🥀𔘓 ¦ Capítulo 12
JIMIN
Mi corazón se me iba a salir por la boca. Perdí la cuenta de cuanto estuvimos corriendo, para mí que fueron kilómetros enteros y ahora me arrepentía de no haber aceptado apuntarme al gimnasio. Era delgado y un poco fuerte, pero me cansaba con cualquier cosa y sobretodo correr por la hierba.
Tuve que parar respirando entrecortadamente mientras mantenía los ojos cerrados. El costado me dolía y dentro de poco alguno de mis órganos internos explotaría.
No pude ni exhalar dos veces aire cuando su mano tomó la mía y me arrastró hacia adelante obligándome a seguir. Intentaba ir a su ritmo pero se me hacía imposible, su fuerza y su velocidad eran sobrehumanas y para alguien normal como yo o Hoseok era impensable.
Unos pasos más adelante, vi que mi amigo estaba en las mismas condiciones que yo y era ayudado por NamJoon. Estaba por detenerlos y que descansáramos pero un gruñido no muy lejos de allí me dieron unas energías que saqué a algún lado.
Corrimos y corrimos más y más pero esas cosas nos pisaban los talones, eran muy rápidas y, por sus sonidos, aterradoras. Unas pisadas detrás de mí me helaron la sangre y, antes incluso que pudiera pedir ayuda, una especie de mano me agarró del tobillo separándome de Jungkook y haciendo que cayera boca abajo al suelo.
Me di un golpe en la cabeza que me desconcertó un momento y un chillido monstruoso penetró mi oído dejándome medio sordo debido a un pitido agudo. Sus garras apretaron más mi pierna mientras me arrastré por el suelo alejándome.
El peso de ese mortífero animal dejó de recaer en mí y me libré de su agarre. Me giré para ver que sucedió a la vez que un quejido de dolor escapaba de mi boca al mover el tobillo. Vi la espalda de Jungkook mientras era atacado por algo que no llegaba a ver bien. No veía ni a Hoseok ni a NamJoon por ningún lado y me preocupé bastante.
Poco a poco mi sentido del oído volvía haciéndome escuchar sonidos de lucha, gritos y gruñidos espantosos, justamente uno sonó detrás de mí y unas manos grises y húmedas me empujaron hacia abajo dejándome inmóvil en el suelo.
El halum abrió su boca delante de mi cara enseñando sus dientes largos y afilados con babas entre ellos. Un hilo de su saliva cayó en mi mejilla y un chillido salió de lo más profundo de su garganta. Su aliento apestaba a sangre y podredumbre y su piel gris estaba recubierta como por una capa gelatinosa.
Se acercaba cada vez más a mí cerrando y abriendo la boca mientras gruñía con ferocidad. Intentaba detenerlo empujándolo con todas mis fuerzas pero él acabaría ganando tarde o temprano. Giré la cabeza alejándome de sus dientes cuando casi los notaba rozándome.
- ¡Jungkook!
El miedo y la sensación de estar indefenso provocaron que mis lágrimas escapasen de mis ojos. El aire que soltaba esa bestia al respirar chocaba completamente contra mi piel poniéndome la carne de gallina.
Sálvame, por favor.
Apreté mis párpados mientras mi corazón palpitaba como loco en mi pecho y comenzaba a sentir falta de oxígeno. El halum gritó y ejerció más fuerza contra mí, tras esto todo se volvió totalmente negro, aunque no era precisamente por mantener mis ojos cerrados.
JUNGKOOK
No paraban de llegar de todos lados, perdí la cuenta de cuantos eran y, encima, no veía ni a mi hermano ni al otro chico por ningún sitio. Lo primero que pensé fue que otro grupo los persiguió e hicieron que nos separásemos.
Uno de esos seres me hizo un corte en el brazo y otro se abalanzó sobre mí aunque conseguí esquivarlo. Por mucho que quisiera, mis habilidades valían poco o nada contra ellos.
- ¡Jungkook!
Me volví rápidamente al escuchar su voz y me encontré con que un halum estaba encima de Jimin a punto de morder su cuello.
Antes de poder ir hacia él, me tiraron al suelo y las uñas de uno se clavaron en mi espalda. Podía contra ese monstruo pero, cuando intenté levantarme y luchar, dos más me sujetaron de la misma forma impidiéndome hacerlo. Solo me dejaban mirar como le atacaban mientras continuaban con sus arañazos y heridas en mi cuerpo.
- ¡Jimin!
Otra vez sentí miedo y me bloqueé mentalmente. Por primera vez mis sentidos dejaron de obedecerme y no podía escuchar, ni mantenerme alerta, ni tan siquiera ver. Mi vista se volvió borrosa y me azotaba una gran preocupación.
Le dije que le salvaría, que no permitiría que le hicieran nada, pero no pude hacerlo. Los halums me superaban en fuerza, rapidez y número. ¿Qué podía hacer?
No le hagáis nada, dejadlo en paz.
Estaba por caer completamente en la angustia cuando esos seres dejaron de ejercer presión contra mí y todos se marcharon liberándonos. Algo desvió su atención o tal vez les asustaron, pero lo importante era que ya no estaban allí. Miré a Jimin quien estaba quieto tirado en la tierra. Debido al paro del funcionamiento de mi oído no podía escuchar su corazón y me preocupé. Me levanté deprisa ignorando el leve dolor de mi cuerpo y me arrodillé a su lado elevando su cabeza.
- Jimin... - no me contestó. - ¡Jimin!
Lo moví para que reaccionara y despertase. Necesitaba que me dejara ver sus hermosos iris marrones, no podía irse así. Estaba desesperado por su quietud y su baja temperatura, tenía que ponerse bien.
- Despierta... despierta.
Acaricié su mejilla manchándola inconscientemente con la sangre que tenía en la palma de uno de los halum que logré derrotar antes.
- No te vayas - apoyé mi frente contra la suya. - No me dejes. Tú no, no puedes irte también. No me dejes tú también.
Algo húmedo mojó la punta de mis dedos de un momento a otro y la paz volvió a mi interior al escuchar su débil y confundida voz.
- ¿Qué... qué ha pasado?
Me separé lo suficiente como para verlo a los ojos y contemplar su hermoso rostro bañado por las lágrimas y por algunas gotas de sudor provocadas por el miedo. Lentamente fui notando el sonido de sus pulsaciones y el dulce olor que desprendía, poco a poco volvía a la normalidad.
- JungKook, ¿es... estás llorando?
¿Llorando? Es imposible, ¿cómo podría estar haciéndolo?
Incrédulo, pasé mi mano por mi cara encontrándome con que era verdad. Me sorprendí mucho por ese hecho, llevaba siglos sin llorar, ni siquiera cuando el señor Hao murió pude entristecerme. ¿Estaba cambiando? ¿Por qué lo hacía? ¿Él era la causa de mi cambio?
- Yo... - no pude hablar debido a un nudo en mi garganta.
- Tranquilo, estoy bien - me sonrío tocándome el pelo.
Su mirada y su sonrisa me aliviaron e hicieron que un fuego agradable me incendiara por dentro. Era un sentimiento parecido a mi instinto pero a la vez totalmente diferente el cual dirigía mis movimientos y mis acciones. Sin pensarlo, tomé de nuevo su rostro entre mis manos y me acerqué a él movido por el deseo.
Besé su boca con una ternura que desconocía que tenía rozando nuestros labios sin mucha presión, casi era como una suave brisa de otoño moviendo una delicada hoja. No me correspondía pero no me importaba, deseaba aquello.
Otra sensación se manifestó en mi corazón marchito haciendo que vibrase nuevamente como cuando era humano. Si su sangre era dulce, sus labios lo eran incluso más, eran adictivos y perfectos.
Aunque me hubiera gustado seguir besándolo siempre, la frialdad volvió a mi ser apagando esas llamas que me mantenía cálido. Al darme cuenta de lo que hacía, lo dejé rápidamente causándole incluso más desconcierto que antes.
- Yo... ehh... lo... lo sien...
La última sílaba la acabé diciendo en su boca, me abrazó por el cuello y tiró de mi cabeza hacia delante juntándonos más. Sus movimientos eran más necesitados que los míos pero sin llegar a ser apasionado u obsceno.
Una guerra entre cálido y frío se libraba en mi pecho helándome las venas con un calor casi sofocante. Intentaba retener mi parte que quería alejarse y que se preguntaba sobre si eso estaba bien o mal para continuar junto a él. Lo que no me imaginé es que un tercer ejército se uniría a la batalla poco después: mi instinto de vampiro.
Su cercanía, su roce, ese líquido recorriendo su cuerpo, su corazón, el olor; un nuevo deseo de beber su sangre creció posicionándose a la misma altura que los otros. Notaba mis colmillos alargarse aunque me resistía. No podía dejar que ganase.
Me eché hacia a atrás antes de que pasara algo grave pero Jimin no me dejaba que me fuera. Él seguía besándome desconocedor de lo que provocaba en mí, pero justamente eso hizo que me calmara. Su determinación y cariño hicieron que me rindiera a sus besos y pusiera freno a la zona roja que se ceñía sobre mí queriendo arrastrame otra vez a ese lugar donde no tenía el control.
- Jimin - profundicé más el beso siguiendo su ritmo.
- Mm - jadeó en mi boca.
Había muchas preocupaciones que nos rodeaban y debíamos encontrar a NamJoon y a Hoseok, pero ese momento se transformó solo en nuestro y olvidamos todo lo demás. No existía la cacería, no existía los halums, no existía la diferencia entre nosotros dos; solo los sentimientos que poníamos en ese beso.
- ¡Jungkook!
Holiis, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero os guste y nos vemos mañana. Gracias por todo y se despide:
-almin♡
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