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Tizenötödik rész

-¡Engendro!-

-¡Demonio!

-¡Asesino!

-¡Monstruo!-

El espeso jugo rojo de los tomates se escurría por las ventanas de su carruaje, los pueblerinos gritaban ofensas contra sus puertas, el interior ya comenzaba a apestar a la orina que algunos más osados habían aventado al techo, pero él no podía hacer nada, su protector le había dicho que corresponder las muestras de agresión y violencia solo lo pondrían en un predicamento, que así, su situación ante la corte sería peor, pero, siendo honestos, ¿Qué podría ser peor a esto? ¿Qué es peor que la humillación para una persona de su posición?.

Su cabeza estaba a un paso de la horca, las cartas dirigidas a la corte en su contra eran cada vez más, el maldito pueblo de no dejaba de amenazarlo con entrar a su castillo y matarlo, la servidumbre había abandonado sus puestos por miedo a ser parte de los masacrados, ya no quedaba nadie en su lado. Ni siquiera la familia que aún le quedaba lo quería ayudar, esos hipócritas, cuando él les dio dinero, castillos y hasta la ropa que vestían, ahora, esos bastardos decían no conocerlo y le cerraban las puertas.

Sus noches eran tormentosas, llenas de incertidumbre, pesadillas y el aroma de la muerte rodeándolo, y lo aceptaría si solo lo rodeará a él, pero no, esa nube negra también amenazaba con derramar sus gotas de ácido sobre la única persona que le importaba, Chanyeol corría el mismo peligro por permanecer a su lado, por ser un cómplice indirecto.

Aquel joven que sacó de la cocina, su fiel mano derecha, podía afrontar una condena igual a la suya o peor, uno era el cerebro y otro el sirviente, argumentar que solo había seguido órdenes no le serviría de nada, los aldeanos los habían visto juntos, las lenguas venenosas incluso dirían que eran amantes, Jongin cargaría con las mismas cadenas, además, se llevaría entre las piernas a Sehun, quien sería el más inocente de todos, pero sería otro condenado a muerte por amor, por seguir al moreno.

¿Cómo es que nunca pensamos antes de actuar? ¿Acaso el principio primero pienso luego existo es tan difícil de seguir? ¿En verdad a veces somos tan animales que olvidamos que somos humanos? A él se le educó para triunfar, para ser digno de alabar, nunca conoció el ver por el prójimo, no adquirió valores que lo llevaran a compartir sus riquezas, se le dijo que tenía que ser egoísta, jamás dejar que pasaran sobre él, pero, ahora, ¿De qué le servía toda esa crianza?.

Dentro de sus planes jamás estuvo el recibir ese odio, el repudio de las personas cercanas a él, su esquema se estaba desmoronando, y sí bien había varios cómplices, solo uno era el causante de todo aquello, tal vez él, pero en los últimos días, quien se había encargado de hacerlo miserable era otro. Fue tan estúpido, tan ingenuo de no creer en las palabras y amenazas de Minseok, ese infeliz, pavoneándose frente a la corte en las últimas sesiones, soltando falacias de su boca fina, carcajeándose en los pasillos del palacio, cogiéndose a sus antiguos amantes para obtener algo, ese hijo de perra, un maldito Kim era quien lo estaba rebajando.

La última vez que se vieron las caras resultó desastroso, algo que fue otro punto en su contra, pero es que él jamás se había caracterizado por ser una persona paciente, además, ese bastardo se había atrevido a hablar de algo que no le concernía, amenazó a la persona equivocada, puso sus ojos donde no debía y eso no lo dejaría pasar.

Recuerda perfectamente cómo se le fue encima justo en las escaleras imperiales del palacio del rey, los jadeos asustados que soltaron las criadas, el sonido de los jarrones al estrellarse contra el suelo cuando dio el primer golpe

-Vuelve a decirlo-el cuerpo del castaño estaba al filo del barandal-atrévete a decir su nombre una vez más-sus dedos se apretaban sobre la tráquea de Minseok cortándole el aire-vamos, repítelo para que te corte el cuello aquí mismo-fue hábil al desarmar su cetro y sacar del mango una daga-dilo, anda, dilo-la cuchilla sobre su pulso puso pálido a su contrincante-escúchame bien porque no pienso repetirlo, tú siquiera te atreves a tocarlo, a ponerle uno de tus asquerosos dedos encima o le diriges la palabra, y yo juro, que me encargare de torturarte de todas las maneras posibles e imaginables que existen-

-B-Baek...h-hyun...-Minseok trataba de librarse de su agarre-p-por...f-favor...-

-Puedes joderme a mí todo lo que quieras, aplastarme, querer mi cabeza en bandeja de plata, mis anillos y collares en tu cuello, pero a él-Baekhyun hizo énfasis en sus siguientes palabras-a él ni lo pienses-finalizó su amenaza soltando a Minseok, quien cayó al piso y, una vez que estuvo de rodillas frente a él, le realizó un corte en la mejilla-¿Has entendido? ¿Fui claro?-

-¡Minseok!-una mujer entró en escena cuando el castaño se tocaba la mejilla ensangrentada doblado en la alfombra dorada, era la madre de Minseok-¡Bastardo!-ella trato de darle una bofetada, pero Jongin, quien lo había acompañado a esa sesión la freno

-Tóquelo, hágalo, pero le aseguro que no será él quien se encargue de usted-no hacía falta que lo explicara, la aterrada mujer volvió a tratar de atender a su hijo, mientras los ministros los observaban en las alturas y escalones medios, pero a Baekhyun no le importo, nadie se metía con lo que era suyo, no amenazaban con dañar lo que le era indispensable y salían vivos, podían ir contra él, lucharía contra todos ellos, pero a Chanyeol no lo tocaba nadie.

Como deseaba haber escuchado las palabras de Jongin quien le decía que ignorara las amenazas y comentarios despectivos dirigidos al aprendiz por parte del castaño, porque ahora, no solo era un incompetente frente a los ministros sino también era un impulsivo, un arrogante hijo de perra, alguien falto de liderazgo y que había perdido los cabales para pertenecer a la corte real, lo habían destituido de su puesto, le arrebataron el título como cuervos a la carne podrida, justo como los animales que eran.

Pensar en los ministros le provocaba coraje, rabia, pero, pensar en la iglesia, en el maldito papa y las habladurías que ya habían llegado a sus oídos gracias a quien dirigía la iglesia del pueblo más unos cuantos mojigatos de la sociedad medieval, carajo, ya no sabía que decir, sus argumentos se quedaban cortos, los juegos ingeniosos de palabras morían en su boca.

Nunca considero a la religión, joder, querer enseñar al pueblo en su mayoría analfabeta era imposible, a todos se les manejaba por medio de la iglesia, se les predicaba sobre un falso mesías a través de la boca de un profeta que el mismo hombre educo, los aleccionaban para decir que era bueno y malo, les creaban tabúes, miedos infundados basados en un libro escrito por el hombre falsamente bendecido por las manos de Dios, condenaban la soltura para vivir atormentados.

Todos decían que se iría al infierno, que ardería en las llamas con satanás, pero, ¿Qué no pagamos nuestras culpas en la tierra? No existe un cielo o un infierno, el verdadero martirio lo vivimos aquí, no importa si eres bueno o no, todos somos iguales cuando se trata del dolor, el sufrimiento, la agonía y hasta la muerte, ¿Qué si existe un juez? Claro, existe, y habita en nosotros mismos, conoce nuestros pecados y blasfemias, entonces, ¿Se condenaba a sí mismo? ¿Aquel juez que vive en él a donde lo mandaría? ¿Al cielo? ¿Al infierno? ¿A dónde mandaría los pocos sentimientos que le quedan?.

-Ya no puedo quedarme de brazos cruzados, estoy harto de encerrarme en estas paredes mientras tú no haces nada-sus manos se cerraron en puños

-Alterarse tampoco le llevará a nada, su situación con la corte ya es bastante delicada como para provocarlos-hablo tranquilo su invitado

-¿Entonces qué planeas que haga?-sus dientes chirriaban al preguntar, la exasperación subiendo como bilis por su garganta

-Solo espera-la calma del otro lo desespero

-Esperar-susurro-esperar-repitió mientras se carcajeo-¿Qué clase de imbécil crees que soy?-reteniendo todo el aire que era capaz de aguantar, se levantó de su silla dirigiéndose a su cantina-contéstame, Yixing-en una rápida mirada sobre su hombro observó al joven temblar

-Conde, usted debe ser más inteligente que todos ellos-su protector trago saliva-actuar sin pensar solo lo llevara a un juicio público-

-Eso no responde mi pregunta-sus manos tomaron la botella de vino vaciando su contenido en una copa dorada-así que, volveré a preguntártelo una vez más-suspirando miró al chino-¿Qué clase de imbécil crees que soy?-

-N-Ninguno-tartamudeo Yixing

-Entonces, ¿Por qué tratas de verme la cara?-la sangre caliente le subió a la cabeza

-Majestad, yo jamás lo tacharía de ignorante, lo he defendido hasta donde mis conocimientos me lo permiten, he abogado por usted en la corte-

-¿A esto le llamas abogar?-pausadamente bebió de su copa-me he recluido en mi castillo como un prisionero, mi servidumbre me abandono, el pueblo se ha levantado, mi nombre y apellido están en boca de todos-limpiando la comisura de sus labios con el dorso de su mano continuo-tú, eres igual que el resto, un pobre diablo acobardado por entrar a la boca del lobo, un cachorro revolcándose en su propia mierda, otro niño de falda que se cree valiente, un incompetente de piel amarilla-

-Usted está perdiendo el punto-Yixing se armó de coraje al levantarse también, no iba a dejarse humillar por el conde por muy poderoso que fuera-ahora veo porque Junmyeon me dejo a su cuidado, usted no es capaz de controlarse o actuar con propiedad-pero el pelirrojo no se ofendió, al contrario, su risa se escuchó fuerte y claro por el estudio, su cuerpo se dobló de la diversión mientras fingía limpiarse lágrimas del rostro, a pasos lentos el pelirrojo llegó frente a él

-Sí Junmyeon te nombro a ti mi protector fue porque se revolcaba contigo, y se sintió tan culpable que al final, te dejo como mi sombra, un recurso que al parecer solo le servía en la cama, con las piernas abiertas y pidiendo que lo jodieran-Baekhyun lo tomó de la mandíbula apretándole-¿Creíste que no lo sabía? Por favor, ambos eran tan patéticos, pero, creo que a ti no hay cómo defenderte, dime, ¿Cómo te sentías cuando se corría dentro de ti gritando mi nombre? ¿Disfrutaste ser el plato de segunda mesa?-sus palabras habían hecho que el chino comenzará a acumular lágrimas en sus ojos-oh, ¿Vas a llorar? ¿Justo como lloraste en su funeral? Me gustaría poder decirte que murió pensando en ti, pero, por desgracia, murió en mi cama gracias a mis manos-Baekhyun ya no perdía nada confesando sus crímenes-sí, yo lo mate, apuñale su cuerpo de cerdo sobre mis sábanas y aun así me dejo todo-Yixing dejó caer sus lágrimas-también fui yo quien asesinó a todos esos aldeanos y, ¿Sabes cómo lo hice?-sin dejar de ejercer presión sobre su mandíbula, alzó la botella de vino que aún permanecía en su mano dejándola a la vista del chino-me bebí su sangre, absorbí de sus cuerpos hasta la última gota de líquido rojo hasta dejarlos vacíos-tomando por sorpresa a su protector, el pelirrojo arrojó la botella a la pared, el licor mancho todo a su paso incluidos sus rostros, las gotas rojas deslizándose por sus mejillas le daban un aspecto amenazante jamás visto en nadie-¿Conoces tu lugar, Yixing?-

-L-Lo hago...-sus pupilas se dilataron-l-lo hago...mi s-señor-Baekhyun entonces lo soltó, su fuerza lo mandó al piso húmedo

-Vete, no te necesito-sus simples palabras después de su ataque lo pusieron pálido, aun así, se atrevió a hablar

-P-Pero, mi señor, sin mí no le q-quedan muchos d-días-

-La luna de sangre es esta noche-sus palabras no fueron una respuesta y, como si nada hubiera pasado, se acomodó la camisa, arregló su chaleco rojo y miro por la ventana-el carruaje ya está listo, no quiero ninguna carta de tu parte, nada, solo lárgate-el conde no le dejó pronunciar palabra, simplemente salió del estudio, dejando al protector con muchas dudas y él, marchándose a tener lo que sería su última noche.

La habitación estaba iluminada por las lámparas sobre los buros, las pesadas cortinas enlazadas dejando una vista perfecta de la luna, las sábanas pulcramente limpias en color blanco, un tenue olor a rosas se desprendía de las almohadas, pero, lo que coronaba la belleza del ambiente era la figura sentada a los pies de la cama, su piel bronceada resaltaba como el oro en el olimpo, sus negros cabellos brillaban atrayendo su atención, su rostro cincelado masculino era la perfección, justo como traer a la vida a una escultura, era precioso, majestuoso, el conde lo recordaría así, grabaría esa imagen como fuego en su corazón, cerraría sus ojos sabiendo que al menos hubo una persona que lo amo, porque está noche, se entregaría para siempre, al menos, hasta que sus almas volvieran a coincidir

-Baekhyun...-el aprendiz lo abrazo por la cadera cuando lo tuvo frente a él

-¿Sabes por qué estás aquí?-repitió las mismas palabras que le dijo la primera noche que compartieron juntos-¿Lo sabes?-el pelirrojo peino sus cabellos mirándolo directamente a los ojos

-Estoy aquí para amarte-Chanyeol susurró las palabras acariciando sus muslos-para complacerte-

-No-su negativa fue suave, al igual que sus palmas deslizándose por su torso-esta noche, yo estoy aquí para amarte-la espalda del aprendiz tocó el colchón, despacio, Baekhyun colocó una rodilla a cada lado de la cadera de su amor-esta noche, soy yo quien va a complacerte a ti-justo a sus palabras beso castamente los labios gruesos del azabache

-Majestad...-Chanyeol acuno su rostro sonrojado-amica mea, salvete paradisum-.

Amica mea, salvete paradisum.- Amor mío, bienvenido al paraíso

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