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Ötödik rész

Hay un placer sublime sobre tener el control sobre alguien, un éxtasis al saberte dominante, una descarga de poder cuando eres consciente de que quien lleva las riendas, eres tú.

No es simplemente un placer efímero, una satisfacción del momento, no, es sentir que tienes fuego corriendo por tu sangre, calor en cada extremidad de tu anatomía, es creer que morirás si no obtienes lo que deseas, es rogar por una culminación, sollozar por una liberación, va más allá que solo placer carnal.

No cualquier amante es capaz de alcanzar ese nivel de excelencia, se necesita conocer perfectamente las reacciones del cuerpo, sus lugares erógenos, donde tocar o morder para complacer a una persona, pero, también, es tarea de uno mismo conocer sus puntos débiles, porque no siempre se necesita de un amante si uno mismo se sabe dar placer.

Porque compartir cama con alguien debe ser como una experiencia religiosa, algo que debes recordar toda la vida, una sensación que debe quedarse en los poros de tu piel por un tiempo indefinido. Baekhyun siempre fue muy exigente en ese aspecto, jamás metió a alguien que no le convenciera en su cama, no permitió que cualquiera le pusiera una mano encima, no, porque los gustos del conde siempre fueron especiales, distintos, muy...exquisitos.

El conde no buscada amantes dominantes, odiaba a todos aquellos hombres que en la cama querían imponer sus reglas, tratarlo como un cualquiera o peor que a una prostituta, no, sus encantos no eran para desperdiciarse en idiotas que creen ilusamente tenerlo en la palma de su mano. Quien tenía que controlar era él.

Era por eso que Baekhyun siempre buscaba a los que podía manejar, manipular o convencer, y la respuesta a eso era sencilla, pues, simplemente, el pelirrojo a veces necesitaba una diversión, algo para satisfacer su ego cuando los hacía correrse y gritaban su nombre, ese era su placer, saberse la persona de poder en la habitación era lo que lo excitaba, complacerse a base de halagos entre jadeos, sentirse poderoso por tocarlos y que rogaran porque los dejara hacer lo mismo, después de todo, él jamás necesito otras partes de su cuerpo que no fuera su pene, las caricias y besos salían sobrando cuando solo eran juguetes, algo a lo que recurrir cuando quería recordarse que era superior al resto.

Baekhyun sabía que sus amantes sólo necesitaban una noche para no olvidarlo, no por nada volvían tiempo después a suplicarle una noche más, porque todos eran bocadillos de una sola mordida, pero, está vez, el conde quería que durara mucho más, mantendría despierta y viva a su presa durante mucho más tiempo.

Dentro de esas cuatro paredes, Chanyeol parecía un ciervo asustado, una hoja delicada de algún árbol que temblaba ante una ráfaga de viento, un pobre cachorro que mira suplicante a su amo, y todo esto, ante los ojos del conde, era perfecto

-Harás todo lo que te diga, ¿Verdad, Chanyeol?-Baekhyun se había puesto de pie delante del azabache

-M-Majestad...-el pelirrojo tomó la mano más grande llevándola a su cadera

-Responde a mi pregunta-su voz parecía tranquila, suave, pero el tono de mando estaba ahí, exigiendo una respuesta de parte del aprendiz

-Lo haré-respondió sin dudar-haré lo que me pida, mi señor-una caricia suave fue depositada sobre su mejilla, Chanyeol cerró los ojos por instinto

-Desnúdame entonces-demandó el conde, el aprendiz abrió sus ojos de golpe mirando a su señor-ahora-el tono suave se fue, una voz más gruesa se hizo oír, Chanyeol sabía que no debía desobedecer

-Sí, mi señor-el aprendiz estaba nervioso, sin embargo, sus manos no dudaron ni temblaron cuando se dirigieron al nudo de la bata, las tiras de seda se deslizaron y dejaron de cubrir el cuerpo del conde, su respiración se cortó-m-majestad...-

-¿Te gusta lo que ves?-una de las muchas cosas que Baekhyun adoraba de sí mismo, eran sus curvas, estaba orgulloso de su pequeña cintura, la firmeza de sus muslos y piernas, un vientre plano y un pecho fuerte, hombros ligeramente anchos, la perfecta mezcla entre lo femenino y lo masculino en su cuerpo-dime cuanto te gusta lo que ves, Chanyeol-el conde paladeo su nombre

-Me encanta-un suspiro tembloroso dejó sus labios-es usted perfecto-sin dudar de su siguiente acción, paseo las palmas de sus manos sobre su vientre-maravilloso-las pupilas de sus ojos se perdieron en la zona íntima del pelirrojo-mi señor...-la voz del aprendiz bajo unas octavas-¿Quisiera...puedo...-

-Ni siquiera te había dado permiso de tocarme-empujándolo por los hombros, Baekhyun lo hizo recostarse en la cama-dime, ¿Por qué habría de dejar que me tocaras?-el pelinegro lo devoraba con la mirada-¿Qué te hace creer que seré gentil?-

-Haré lo que me pida-Chanyeol lucía desesperado, sus manos habían comenzado a temblar, pequeñas gotas de sudor se acumulaban en su frente pegándole el cabello-por favor-su excitación era clara, sus pantalones comenzaban a dejar ver un bulto-mi señor...-

-¿Suplicaras si te lo ordeno?-con elegancia, el pelirrojo apoyo una de sus rodillas en la cama-¿Imploraras?-la otra rodilla subió también, tenía aprisionado a Chanyeol bajó su cuerpo-¿Rogaras?-como un depredador que ha acorralado a su presa, apoyó sus manos sobre el pecho todavía vestido del joven-quiero oírte, Chanyeol-su torso desnudo se pegó al contrario, nuevamente su boca fue hasta su oído, soplando las siguientes palabras-dime que me perteneces, dime que solo me obedecerás a mí-

-Mi alma...-la garganta del hombre parecía estar reseca-mi cuerpo...le pertenecen a usted, mi señor-un jadeo salió de su boca al sentir los dientes del pelirrojo morder el lóbulo de su oreja

-Kis szeretőm-Baekhyun no solía besar a sus amantes, no permitía que ninguno pasará el límite, pero Chanyeol podía ser la excepción, aquel cuerpo fuerte y fibroso debajo suyo, podía serlo-¿Qué estás esperando, aprendiz?-se burló mirándolo a los ojos-bésame-el pelinegro sabía que era inexperto, que sus labios jamás habían estado en contacto con los de otro ser humano, pero, ni todas las inseguridades del mundo pudieron haberlo detenido cuando chocó sus labios con los del conde, siendo Baekhyun, quien tomara rápidamente el control de aquel toque, moviendo sus labios sediento de más, buscando profundizar cuando mordió su labio inferior pidiendo permiso con la punta de su lengua para probar, y fue la sensación más exquisita que el conde hubiera experimentado en toda su vida.

Chanyeol tenía un sabor suave, la mezcla perfecta entre un licor dulce y un fruto exótico, sus labios eran ligeramente gruesos, su saliva era ligera, justo como beber agua de un manantial sagrado, era todo un diamante en bruto. El conde le devoró la boca como un animal hambriento, mordió y succiono todo lo que quería, pero, sin duda, la mejor parte de ese acalorado beso fue cuando sus colmillos rasgaron la sensible carne de sus labios dejando escapar algunas gotas de sangre directo sobre su lengua, el sabor férreo lo mareo unos instantes, porque era delicioso, exquisito, la sangre de Chanyeol era mejor que cualquier vino o brebaje que Sehun pudiera prepararle, Baekhyun, había encontrado su nueva adicción y fuente de todas sus fantasías.

Cuando se separaron, un hilo de saliva siguió conectando sus bocas, el pelirrojo se encargó de lamerlo para sonreír al final, el aprendiz estaba sonrojado y tenía los labios hinchados, pero, también estaban pintados por su sangre, luciendo aún más apetitoso para Baekhyun

-Mírate-dijo el conde-¿Alguien te ha tocado alguna vez?-las palmas de sus manos pasaron a deslizarse por su pecho, sus dedos traviesos jugando con los botones de su camisa, sonrió complacido cuando el aprendiz negó a su pregunta-usa tus palabras, Chanyeol-los primeros botones fueron abiertos-déjame escucharte-

-N-Nadie me ha tocado...nunca-su torso quedó al descubierto, el pelirrojo paseo su lengua por sus labios, aquel joven era todo un adonis-mi señor...por favor-

-¿Sabes quién tiene el control, verdad?-sin delicadezas de por medio, Baekhyun clavó sus uñas sobre su pecho creando un camino de líneas rojas hasta la cinturilla del pantalón, la mandíbula apretada de Chanyeol se robó toda su atención

-Baekhyun...-siseo el pelinegro, los ojos del conde brillaron al escuchar su nombre

-¿Qué es lo que quieres, Chanyeol?-Baekhyun nunca preguntaba qué es lo que su amante quería o buscaba, siempre se trató de él, solo de su placer, pero, está vez quería que fuera diferente, por primera vez, quería que alguien tomara el control-dilo-

-A ti-nuevamente, sin esperar una orden, Chanyeol llevó sus manos a las caderas de Baekhyun, ejerció una ligera presión elevando su pelvis y jadeo complacido por la fricción, la piel del conde se erizo-¿Puedo tenerte?-el más alto manejo el cuerpo del pelirrojo invirtiendo sus posiciones en la cama, la figura ancha y grácil de Chanyeol aprisionándolo al colchón-m-majestad...-

-¿Lo quieres?-había burla en la voz de Baekhyun, porque el joven de pelo rojo era como un niño malcriado, iba a jugar con su comida, la dejaría enfriar para calentarla de nuevo, probaría los límites del hombre que estaba sobre su cuerpo-no estás usando tus palabras-su mano delgada y fina llego hasta la cadera del pelinegro-no me dejas otra opción, Chanyeol, tendré que hacerte hablar-la siguiente acción de Baekhyun tomó desprevenido al joven aprendiz, quien se dejó caer momentáneamente sobre su pecho al sentir la fría mano del conde en su miembro, su voz ronca se dejó oír en un gemido-¿Hablaras? ¿Complacerás a tu señor?-

-B-Baekhyun...-todo su cuerpo se estremeció cuando el conde llevó su boca hacia su hombro, depositando una mordida-¿Q-Qué quiere...qué haga...por usted?-¿Cuándo fue la última vez que alguien se rindió tan fácil? Pero, lo más importante, ¿En qué momento había comenzado él a ceder?

-Tócame-¿Por qué se escuchaba tan desesperado?-quiero que me toques-¿A dónde se habían ido sus límites?-Chanyeol...-un jadeo salió de sus labios al sentir el aliento caliente del joven sobre su sensible cuello

-Como guste, majestad...-.

Distintos hombres habían pasado por su cama, el conde había tratado con jóvenes cortesanos expertos y también había sido maestro de algunos, estaba acostumbrado a tener que guiar sus manos, sus bocas o enseñarlos a decir las palabras adecuadas para seducir a la persona que tenían entre las piernas, jamás se había quedado mudo, nunca dejó que una caricia nublara su juicio o que algún beso lo callara, no, porque el dominante era él, sus manos eran las que llevaban la correa, su cuerpo era el que dictaba lo que se hacía, entonces, ¿Por qué ahora estaba sin palabras bajo un aprendiz?.

El conde no podía creer del todo que ese pelinegro fuera nuevo en esto, ¿Cómo hacerlo? Si Baekhyun ni siquiera tuvo que guiarlo o decirle lo que quería, no lo estaba controlando o apartando su mano por tocar donde no debía, porque Chanyeol hacía un excelente trabajo con sus manos y su boca, su voz grave estaba provocando que se retorciera en las mantas como un virgen, hacía que sus órdenes parecieran súplicas, que sonara peor que un animal en celo, ¿Quién era esté hombre? ¿Quién demonios era para controlarlo?.

Tal vez no debería pensar eso en medio del sexo, pero las palabras del adivino se repetían en su cabeza como un bucle, las palabras de su fiel sirviente también estaban presentes y sus propios pensamientos le recordaban que había mandado asesinar a una inocente solo por mirarlo, ¿Era esto un castigo? ¿Qué tuviera a un demonio disfrazado de ángel entre sus brazos era su cruz?.

-Chanyeol...-con un agudo gemido y una presión sobre el hombro del aprendiz, el conde llamó su atención-ah...-la vista que le regaló el joven al erguirse lo hizo sentir poderoso y orgulloso de sí mismo, las mejillas del pelinegro estaban rojas como manzanas, sus labios estaban cubiertos de saliva y rastros de sangre, su cabello se pegaba a su frente, el cuerpo parecía temblarle, había agua acumulada en sus ojos-ven aquí-pidió en un susurró, Chanyeol se acomodó entre sus brazos, los cuerpos de ambos calientes

-P-Por favor...Baekhyun-su voz parecía estar contenida, sus manos dejando la marca de sus dedos sobre sus caderas gritaban control, la tensión de los músculos de su espalda le decían que quería conservar el poco autocontrol que le quedaba, una mezcla entre placer y miedo por dejarse llevar por sus instintos, y con eso, disgustar al pelirrojo

-Csináld, gyere, hagyd abba a visszatartást-las dulces palabras abandonaron sus labios- kis szerető jó érzéssel tölt el-y Baekhyun sabía que esas últimas palabras iban a condenarlo, terminarían de anclar su vida y su existencia como lo dictaba el destino, tal vez, el adivino tenía razón.

El conde siempre tuvo claro cuál era su posición sexual preferida, tenía que ver los ojos de su amante, imponerse en la relación, regocijarse en su propio éxtasis, por eso, él siempre estaba arriba, era una posición egoísta si lo pensaba, solo tratándose de cómo llegaría al orgasmo por su cuenta, arrinconaba al otro y lo obligaba a doblegarse, exponer su vergüenza a quien jalaba la cadena.

Sin embargo, una vez que él mismo de encargo de lubricar a Chanyeol, se dio la vuelta, invirtió los papeles por primera vez, mirando sobre su hombro al azabache con ojos brillosos extendiendo sus piernas, jadeando por el calor, buscando volverlo loco, y lo consiguió, porque Chanyeol tomó con fuerza su cadera penetrándolo lentamente, sus testículos chocando con sus nalgas, su pecho adhiriéndose a la espalda del conde.

El primer movimiento de caderas lo hizo Baekhyun, recostó por completo su pecho sobre las sábanas y retrocedió poco a poco jadeando, sus piernas temblaron y su entrada se contrajo cuando Chanyeol enterró sus uñas sobre su vientre, pero su rudeza no le molestaba, tampoco que lo aplastara contra el colchón cuando encontró su ritmo, las maldiciones y halagos sobre su cuerpo lo hacían gemir, los besos sobre su nuca se sentían placenteros, la voz ahogada y grave sobre su oído era el paraíso.

Baekhyun jamás pensó que cederle el control a alguien más fuera a ser tan placentero, nunca imaginó que las caricias suaves en contraste con los movimientos acelerados de su cadera lo iban a tener babeando, no se reconocía, escuchaba su voz aguda llamando a Chanyeol pero no era él, rogar y doblegarse no era su papel, pero, demonios, que bien se sentía.

-Chanyeol...Chanyeol...Chanyeol...-Baekhyun repetía su nombre como un mantra mientras aferraba sus manos a las sábanas, sus embestidas habían subido de nivel y estaba al borde del orgasmo, pero necesitaba más, aún le hacía falta algo más-q-quiero...n-necesito...ah...por favor-no planeaba masturbarse, no quería hacerlo porque no era lo que buscaba, por primera vez no sabía lo que deseaba

-Maldición...B-Baekhyun-pero Chanyeol sí parecía saber lo que necesitaba, porque una de sus manos abandonó su cadera llegando hasta su pecho, se aferró y lo elevo, el pelirrojo tuvo que sostenerse de la cabecera dejando que su cabeza cayera hacia atrás descansando sobre el hombro del azabache-m-majestad...-fue un impulso, pero Chanyeol apretó tanto su pecho que le hizo un corte, un rasguño arriba de su pezón derecho

-¡Chanyeol!...-ese fue el detonante para que se corriera, su cuerpo quedó laxo mientras su miembro expulsaba tiras blancas que manchaban su pecho y las sábanas, una nueva sensación de éxtasis que no había experimentado nunca, dolor, placer, algo vibrante se disparó en su pecho

-Ah...-Chanyeol solo necesito sentir la presión en su miembro para venirse en el interior del conde, apretandolo en un abrazo evitando que ambos cayeran de cara al colchón, la tensión se liberó al igual que algunas lágrimas, satisfecho, complacido.

Fue Baekhyun quien se encargó de acomodarlos sobre las mantas, su respiración tranquila y acompasada, se sentía ligero como una pluma, como si flotara sobre una esponjosa nube.

Permanecieron en silencio unos minutos yaciendo acostados uno al lado del otro, Baekhyun se incorporó primero llamando al aprendiz

-Chanyeol-lo llamó suave, pero al mirarlo, lo noto profundamente dormido-Chanyeol...-el pelirrojo apartó unos mechones de pelo de su frente, depositando una suave caricia sobre su pómulo y sus labios semi abiertos-descansa, kis szeretőm-llevó su mano a la lámpara apagando la vela, jalo las mantas encargándose de cubrirlos, dejo que el azabache rodeara su cintura con sus brazos, y así, se dejó caer en los brazos de Morfeo al lado de su amante.

Kis szeretőm.- Mi pequeño amante

Csináld, gyere, hagyd abba a visszatartást.- Hazlo, vamos, deja de contenerte

Kis szerető jó érzéssel tölt el.- Pequeño amante, hazme sentir bien

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