🥀𔘓 ¦ Capítulo 18
JUNGKOOK (1377)
- ¡NamJoon, era mío!
- Lo siento, hermano - dijo con una sonrisa en la boca llena de sangre.
- ¡No te disculpes cuando claramente no te arrepientes!
Me acerqué hasta él y lo agarré por la ropa con ira. Estaba muy enfadado por haberme robado la presa, era la primera vez que el señor Hao nos permitió ir a cazar solos y, desde que me adentré en el bosque, había localizado a un gran venado que sería mi cena de esa noche pero no sabía que NamJoon se propondría quitármelo.
- Cálmate.
- ¿Calmarme? - lo empujé contra un árbol sintiendo mis uñas crecer.
- NamJoon... - no dejé que siguiera.
Lo levanté del suelo tomándole del cuello y perdiendo mi racionalidad. Aunque se moviera para soltarse y gruñera, no paraba de apretar mi mano. De nuevo había salido mi instinto y de nuevo él era el que me controlaba a mí y no al contrario.
Afortunadamente para todos, una fuerza externa me detuvo y me separó de mi hermano el cual al tocar el suelo vino hacia mí con ganas de golpearme.
- ¡Parad! ¡Ambos! - gritó el hombre que intervino entre nosotros cuando NamJoon y yo nos dispusimos a pelear. - No os he estado educando para que hagáis esto.
El señor nos miró con determinación y expresión seria. En estos dos años que llevábamos viviendo con él, habíamos conseguido colmar su paciencia con nuestros desvaríos, y esa vez no fue la excepción.
- Señor Hao...
- No me interrumpas cuando hablo... - me levantó el dedo al igual que hacía nuestro padre. - ¿Cuándo comenzareis a entender que no sois bestias? Debéis respetaros el uno al otro y someter vuestra ira y sentimientos negativos, así vuestros instintos no aparecerán o podréis detenerlos - ambos asentimos. - ¿Qué os digo siempre?
- Recuerda de dónde vienes y sabrás a donde vas - dijimos a la vez.
- Justamente.
- Señor, nunca nos ha explicado el significado real de esa frase - le seguí.
- Debéis buscarlo por vosotros mismos, no pienso daros todo fácilmente - sonreí levemente aunque no consiguiera lo que deseaba. - Volvamos a la casa.
Daba vueltas en la cama sin saber que hacer, el calor y el dolor se juntaban en mi estómago y no me permitían pensar claramente. Apretaba los dientes con un nudo en la garganta y la boca seca mientras me revolvía encima de las sábanas.
Mis pulsaciones comenzaron a acelerarse y no traían consigo nada beneficioso. El señor Hao y NamJoon deberían estar descansando o ocupados en la biblioteca, el hombre nos daba clases de todo tipo para que aprendiéramos algo de cultura pero esta vez me sentía mal y no fui.
Jadeaba notando que me faltaba el aire y mi rostro empezó a humedecerse por mi sudor. Sabía que era lo que me pasaba e intenté con todas mis fuerzas hacerle frente. Hacía una veintena de días que mi instinto no se manifestaba y ahora me estaba atacando con más potencia que nunca.
En esos momentos ningún consejo dado por el señor funcionaba, ni siquiera uno me ayudaba a que la razón se impusiese a la sed de sangre. Por eso al final perdí la batalla la cual me dio a mí la victoria de la guerra aunque con consecuencias terribles.
Me quedé dormido, aunque en realidad no lo estaba. Veía todo lo que mi cuerpo hacía y escuchaba todo lo que sonaba a mi alrededor pero era como si estuviera sumergido en el agua sin conciencia alguna.
Salí de la casa impulsado por el yo sangriento, me imaginé que cazaría algún animal de por allí cerca pero, tras mucho tiempo caminando, apareció delante de mi vista la entrada de un pequeño pueblo. Unas cabañas se situaban a las afueras más alejadas del resto y más cercanas a la linde del bosque que me ocultaba.
"¿Qué estás haciendo?"
Un ruido a mi derecha me alertó, me giré rápidamente y pude observar a una niña pequeña, de no más de once años, que caminaba con algunos palos en los brazos. Nuestros ojos se encontraron y vi en sus pupilas el terror cuando notó el brillo rojizo en las mías.
- ¡Pa...
Me acerqué a ella y le tapé la boca para que no alertara a nadie. Se movía y me golpeaba para que la soltara y deseaba hacerlo pero no me dejaban.
"Suéltala"
Supe que no lo haría cuando mis dientes crecieron y mi sed aumentó.
"No lo hagas, suéltala por favor. Señor Hao, venga. Ayúdeme"
No sirvió de nada, simplemente nada. Mis colmillos se clavaron con profundidad en su piel blanca como la leche, su sangre se deslizó por su cuello manchando su ropa. A los pocos segundos su cuerpo perdió las fuerzas y la tumbé en el suelo sin parar de beber. Se resistió por última vez hasta que se quedó inmóvil, aunque estuviera muerta no paraba de tomar el líquido que abandonaba su cuello.
"Señor Hao"
Seguí suplicando aunque ella ya no tuviera ninguna salvación.
- ¿Qué has hecho?
La voz del hombre me sacó de mi pesadilla y mi instinto, saciado de su hambre, se marchó. Mi cerebro golpeaba mi cráneo y pensé que me explotaría la cabeza. Miré hacia abajo y la niña yacía sobre la hierba con los ojos abiertos llenos todavía de miedo pero vacíos al mismo tiempo. Mis manos y mi boca estaban manchadas por su sangre, la sangre de mi primera y juré que mi última víctima.
No lloré, mi condición de viliano me lo impedía pero ganas no me faltaban, había matado a una persona inocente que tuvo la mala fortuna de toparse conmigo en el peor momento.
- Regresemos - el señor puso su mano en mi hombro pero su tono mostraba la decepción.
-¿Y... y ella?
- No podemos hacer nada por ella, solo desearle que sea feliz en la próxima vida.
Desde aquel entonces, el hombre me tuvo más vigilado: no me dejaba abandonar el hogar ni ir de cacería con NamJoon; él era el que me traía la comida pero nunca la tomaba, acabé por odiar la sangre sea del animal que fuera. Con el paso del tiempo me iba debilitando pero me mantenía firme en mi decisión: no volveré a tomar ni una gota de sangre.
JIMIN
Sus brazos rodeando mi cuerpo me transmitieron mucha tranquilidad. Seguía queriendo llorar pero ya mis lágrimas no caían, seguramente las gasté todas.
El rostro de Hoseok aparecía dolorosamente en mi mente con esa sonrisa tan característica de él. Todo pasó por delante de mí, los buenos y los malos momentos que pasamos. Los echaría de menos y le echaría de menos.
- Jimin... - me llamó delicadamente pero no dije nada. - Jimin...
Intentó levantarse pero me aferré a su ropa hundiendo más mi rostro en su pecho. Como respuesta me acarició el pelo y besó mi cabeza.
- Sabes que debemos continuar.
- Sí.
- Tenemos que salir de aquí lo antes posible.
- También lo sé.
- Entonces vamos a seguir.
- Lo sé, pero quiero estar así contigo... para siempre.
- Y yo... pero no podemos ya que si se hace de día y me quedo expuesto al Sol mucho tiempo, moriré.
- ¿Mueres cuando te da el Sol?
- Soy un vampiro, claro que sí. Aunque puedo durar más, no me desintegro tan rápido como los bárpiros, y ya no hablemos de los primeriors.
- ¿Ellos lo hacen más rápido?
- Sí, porque su sangre es puramente vampírica.
- Eso no lo sabía - escondí mi labio superior en el inferior.
- Ahora lo sabes.
Poco después sentí que mis fuerzas se reponían y que, aunque todavía me gobernaba la tristeza, podía continuar el camino.
- ¿Seguimos? - pregunté.
- ¿Puedes?
- Creo que sí.
- Bien.
Ambos nos levantamos y él me ayudó a sostenerme debido a que me mareé. Estuve todo el resto del trayecto agarrado a Jungkook, íbamos más lento por mi causa y me sentí de nuevo una carga.
- Kook...
- Mm.
- Lo siento.
- ¿Por qué me pides disculpas?
- Por meterte en este lío, por poner tu vida en peligro y por hacer que cargues conmigo.
- Yo te metí en este asunto primeramente; no me importaba arriesgar mi existencia por ti, al revés es como un deber o una ley que me impuse y que sigo por mi propia voluntad; y no eres una carga...eres la persona que quiero - susurró lo último muy bajito pero dejando que lo escuchara.
Me hacía muy feliz oír eso, yo también le amaba con toda mi alma. Sonreí inconscientemente y agradecí que él estuviera conmigo.
- Kook... - me tapó la boca por un segundo y luego puso atención a nuestro alrededor. - ¿Qué pasa?
Me empujó suavemente detrás de unos arbustos altos y nos escondimos de algo que no sabía que era ni de dónde llegaba. No tardó mucho tiempo hasta que tres guardias, vestidos igual que los que veía pasar por el pasillo de la celda y los que me inyectaron el suero, aparecieron haciendo una ronda de vigilancia.
No hicimos nada de ruido y ni siquiera respiré, cuando se fueron volví a tomar aire.
- Estamos muy cerca.
Y sí que estábamos próximos al castillo de los primeriors, solo anduvimos unos cuantos metros cuando la gran edificación se dejó ver entre las copas de los árboles. Era tan alto y espectacular que podía verse desde todos lados.
- ¿Y la puerta?
- En esa dirección... - señaló - ... pero esta zona está muy vigilada, hay que tener cuidado.
- Mm.
- No te separes de mí y no hagas ningún sonido pase lo que pase o veas lo que veas.
- De acuerdo.
Distinguí la preocupación en su cara y su nerviosismo mientras miraba a su izquierda y luego a su derecha con rapidez. Reducí nuestra distancia y lo besé para calmarlo a él y a mí.
- Todo saldrá bien - le aseguré.
- Todo saldrá bien - repitió.
Ojalá de verdad tuviéramos éxito.
Holiis, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero os guste y nos vemos mañana. Gracias por todo y se despide:
-almin♡
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