JUNGKOOK (1375)
 
-Se está haciendo de noche.
 
-Lo veo, no hace falta que lo comentes -dijo entredientes.
 
-¿Estás bien?
 
-No. Estoy molesto.
 
-La ira no te traerá nada bueno en estas circunstancias.
 
-Por eso mismo estoy así, por las circunstancias. Es que se escapa de mi entendimiento. ¿Por qué nos está pasando esto?
 
-Ya lo sabes.
 
-No, no lo sé. El que tuvo la culpa fue padre, nosotros no tuvimos ninguna relación con el asunto.
 
-Padre cometió traición. Se ganó el odio del emperador y por eso ocurrió lo que ocurrió.
 
No pensé que a esas alturas tuviera que explicarle a NamJoon el significado de lo que hizo nuestro familiar.
 
-¿Y qué? Él fue el culpable. ¿Que tenían que ver madre y nuestra hermana en eso?
 
-Cuando alguien traiciona a nuestro líder toda la familia sufre el precio de sus actos.
 
-¡¿Incluso una niña de 8 años?!
 
Un cosquilleo en mi nariz amenazó con hacerme llorar. Nunca más volveríamos a ver a esa pequeñuela de largos cabellos marrones y pecas en la cara. Tenía sus ojos grabados en mi mente y su sonrisa en el corazón.
 
Lamentaba haber salido a por leña. No pude estar en los últimos momentos de mi familia debido a eso. Cuando el ruido de gritos y caballos llegó hasta mí, ya era tarde. La cabaña donde vivíamos estaba en llamas y vi a NamJoon intentando escapar de un soldado que lo perseguía. Tuve que hacer algo que nunca pensé que haría para salvarlo.
 
Fue la primera vez que mis manos se mancharon de sangre y prometí que sería la última. Salimos ilesos de allí, pero ahora nos estaban siguiendo y era cuestión de tiempo que nos atrapasen.

El bosque por el que andábamos era muy frondoso y nos beneficiaba ya que los caballos de la guardia les costaría pasar, pero también tenía desventajas. Justamente pensaba sobre ellas cuando sucedió.
 
De detrás de unos arbustos y árboles, varios hombres aparecieron con sus espadas en alto. Las filosas hojas brillaban ante la luz del atardecer y el símbolo del emperador decoraba sus ropajes.
 
-Al fin os hemos encontrado. Sois escurridizos como asquerosas anguilas. Nadie se escapa de la furia de nuestro gran monarca.
 
El temor de nuestra inminente muerte hizo que mi cuerpo reaccionara por sí solo. Agarré el brazo de mi hermano empujándolo y salimos corriendo por dónde habíamos venido.
 
Estábamos cansados y hambrientos, pero gastamos nuestras reservas de fuerza en huir. Los soldados nos seguían los talones pero iban más lentos debido a sus armaduras de guerra.
 
Me daba igual si me atrapaban, pero tenía que asegurarme que no cogieran a NamJoon.
 
-Sigue adelante y no mires atrás escuches lo que escuches -paré un momento y le di las indicaciones.
 
-¿Qué estás pensando?
 
-No me cuestiones ahora, solo corre.
 
Tras mirarme con indecisión continuó por el camino. Mi plan era llevar a esos guardias hacia otro lado, lejos de mi única familia.

-¡Les dije que no hicieran ruido!
 
Estaba muy enfadado con todo el mundo, tanto que no medía mi tono. Nos encontrábamos en otra mansión distinta a la nuestra y aunque nunca consideré ese lugar como mi hogar, deseaba volver allí.
 
La cacería se celebraba en los grandes jardines del castillo de los primeriors y a todos los vampiros que participaban en ella los hospedaban en otro gran edificio hasta que llegara el día.
 
A los novas les encarcelaban en una prisión bajo el castillo al cual se podía acceder desde dentro y desde afuera. La zona estaba muy vigilada ya que muchos intentaban llevarse a la boca la comida antes de tiempo. Con suerte y con mucha precaución pude ir a visitarlo la noche anterior.

Su estado me asustó. Casi no tenía fuerzas y estaba muy demacrado, aunque con lo que le di parecía haberse repuesto un poco.
 
-Tranquilo, no te alteres.
 
-No puedo relajarme. En dos días estarán muertos si no hacemos algo. Odio esto -me pasé las manos por el pelo.
 
No me gustaba la cacería. No participamos ni una sola vez en todos los siglos que llevábamos siendo vilianos. Era de locos capturar a personas para luego soltarlas en medio de la nada y cazarlas. Simplemente era de enfermos, era... era las cosas que hacían los vampiros.
 
-Si sigues gritando los demás se enteraran. Es muy probable que ya lo hayan hecho.
 
-Lo sé. Solo no quiero que les pase nada.
 
-Yo tampoco quiero. Una cosa es matar a animales para alimentarse y otra muy distinta es contribuir a esta matanza, pero... ¿qué se supone que debamos hacer?
 
-Algo, lo que sea. Es nuestra culpa que estén metidos en esto.
 
Debería de haberles dicho que se fueran la primera maldita noche, pero no pude. Una vez que ese chico me retuvo y me tocó supe que no podía dejar que se fueran.
 
No era capaz de explicar lo que sentí, si es que se puede utilizar ese verbo, cuando sus manos agarraron mi brazo. No solo se despertaron mis instintos sino también algo más, algo que no pude identificar y que nunca antes había experimentado.
 
No quiero que muera. Había muchos más novas en las celdas, pero solo me importaba él. De una manera extraña, notaba que su destino estaba ligado con el mío.
 
-Les ayudaremos.
 
-¿Cómo?
 
-Cuando la cacería de comienzo todo será un caos de sangre. Por lo que sé gracias a SeokJin sueltan a los novas por todo el terreno de forma aleatoria y los cazadores los acechan hasta tener la oportunidad de matarlos. Es muy probable que los separen.
 
-¿Los separen?
 
-A Jimin y a Hoseok. Pueden poner a uno en una punta y al otro en la otra.
 
-¿Podemos saber dónde los soltaran?

-No. Es casi imposible, sobretodo para un viliano. Quizás algún bárpiro que sea cercano a los primeriors pueda saberlo.
 
-¿Conoces a alguno?
 
- Yo no, pero sé quién sí.
 
Abandoné nuestra habitación para dirigirme al comedor. Era la hora de la cena y todos estarían comiendo. Si quería encontrarlo, tenía que ir allí aunque lo que viera no me agradase.
 
Las grandes puertas estaban abiertas y muchas mesas se colocaban alrededor de una central con recipientes repletos de sangre fresca. Todos bebían ese líquido manchando sus bocas en el camino. Algunos más sofisticados las tomaban como si fuera una sopa y otros, los que no la probaron hacia tiempo, la bebían deprisa y corriendo sin cuidado.
 
Tragué saliva para que no se me fuera la cabeza con tanta sangre. Había ido con un objetivo por lo que debía concentrarme.
 
Lo busqué entre todos los presentes, no era difícil de encontrar ya que siempre estaba rodeado de chicas y así fue. Las mujeres se sentaban hasta encima de la mesa para poder estar con él.
 
SeokJin siempre fue un rompecorazones y eso le encantaba. También utilizaba sus dotes de Romeo y su cara bonita para conquistar y engañar a sus presas.
 
-Mira, mira. ¡¿Cómo tú por aquí?! -se levantó con los brazos abiertos y vino hacia mí en cuanto me vio.
 
-Ha pasado mucho tiempo -le sonreí.
 
-Cierto. ¿Cuánto? ¿Setenta años?
 
-Yo diría que unos cuantos más. Veo que sigues igual de ocupado que siempre -hablé refiriéndome a sus acompañantes.
 
-Tengo mis necesidades, aunque ambos sabemos quién me gusta de verdad -me guiñó un ojo.
 
-Deja esa tontería -negué con la cabeza.
 
-Nunca. Soy muy testarudo, me conoces bien. Pero hablando de tu presencia, ¿qué haces aquí? ¿Vas a participar?
 
-Eh, sí. Participaré este año.

-Me alegro. La última vez que nos vimos estabas muy débil por culpa del hambre, ¿habrás comido verdad?
 
-Sí, acabo de terminar de cenar.
 
-Que pena te iba a decir que cenáramos juntos. Bueno, otro día será.
 
-También quería pedirte un favor.
 
-Todo lo que mi mejor amigo pida yo lo conseguiré. Dime.
 
-He escuchado que hay un nova de sangre pura este año -susurré.
 
-¿Enserio? No lo sabía.
 
-Quiero cazarlo, pero no sé en qué parte del bosque lo pondrán.
 
-Hmm... es un problema. Solo los primeriors saben la localización exacta de los novas, aunque los bárpiros más notables a veces también.
 
-Lo sé, por eso te he pedido ayuda. Conoces a mucha gente, ¿no sabrás de alguien que sepa?
 
-Ahora que lo dices... conozco a la persona indicada. Es el hijo del bárpiro mayor, se llama Kim Taehyung. Lo vi antes, aunque ahora no sé dónde está. Si lo encuentro le pregunto.
 
-Dímelo antes de la cacería.
 
-Por supuesto.
 
-Te debo una.
 
-Si me das un poco de la sangre de ese nova puro quedamos en paz -rió.
 
-Por supuesto -lo remedié.
 
Por supuesto que no.
 
Tras despedirme de mi amigo volví al cuarto con NamJoon. Tenía que pensar sobre muchas cosas y, si podía, iría a ver a Jimin.
 
Tenía la necesidad de saber cómo estaba y de ver su cara. Él se colaba en mis pensamientos sin permiso cada vez que se le venía en gana y eso me inquietaba. ¿Por qué iba a arriesgarlo todo por salvarle? ¿Solo por la culpa o por algo más?

Holiis, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero os guste y nos vemos mañana. Gracias por todo y se despide:

–almin♡