Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXIII

Jimin acariciaba los cabellos oscuros de Yoongi, quien mantenía la cabeza en su pecho desnudo, ambos estaban en silencio, disfrutando del calor de sus cuerpos al despertar, era esa la tranquilidad que necesitaban para sostenerse a pesar de las adversidades, ajenos al mundo que les rodeaba.

—¿En qué piensas? —preguntó Jimin con un suspiro.

—En mi infancia—respondió con una media sonrisa—. Y en lo mucho que esta me recuerda a Jungkook.

—¿Cómo fue tu infancia? —estaba curioso de conocer más de Yoongi, quien evitaba hablar de su pasado o de su familia.

—Mi padre era muy duro—se separó de su pecho para acomodarse a su lado y mirarlo mientras acariciaba su mejilla—. Fui el único varón de tres, mis dos hermanas, bueno, ellas murieron cuando eran demasiado jóvenes—dijo con melancolía—. Mi madre se rehusó a tener más hijos después de eso, así que los cinco concubinos y tres concubinas se hicieron cargo.

—Son demasiados para un harem—hizo una mueca.

—Lo son, el harem es peligroso Jiminie, más cuando la envidia comienza, por eso al crear el mío quise que todos tuviesen la misma atención y cosas, no quería esa enemistad, pero me equivoque, nunca puedes mantener a todos contentos.

Un mal sabor de boca se instaló en Jimin, quien mordió su labio inferior, sintiendo aquello como una daga, tal vez Yoongi no hablará directamente de él, pero no podía dejar de lado, los sentimientos oscuros que tuvo en torno al harem.

—Creo que hizo un trabajo formidable, la muerte de la reina, eso ha descontrolado todo.

—No Jimin, las cosas se complicaron cuando comprendí que no necesitaba más para estar satisfecho, cuando te puse ante ellos sin miedo a las represalias, estuvo mal de mi parte, pero no pude evitarlo.

Jimin enrojeció, su corazón comenzó a latir con fuerza, sus manos se sentían temblorosas por todas las emociones que Yoongi causaba en él. —Aun así, siento pena por ellos y por sus hijos.

—Hijos—suspiró—. Teniendo tantas responsabilidades en el reino, realmente nunca he pasado tiempo con ellos, soy como un desconocido—hizo una mueca—. Mi padre siempre me dijo que lo más importante para un rey era su pueblo, mantener el orden y asegurar la progenie, no habló de familia o amor.

—¿Tú padre no pasaba tiempo a tu lado? —preguntó con tristeza.

La mirada de Yoongi se ensombreció. —Mi padre tenía una manera diabólica de actuar, cuando yo nací, su concubina favorita dio a luz a un varón, JiYong, nosotros fuimos entrenados juntos, mi padre decía que la corona sería del quien fuera el mejor entre los dos, claro que era una mentira, JiYong no podía acceder a la corona, él no era un sucesor directo, pero le creímos, competimos toda nuestra vida, y lo seguimos haciendo.

Jimin recordó lo que Hoseok le había contado, sobre el príncipe desterrado, relamió sus labios nervioso. —¿Qué ocurrió con él?

—Fue desterrado, la noche que nació Jungkook, él se fue, ahora lidera las tropas de quienes quieren verme caer—sonrió ladino—. Esto es la realeza Jimin, no sabes en quien confiar, cualquiera puede traicionarte.

—Yoongi ¿Tienes miedo? —preguntó con un susurró sin dejar de mirar sus ojos.

—¿A qué tendría que temer? —cuestionó con una ceja alzada.

—A que ellos terminen arrebatándote todo lo que tienes—explicó con una mueca, temeroso de que Yoongi se molestara.

Pero el rey comenzó a reír, era una carcajada limpia, llena de burla e incredulidad. —¿Miedo? No Jiminie, no tengo miedo, ellos no saben cómo llegar a mí, conozco a JiYong como la palma de mi mano, sé que es él quien tiene miedo—junto sus frentes sin despegar la mirada de sus ojos claros—. No tienes de qué preocuparte, tu rey lo tiene todo resuelto, no hay nada ni nadie quien pueda lastimarnos.

Jimin sonrió aliviado, creía en las sinceras palabras de Yoongi. Se acercó a él, dejando un besos en sus labios, uno que le supo a gloria, porque nuevamente comprobaba que su amado era un hombre poderoso y respetado, quien le protegería, junto a su pequeño hijo.















Jungkook entró a aquel salón con un nudo en el estómago, podría vomitar sus nervios enteros, pero no quedaba nada en su interior, no había comido en dos días, esperando la resolución de su padre. 

El consejo estaba reunido, podía sentir la ausencia del harem, sin embargo, Jimin se encontraba ahí, con aquella mirada apacible, tragó en seco. Su padre le observaba con vehemencia, como si no fuese su hijo, sino un completo desconocido, intentó sostener su mirada, esos fríos ojos que le intimidaban, era en ese momento después de leer la carta de su madre, que reconocía el poco parecido que había entre ambos.

—Toma tu lugar Jungkook—ordenó.

Él camino hasta su lugar y se quedó ahí, quieto, mirando los rostros familiares que en esos momentos le parecían unos completos desconocidos.

—He convocado esta reunión para hacerles saber, que he tomado una importante decisión, tanto para Silla, como para Thang.

Dos decenas de pares de ojos le observaron entre una mezcla de confusión y de incertidumbre, creían en su rey, por lo que estaban expectantes a cualquier decisión que este tomara, con la seguridad de que los llevaría a la gloria.

—Mi hijo Jungkook, príncipe de Silla, sufrió un altercado en el sur, donde nuestras tropas están investigando cualquier pista que nos lleve a los rebeldes, casi perdemos a nuestro adorado príncipe—dijo con una inclinación de cabeza, fingiendo desconsuelo—. Si no fuera por la audacia y la valentía de uno de nuestros generales, miembro selecto de los hwarang, hijo del general primero Kim, quien sirvió hasta el último día de vida a mi padre, y cuyo hermano es mi asesor de guerra, la familia Kim ha peleado de la mano de la realeza desde hace décadas, que nuestro príncipe se encuentre con vida, es gracias al amor que le tiene a Silla.

Jungkook se quedó sin aliento, no podía comprender cada una de las palabras de su padre, este miraba al consejo con aire ausente, como si lo que estuviese diciendo no fuera más que una conversación normativa, pero él sabía que su padre, quien apretaba la mandíbula, estaba mintiendo, fijó su vista en Jimin quien le sonrió ladino, su mirada compasiva, le dio la respuesta que había estado esperando, una que le hizo soltar el aire que tenía retenido.

—El general Kim Taehyung peleó con valentía y aun estando herido, procuro traer con vida a Jungkook, su enorme valor debe ser recompensado, cuando le dije que era lo que quería por su heroico acto—Yoongi suspiró mirando de soslayo a Jungkook quien se encogió en su lugar—. Ha pedido la mano en matrimonio de Shin Solar y he decidido concedérselo.

Jimin miró confundido a Yoongi quien sonrió ladino. —Mi hijo Jungkook desposará al hijo del emperador de Thang en cinco meses, viajará a China y representará el reino de Silla con orgullo.

Los ojos de Jungkook se cristalizaron, apretó las manos y mandíbula, estaba tan molesto, que su cuerpo comenzó a sentirse caliente, sus piernas temblaban, soltó un sollozo ahogado cuando el dolor en su vientre bajo se hizo insoportable, lo tomó con fuerza sollozando, Jimin bajó del estrado para llegar a su lado, lo abrazó con fuerza, dando un vistazo a Yoongi quien permaneció quieto, Jungkook soltó todo el aire que tenía en sus pulmones antes de caer inconsciente.




















Namjoon abrió la celda de Taehyung con seriedad, en sus hombros llevaba el peso de aquella situación que le sobrepasaba por completo, miró a su hermano, quien estaba limpio y cambiado con la ropa de Hwarang, listo para salir del confinamiento.

—¿Namjoon? ¿Qué pasó? —preguntó al ver a su hermano.

—Jungkook ha dado a luz, el bebé, ha nacido muerto—soltó con rapidez, porque no sabía la manera correcta de dar aquella noticia.

Las piernas de Taehyung fallaron por completo, perdió el equilibrio, sus ojos se ensancharon y sus manos temblaron, pronto fue incapaz de sostenerse, cayó de rodillas cuando las lágrimas descendieron por sus mejillas, Namjoon lo sostuvo abrazándolo con fuerza.

—Lo siento—susurró en su oreja mientras este sollozaba en su pecho.

—Necesito...quiero ver a Kook—suplicó balbuceante.

—No ahora, el rey está con él.




















Jungkook cerraba los ojos mientras Jimin acariciaba su cabello, no había pasado ni dos horas, pero su cuerpo se sentía cansado, como si una enorme roca hubiese caído sobre él, cada que pasaba su mano por su vientre, se daba cuanta que este estaba vació, su hijo había desaparecido, ni siquiera había podido verlo, no se lo permitieron.

Sentía el corazón desgarrado, sus ojos hinchados habían dejado de llorar, su garganta estaba seca y rasposa debido a los gritos de dolor y de desesperación que dio durante el alumbramiento, Jimin había estado a su lado, le decía que Yoongi no había seguido el plan, que no era eso en lo que habían quedado, pero él lo entendía, porque por primera vez, las intenciones del rey estaban claras.

—Jimin déjame con Jungkook—dijo Yoongi entrando a la habitación con seriedad.

—No—dijo este con reproche—. Necesita descansar.

Yoongi le miró fijamente. —Vete, hablaremos de esto después, entiendo que estés enojado, ambos, pero deben entender mis razones primero. Jimin, por favor.

Jimin le miró con desdén, besó la frente de Jungkook quien abrió los ojos, se levantó y salió dejando a padre e hijo completamente solos. Yoongi se acercó a Jungkook, quedándose parado al lado de su cama, este no le miró, fijo su vista en la puerta.

—Lamento que lo hayas perdido—dijo con voz grave.

—¿No era eso lo que querías? Que mi hijo muriera—susurró con voz pastosa.

—Al nacer sería criado como hijo del harem, no iba a matarlo—confesó con una mueca.

—No tienes que decir nada, no debes mentir, no pongas en tu rostro aquella máscara de que te importa lo que sucedió, porque por fin puedo ver tus intenciones.

—No tengo dobles intenciones—le miró con tranquilidad—. Entiendo que estés molesto.

—Dejaste a Taehyung con vida, pero lo alejarás para siempre de mí—susurró con notas de reproche en la voz.

—¿Preferías que perdiera la cabeza? Dijiste que no importaba como, pero querías vivo a Taehyung, hice lo que me pediste, y procuré evitar una guerra con nuestros aliados.

Jungkook le miró con desprecio, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona, llena de sarcasmo, porque no creía nada de lo que su padre decía. —Esa no es la razón, tú quieres sacarme de la línea de sucesión, sabes que si me caso con un hombre de Silla podré ascender al trono, pero eso no es lo que quieres, nunca dejarías que un doncel reinara.

Yoongi negó apretando sus manos. —No es así.

—Lo es, pero no te preocupes, tienes razón, yo no estoy hecho para reinar, has ganado, pero Min Yoongi, en tu conciencia estará la desdicha de Taehyung, Solar, de mi corazón desecho y de mi hijo, espero que puedas cargar con esa consciencia de todos aquellos que han padecido por tu ser enfermo de poder, incluso perderás lo que más amas.

—Quiero pensar que esto lo dices porque estás herido, pero hijo, lo que he hecho ha sido por el bien de Silla y el tuyo—dijo con un susurró ahogado.

—Claro, tu reino es primero—sonrió ladino antes de desviar la mirada—. Quiero descansar.

—Aunque me odies, te quiero Jungkook, algún día lo comprenderás—dijo antes de darse la vuelta y salir de ahí.

Jungkook tomó con fuerza la frazada que le acogía y sollozo, él estaba sufriendo y quería que el mundo sufriera igual. 

Creo que acabará esta madrugada, espero si 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro