en algún apropiado para iniciar una conversación.

–Adelántate– dijo Sonic cual mandato.

–¿Cómo dices?

–Debo de cambiarme– explicó para enseñar aquel smoking, mismo que había usado para su fiesta de compromiso, trayéndole recuerdos.

–Puedo esperar, es decir...

–¿Quieres estar aquí mientras me quitó la ropa?– enfatizó el erizo azul arqueando una ceja.

–¡N-No me refería a eso!– corrigió Amy alarmada –Pero puedo...

–Ya vamos tarde– interrumpió Sonic, distante –Uno de los dos debe de llegar, ve.

Amy intentó disuadirlo de la idea, pero el erizo le dio la espalda para seguir buscando el resto de su conjunto. Era obvio que no quería pasar tiempo con ella a menos que fuese necesario... como antes. Soltó un suspiró de resignación, asintiendo con la cabeza y así encaminarse a la puerta, sin que él la volteara a ver en ningún momento.

–Nos veremos allá...– dijo Amy a modo de despedida con un amago de sonrisa.

–Supongo– respondió Sonic indiferente para que Amy saliera así de la habitación, cerrando la puerta tras de ella.

Sintió sus ojos humedecer; su indiferencia era aún peor que su odio. Amy secó bruscamente las lágrimas que se habían acumulado con su antebrazo; eso era lo que ella quería, ella misma se lo había dicho a Rouge, no podía ahora desear lo contrario.

–Así es como debe de ser...

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Se encontraba supervisando que todo saliera acorde, como era su deber de princesa. Blaze observó los ostentosos arreglos florales verificando que ni un solo pétalo quedara fuera de lugar; todo debía de verse impecable, después de todo ese era el día más largo del año.

–Hola– escuchó a sus espaldas, para sobresaltarse. Blaze volteó a ver a una eriza rosa que le sonría ampliamente.

–Amy...– llamó extrañada por su presencia. Blaze se sentía vagamente incómoda por la actitud alegre y despreocupada de la eriza, muy parecida a la de su esposo, el cual no veía por ningún lado –¿Dónde está Sonic?– preguntó buscándolo fugazmente con la mirada –¿Está aquí?

–Oh...– exclamó la eriza borrando lentamente aquella sonrisa –Él pidió que me adelantara– respondió con un dejo de tristeza en su voz –No quería que ambos llegáramos tarde.

Blaze notó la mirada entristecida de la eriza, rememorando así la pelea entre Sonic y el excéntrico amigo del Doctor Eggman. –"Ella y yo fuimos amantes"– recordó las crudas palabras del erizo verde; no podría dimensionar el nivel de problemas que ella pudo presentar esa noche una vez que ambos se quedaron a solas.

–¿Está todo bie...

–¡Esto es hermoso!– interrumpió Amy animada nuevamente, admirando las flores frente a ella –¿Tú las ordenaste?

Blaze silenció, entendiendo que Amy no deseaba hablar sobre el tema, y ella respetaría sus deseos; después de todo no es como que fueran amigas.

–Así es– respondió al fin –Son lirios– explicó– Siempre me han parecido hermosas flores que aunque parecen muy fuertes, pueden romperse con el más sutil de los toques– dijo de manera poética.

–No si saben tocarlos adecuadamente...– murmuró la eriza para rozar la yema de sus dedos sobre uno de los pétalos, perdiéndose en algún recuerdo.

Blaze vio nuevamente la tristeza nacer de la mirada de Amy, y aunque quería obviar el estado emocional de la eriza, realmente no podía hacerlo, pero tampoco sabía qué decirle. Estiró su mano febril con la intensión de tocar su hombro cual mano amiga... como una que ella le había brindado, o eso pretendió hasta que ella se alejó súbitamente de su alcance para así decirle: –¿Es ese Silver?– inquirió, provocando que un escalofrío recorriera su espalda, y así ver al erizo plateado caminar por la pista de baile entre las diferentes parejas que reían y danzaban ¿Por qué no estaba en su puesto?

–¡Debes de ir a bailar una pieza con él!– exclamó Amy energética nuevamente, para que Blaze la viera con asombro.

–Ah... no, no puedo, yo...

–¡Ve, ve!– ordenó la eriza para colocarse detrás de ella y empujarla suavemente por la espalda, obligándola a caminar en dirección del erizo –¡Yo vigilaré todo por aquí!

–¡E-Espera, no...

–¡Te mereces disfrutar un poco de la vida tu también!– insistió Amy.

–¡Pero...

–¡Ve!– ordenó para empujarla efusivamente obligándola caminar torpemente hacia donde yacía el erizo plateado y así tropezar con él, quien la sostuvo en brazos.

Blaze cayó en los brazos de Silver quien ahora la miraba con asombro, pues no era común que ella fuera tan torpe, menos en una celebración de ese tipo. La gata volvió a ver a la eriza, quien le sonrió divertida, enseñando ambos pulgares en el aire, como una forma de aprobación infantil.

–¿Estás bien?– preguntó Silver, recordándole dónde estaba.

–¡S-Sí!– soltó Blaze –Yo... yo...– la música de pronto cambio a un vals lento, cual mala broma del destino, sonrojándose intensamente al ver a todas las parejas de su alrededor acercarse para bailar una pieza lenta.

–¿Quieres bailar?– preguntó Silver de pronto, para que Blaze lo viera nerviosamente –Ya estamos aquí después de todo– habló con un amago de sonrisa y un dejo de nerviosismo.

–Eh... es sólo que no soy buena para esto– murmuró Blaze apenada.

–¿Para bailar?– parafraseó Silver, provocando que ella asintiera con timidez, ruborizada. –Eso es fácil– dijo Silver esbozando una confiada sonrisa y así tomarla por la espalda para acercarlo a él y con sujetara su mano cual caballero –Sólo déjate guiar...

Blaze desvió su mirada a sus pies, ruborizándose por la cercanía entre ambos. Sin realmente entender el por qué del extraño nerviosismo que la acompañaba; buscó con disimulo a Amy con la mirada, cual salvavidas de esa situación fuera de su zona de confort, para que ella la observara con una dulce mirada mientras un mohín de ensoñación se pintaba en su rostro, ampliando su sonrisa cual permiso otorgado. Blaze regresó su vista sus zapatos, los cuales se movían torpemente gracias a su hábil compañero.

–No lo pienses...– escuchó a Silver susurrarle a su oído, estremeciéndose con el cálido aliento que ahora rozaba su oído –Siente la música.

Blaze le subió la mirada tímidamente para que él le sonriera ampliamente, con una seguridad en sí mismo que no sabía que tenía. De repente no veía ante ella a su escolta, miraba a un erizo... a un atractivo erizo. Ese pensamiento fugaz la obligó a bajar su mirada nuevamente, acalorada.

–Sabes, creo que te confundes con Sonic y Amy– habló Silver de pronto, captando su atención. Blaze subió su mirada para verlo confundida por sus palabras –Creo que ambos están enamorados, no me parece que su amor sea falso–. Blaze asintió con la cabeza, por primera vez creía que eso podía ser cierto; Eggman se lo había demostrado –Aunque creo que está pasando por una dura fase en su relación.

–Lo sé...– murmuró la felina escuchando las duras palabras de Scourge en su cabeza.

–Sabes, eso me dejando pensando– murmuró Silver para tomarla de una mano y obligarla a dar una vuelta en su sitió y así agarrarle fuertemente de la cintura, pegándola a él, formando una sonrisa divertida ante la obvia expresión de bochorno de la felina –Todos los problemas que se pueden formar al no expresar el amor.

–¿A qué te refieres?

–A cómo el amor puedes matarlo por un silencio prolongado– habló el erizo plateado con un mohín de seriedad –Por eso mismo...– murmuró, deteniendo su baile en medio de la pista. Blaze lo vio confundida para ver de reojo a las demás parejas que aún danzaban, sin entender sus acciones –Por eso mismo quiero decirte...– silenció un par de segundos sintiendo sus mejillas ruborizar intensamente –¡Quiero decirte que me gustas mucho!


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