CAPÍTULO 16: NO ME ESPERABA ESTO...
Llegué al salón a enfrentar las cosas, no esperaba encontrar a Mike con toda la gente de su empresa.
—Allá está, es mi esposa. ¡Bella!— me llamaba. Me acerqué un poco. Qué lástima que el licor se evaporó en ese cuartito de limpieza, a saber que le habría dicho al pobre de Mike por su pequeño problema de depresión viril.
— ¿Mike qué haces aquí?— pregunté llegando a su lado.
—Pues no sabía que acabaríamos en tu trabajo amor. Ven, hay gente nueva en la empresa que aún no conoces— me tomó de una mano.
—Me voy a casa, ya hablaremos luego— dije tratando de soltarme de su mano.
—No, no, no. Acá nos quedamos. Quiero conocer a todos tus compañeros de trabajo y a los hijos de tu jefa— sonrió maliciosamente.
— ¿Qué?— hablaba con una sonrisa pero sus ojos me miraban de forma extraña y eso me dio miedo. ¿Desde cuándo Mike podía hacerme sentir atemorizada? Es cómo si Garfield te amenazara. Eso definitivamente no era nada bueno.
—Ahora ven y pórtate como la linda esposa que siempre has sido— me apretó más fuerte la muñeca de la mano y caminé hacia su círculo de amigos. ¿Qué diablos pasaba?
—Hola Bella, pero que gusto ¿Trabajas aquí?— Jessica me recibió con la misma sonrisa de ladina que tenía Mike.
—Sí, pero eso ya lo sabías— dije secamente.
—No Bella, que cosas dices, me acabo de enterar. Oh allí viene la señora tan amable que me invitó— se acercó a Esme sin ningún reparo.
Mike siguió sujetándome ahora del brazo. Sus demás amigos conversaban de la decoración y cosas triviales. Yo no sabía de qué forma podría zafarme e irme corriendo de allí. Jessica se llevó a Esme hacia el salón contiguo.
—Mira Bella, allí está el chico ese que trabaja en nuestro edificio ¿Estará de mesero aquí? Voy a pedirle un trago— Mike avanzó conmigo a rastras. Traté de detenerlo a la mitad del camino pero me tenía bien sujeta por la muñeca.
—Basta Mike ¿Qué te propones? ¿Qué es lo que quieres?— dije entre dientes pero poniendo mi peor cara.
—Sencillo Bella. Divertirme. Le prometí a mamá que haría todo aquello que antes me había privado. Incluso pelear por lo que es mío. Han sido casi 4 años Bella. Te he enviado a estudiar, te he tenido como si fueras una reina, te di todos los lujos que me permitió mi trabajo. ¿Pero tú no pudiste mantener las piernas cerradas verdad? Tenías que humillarme revolcándote con un muchachito— no dejaba de sonreírme pero sus ojos destellaban despecho. Jamás lo hubiera creído de Mike, yo pensaba que lo conocía.
— ¿Desde cuándo los sabes?— pregunté asustada. Esto no pintaba bien, la última gota de licor de mi organismo se evaporó como por arte de magia
—Yo era un imbécil, un reverendo pelotudo. Creía en ti. Hasta cierto día en que descubrí una marca aquí— me tocó el hombro, el lugar exacto dónde Edward me había mordido una vez. Ay rayos, descubierta. ¿Y ahora?
— ¿Qué es lo que quieres?— dije conteniéndome. No era el lugar apropiado para una discusión. Debía mantener la calma. Respiré un par de veces.
—No lo niegas. Empezamos bien, creí que lo negarías— sonrió el panzón.
— ¿Qué quieres Mike?— dije rechinando los dientes.
—Revancha. No me vas a dejar así nada más, como se tira un trasto viejo. Tal vez no lo sepas pero a pesar de mi limitación nunca he podido evitar mirar tu cuerpo por las noches. Tienes el sueño pesado y no te das cuenta. Y sobre todo… hablas dormida— Edward también me lo había dicho. Maldición
—Habla claro que es lo que quieres Mike, ya sabía que no eras del todo sincero, esas pastillas que supuestamente tomas son una farsa— traté de increparle.
—Son para adelgazar, me pongo en forma para ti— sonrió.
— ¿Y tú ataque al corazón?— me pego un tiro si eso fue fingido. Ni Mike podría hacer algo como eso.
—Eso fue una debilidad, me dolió tu engaño y más tu frialdad. Querías dejarme porque ya encontraste reemplazo. No bella, así no son las cosas— suspiró.
—Edward te salvó la vida, si él no te resucitaba estarías muerto— le recordé que a pesar de todo Edward no lo dejó morir.
— ¿Crees que le debo la vida? Él me la está quitando. Fue por él que sufrí ese ataque, no es ningún héroe tu conserje— sonrió y fingiendo darme un beso.
— ¿Podemos terminar esta conversación en casa?—miré a todos lados. Algunas personas me miraron. Lo que menos quería era echar a perder la fiesta de Esme.
—No, no. Ahora vamos a ver a ese muchacho y ni se te ocurra contradecirme o todo mundo va a saber qué clase de hijo tiene la señora Cullen— caminamos unos pasos más hasta estar cerca de Edward.
No sabía qué hacer, el corazón me latía muy rápido y mis manos empezaban a sudar.
—No Mike— traté de soltarme.
—Relájate Bella. Mañana nos vamos a la nueva casa que he comprado para nosotros, te va a gustar, es hermosa, tiene piscina. A Jessica le encanta— sonrió.
— ¿A Jessica? ¿Estás con ella?— pregunté.
—Retomamos un romance que interrumpiste. ¿Te molesta?— preguntó sonriendo.
—Para nada. ¿Por qué no te quedas con ella y me dejas en paz?— casi le rogué.
—Porque no seré el esposo cornudo. Ahora te mantienes callada o armo un gran escándalo, ya no tengo nada que perder pero todavía puedo traer abajo a los Cullen con un escándalo— me sonrió hipócritamente. Por todo lo sagrado, con Edward no. No quería una pelea aquí.
Si Mike le reclamaba sé que Edward respondería, nos amábamos, él no permitiría que Mike me lleve contra mi voluntad. Pero eso significaría un escándalo, había reporteros presentes, toda la familia Cullen quedaría en ridículo. No podía hacerle eso a Esme, ella era más que mi jefa, era una amiga muy querida para mí. ¿Cómo librarme de éste problema? ¿Cómo salir de aquí sin un escándalo?
Edward estaba de espaldas, mirando al grupo donde antes habíamos estado, no se percató de nuestra presencia hasta que llegamos junto a él.
—Buenas noches muchacho— saludó Mike.
Al instante Edward se volvió, su mirada de asombro cambio cuando reparó en mi mano unida a la de Mike.
—Señor Newton— apenas respondió.
—Quería agradecerte por tus servicios profesionales. Pero es una lástima que ya no serán requeridos. Mi esposa y yo nos mudaremos a una casa propia algo alejada del centro— Mike era un verdadero maestro en el arte de embaucar y yo creía conocerlo. Que estúpida fui.
—No entiendo— Edward me miraba sorprendido. Sus hermosos ojos se veían inquietos.
—Es simple, tus servicios de gigoló pasaran a otra persona— Mike hablaba como si se tratara de algo normal.
— ¿Qué?— Edward empezaba a enojarse.
— ¿Bella el muchacho no sabía que yo estaba enterado? No debiste ocultárselo — la mano de la que me tenía sujeta me dolía tanto, seguramente mañana tendría moretones en la piel.
No respondí nada, tal como Mike me dijo. Sólo quería salir de aquí y no avergonzar a Esme.
— ¿Usted estaba enterado de todo? –Edward parecía a punto de explotar pero se contenía.
—Desde luego. Bella nunca pudo mantenerse quieta y pues yo… no le niego nada. Seguro que te convenció con su truco de la virginidad. Yo muchas veces le pedí hacer trío pero ella no quería. Creo que después de todo has sido el mejor amante que ha tenido— Mike soltó una suave carcajada.
—No creo lo que dice— la voz de Edward se quebró.
—Bella y yo no tenemos secretos. Creo que ahora vamos a contratar a ese muchachito mecánico, parece más caliente que tu— Mike soltó otra sucia carcajada.
No podía creer lo que escuchaba. Mike lo tenía todo planeado y esperó el momento adecuado para dar el golpe... ¿cómo era posible?
—Déjeme hablar con Bella— Edward respiraba con dificultad.
—Habla querida Bella— la tenaza de sus manos empezó a ejercer más fuerza, ya casi no sentía la mano. A lo lejos vi el rostro preocupado de Esme, algunas personas se estaban acercando a nosotros. —Vamos Bells ¿Tengo razón o no?— presionó Mike.
—Quiero irme— dije conteniendo mis lagrimas.
— ¿Tengo o no tengo razón Bella?
—Sí. Quiero irme de aquí Mike— traté de zafar mi mano adolorida pero su presión se hacía cada vez más fuerte, sentía mis huesos a punto de explotar.
— ¿Contento? Puedes ir a visitarnos, creo que te debo alguna indemnización, siempre le pago bien a los amantes de Bella, solo a ti te he quedado a deber. Buenas noches— agaché la cabeza de la vergüenza, mi rostro debía estar escarlata.
Los pasos hasta la salida se me hicieron eternos, sentía las miradas de algunas personas clavadas en mi espalda.
Me subí al auto conteniendo todo lo posible mis lágrimas. Tenía ganas de salir corriendo de allí pero el estacionamiento estaba desierto. Y Mike tenía mucha más fuerza de la que esperaba, prácticamente me ató a su lado.
— ¿Tienes ganas de ir a una fiesta?— me preguntó presumido. Tocó algunas veces el claxon y Jessica llegó corriendo a nosotros.
—Mike, casi me dejas estúpido— pasó a su lado y le acarició el pecho, se subió al asiento trasero.
— ¿Tu también estabas en esto verdad?— apenas giré mi cabeza para verla.
—Pues nunca entendí porque tienes tanta suerte, ni siquiera eres bonita. Al principio me gustó ese cuerazo que tienes por amante pero el muy idiota me rechazó— sonreí al saber eso, Edward era todo un caballero. –Así que cuando me enteré lo perra que eres con Mike decidimos darte una lección, vieras la cara que traía el conserje ese, parecía que iba a suicidarse. Te luciste Mike— Dijo la muy zorra riendo como loca. Quería lanzarme al asiento trasero y degollarla. Sólo tenía que esperar que Mike se descuidara, estaba obeso, así que no me costaría escabullirme, yo era muy ágil.
Mi oportunidad llegó cuando bajábamos en el estacionamiento del edificio. Discretamente me quité los zapatos y cuando Mike le abría la puerta a Jessica me eché a correr rumbo a la puerta principal, las rejas estaban abiertas. Pero antes que pudiera salir dos fuertes brazos me detuvieron.
Era James el nuevo conserje.
—Buenas noches señora— me sonrió mirando mis pechos— casi de golpe me alejé.
— ¡Ey James! ¿Por qué no acompañas a mi dócil esposa al departamento?— Mike se rió de mí. –Oh si Bella, este amable conserje, que sí cumple sus funciones, me ha ayudado. Tengo algunas fotos que me gustaría que vieras— James sin decir nada se colocó a mi lado como un perro cuidador. Pasamos por la recepción, miré al señor de la recepción muy triste. Fingí caerme cerca de él.
—Cuidado señora Bella— me ayudó el hombre. Apenas se inclinó a ayudarme traté de hablarle pero James me lo impidió.
—No toque a la señora— le miró furioso, el hombrecillo sólo nos vio con temor y regresó a su escritorio. Seguí mirándolo pero pareció no reparar en mi desesperación.
Subimos por el ascensor, se me hicieron muy rápido los 5 pisos. En todo momento trataba de mantenerme lejos de Mike y de la zorra esa, que no paraban de hacer comentarios estúpidos y reírse de mí.
—Llegamos James, gracias por todo. Oh lo olvidé, aquí está tu paga de la semana— Mike sacó su billetera y le alcanzó dinero.
—Voy a enviar el video que grabé en la fiesta. ¡Te luciste gordito! ¡Pareció tan real!— gritó Jessica sacando su celular.
No tenía idea de quien hablaba pero eso no era importante ahora. Miré hacia la ventana. Cuatro pisos eran demasiados para saltar. Tal vez desde la ventana de la habitación pueda…
—Ni lo pienses, te quedas en la mísera habitación que escogiste ayer— dijo Mike empujándome hacia allí.
Me quedé sola y a oscuras. No sabía qué hacer, a quien recurrir, Edward debía pensar que todo lo que dijo Mike era verdad y ahora me odiaría.
Piensa Bella, piensa en algo para salir de aquí...
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