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🥀𔘓 ¦ Capítulo 16

JUNGKOOK
 
Parecía un ángel mientras dormía, un ser inocente y puro al que me dan ganas de proteger y no dejar que le hicieran daño nunca. Sin embargo él estaba herido y bastante.
 
No podía hacer nada para remediarlo, solo intentar sacarlo de allí y tenderle un hombro donde llorar y unos brazos donde dormir tranquilamente hasta que la tormenta volviera a hacer acto de presencia, porque regresaría. Temía que despertase de su sueño, no quería que abriera sus ojos debido a que no aguantaría verlo como antes.
 
Con él estaba experimentando de nuevo sentimientos. Todos habían sido agradables hasta ahora, pero un dolor profundo y punzante me apretó el interior cuando lo vi llorar y volverse histérico, gritando por perder a una de las personas más importante de su vida.
 
Yo no era Hoseok, ¿cómo podría animarlo?
 
Agradecía que se hubiera dormido para que no tuviera que escuchar los sonidos de esas bestias a las cuales les perdimos la pista gracias a NamJoon. Ojalá su plan funcione o sino sería más duro para todos.
 
Caminé por un largo tiempo con JiMin en brazos, sus lágrimas mojaron mi ropa al igual que su saliva y sus brazos me rodearon el cuello acercándose a mí y permitiéndome oír en todo momento sus sollozos. Incluso estando en ese otro mundo todavía podía escuchar sus lamentos y su tristeza.
 
No lloré durante siglos pero verlo en ese estado tan lamentable me hacía tener ganas de hacerlo, aún así me contuve. Él necesitaba a alguien fuerte, que lo comprendiera y dejara que se calmase; no un viliano cuyo corazón se iba volviendo cada vez más humano.
 
Recordé unas palabras que me dijo el Señor Hao una noche que salimos a cazar. NamJoon había ganado gran fuerza y conciencia para controlarse, aunque a veces le costara, por lo que se convirtió en un cazador de primera. Claramente solo tomábamos sangre de animales del bosque, el hombre nunca permitió que atacáramos a las personas, por eso se sintió tan decepcionado con lo que pasó esa trágica noche.
 
Lo que salió de su boca fue nada más y nada menos que una verdad que en ese momento no comprendí pero que me fue formando como vampiro.
 
"Recuerda de dónde vienes y sabrás a donde vas"
 
En definitiva me dijo: recuerda que fuiste humano y protege a los humanos para no dejar de ser uno en el fondo.
 
Y así viví aún no sabiendo que significaba, no lo supe hasta su muerte.

Una pequeña queja salió de los labios de JiMin y se movió un poco juntándose más a mí. Su respiración chocaba contra la piel de mi cuello erizándola y acariciándola con suavidad. Sus pulsaciones aumentaron y me di cuenta de que ya no dormía aunque hice como si todavía lo hiciera. Creo que él hizo lo mismo y por eso no habló durante un rato, solo se escondía cada vez más en mí hasta que su frente rozó la parte baja de mi oreja y se quedó allí.
 
No tardé mucho en notar de nuevo ese líquido mojándome, el mismo que caía silenciosamente por sus mejillas trazando un recorrido desde sus ojos hasta su perfil pasando por su boca.
 
- Puedes soltarme... si quieres - hablaba muy bajo casi sin voz.
 
No quería por lo que no lo hice. La posición en la que estaba era lo más próximo a un abrazo y, al no ser bueno dándolos, pensé que sería lo mejor.
 
Quizás se molestaría por no dejarlo, por considerar que si no lo soltaba lo estaba tratando como a un persona débil cuando en verdad creía todo lo contrario. Él era muy valiente y fuerte. Nunca vi a nadie corriendo hacia unos monstruos feroces solo por salvar a alguien, nunca conocí a nadie que pudiera sonreír en medio de una tragedia, a nadie que arriesgara su vida por un triste y amargado vampiro que no fue muy considerado a veces.
 
Esperaba que me gritase que lo soltara, incluso que me golpease si hiciera falta para que obedeciese a lo que ordenaba, pero no fue así solo se mantuvo callado mientras sus cálidas lágrimas seguían cayendo en mi cuerpo.
 
- Gracias - medio sollozó apretando más su agarre. - Gracias.
 
- ¿Por qué me las das? - negó con la cabeza.
 
- Gracias.
 
No me decía el porqué y no quise insistir, ya me lo contaría más tarde cuando su mente se aclarara y su corazón estuviera un poco menos dolido.
 
- De nada - susurré girando la cabeza para mirarlo.
 
Su imagen me dolió como si me clavaran una estaca: su vista pérdida y vacía; sus labios secos y casi blancos; su piel pálida como la mía.
 
Me asusté mucho, tanto que mi cuerpo entero tembló con un escalofrío que recorrió mi espalda.
 
Agudicé el oído y por suerte localicé un pequeño murmullo no muy lejos de allí. Me alegré de que el terreno que pertenecía a los primeriors estuviera casi rodeado de montañas.

Me dirigí hacia allí con cuidado de no hacer movimientos bruscos que lo marearan o molestase y llegué sin mucha dificultad a unas rocas que se abrían y dejaban correr un hilo de agua entre ellas.
 
- Te dejaré aquí, no te muevas ¿de acuerdo? - asintió y lo dejé sobre la hierba con su espalda apoyada en una zona de la piedra que era lisa.
 
De un árbol tomé una hoja lo bastante grande para servir de recipiente y la llené de agua.
 
- Toma - se la ofrecí pero no hizo nada. - Toma - le repetí acercándola más. - Jimin... por favor.
 
Lo único que conseguí fue una fugaz mirada para que luego volviera a enterrarse en la tumba de sus pensamientos. Estaba destrozado tanto por dentro como por fuera, casi podía asegurar que ya no tenía ganas de seguir hacia adelante, que había tirado la toalla y le daba lo mismo morir.
 
- JiMin... bebe - continuaba igual.
 
Con delicadeza giré su cabeza para que me mirara y llevé el agua hasta su boca. Si él no bebía, le obligaría yo.
 
No estaba equivocado cuando pensé que estaba sediento, no solo tomó ese poco de agua sino un tanto más que le di luego.
 
Vi un brillo lleno de tristeza en sus ojos opacos y me tragué las palabras: "Sigamos". En cambio las cambié por otras más arriesgadas pero sumamente necesarias:
 
- Descansa un poco.
 
Me senté a su lado con la esperanza de que ese gesto le animase y se sintiera mejor al saber que me tenía allí con él y que no lo dejaría. Me sorprendí un poco y sentí los latidos de mi corazón contra mí pecho cuando dejó reposar su cabeza en mi hombro. Tomé eso como una invitación a consolarlo y con algo de nerviosismo lo abracé de lado depositando todo el cariño que un simple viliano podía otorgar.
 
- Gracias... por todo lo que haces por mí - empezó a explicar. - Por... salvarme una y otra vez... - se le cortó la voz. - Por intentar... sacarnos de este maldito sitio a mí y a... - rompió en llanto.
 
- Shhh - acaricié su cara y su pelo. - Ya está... ya está...
 
Su boca se abrió con dolor y noté sus dientes en mi hombro, me mordió para no gritar y advertir a los demás de dónde estábamos. Me gustaría decirle que liberara su tristeza sin preocuparse pero no podía hacerlo, recibiría el daño que fuera por él sin pensarlo dos veces.

- Tranquilo... todo estará bien... no llores más, por favor.
 
Agarré su rostro entre mis manos y lo miré fijamente secándole las lágrimas.
 
- Escúchame... es muy duro... lo sé y no lo superarás rápido - no le mentí, él no necesitaba una mentira. - Pero debes continuar y no dejar que nada te derribe.
 
- No puedo... él no está... ¿cómo... cómo voy a seguir?
 
- Con esfuerzo y con voluntad.
 
- No... puedo hacerlo. No puedo... seguir con vida... si Hoseok no está.
 
- Debes seguir con vida justamente por él. A Hoseok no le habría gustado verte así, tirando la toalla y rindiéndote a la muerte. A él le gustaría que vivieras feliz.
 
- ¿Y si lo olvido? ¿Y si... y si continuar hace que lo olvide?
 
- Que tonterías estás diciendo... nunca lo olvidarás, él siempre estará aquí - le señalé su pecho. - Siempre y cuando esté en tu corazón nunca se irá del todo.
 
Reflexionó en silencio apretando la boca y cerrando los ojos con fuerza. Tiré de él hacía delante haciéndolo chocar contra mí y envolviéndolo entre mis brazos. Nada más al estar allí, lloró amargamente como poco tiempo antes.
 
- Lo extrañaré muchísimo...
 
- Lo sé - lo balanceé de un lado a otro como una madre hacía con su hijo para calmarlo y que se durmiera.
 
- ¿Por qué él? Yo... yo tengo la culpa - se lamentó.
 
- Tú no tienes la culpa, no te hagas esto a ti mismo. No te eches el peso de su muerte a la espalda.
 
- Pero... es cierto. Si hubiera... si hubiera estado más atento.
 
- Ya... ya - lo apreté más fuerte. - Él dio su vida por ti, por la persona que más quería, por su hermano. Creo que está feliz ahora mismo en donde sea que esté por haberte salvado y no querría verte así.
 
- ¿De... de verdad?
 
- Sí, estoy seguro de eso. Más aún, segurísimo - me separé y lo vi un poco más tranquilo.

Nuestras miradas se entrecruzaron y vi sus ojos marrones irritados por tanto llorar. Aún estando rojos y acuosos, seguían siendo los más bonitos que vi en toda mi existencia.
 
- Kook...
 
- ¿Si?
 
- Yo... - paró un momento para contener el nudo en su garganta. - Yo...
 
- No tienes que decir nada. Sé que no soy bueno consolando pero solo quiero verte bien. Odio que llores y estés...
 
Se aproximó a mí y juntó nuestros labios uniéndolos en un leve roce que era suficiente para agitar todo mi ser. Durante el beso noté el sabor salado de una de sus lágrimas y lo besé un poco más profundo como si pudiera quitarle la tristeza y pasármela a mí. Si fuera posible lo habría hecho.
 
- Minnie... - le nombré tras separarnos sin saber el porqué, su nombre solo salió casi sin pensarlo de mi garganta.
 
- Kook... solo con tenerte junto a mí ya me consuelas... no debes hacer nada más - me acarició la mejilla.
 
- ¿Pero...?
 
- Te quiero... por eso no necesito más... solo tu presencia - volvió a besarme lentamente y le correspondí con el mismo sentimiento.
 
¿Qué hice para merecer que el destino lo pusiera en mi camino?

Holiis, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero os guste y nos vemos mañana. Gracias por todo y se despide:

–almin♡

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