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🥀𔘓 ¦ Capítulo 5

No sé en qué momento sucedió. Pudo ser porque mis fuerzas flaquearon o porque estaba en shock o porque simplemente él hizo ese gesto sin pensar, pero allí estaba. Allí estaba siendo cargado en brazos por ese ser.
 
Una vez leí que los vampiros eran hijos del diablo y como tales causaban el mal adonde quiera que fueran. Suelen comportarse como personas normales para engatusar a sus presas y luego comérselas. Les chupan la sangre hasta la última gota sin compasión, sin arrepentimiento. Podías suplicarles hasta de rodillas pero sería inútil. Ellos son despiadados y crueles; monstruos;  seres a los que hay que temer y huir cuando se les viera.
 
Y por todo eso me cuestionaba: ¿por qué no siento miedo? ¿Por qué no tengo la necesidad de alejarme de él? ¿Por qué me salvó?
 
Las gotas de lluvia que caían sobre mi cara me hacían querer cerrar los ojos, pero no les dejaba. Ellos tenían una orden impuesta por alguien desconocido externo a mí y no podían desobedecerla. Esa orden era mirarlo. Mirar como el agua mojaba su pelo y bajaba por su perfil, como su vista se dirigía al frente concentrándose en el camino, como ese brillo rojo seguía en sus pupilas.
 
Recordé la clase de historia del arte. En el románico, las figuras que se esculpían eran deformes, no tenían un aspecto real, parecían casi monstruosas. No las hacían así porque no supieran hacerlo bien, sino por que seguían la forma de Dios, la Dei Formitas. Lucifer fue un ángel que se enfrentó contra Dios y fue desterrado. Casi todos saben sobre él, pero su historia va más allá. Lucifer no solo era un ángel, sino que era el ángel más hermoso. Por ello, las personas del románico relacionaron la belleza con la maldad. Todo lo bello era malo, de ahí sus esculturas.
 
Esa relación se mantuvo en mi mente por un rato. La belleza es lo mismo a la maldad. Según el libro que leí los vampiros son pura maldad, por lo que son bellos. Podría decirse que todo encajaba ya que quién me sostenía tenía una belleza sin igual y era un vampiro, pero no era así.
 
Por mucho que quisiera convencerme no lo conseguiría. Él no era malo. Sus actos y su paciencia me demostraron que era diferente, que podía controlarse aunque sólo fuera un poco.
 
Su hermano fue tocado por Hoseok y este enloqueció en pocos segundos. Yo ayer lo toqué dos veces y no me hizo nada. A lo mejor tuvo que poner mucha fuerza de voluntad, pero no lo hizo. No me atacó y ahora acababa de salvarme. ¿Qué ser era aquel que me cargaba?
 
-Jimin, ¿estás bien? Jimin.
 
Una voz hizo que saliera de mis pensamientos.

-¿Qué?
 
-¿Estás bien? - repitió mi amigo preocupado.
 
Lo estaba. Estaba bien pero a la vez sentía algo raro. Mi cuerpo pesaba como el hormigón y mi corazón latía tan rápido como la locomotora de un tren.
 
-Está en estado de shock, se le pasará en un rato. Se pondrá bien.
 
Su tono tranquilo e inalterable me traía paz. Aunque me estuviera desangrando, si él llegara a decirme "estás bien" lo creería.
 
¿Estaría usando algún hechizo de encanto sobre mí para luego matarme? Cualquier hipótesis o idea podría ser verdadera.
 
Al igual que de repente estaba en sus brazos, ahora estaba sobre la cama. La llegada se me hizo muy corta. En nada, dejé de sentir el frío de su piel, un frío que me calentaba.
 
-Quédate con él -escuché pasos que se alejaban.
 
-Un momento... él... me dijo algo... antes.
 
-¿El qué?
 
-Es una tontería, pero... ¿so... sois...?
 
-No nos tengas miedo. Ni tú ni él debéis temernos. Mi hermano no puede controlarse del todo, pero no es un asesino.
 
-E... E... Entonces, ¿sí lo sois?
 
-Me marcho. Cuando la tormenta amaine y se recupere os podréis ir.
 
La puerta se cerró. No sabía si solo Jungkook se había ido o los dos ya que no oía nada.
 
-Jimin. Jimin, tenías razón. So... Son vampiros - Hoseok me meneaba intentando espabilarme.
 
-Te lo dije.
 
Siempre le decía eso para meterme con él cuando no me hacía caso en algo y resultaba ser cierto, pero esta vez me salió uno más desganado.
 
-Vámonos -me estiró del brazo.

-Ja. Ahora coges y te vas tú. A mí me da igual ya si son vampiros u hombres lobo. No pienso salir otra vez con el tiempo así. No, me niego.
 
-Pero...
 
-Lo has escuchado. No nos piensan hacer nada, así que tranquilízate -me acurruqué en las sábanas. -Ah, y por favor ni se te ocurra tocar a NamJoon.
 
-No. No. Pero... ¿y si nos ha mentido? A lo mejor...
 
-No ha mentido.
 
-¿Cómo estás tan seguro?
 
-Simplemente lo sé. Creo en su palabra.
 
-La pregunta no es si crees en su palabra, sino si crees en él.
 
Lo que decía era cierto. Confiar en la palabra de alguien es diferente a confiar en alguien. ¿Confiaba en él?
 
- Hoseok... quiero dormir. Dejemos esto para más tarde.
 
-Yo vigilaré.
 
No creía necesario que vigilasemos pero si así se sentía mejor, que lo hiciera.
 
El sueño me llegó gracias al calor de las mantas y un sonido en mi cabeza. El sonido de su voz profunda y angeli... ¿diabólica? No sabía que pensar.

Golpes, fuertes golpes en las macizas puertas de la entrada. El ruido sonó por toda la mansión, ni un rincón se libró de sufrir de ese estruendo.
 
-¿Qué pasa? -desperté abruptamente.
 
-No tengo ni idea -me contestó un poco alterado.
 
La sombra de una silueta se reflejó por la rendija que separaba la puerta del dormitorio con el suelo y tras ello se abrió mostrándonos la imagen de NamJoon.
 
-Tenéis que venir rápido -nos advirtió.
 
-¡No pienso ir a ningún lado contigo! ¡Me atacaste! -rechistó mi amigo.
 
-Dejemos eso de lado. Esto es importante, debéis venir ahora.

-¿Qué sucede?
 
-Es el recolector*.
 
-¡¿Qué cojones es un recolector?!
 
-¡No hay tiempo!
 
Caminó a paso ligero por el pasillo. Teníamos que seguirlo.
 
-Vamos, Hoseok.
 
-De verdad quieres...
 
-¡Vamos!
 
No me gustaba gritarle pero sabía que algo malo iba a pasar. La última vez acerté y ahora seguro que también.
 
Le seguimos hasta el gran vestíbulo. Allí estaba Jungkook hablando con él.
 
-¡¿Por qué no me recordaste que era hoy?!
 
-¡Siempre dices que lo tienes todo controlado, ahora no me eches las culpas! ¡Yo no me acordaba de la puta...! -dejó la frase en el aire al vernos.
 
-No importa ahora. Llévalos arriba.
 
NamJoon subió las escaleras en primer lugar y Hoseok fue unos pasos por detrás de él. Yo me quedé el último mirando a Jungkook. Busqué en sus ojos alguna respuesta mientras pasaba por su lado, pero no había nada.
 
-Jimin... - dijo mi nombre cuando subía el primer peldaño. -No hagáis ningún ruido, ni el más mínimo.
 
Volvieron a llamar a las grandes puertas asustándome. ¿Quién estaría detrás de ellas?
 
Asentí a su petición repetidas veces y seguí a los demás. La pregunta de mi compañero volvió. ¿Confías en él? Quería hacerlo, pero nadie podía confirmarme que no saliera mal parado.
 
Llegamos al cuarto piso, el más alto de todos. Allí había varias habitaciones la mayoría desocupadas y llenas de polvo.
 
- Quedaos aquí hasta que vengamos a por vosotros.
 
- NamJoon, dinos algo.

- Luego os lo explicaremos. Ahora no os movais.
 
Se fue dejándonos solos en la oscuridad de aquel cuarto. Al menos podría habernos dejado una mísera vela.
 
Ambos nos abrazamos de lado dándonos apoyo mutuamente. No hablamos por un largo tiempo. Intentamos agudizar el oído y escuchar algo, pero no sirvió de nada.
 
Noté algo caminando por mi mano. Por los distintos puntos que me tocaban y el tamaño supe que era una araña. Aunque no me agradaba podía aguantarlo, el problema estaba en que iba en dirección a Hoseok y él odiaba a esos bichos.
 
Una de las patas de ese insecto rozó el cuello de mi amiga. Con mi mano le tapé la boca ya que estuvo a punto de gritar. Sin hacer movimientos bruscos se la quité de encima y la eché al suelo. Volví a respirar tranquilo, habíamos sobrepasado el reto.
 
Hoseok se separó de mí respirando hondo sin hacer ruido. Debía calmarse, había pasado un mal rato por su aracnofobia.
 
Unas voces empezaron a escucharse con más claridad. ¿Estaban subiendo?
 
Mi amigo se movió lentamente hacia la puerta. Su objetivo era mirar por el hueco de la cerradura, pero mientras caminaba hasta ella pisó algo.
 
Un leve sonido de un cristal desquebrajandose sería imperceptible para todos los seres vivos, pero estábamos hablando de vampiros.
 
En segundos, la puerta se abrió de golpe y un hombre nos miró desde la entrada sujetando un candelabro.
 
-¿Pero? ¿Mira que tenemos aquí? - rió. -Me estábais engañando, ¿eh?
 
NamJoon y Jungkook llegaron justamente detrás del desconocido. Sus rostros se mostraban sin ninguna emoción.
 
-Sí. Esta vez vamos a contribuir -dijo Jungkook con una sonrisa ladina.
 
¿Contribuir a qué? ¿Por qué se comportaba así? ¿Qué nos iba a pasar?

*Recolector: várpiro encargado de visitar cada cierto tiempo a los distintos linajes de vampiros sea de la clase social que sea (menos a los harum). Su razón para hacer eso es...

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Holiis, esto es todo por hoy, espero que os esté gustando la historia. Nos vemos mañana con más, gracias por todo y se despide:

–almin♡

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