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━━━Capítulo Dos / Mi trono

Capítulo 02
Mi Trono

Lee Areum sabía que era hermosa. Lo supo desde que era pequeña y, sus padres recibían halagos ante la bella hija que habían tenido.

Luego a sus 12 años su padre murió. Fue uno de los soldados que falleció en el golpe contra el anterior emperador; y en ese momento su familia cayó en desgracia. Su madre se llenó de tristeza y menos ganas de vivir.

Areum juró vengarse, porque para ella era humillante recibir una pensión vitalicia, que el esposo del emperador le brindaba a todas aquellas familias que habían sufrido la perdida de un familiar. Kim Hyunjoon, el consorte real le había humillado dándole dinero, que para la joven era muy poco, pero en verdad era bastante.

Ella era avariciosa.

Seis años después de la caída del antiguo emperador, Areum se unió a un grupo pequeño que consideraba al Emperador Park Sunghoon, incapaz de mantener un país ante la tranquilidad que el hombre tenía; además Sunghoon era todavía muy joven, apenas tenía 22 años.

Y con ayuda de ese grupo entró al palacio como una doncella asignada a la cocina. Duró tres años en esa función, observando siempre de lejos como el emperador regía de la manera correcta. El Park era tan cuidadoso que parecía que nunca cometería un error.

Era un rey justo, tranquilo que prefería el arreglar los asuntos con palabras antes de ir a la guerra. El pueblo había casi reducido la pobreza que se generó con los derroches del antiguo emperador.

Pero algo que llamaba la atención de Areum, era ver al consorte real siempre al lado del emperador. Incluso en las reuniones con los ministros y eunucos. Ambos mirando los informes del reino.

El consorte real podía revisar los documentos del ministro de finanzas, cosa que hacía comúnmente. Hyunjoon siempre daba su opinión la cual era muy respetada o directamente cumplida.

Él tenía tanto poder como el Emperador.

También observó los buenos padres que eran la pareja real, tan amorosos con sus hijos, y siempre enseñándoles el buen camino. Ella fue testigo de cómo la familia imperial tenía sus momentos de tranquilidad, como si no tuvieran cargos importantes. Los emperadores buscaban siempre un momento libre para compartir con los príncipes.

En su cuarto año ahí Areum pudo ver el último embarazo del consorte, y como el emperador se desvivía por cuidar a su esposo, él mismo contándole lo ocurrido en las reuniones si es que el doncel no había podido asistir, ante sus síntomas del embarazo.

Tuvo envidia de lo amado que era el consorte Hyunjoon. Siempre amable, educado y más importante aún, atesorado por el pueblo.

El mismo emperador decía que sin el doncel no sería nada.

Areum quiso eso. Tener al emperador para ella, saber que tendría poder al estar con Park Sunghoon. Entonces lo supo, debía volverse una concubina para el emperador, y luego arrebatarle el título a Kim Hyunjoon.

Ella sería Lee Areum la consorte real de Park Sunghoon.

Y dando esa idea a la organización, uno de los oficiales cercanos al emperador la presento como una doncella al servicio del Park. Al principio solo servía como ayudante del emperador, hasta que empezó con su plan de seducirlo, y Sunghoon de a poco cayó en los encantos de la mujer.

Todo sin que Kim Hyunjoon lo supiera

—¡Sea bendecido consorte real!—exclamaron los eunucos y ministros haciendo una reverencia, cuando Kim Hyunjoon entró a la sala de reuniones habituales en la que se hablaría sobre los temas del reino.

—Buen día. Bendiciones para todos ustedes—el doncel sonrió dulcemente haciendo a los eunucos más jóvenes sonrojarse—. Les he traído un té, para que beban mientras tratamos los asuntos importantes de hoy. Tomen asiento.

Y haciéndole un gesto sus sirvientes empezado a servir el té a todos los presentes, luego que estos se hubieran sentado.

Hyunjoon supervisó la tarea, antes de acercarse al ministro de defensa, mano derecha y asesor de su esposo. Park Jongseong, su mejor amigo.

—Buen día ministro Park—saludó a lo que su amigo se levantó para hacer una reverencia.

—Buen día consorte real—saludó sonriendo, provocando que el doncel empezó a reír divertido.

—Es raro cuando me llamas de esa forma, y eso que tengo nueve años ocupando este título, Jongseong.

—Han llegado rumores a mi oficina y hogar y me han tenido pensativo. Estás palabrerías dicen que Sunghoon tiene una concubina, ¿eso es cierto?—indagó no aguantando la curiosidad, y con el fin de acabar con esos rumores tan bochornosos y humillantes para el doncel.

—Lamentablemente es cierto—y el ministro de defensa quedó estupefacto—. Él ha traído una concubina al palacio.

Jongseong apretó sus manos en puños al escuchar eso, y ver el rostro triste del doncel. Sentía un coraje inmenso. Sunghoon era un estúpido. No importa su título de Emperador, seguía siendo un imbécil.

—No es necesario una concubina, usted es fértil, joven y hermoso. Le ha brindado al reino tres príncipes y una princesa. Además el príncipe heredero es sano y fuerte, muy hábil con la espada e inteligente como usted—Hyunjoon le brindó una sonrisa—. Y también me parece una falta de respeto hacia su persona que haya una concubina.

—Agradezco mucho tus palabras, pero sabes que Sunghoon es testarudo, no hará caso a mis opiniones, y la concubina es…bonita.

—No importa si es bonita. Usted siempre será más hermoso. Es un doncel bellísimo consorte Hyunjoon y yo…

—¡Hace su entrada el Emparador Park Sunghoon!—y los presentes se levantaron para hacer una reverencia cuando las puertas se abrieron y el azabache entró.

—¡Sea bendecido Emperador Park!—exclamaron a viva voz, antes de erguirse.

Hyunjoon miró a su esposo con una sonrisa, que se borró al ver a esa concubina cerca de Sunghoon. Jongseong que notó eso, miró a la mujer al lado de Sunghoon. Así que esa debía ser la concubina; era bonita, más no deslumbrante. Sí por él fuera no se hubiese fijado en una doncella de ese tipo, no con ese doncel como esposo.

Sunghoon se aproximó a donde estaba Hyunjoon, cerca de Jongseong, y al estar frente a los dos mencionados, estos le brindaron una reverencia.

—Buen día, consorte, luce hermoso hoy—exclamó Sunghoon acariciando la mano de su esposo, a lo que Hyunjoon sonrió levemente. Esa era una de las pocas muestras de afecto que podían tener frente a más personas; ya que el dar muestras de afecto se reservaba a la pareja en privado.

—Muchas gracias, esposo, traigo puesto el hanbok que me regaló hace dos días en la puesta de sol—aclaró provocando que el hombre sonriera más, al ver aquel hanbok celeste con detalles dorados hechos con oro y seda fina que denotaba la belleza de su esposo.

Ambos envueltos en una burbuja de aprecio mutuo, donde solo eran ellos dos y más nadie. Los eunucos se enternecieron al ver a la pareja imperial, siendo tan dulces uno con el otro.

—Buen día consorte real—saludó Areum—. Mire ¡a mi también el emperador me regaló un hanbok!—chilló la fémina mostrando su hanbok rosado, muy bonito más no confeccionado con gran detalle como el del Kim.

Hyunjoon miró a Sunghoon que apartó la mirada. No esperaba que Areum se metiera así en la conversación con su esposo.

—Es muy bonito su hanbok, concubina Lee.

El doncel le brindó una sonrisa a la concubina antes de darse la vuelta y caminar hacía donde estaba la silla del emperador. Sunghoon le siguió, subiendo los escalones; ambos estuvieron frente a los funcionarios presentes para sentarse a la par, cosa que imitaron los eunucos y ministros. Areum quedó de pie sin comprender, y se acercó al emperador.

—Mi emperador, ¿a dónde me sentaré?—preguntó mirando el lugar vacío entre Sunghoon y Hyunjoon, cosa que el doncel notó y abrió su abanico; aquel hecho especialmente para él cuando tenía 15 años.

El consorte se inclinó contra su esposo para susurrarle al oído, siendo cubierto por el abanico. Sunghoon abrió sus ojos desmesuradamente y miró a su doncel cuando esté se apartó y meció suavemente su abanico, con una sonrisita en sus regordetes labios color cereza.

—Areum, yo…—titubeó y miró a Jongseong en búsqueda de ayuda, al saber que su doncel no diría palabra alguna. El ministro al ver la sonrisa de Hyunjoon, supo lo que le había dicho a Sunghoon, así que se apresuró a intervenir.

—Señorita—habló Jongseong llamando la atención de Areum—, no puede sentarse junto al emperador, ese es un puesto solo asignado hacía su majestad el consorte real.

Y la mujer le miró enfadada.

—¡Me niego! Quiero sentarme junto a mi emperador, por algo soy su concubina—y los que no estaban al tanto de la situación quedaron petrificados ante eso, antes de ver al doncel que seguía sonriendo y meciendo su abanico, mientras mantenía los ojos cerrados.

¿Acaso al doncel Hyunjoon no le molestaba que su esposo tuviera una concubina?

Areum se quedó inmóvil cuando sintió una respiración junto a su oído, y de reojo pudo ver a Hyunjoon de pie a su lado. El doncel se inclinó hacia el oído de la mujer.

—Lo más cerca que estarás de mi esposo en este lugar, es a sus pies, sentada y en silencio. Es una reunión de consejo, en primer lugar no deberías estar aquí, y en segundo, estás formando un alboroto. Ahora toma asiento en la escalera a dos peldaños de distancia de Sunghoon.

—No es nadie para obligarme a…

—Shh, pequeña concubina, solo evito que te sigas humillando, ya que si te callas y observas, todos te juzgan por vulgar—y con una sonrisa se alejó para volver a su asiento.

Areum miró a los consejales, eunucos y ministros, todos le veían molestos y algunos parecían burlarse de ella. Areum miró a Jongseong, pero el hombre le miraba con odio. Luego observó a Sunghoon que evitaba su mirada, algo avergonzado por el comportamiento de Areum.

—Me disculpó—soltó haciendo una reverencia, aunque por dentro estuviera enojada. Miró a Hyunjoon que mantenía su sonrisa, aún cuando su abanico cubría desde su nariz hacía la parte inferior de su rostro.

Lo sabía por el brillo en los ojos del Kim.

Y sin decir más nada, tomó asiento en el segundo peldaño a los pies de Sunghoon. El emperador la miró y asintió complacido.

—Demos comienzo con la reunión—ordenó Sunghoon y los funcionarios asintieron.

Lo primero que trataron fue una revuelta en un pequeño poblado en las fronteras.

—Si continúan deberemos usar la fuerza—dijo uno de los eunucos a lo que Hyunjoon alzó la mano, deteniéndolo.

—Me niego a que usemos la fuerza contra un pequeño poblado de campesinos. Es incorrecto e inhumano—el doncel miró a su esposo—. Enviaré a uno de mis ayudantes a ese lugar, para recibir las demandas de los pobladores y así encontrar una solución. Sí no se puede, yo mismo iré, para que sepan que el palacio está siempre al pendiente de sus demandas.

—No puede hacer eso, consorte real—exclamó uno de los ministros, el de finanzas en específico—. Usted puede correr riesgos.

—Si no corro el riesgo para ayudar a mi pueblo, eso no me convierte en un buen gobernante—dijo y miró a Sunghoon que analizaba la situación—. Mi emperador, ya ha escuchado mis palabras, usted decida.

—Envía a tu ayudante—ordenó tomando la mano de Hyunjoon, Areum llenándose de celos y enojo—, sino se encuentra una solución ambos iremos a ese poblado.

—¡Majestad!—exclamaron los eunucos.

—Es una orden, no dejaré a mi esposo ir solo a ese lugar—dijo firmemente.

—Gracias su Majestad—susurró el doncel.

Areum frunció el ceño, Sunghoon no debía ir si es que el consorte iba. Asi quizás podría deshacerse del esposo del emperador.

—El segundo asunto es sobre el tesoro real—y los ojos de la mujer brillaron expectantes.

—Pido la palabra—dijo el ministro de finanzas. El emperador se lo permitió—. El consorte real donó sus hanbok confeccionados con hilo de oro, igual que algunas de sus joyas, las cuales hemos vendido en el extranjero gracias al ministro de exteriores, obteniendo 500 mil piezas de oro para este. Así que hemos aumentado el tesoro real con gran habilidad. Sí esto continúa, los impuestos ya no serán necesarios de cobrar como había pedido el consorte Hyunjoon.

Areum abrió la boca sorprendida antes de mirar al emperador, que parecía complacido. Ella no comprendía porque el doncel daba sus cosas. Ella jamás lo haría, menos sabiendo cómo estaban confeccionadas.

La concubina no comprendía la mente del consorte. Hyunjoon era alguien muy extraño, muchos decían que él fue la mente maestra en la derrota de Park SungKiu; aunque ella creía que no.

Nadie sabía porque el doncel hacía la mitad de las cosas que realizaba. Fue él que dio la idea de la creación de invernaderos para los granos en temporadas de sequía o guerras. Los impuestos fueron bajados, además que creó el primer orfanato para niños que vivían en las calles. También salía a dar paseos por la ciudad, con nada más que dos guaridas y sus doncellas de compañía. Él jamás tenía miedo de compartir con el pueblo y ayudar a los enfermos.

La reunión tocó otros puntos que a la concubina le parecían aburridos e innecesarios. ¿Por qué era tan importante represar un río o no? Cuando la reunión terminó, Sunghoon se levantó y extendió su mano a Hyunjoon para que se levantara. Areum se puso de pie y le sonrió a Sunghoon, pero el hombre solamente ayudó a su esposo a bajar los escalones con cuidado.

—Muchas gracias por acompañarnos en la reunión de hoy—dijo Hyunjoon a lo que los funcionarios presentes solamente le hicieron una leve reverencia.

Areum se apresuró a caminar a la par del emperador, pero el brazo de Jongseong le detuvo.

—Aún cuando es la concubina del Emperador, debe saber que ese doncel que va ahí tiene más lugar. Es el consorte, así que por favor no traté de humillar a su Majestad el consorte o juró que deberé tomar medidas—respondió sorprendiendo a la mujer, que le apartó para continuar su camino.

Afuera pudo ver cómo Sunghoon era rodeado por tres niños, mientras en sus brazos estaba la princesa de solamente dos años. Hyunjoon hablaba de algo que no podía escuchar.

Y una idea fue a la mente de Areum, ganarse a los hijos del Emperador, para demostrarle a éste que ella sería una buena madre, o en este caso, una buena madrastra.

Y es que alguien debería cuidar a los príncipes, cuando Kim Hyunjoon muriera.

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la obra, tramposxs

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