Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 32: EXHIBICIONISTAS

La semana siguiente me dieron de alta, estaba feliz. Esme y Alice vinieron por mí.


—Bella, debemos ir al centro. Son los últimos días de Rose y Emmett en ese lugar, han televisado toda su estadía, los pillaron hace tres días haciendo…— pero su madre la interrumpió.

— ¡Alice! No importunes a Bella, ella debe descansar— le di una sonrisa cómplice a mi querida cuñada. Claro que tenía curiosidad de ver a Emmett en ese concurso pero no debía presionar.

—Gracias por venir hoy a llevarme a casa— abracé a Esme. 

—Felicidades Bella, estás oficialmente sana— entró Carlisle trayendo los papeles del alta.

— ¡Qué bueno!— Alice saltó de alegría.

—Hay un pequeño detalle Bella— el rostro de Carlisle cambió. Me asusté.

— ¿Pasa algo?— pregunté asustada. Alice llegó de un salto a ver los papeles que traía su padre. Me miró también asombrada.

—Pues que no quise importunarte con temas legales, evité que te entregaran las citaciones y demás papelería judicial. Bella, tu divorcio salió después que tu ex marido murió— me tranquilizó saber que era sólo algo legal. 

Pero… ¿eso qué quería decir? ¿Que todo este tiempo fui Bella Newton? ¿Les molestaría eso a los Cullen?

—No entiendo Carlisle— los miré con recelo.

—Acá tengo los papeles del juzgado que trajeron hoy. Según sé, ahora eres dueña de todo lo que Mike Newton poseía. Me pregunto ¿Con cual de todas estas tarjetas vas a cancelar la cuenta del hospital?— sonrió antes de alcanzarme varios sobres. Algunos eran del juzgado, otros de bancos, incluso de la bolsa de valores.

Alice rompió a reír, su risa era tan contagiosa que incluso Esme rió. Carlisle se veía muy alegre. Le sonreí a todos. 

—Es broma Bella, mi esposo tiene un sentido del humor inglés— Esme le sacó la lengua a mi suegro. 

— ¿Me puedo unir al festejo?— mi corazón se aceleró al oír aquella voz tan hermosa. Si no hubiese tanta gente correría a recibirlo.

—Claro, acabamos de decirle a tu novia que es una viuda millonaria— bromeó Alice. Pero a Edward no pareció causarle gracias. Mi eterno celoso.

—Vine a llevarte a casa amor— cambió de tema. Sonreí, él me amaba, era todo lo que necesitaba saber.

— ¡Vinimos! Yo también quiero ver a Bella instalada en su departamento— Esme me ayudó a ponerme la chaqueta.

—Haremos caravana entonces— Alice tomó mi maletín y se lo colgó al hombro, no dejó que Edward se lo quitara. Estaba feliz porque ellos me querían, mi nueva familia me estimaba.

Al salir me llevé una gran alegría, mi abuelo Charlie estaba en la entrada. Me acerqué a él.

—Ey chica. Quería verte así, de pie y sana— lo abracé.

— ¡Charlie! ¿Por qué no habías venido a verme?— pregunté a punto de llorar.

—He venido, he venido… pero los hospitales me dan miedo. Además no quería ver a mi chica tendida en una cama— sonrió. Yo sabía cuánto le costaba demostrar sus emociones. 

—Gracias por estar aquí— le sonreí.

Estaba tan agradecida con la gente que tenía a mí alrededor, esperaba que Jake viniera a verme a casa, para seguir hablando, todos los días que estuve hospitalizada conversamos sobre lo que pasó. 

Pero no quiso explicar muy bien lo que hicieron los ancianos de su tribu con aquella muñeca diabólica, creo que tampoco lo sabía o se hacia el interesante para que le siguiera preguntando.

Mi abuelo Charlie se quedó un día conmigo en el departamento pero se fue al siguiente, según él, los muertos y las visitas apestan pronto. Tenía sus ideas muy bien arraigadas imposibles de cambiar. Edward y yo prometimos irlo a ver pronto. 

Pasaron dos días y me aburrió el encierro, decidí ir a ver a Rosalie y a Emmett. Alice me ayudó a convencer a Edward de llevarnos. 

Era impresionante el modo en que la televisora había conseguido mantener el rating con ese reality. En todas las calles habían carteles haciéndo propaganda, sobre cual pareja era la mejor. 

— ¿Cómo saben qué pareja es la más popular?— pregunté. 

—Todas las noches pasan una hora de resumen sobre lo que pasa en esa casa. Los televidentes votan por su pareja favorita dependiendo de lo que vean que hacen. Yo he votado cientos de veces en la página web del canal y he llamado al número telefónico, además he enviado mensajes de texto con el número de ellos que es el 5. ¡Van ganando!— mi cuñada saltaba de emoción, yo aún no me hacía la idea, había estado alejada del mundo por varias semanas.

—Sólo es un espectáculo, bastante denigrante por cierto— Edward no parecía apoyar a Alice.

—Eres un amargado, a mí me gusta ver lo que hacen— ella respingó la naríz ofendida. Me reí, era tan bueno volver a la vida normal.

Llegamos a la avenida principal, era de noche pero había bastante iluminación. La casa de cristal era impresionante, como ver una casa de verdad pero con paredes transparentes, salvo en los servicios higiénicos. 

Muchas personas miraban al interior de la tan famosa casa. Mis ojos sólo buscaban una cabellera rubia, hasta que la encontré. Sentada en un enorme sofá, con una minifalda que penas le cubría lo necesario, estaba Rose leyendo una revista. Y a su lado en la alfombra se hallaba Emmett, quier masajeaba sus pies. La escena sería muy linda si mi enorme cuñado no estuviera medio desnudo. 

Algunas adolescentes a mi alrededor coreaban su nombre “Emmett míranos” “Emmett te amamos” gritaban a voz en cuello. Un extraño sentimiento de vanidad se apoderó de mí. Saqué mi celular y le marqué a Rose.

La vi contestar a través del vidrio. 

— ¿Bella?— soltó su revista. Pude ver la sonrisa de Emmett.

—Si, soy yo— casi grité.

— ¿Ya saliste del hospital? Cómo me gustaría estar allí, cuéntame, apenas hemos hablado y yo encerrada en este horrible lugar…— empezó a quejarse, yo no veía que la pasara tan mal. 

—Estoy bien… pásame a Emmett por favor— pedí con una ladina sonrisa. Miré a mi alrededor sólo Alice estab allí. “Edward debió ir a ver cosas mejores” pensé.

— ¿A Emmett?

—Si... ¿me lo prestas? Es solo un momento— pedí.

—Buneo... es tuyo— vi que le alcanzó el celular

— ¡Ey hechizada!— gritó.

—Hola… acabo de salir del hospital y… estoy fuera de tu casa de cristal… ¡¡puedo verte!!— le grité.

— ¿En serio? ¿Viniste a vernos?— miró hacia el grupo dónde estábamos.

—Pero Claro, no me lo perdería por nada. Me preguntaba si podrías hacernos un show— solté una risita tonta. Creo que no era buena idea pero ya estaba de cabeza en esto. Ni modo.

— ¿Qué tipo de Show Bella? Recuerda que tienes un ex monje contigo— sabía que a Emmett le fascinaría hacer lo que tenía en mente sobre todo si era para mí.

— ¿Podrías mostrarnos tus músculos? Estoy rodeada de muchas de tus fans y Edward no está— mi corazón latía como el de una adolescente escapándose de casa para ir a bailar.

— ¡Hermanita! Ese embrujo te ha hecho más osada. Estoy a la orden, será mi manera de disculparme por no estar allí el día que enfermeste en el centro comercial— recordar aquello me borró la sonrisa por un momento

—Entonces…

—Entonces, espera un par de minutos que voy a ponerme mi traje de etiqueta— le devolvió el celular a Rose.

— ¿Bella estas aquí?— dijo mi amiga mirando a través de las paredes transparentes.

—Si, estamos Alice y yo, le pedimos a Emmett un show— esperaba que eso no le molestara.

—Oh no, ya le diste cuerda. Hace horas que está aburridísimo. Ahora nadie lo podrá parar— soltó una carcajada.

Emmett estaba en la salita de la casa acomodando los muebles contra las paredes, haciendo espacio. Los otros participantes lo miraban curiosos. Él habló con los demás y luego todos los varones desaparecieron. 

Las luces que iluminaban desde adentro se apagaron. Los espectadores cerca de mí murmuraron. Nadie sabía que pasaba. Alice y yo sólo nos mirábamos. 

—Me voy a traumar Bella, he visto a Emmett desnudo mas veces de las que debería. Temo que mi salud mental se vea seriamente afectada— sonrió.

—No creo que se desnude Alice— dije no muy segura de esto. 

Si Edward o Esme se enteraban que yo provoqué que el chico más musculoso de los Cullen quedara en cueros frente a todo Jacksonville seguramente me mirarían desaprobatoriamente. 

La música empezó a sonar, las luces iluminaban solamente un punto en fondo del saloncito.

Unos gritos fuertes me asustaron pero no era otra cosa que las fans histéricas. Unas adolescentes con las hormonas revueltas que debían tener las bragas húmedas, sino estuviera la zona acordonada violarían a los participantes del reality. Ojalá Edward esté bien lejos de aquí.

Uno a uno y con movimientos sugerentes los jovenes iniciaron su show. Los gritos se hacían ensordecedores, Alice saltaba y gritaba con las demás. Yo me limitaba a mirar, no debía hacer tanto esfuerzo todavía. 

— ¡Bella!— Edward no se oía nada feliz. Me giré a verlo con una sonrisa y mis mejillas enrojecidas. –Hay demasiado escándalo, deberíamos irnos a casa, debes descansar— pidió. 

— ¡Edward! nos estamos diviertiendo— protestó Alice.

—Bella está aun convaleciente, no debe agitarse, esto no le hace bien— mi amor tenía razón. Todavía me dolía un poco la garganta y me fatigaba con facilidad pero ver aquello también me ayudaba… a divertir mis ojos.

—Sólo un momento más, mira es el turno de Emmett— le señalé cuando las luces se prendieron nuevamente y la multitud nos ensordeció. Edward suspiró resignado.

“Hola nenas, las amo” saludó Em con un micrófono en la mano. Cientos de gritos le respondieron. “Gracias a todas, están en mi corazón” otra vez los gritos hicieron que me tapara los oídos. “Este baile se lo dedico a mi pequeña hermana Bella que acaba de salir del hospital. Para ti hechizada” sonreí al escuchar aquello. Miré de reojo a Edward, una leve sonrisa adornaba su semblante. 

La música sonó y Emmett empezó su baile, parecía un profesional en el arte de quitarse la ropa. Mis mejillas ardían la garganta me dolía porque no podía evitar gritar como las demás adolescentes que estaban a mi lado. Hasta Alice saltaba y gritaba, por momentos con los ojos cerrados. Una a una las prendas que cubrían a mi cuñado cayeron o fueron arrojadas por él mismo. Era todo un espectáculo que estaba segura la televisora emitía en directo.

Cuando sólo una prenda le quedaba en el cuerpo y los gritos ahogados eran ensordecedores, la música terminó. Emmett agradeció y salió del escenario improvisado. Las niñas seguían gritando a más no poder y pedían repetición.

—Debemos irnos mi amor— susurró Edward. Acepté y tomando de un brazo a Alice salimos de aquel tumulto

—Mamá va a querer demandar al reality y papá va a ser bombardeado toda la semana por sus pacientes— reía Alice en el asiento trasero del auto. Edward manejaba, no había dicho nada hasta ahora.

—No es saludable para nadie ese tipo de espectáculos— se quejó mi novio.

— ¿Por qué?— Pregunté. A mí me había gustado el show.

—Porque es algo denigrante. Apela al morbo de la gente, a la curiosidad voyeurista— dijo él calmadamente.

—Suenas como un psicólogo viejo— rió Alice.

—Imagino que si. Pero no le encuentro nada bueno a esos eventos. Los participantes son sólo jóvenes a quienes les fascina la popularidad sin importarle nada más. Si es bueno o malo, a ellos no les importa en tanto puedan salir en una pantalla de televisión. No son héroes como anuncian sus comerciales, nada más son personas que no soportan que no les presten atención— sonrió. Por fin una linda sonrisa en su rostro.

—Tú tienes la culpa de eso Edward— Alice seguía riendo a más no poder.

— ¿Yo?— Edward estaba sorprendido.

—Sí. Emmett siempre se ha quejado que era el niño consentido, mamá lo tenía muy mimado, hasta que tú llegaste y le quitaste toda la atención de la familia. Además la abuela decía que eras más bonito— sonreí al escuchar eso. Me imaginaba el hermoso bebé que debió ser Edward. 

—Eso no es cierto, Emmett siempre fue un exhibicionista— la corrigió ofendido. 

Yo también reía, era tan agradable vivir con Edward, tener una cuñada así de divertida como Alice, unos suegros tan buenos como Esme y Carlisle y un cuñado exhibicionista como Emmett.

Llegamos a casa, estaba tan cansada que me quedé dormida en el sofá, entre sueños Edward me hizo tomar una pastilla y me llevó a la cama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: #twilight