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Capítulo 2: Our First Night


Habían elegido una de las ostentosas moradas de Rouge, quien parecía que se había encargado de pagar por hasta el último detalle. Sería una fiesta en el gran salón, se suponía que ambos acababan de regresar de su luna de miel y que la fiesta sería para conmemorar su amor a la sociedad, un supuesto requerimiento que Amy le había hecho a su adorado esposo.

Amy lanzó su mirada a aquel anillo de diamantes, el cual se sentía más como una pesada cadena que como una fina pieza de joyería. Soltó un pesado suspiro para verse una vez más en el espejo y ver a una eriza que no reconocía; vestía un entallado vestido rojo largo hasta el suelo y una diadema incrustada de diamantes adornaban sus púas cortas. Maquillaje y perfume a rosas la cubrían, y aún así se sentía tan deplorable y miserable como si fuera una vagabunda en busca de un pedazo de pan. Sus ojos se llenaron de lágrimas y la desesperación se hizo presente cual mal invitado. Sonic y ella no podían estar en la misma habitación sin querer matarse mutuamente, ¿cómo harían que eso funcionara?

–¿Estás lista cariño?– escuchó decir Rouge entrando a la habitación que le había prestado para arreglarse.

–Yo...– murmuró siendo presa del pánico, fallaría, sabía que fallaría –¡No puedo hacer esto!– soltó al fin toda la desesperación que la carcomía por dentro –¡Debe haber otra manera de llegar a Eggman!– insistió con lágrimas en sus ojos.

Rouge vio de reojo a sus espaldas, verificando que no hubiera nadie y así adentrarse a su habitación y cerrar la puerta detrás de ella para verla con una expresión de reproche.

–Escúchame bien– dijo Rouge con enfado para caminar hacia la frenética eriza –No puedes mencionar nada de eso nuevamente, no importa que tan vulnerable te sientas, no importa cuanto lo odies, debes de aprender a actuar como toda una dama ante la sociedad– dijo con severidad –Y siempre sonreír sin importar cuan doloroso sea la realidad– puntualizó suavizando su expresión y ampliando una sonrisa –Siempre sonríe, aunque tu alma se quiebre en mil pedazos.

Amy vio la amplía sonrisa de Rouge y su rostro sereno, y se preguntó por sus adentros si eso era lo que ella hacía constantemente; si a eso la había orillado el tipo de vida criminal que sabía que ella llevaba... si hacía eso incluso cuando Knuckles era cruel y despectivo con ella. ¿Todo sería una gran pantomima de un dolor que nadie podía ver?

–Imagina que él es alguien más, que tú eres alguien más, haz lo que tengas que hacer, pero haz que esto funcione– regañó, para que la eriza bajara la cabeza y asintiera con pesar. Rouge vio la expresión de abatimiento de Amy, sabiendo que para ella eso podría compararse con que Rouge tuviera que ceder sus joyas por voluntad propia. Lo más difícil del mundo. –Escucha linda– habló la murciélago nuevamente para colocar ambas manos sobre sus hombros, provocando que ella la viera –Sé que ustedes tienen una historia detrás, una historia que no tuvo un final feliz... muchos corazones rotos, muchas lágrimas y muchos silencios– murmuró con suavidad, provocando que la eriza la viera con asombro por sus palabras mientras una lágrima fugitiva recorría su mejilla –, pero no haces esto por él, haces esto porque eres una mujer que puede sobreponerse a todo, una mujer que ha peleado con la muerte y ha regresado de ella– alentó –La Amy Rose que yo conozco se ríe del peligro y no desiste hasta conseguir lo que quiere, ¿no es cierto?

Amy no pudo evitar soltar una risilla, recordaba aquellas buenas aventuras en donde más de una vez se lanzó al peligro sin pensar en el mañana. Rouge tenía razón, ella nunca se había dado por vencido, sin importar la circunstancia. Ella podía con esto.

–Esa es mi chica– le sonrió Rouge para así soltarla –Ahora, es momento del show– dijo para caminar hacia la puerta.

–Gracias Rouge– correspondió Amy para esbozar una pequeña sonrisa –Dime algo, ¿Por qué tú y yo nunca tomamos un café?– preguntó curiosa. Realmente parecía que pudieron ser buenas amigas.

–Porque nos diste la espalda a todos cuando Sonic y tú terminaron– acusó Rouge con una expresión estoica. Amy se quedó sin palabras ante las duras y verídicas palabras de la murciélago.

–Oh...– soltó a penas audible bajando la mirada –Lo lam...

–Ahora date prisa– interrumpió para volverle a sonreír –Muero por ir a bailar– dijo divertida guiñándole un ojo para salir de la habitación, dejándola a solas.

–Lo lamento...– dijo al viento soltando un suspiro; sabiendo que ella no podría escucharla.

Amy regresó la mirada al espejo del tocador frente a ella; llevaba casi dos años sin saber de ellos desde aquella noche... simplemente no pudo contactarse con ninguno de ellos, era muy doloroso para ella seguir en contacto.

–Es temporal...– se recordó siendo acogida por la soledad y la tristeza –Todo terminara pronto.

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Bajó aquellas gradas alfombradas para ver al pie de la escalera al erizo azul, vistiendo un smoking negro, con un corbatín del mismo color. Su mirada yacía al frente, en donde se reunía la gente de la alta sociedad hablando con finas copas de champaña; Amy se quedó ahí, inmóvil hasta que Rouge anunció su llegada, provocando que todos dirigieran su vista hacia ella. Cientos de aristócratas elegantemente vestidos la observaban ahora.

–Aquí está, el Señor y la Señora The Hedgehog– presentó Rouge con entusiasmo para que todos aplaudieran.

Amy tragó pesado para bajar las escaleras con una sonrisa tan forzada que temió verse como una psicópata mientras descendía casi de manera automática hasta llegar al lado del erizo azul, quien ahora le sonreía galante, asombrándola por la suavidad de su mirar; parecía un Sonic totalmente diferente.

–Mi dulce esposa– dijo con ensoñación para tomar su mano y besarla con galanura, haciéndola sonrojar por la atípica muestra de cariño. –¿Me concedes esta pieza?– preguntó para que la música de salón empezara a sonar de pronto.

–Amm... claro– logró decir nerviosamente.

Sonic la tomó con gentiliza llevándola al medio de la pista de baile para así tomar su cintura y bailar con ella aquel hermoso vals, mientras todos observan con una gran sonrisa a la dichosa pareja. Eran una pareja de verdad, todos lo creían. Amy dirigió su mirada a los ojos del erizo azul quien aún mantenía esa sonrisa galante, sin embargo, ahí, frente a frente, pudo ver una mirada vacía y una clara sonrisa forzada, pero claro, sólo alguien que lo conociera como ella lo hacía podría percatarse de eso. Así ella también decidió seguirle el juego y sonreírle sueltamente mientras seguir el ritmo de la música como en sus clases de baile le habían enseñado.

Terminaron aquella pieza para que todos a su alrededor les aplaudieran fuertemente y así ella asentir con la cabeza y una respiración agitada.

–Gracias a todos por venir– habló Sonic –Mi esposa y yo estamos extasiados por su cálido recibimiento– dijo con aquella habilidad para mentir que por poco ella también le creía –Como sabrán a ambos nos ha costado mucho llegar aquí, pero hoy, mi querida...– dijo Sonic para voltearla a ver –Quiero decirte que yo... yo te...– acalló atragantándose con sus palabras, despertándola. Era obvio que era demasiado, incluso para él.

–No tienes porque decirlo– intervino Amy velozmente para colocar un dedo sobre sus labios, y sonreírle tan ampliamente como pudo –Sé lo que dirás amor mío– dijo riendo forzadamente sintiendo un dolor en su corazón imposible de describir –Nuevamente gracias a todos por venir, por favor disfruten, y que empiece la fiesta– concluyó Amy las palabras como anfitriones para que otras parejas empezaran a bailar por igual y ambos soltaran un suspiro a penas perceptible.

–Sonic, Amy– llamó Tails, quien vestía un sacó café y un corbatín verde para la ocasión –Me acompañan– pidió sonriente para que ambos le sonrieran de regreso.

–Después de ti querida– dijo Sonic cediéndole el paso a la eriza quien agradeció el gesto.

Tails los dirigió a un estudio vacío del otro lado de la enorme casa, cerrando el lugar con llave una vez dentro para que ambos erizos soltaran un suspiro de alivio.

–¡Lo hicieron perfecto!– soltó Rouge animada para verlos a ambos sentada sobre el amplío escrito –Realmente se veían como una pareja.

–Pues no fue por la actuación de ella– se quejó el erizo azul para borrar cualquier mirada de dulzura previa –Pensé que te desmayarías bajando las escaleras.

–A diferencia tuya no soy bueno pretendiendo sentir cosas que no siento– devolvió la eriza, apática.

–Déjame diferir sobre eso– contradijo Sonic.

–Bien, escuchen los dos– habló Tails viendo con cansancio la misma pelea de siempre –Deben de terminar con esto– regañó –Si no tienen nada bueno que decirse, entonces permanezcan en silencio; si alguien percibe la más mínima muestra de desagrado entre ustedes será todo.

–Bien...– asintió Sonic suspirando pesadamente –Haré mi mejor esfuerzo.

–Igual– concordó Amy.

–Bien, los traje aquí para decirles que... ¡lo lograron!– felicitó Tails, para que ambos lo vieran confundidos –¡Irán a Cristal Empire!– explicó –Tienen una invitación de la mayor monarca del lugar, la Princesa Blaze the Cat.

–¿Eso significa que ya no tenemos que fingir más?– preguntó Amy con una genuina sonrisa en su rostro.

–Querida, significa que ahora deben de pretender más que antes– dijo Rouge divertida –Irán a quedarse en la mansión de la princesa hasta que la suya este disponible en dos o tres meses.

–¡¿Qué?!– exclamaron ambos al unísono.

–Ahora entienden porque es de vital importancia su rol en todo esto– puntualizó Tails –Pero es una ventaja, ya que Eggman necesita la aprobación de la princesa, si se mantienen el tiempo suficiente junto a ella seguramente podrán verlo y truncar sus planes desde adentro.

–Debe ser una broma– refunfuñó Sonic.

–Mientras estén ahí no podrán tener contacto con nosotros, no sin que el riesgo de que las líneas estén intervenida. Por lo mismo quiero entregarles esto– dijo para enseñarles un reloj y una diadema de rojo brillante. –Úsenlos, si necesitamos contactarnos será por ese medio; Amy tu podrás hablar y escucharnos como si usaras audífonos, mientras que Sonic será un poco más obvio ya que se escuchara a través de una pequeña bocina. Hazlo sólo si es absolutamente necesario.

–De acuerdo– asintió el erizo azul.

–Y una cosa más– dijo Tails para sacar de entre un pequeño maletín un marco plateado y enseñarles una foto en el mismo, la cual ambos observaron con asombro. Era Sonic cargando a Amy con un hermoso vestido de novia y una genuina sonrisa en el rostro de ambos –Llévense esto, no sólo hará más real su "boda", sino que también podremos hacer vídeo llamadas si es necesario. Sólo deberán oprimir un botón ocultó en la parte de atrás y una pequeña pantalla se desplegara, ¡y listo! Podremos comunicarnos vía directa.

–Oye Tails...– habló Sonic sin poder quitar su mirada de la imagen en el portarretratos –¿Cómo conseguiste esa foto?

–Sí, nosotros jamás nos tomamos una foto como esa– apoyó Amy, tan confundida como Sonic.

–Es una foto retocada– explicó Rouge –No es difícil en estos tiempo.

–Pero tome de base la foto de sus vacaciones en Hill Top– explicó Tails –Los demás detalles como el vestido y el smoking fueron agregados.

–Oh...– musitaron ambos para esbozar una pequeña sonrisa en su rostro al mismo tiempo –Ahora lo recuerdo– dijeron al unísono, volteándose a ver con sorpresa, ampliando su sonrisa.

–Fueron una buenas vacaciones– recordó Sonic desviando la mirada, adentrándose en sus recuerdos.

–Las primeras que tuvimos, ¿recuerdas?– rememoró Amy elevando la comisuras de sus labios.

–Así es– habló Tails al ver aires de paz –Encontré la imagen entre los archivos de la computadora de Sonic– explicó; borrando la sonrisa previa del erizo, sonrojándose intensamente al ser descubierto.

–¡Dame eso!– ordenó arrebatándole el cuadro de las manos –Olvide borrarla junto a las otras, eso es todo– se excusó con un intenso sonroje –, pero ahora que me lo has recordado lo haré una vez llegue a casa y terminemos con esta farsa.

Amy permaneció en silencio, provocando que Rouge la viera desde su lugar, a lo cual sólo pudo sonreírle ampliamente; era obvio que le estaba recordando su charla previa.

–¿Señor y Señora?– escucharon decir del otro lado de la puerta –Los invitados los esperaban.

–Enseguida vamos– respondió Sonic. Habían pasado demasiado tiempo fuera de la fiesta –Encárgate de lo demás Tails, nosotros continuaremos esto ¿Cuándo partimos?

–Esta noche.

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La fiesta terminó más rápido de lo que ella quiso, y aunque intentó prologarlo, el momento de irse había llegado. Una costosa limusina llegó a recogerlos, y una vez con sus ropas regulares se adentraron a la misma. Cada uno tomo el extremo opuesto y en silencio partieron.

Amy miraba de reojo de tanto en tanto a Sonic, quien mantenía su vista en la ventana con una expresión aburrida en su rostro. Nunca habían estado tanto tiempo juntos sin decirse nada, generalmente sólo discusiones habían en su medio de comunicación, aún las recordaba vívidamente:

¡Hago lo que puedo es que no lo vez!– le gritó él.

–¡Hacer lo que puedes implica no dejarme plantada por tercera vez este mes!– reclamó Amy con lágrimas en sus ojos.

–¡Estoy salvando al mundo Ames, ¿qué más quieres de mí?!

–¡Qué estés presente!


Cerró sus ojos con pesadez sintiendo aquel vago y conocido dolor, uno que sin importar que tan lejos estuviera de él parecía siempre presentarse como mal invitado en su vida.

–¿Qué tanto me ves?– lo escuchó decir para abrir sus ojos de golpe y dirigirlos hacia él, quien aún mantenía su vista en la ventana.

–Nada– respondió cortante.

–Una vez allá necesito que mejores tu actuación– ordenó Sonic para verla al fin –Debe parecer que somos una pareja de verdad.

–Eso hago.

–No, no lo haces– refutó rondando sus ojos –Si lo hicieras no te lo diría.

–¡No tienes idea de lo difícil que es esto para mí!– explotó la eriza, regresando al pasado nuevamente. No podía evitarlo, Sonic siempre conseguía la manera de irritarla y volverlo todo su culpa.

–¡¿Para ti?!– vociferó molesto –¡Si tan sólo vieras más allá de tu nariz te darías cuenta que esto no es un día en el campo para mí!

–¡Por qué todo tiene que ver contigo, ¿no es cierto?!

–¡¿Conmigo?!– repitió Sonic indignado –¡¿Acaso yo fui quien canceló nuestro aniversario porque era más importante una estúpida charla en la universidad?!

–¡Sabía que no estabas bien con eso!– le reclamó –¡Tú fuiste quien me dejó plantada en la cena del alcalde por ir a explorar las malditas montañas!

Ambos se vieron intensamente a los ojos para que Sonic aspirar profundo, chasqueando los labios en un intento de calmarse.

–Tal vez sólo quería alejarme de ti porque me volvías loco, ¿has pensado en eso?– dijo un poco más sereno.

–¡Voy a...– calló su amenaza al sentir la limusina detenerse, y percatarse que ya habían llegado. Ninguno de los dos habían puesto atención en la entrada del recinto.

Escucharon los pasos acercarse para abrir la puerta y sin pensarlo dos veces, Sonic haló a Amy por la cintura para juntarlo hacia él, provocando un ceño fruncido por parte de la eriza.

–No lo olvides, sólo intenta verte feliz– reprochó.

–Será la mejor actuación de mi vida– resopló molesta la eriza.

Se abrió la puerta para que un par de erizos sonriente vieran a un gato morado, el chofer de su carroza fúnebre.

–Por favor, bienvenidos a la mansión de la princesa de Solaris– dijo el gato –Pasen adelante yo me encargaré de sus maletas.

–Gracias– dijo Sonic para salir de la limosina y estirar la mano para ayudar a su acompañante. –Querida.

–Gracias– asintió la eriza con una amplia sonrisa y así salir. Amy intentó soltar su mano, pero él mantuvo el agarre, provocando que ella lo viera con sorpresa –¿Qué haces?– le susurró.

–Es parte del juego– le respondió en susurro para caminar hacia la casa –Acostúmbrate, es lo que hacen las parejas.

–¿Cómo podría saberlo?– reprochó la eriza frunciendo el ceño –Jamás me dejaste tomarte de la mano en público.

Sonic rodó sus ojos exasperado, para verla el ceño fruncido de su adorada esposa –Corrijo, es lo que hacen otras parejas, no yo.

Amy lo vio aún insatisfecha, pero le siguió el juego observando de reojo la mano que ahora guardaba la suya. Durante años lo único que quiso fue un simple paseo por el parque tomada de su mano, algo casi imposible de lograr con él.

Obvió el asunto y así se metió nuevamente en su papel para que las puertas de la gran mansión se abrieran y ahí, parada de una manera elegante y exquisita, estuviera una gata de ojos dorados, los cuales brillaban con la intensidad del fuego.

–Sonic the Hedgehog– llamó estoica –Amy Rose– dijo para verlos a ambos –Es un placer recibirlos aquí en mi morada– saludó –Mi nombre es Blaze the Cat y yo seré su anfitriona.

–Su majestad– dijo Sonic con una reverencia, imitado por Amy –Es todo un honor que nos reciba.

–Por favor, díganme Blaze– pidió la gata –Síganme por favor.

Se adentraron a la morada en donde Amy vio con asombro la mansión de tonos dorados y molduras de lo que parecían flamas en cada esquina. Cuadros pintados en cada pared de la familia real se podían observar dejándola estupefacta. Nunca había visto tanta opulencia en su vida, ni en las fiestas de los más acaudalados.

–Es hermoso...– murmuró la eriza.

–¿Te parece?– inquirió la felina para verla de reojo –Es como una fina jaula de oro, ¿no lo crees?

–Amm...– acalló Amy sin saber qué responder, ¿qué significaba eso?

–Si ese fuera el caso, albergaría a la más hermosa ave de todas– habló Sonic con galanura, para que la felina lo viera con cierta sorpresa por sus palabras. –Por favor, no me lo tome a mal, pero dudo mucho que algo como esto pueda reprimir una mente que es libre de nacimiento.

La felina esbozó una sonrisa complacida por su comentario, la primera desde su llegada. Amy frunció el ceño, no llevaban ni un día como marido y mujer y él ya estaba coqueteando con otras mujeres frente a ella. Apretó con fuerza su mano para que un mohín de dolor de plasmara brevemente en su rostro, viéndola de reojo con su molestia oculta.

–¿Acaso vives aquí sola?– preguntó Amy con una sonrisa maliciosa.

–No– negó la felina –Mi guarda espaldas vive conmigo, lo conocerán en su momento– respondió –Por ahora, sé que deberán de estar muy cansados; por favor, mi sirviente los llevará a su recámara– dijo para que una ama llaves llegará y los reverenciara –Y no se preocupen por el sonido, mi habitación queda del otro extremo de este lugar.

–¿El sonido?– repitió Amy para ver a su alrededor, no había ni un alma y mucho menos ruido alguno.

–Claro, estoy segura que querrán consumar su matrimonio sin sentir la presión de ser escuchados por algún extraño– se explicó Blaze.

Amy y Sonic se sonrojaron con intensidad ante lo que ella ahora sugería de manera abierta; aunque claro era algo normal, después de todo eran recién casados. Ambos desviaron la mirada al piso sintiendo un calor abrumante de repente en la silenciosa morada.

–Estoy segura que encontraran todo lo que necesitan en su habitación para que todo salga de acuerdo a lo planeado, pero si necesitaran algo extra...

–¡E-Estoy seguro que estaremos bien!– interrumpió Sonic la bochornosa conversación –Gracias por su hospitalidad.

La gata hizo una mueca de sonrisa asintiendo con la cabeza. El ama de llaves llegó hacia ellos y con un ademan de manos les pidió que la siguieran, a lo que ambos asintieron con la cabeza.

–Hasta mañana– se despidió Blaze para verlos partir por los pasillos de la enorme mansión, hasta que se perdieron de su vista.

La previa sonrisa de la gata se borró rápidamente para que de nuevo una mirada estoica regresara a habitar sus pupilas.

–¿Crees en lo que dijeron?– escuchó preguntar a sus espaldas, para que de entre las sombras, unos ojos color miel se asomaran, caminando hasta llegar a su par.

–No lo sé– respondió Blaze para por fin ver al erizo plateado –Eggman me pidió de suma importancia brindarle toda mi atención al nuevo matrimonio. Si ellos están fingiendo, ten por seguro que se arrepentirán con creces por creer que pueden engañar a la princesa de Solaris– dijo macabra envolviendo su puño en fuego y admirar la hermosa llama que bailaba en este.

–Estoy seguro de eso, su majestad– consintió Silver con un esbozo de sonrisa.

–Por ahora– continuó Blaze, disipando la llamarada –Quiero que estés tan cerca de ellos como sea posible. Dormirás en la habitación continua, quiero que pongas toda tu atención a lo que hablen o digan.

–Como ordenes.

–Eggman cuenta con nosotros.


¡Una alianza entre Blaze y Eggman! ¿Se lo esperaban? Bien, ahora con todos los ojos sobre ellos Amy y Sonic deberán de ser más que precavidos en cómo manejan su falso romance. 

Gracias a todos por su apoyo en la historia y por los comentarios. El día de hoy quiero mandarle un saludo a SonamyLoverForever, gracias por tu mensaje y por tu entusiasmo en esta historia y a Lord Shadow B, llevaba mucho tiempo sin saber de un fan que me hubiera leído desde mi primerísima historia de Sonic (¡Hace casi 12 años!). ¡Gracias a todos por sus comentarios y review! Me alegra saber que después de tanto tiempo aún siguen gustando de mis historias. La siguiente semana tendremos actualización del Capítulo 3: Amaneciendo, sin más que agregar su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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