Capítulo #11. Parte 2.
Sentía punzadas de agujas en todo mi cuerpo. El momento de volver había llegado. Solo rogaba, suplicaba en este momento no. Merezco más, pedí al tiempo y parecía no escucharme.
Saríf sonreía mientras caminábamos, se veía tan bien, pero pasó. Sentí como mi alma brincaba dentro y fuera de mí. Desde un principio supe que el regreso dolería, jamás podría acostumbrarme al dolor de la reclamación; es tan intenso, tan insoportable. Se mete en tus huesos y sientes que los tritura. Ese es el precio que hay que pagar por el pecado. Porque dejar tu planeta para ellos, es pecado.
Ya no estaba en mí, vi una vez más mi cuerpo caído en el suelo.
-Vaya, vaya, vaya -escucho a esa voz (sabía que la conocía)-. No sabes cuánto me ha costado encontrarte está vez.
Mi espíritu aún palpita del dolor, pero no debo demostrarlo.
>>Eres un pillo del tiempo, pero me he dado cuenta de que la encontraste.
Di la vuelta para mirarlo, en el proceso puse mi sonrisa sarcástica.
-Me acabas de encontrar porque ya estás viejo, sede tu puesto a alguno de los alfas menores.
-¿Qué se siente por fin encontrarla? -preguntó ignorando mi burla.
Su mano se mueve a un lado y me muestra un triángulo en el que a través la puedo vislumbrar a ella pidiendo ayuda y siento que soy tan débil ante el ser que me mira cautelosamente.
-La pude haber hecho hace mucho si me hubieras dicho dónde buscar o me hubieras dejado en paz.
El lugar es oscuro. Aquí es dónde le gusta traerme para darme sermones. No verás nada solo una especie de vacío en una dimensión que se ha vuelto conocida para mí. La superficie del triángulo es como las olas y a través podía verla a ella.
Observó a Omnisciente, una luz con poca semejanza al cuerpo humano, pero si comerías el error de quedarte viéndole mucho tiempo la vista te fallaba y después de ello corrías el gran riego de perderla. Seres como Omnisciente crean esa semejanza a nosotros porque en su forma real podríamos enloquecer o incluso morir.
-La última vez que te saqué de este planeta -dice buscando mi mirada-, pensé que entenderías que no estaba aquí, pues hace un tiempo no tenías ni una prueba.
Yo desvié mi mirada al triángulo para ver una vez más a Saríf.
-De tanto escabullirme en los diferentes planetas descubrí que dónde crees que lo está todo no hay nada y dónde no vez nada -señale el triángulo y miré lo que se suponía son sus ojos (dos luces doradas como el sol, muy brillantes, muy hermoso)-, lo está todo.
-Sabes que debo llevarte de vuelta -afirmo lo que ya de por sí sabía y lo odié más que las anteriores veces.
-Si puedes intervenir en esto -el rencor en mi voz-. ¿Por qué no lo hiciste cuando estaban matando a mi familia? -Me acerqué y su luz lastimaba mis ojos-. ¿Por qué no, ah? No, solo se sientan a tomar la siesta. Se supone que son nuestros protectores, pero no nos ayudan.
Sentí como mi pecho dolía más y mis ojos se escocían. En un abrir y cerrar de ojos volví a estar en mi cuerpo. Tirado en el suelo con el dolor negándome el deseo de moverme, de levantarme y huir.
Traté de mirar y ver por esta última ocasión a Saríf, pero no la encontraba con la vista. Una ola luz hizo acto de presencia en mis pies y poco a poco empezó a consumir mi materia física. Esa ola de luz subió hasta que ya no pude ver y me desvanecí perdiendo total conocimiento, como lo hago en cada reclamación de mi alma.
-¡POR FAVOR, AYUDA! -Grité a un grupo de personas que se encontraban cerca-. Mi novio se ha desmayado.
Corriendo empecé a llevarlos para qué ayudarán a Chrislaen, al llegar al lugar en donde lo dejé ya no estaba.
Mi cabeza empezó a doler.
Volteo para mirar a las personas a mis espaldas y asegurarles que ahí lo había dejado y que no estaba alucinando, pero ya tampoco estaban, desaparecieron. Hace unos segundos estaban y ya no.
Correr, correr por todos lados, posiblemente todo esto sea una broma. Quiero comprender lo que está pasando, siento como algo se mueve dentro de mi pecho, como si quisiera salir. Mi cabeza seguía doliendo y ese dolor también hizo hogar en mi pecho. Todo me comenzó a dar vueltas, doy un paso atrás y de improviso el carrusel no estaba, la bulla tampoco, la gente, las luces, la ciudad y me desplomé al vacío.
Se extienden mis pestañas abriendo paso a mi vista. Reconozco el olor a lluvia en la hierba, el verde claro en ella y el verde más oscuro en los árboles, las flores silvestres y las plantas no conocidas para mí.
Parpadeo un par de veces más para descubrir dónde estoy.
Un bosque hermoso, lleno de colores; amarillos, blancos, rosados, azules, morados, escarlata, naranjas. Aunque los colores aún no logran opacar el verde tan imponente. Todo se ve tan salvaje, hermoso, maravilloso ante mis ojos.
Tome un respiro y con impulso logré levantarme. Ya de pie terminar de deleitarme ante tan interminable belleza. ¿Qué es este lugar tan hermoso? Me pregunté, ¿acaso estoy muerta?
Di unos pasos contemplando mi alrededor, flores de distintos tamaños y formas (no puedo creer nada de lo que estoy viendo). A mí oidos llegan unos pequeños chillidos, tan inaudibles que apenas lograba discernir si eran reales o no. Era como un subido, parecido al que emiten las moscas, pero melodioso y con ritmo. Dios, se escuchan tan lejos y minuto tras minuto más cerca. Eran una manada de lo que se supone, ¿hombrecillos? Pequeños de piel roja y alas rojas con los bordes amarillo chillón. Se situaron al frente de mí y su cántico me hizo sonreír enamorada, con cuidado llevo mi mano hacia una de ellos para tocar las alas.
-¡¡AY!! -Grité y esos hombrecillos hermosos fueron remplazados por feas cosas, jorobadas, con deformaciones y dientes afilados.
Comprendí al ver mejor sus alas porque mi mano palpitaba, están cubiertas por incontables púas diminutas, que también al revisar mi mano las encontré encajadas en ella.
Ellos empezaron a marcharse y el cántico que antes me pareció melodioso era uno macabro.
Uno a uno iban desapareciendo, pero el antepenúltimo se quedó viéndome y el último lo obligó a irse. Cuando el último de ellos se fue una gran cantidad de pájaros salieron inmediatamente de sus nidos cantando algo celestial. Y parecía como si los árboles se hubieran movido para dar entrada a un camino para mí, sentí que todo estaba vivo, hasta el mismo aire.
En contra de mis designios internos seguí el camino.
Nada me ha causado más miedo que el tiempo en Ginebra, su lentitud es una obra de arte muy a favor de los que nacen aquí, pero no tan favorable para mí que decido viajar a la Tierra, pues el tiempo de allá pasa rápido, tanto que un día podrías naces y al otro morir.
¿Qué pensará Saríf de mí? ¿Qué la abandoné? ¿Qué me he burlado de ella?
-Maldición -grito.
Estaba calado hasta los mismos huesos. La montaña del vuelo indeciso cada vez se hace más difícil de subir, el camino de los dioses se vuelve más estrecho. Un camino oculto detrás de una fuente de hielo, una fuente hecha de hielo que desborda agua tibia (gracioso, ¿no?).
-¿Cuántas veces la he subido? -Pregunto al culpable de estar aquí nuevamente.
-Miles de veces -contesta-. Hasta yo he perdido la cuenta.
Empiezo a cantar esa canción llamada Lily en mi cabeza.
>>Lily es una canción muy linda.
Me detengo y doy lo vuelta para quedar frente a Omnisciente.
-¡Sal de mi cabeza! -Le ordeno.
-No estoy metido en tu cabeza.
Exhaló con fuerza por la nariz y gruño molesto. Prosigo caminando, subiendo.
>>No puedes ir -insiste una vez más.
-Tú no vas a impedir que vaya -le dije sabiendo que él podía causar mi muerte con una sola mirada.
-¿Por qué la buscas tanto?
-¿Por qué preguntas si todo lo sabes?
-Quiero escucharlo de ti -me detengo de caminar y ladeó mi cabeza para mirarlo.
-La amo -sigo mi camino.
-En tu mente hay algo más -de repente se coloca delante de mi impidiéndome el paso-. Sé que aún te lo preguntas, ¿por qué hacerte lo mismo a ti?
-No me importa, puedo vivir con ello -trato de caminar, pero la luz que él emana me lo impide-. ¿Por qué me haces perder tanto tiempo? ¿Quieres que cuando llegue a la Tierra ya ella no exista?
-"Estoy orgulloso de ti, sabes perdonar" -recita mis palabras-. ¿Eso no fue lo que le dijiste a ella? Cuando a pesar de que ha pasado tanto tiempo aún sientes rencor, porque no puedes perdonar.
-¡ESTE MUNDO NO TIENE ESPERANZA! -Grité.
-Suenas igual que el Omnipotente -susurra con sus ojos convertidos en unas rendijas verticales, chasquea su boca-. Sí la tiene. Ella lo puede solucionar todo, lo sé.
-No tiene ni un solo recuerdo -mi pulso empezó a disminuir, mostrando que me estoy calmando.
-Puedes llevar... -empezó a decir.
-NO, ¿quieres matarla?
-Sé que es difícil -consoló y me reí.
-Sí, lo sabes -las lágrimas quieren brotar de mis ojos -, y no te importa.
Nada más noté que hizo un movimiento con su mano y fui arrebatado del suelo. Las corrientes de aire en el cielo son fuerte y azotan mi cuerpo.
-Este mundo no puede seguir así y lo sabes Chrislaen -exclamó-. ¿Quieres que todo desaparezca o seguir estancados?
-Quiero volver a la Tierra, amar a Saríf, hacerla mía -dije y sonó a confección y ruego-. Tener una vida normal, la que conllevaría tener hijos y en la Tierra tengo esa oportunidad. Ella no se acuerda de nada logró escapar del pasado y del dolor, no la lastimaré con los malditos recuerdos.
-Lo siento, pero no voy a dejarte ir -dijo mostrándome que no tiene piedad.
-Ayúdame por una vez aunque sea -suplico-. Aunque sea una vez, está vez. Déjame ir, sabes que ella y yo nos lo merecemos.
-Si te dejo ir no te estaría ayudando para nada y también los estaría condenando a ellos -Omnisciente señala a Ginebra.
-¿Y cuándo ellos nos condenaron a ella y a mí? -El rencor se vuelve a escuchar en mi voz, mis palabras ardían con vida propia.
Omnisciente sabe a lo que me refiero, tiene esos días tan presentes que puedo verlo en su actitud.
-Una vez no hice nada, solo me hice el ciego -explica y puedo sentir un deje de melancolía en tu voz, que antes era taimada-. No hice nada para impedir que todo esto sucediera. El Omnipotente, me lo habría prohibido. Ahora quiero ayudar y no me importa que el Todopoderoso haya dicho que este planeta ya no tiene vida, he descubierto el porqué y no me importa sacrificar sus deseos.
Escuchar eso fue el dolor de una enfermedad dentro de mí.
>>No te voy a dejar ir.
¿Cómo están? Aquí hay pura gente guapa.
Los quiero, gracias por el apoyo.
¿Les ha gustado? ¿Saben a dónde vamos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro