XVI
Estaba cansado, su cuerpo dolía como el infierno, necesitaba tomar un baño y dormir, aunque eso significara borrar su perfume de su cuerpo, estaba extasiado, como si viviese en una burbuja ajeno a lo que había a su alrededor, en lo único que pensaba era en Jungkook. Aquel príncipe, terco, mimado, fuerte y tierno, uno que se cohibía con sus muestras de afecto pero que no dudaba en poner una espada en su garganta en el campo de batalla.
El príncipe le robaba el aliento, no sólo por su eminente belleza, sino también por su sencillez, si corazón era noble, aun y cuando este quisiera esconderlo bajo una fachada de complejo de superioridad. Lo amaba, estaba seguro de que no podría amar a nadie que no fuera él, todo en su persona le atraía, como si fuese una flor que le invitaba a tocarle, con colores brillantes y polen que nutre su ser, y aunque sabía que era incorrecto, no podía dejarle de amar.
Entró a su hogar, uno que compartía con su hermano, pesaba que este estaba en el castillo, donde pasaba la mayor parte del tiempo, pero se equivocó, al momento de entrar sintió un golpe en la nuca, uno que le dejo confundido, tomó el mango de su espada pero abandono aquel movimiento cuando vio los ojos de Namjoon examinándolo con detenimiento, una mueca deformaba su rostro apacible, estaba furioso, podía notarlo en la manera en la que su pecho subía y bajaba de forma agitada, Taehyung se quedó quieto, observando a su hermano, en su interior ya sabía la razón de tan agresivo recibimiento, pero no dijo nada.
—¡¡¿Me puedes decir qué mierda estás haciendo?!! —gritó con rudeza, como nunca antes le había hablado, porque desde que se quedaron huérfanos, él siempre trato de tenerle paciencia y amor —. ¡¿No entiendes lo que estás haciendo?! ¡¡Te has condenado y me has condenado contigo!!
—Yo... lo siento—susurro bajando la mirada.
Estaba decepcionado de sí mismo por haber hecho a Namjoon perder la cabeza de esa manera.
—¿Qué es lo que sientes? Esto no se trata de un maldito malentendido en el campo de batalla, o que hayas desobedecido, se trata de que estas acostándote con el príncipe de Silla, el hijo del rey, ¿Tienes idea de lo que estas por causar?
—No pensé en las consecuencias—habló con un nudo en la garganta—. Lo lamento, pero me he enamorado de él, nos amamos hermano y yo estoy dispuesto a responder ante el rey.
Namjoon le observó de pies a cabeza, creyendo que este había perdido por completo la cabeza, entonces miró sus ojos y supo que no era así, no mentía, su hermano a quien juro proteger, ahora estaba enamorado del hijo del rey, en su mente podía ver las consecuencias de aquellos actos, que hechos o no con amor, le llevarían a la tumba, a ambos, porque no estaba dispuesto ver a su hermano morir frente a sus ojos.
—¿Enamorado? ¿Hacerte responsable? Eres un niño, no comprendes la magnitud de esto, tienes que pensar, ver lo que has causado, desvirgaste al príncipe de Silla, quien está prometido con el heredero de la dinastía Tang ¿Qué crees que el rey va a hacer cuando se entere que su hijo doncel ha sido desvaloralizado por un guerrero cualquiera?
—¿Prometido? —susurro consternado.
—Taehyung, nos has metido en un verdadero problema—dijo con el semblante duro—. Porque no hay manera que te deje morir. Idearemos algo.
—No comprendo—negó con un nudo en la garganta.
Namjoon se paró derecho, miró a su hermano menor con dureza, como nunca antes le había visto. —Vas a mantenerte alejado de Jungkook, no quiero que lo veas, que le hables o que estés cerca, vas a negar haber estado con él, el príncipe viene de otro lugar, podemos usar eso a nuestro favor.
—¿Me estás diciendo que niegue que se ha entregado a mí? No puedo hacer eso, fui el primero y....
—¿Qué pretendes? El rey jamás va a permitir que su hijo mayor, el único hijo que tiene con su reina, despose a alguien que no está a la altura de la corona, sabes cómo son las reglas, si no lo dejas en estos momentos no sólo tú pagarás, sino también él, será juzgado y sacado de la realeza, ¿Quieres hacerlo sufrir de esa manera? Le prohibirán estar cerca de ti y no podrá casarse jamás, será como un esclavo de sus hermanos menores, no se le permitirá pelear ¿Crees que eso le va a gustar a Jungkook?
Negó porque conocía a la perfección la respuesta a esa pregunta, Jungkook no estaba dispuesto a abandonar su vida llena de grandezas, ni siquiera por él, si el rey se enteraba no podría salvarlo de aquel doloroso destino, incluso su hermano, a quien amaba y admiraba sería enterrado junto a él.
—Pero...
—Tienes un compromiso con la hija menor de Kim, te casarás con ella el próximo mes, hablaré con sus padres para poner todo en marcha.
Los ojos de Taehyung se abrieron de forma exagerada. —Jungkook...él no dejará esto así.
—Tendrá que hacerlo—dijo con frialdad—. Mañana has de despedirte de él, no me importa lo que le digas, no estarás a su lado ¿Entendiste?
Pero decirlo era mucho más difícil que hacerlo y eso le quedó claro a Taehyung cuando se encontró con Jungkook en las caballerizas, lo esperaba como todas las noches, empuñando sus manos, inconforme por lo que tenía que hacer, no lo deseaba pero su hermano tenía razón, nada bueno saldría de su unión.
—Hola—dijo entrando al momento que se lanzaba a sus brazos.
No pudo apartarlo, lo sostuvo contra su pecho con cariñó, porque lo amaba tanto que pensar en dejarlo lo estaba destruyendo, cuando lo soltó dio un paso hacías atrás, observó entonces sus facciones juveniles, su sonrisa tierna y sus ojos brillantes que expresaban felicidad, una que él iba a destruir.
—No podemos seguir con esto Jungkook—dijo con voz firme, destacando una falsa seguridad.
—¿De qué estás hablando? —Jungkook deshizo su sonrisa y le miró expectante—. No te entiendo, por favor, sé claro.
—Ha sido divertido, me ha gustado estar a tu lado, pero es momento de que sepas que me voy a casar, amo a mi mujer y no puedo seguir con esto.
El semblante de Jungkook decayó por completo, le miró confundido, como si no comprendiera el sentido de sus palabras, una racha de incomodidad y dolor se asentó entre los dos.
—¿La amas más que a mí? —preguntó dolido.
—Lo hago—susurro sintiendo un peso enorme sobre sus hombros.
—Al final terminaste siendo igual que al hombre al que sirves—respondió con vehemencia—. ¿Crees que voy a llorar? No lo haré, porque sé que en días estarás pidiendo mi regreso.
—No será así Jungkook, no pudo y no quiero volver a estar contigo—suspiro apretando sus manos en puños—. Lamento haber permitido que esto llegara tan lejos.
—No tenías opción—soltó con despreció—. Mientras yo viva Taehyung, tú jamás serás feliz.
Se miraron a los ojos antes de que Jungkook diese media vuelta para salir de ese lugar, Taheyung se quedó desecho, las lágrimas descendieron por sus mejillas sin reparo, había perdido al amor de su vida.
Jungkook pocas veces lloraba, su padre le había enseñado que llorar era innecesario, así que se tragaba su dolor, lo hacía también para demostrar que aunque era un doncel, era fuerte y astuto, entrenaba con fuerza para que le respetarán, pero había momentos de la vida cuando le era imposible guardar ese sentimiento para sí mismo, se sentó en los escalones y comenzó a lloras escondiendo la cabeza en sus rodillas, estaba perdido en un profundo y apabullante dolor, porque había perdido a la persona que amaba, a aquel que le había visto como realmente era y no como los demás creían, quien le hizo reír y suspirar con anhelo, Taehyung significaba en su vida algo que nunca antes soñó tener, siempre supo que estaba destinado a casarse con un completo desconocido y que el amor no importaba, pero este le había demostrado que podía amar y ser amado.
Se sentía engañado, sabía sobre su compromiso, pero no que este la amaba, eso había terminado por romper su corazón, no dejo de llorar, ni cuando sintió que alguien tomaba asiento a su lado, quiso creer que era Taheyung, su orgullo le impedía rogarle, pero quería que este lo hiciera, que se arrepintiera y que le prometiera que se quedaría para siempre a su lado.
Dejó de llorar al cabo de unos minutos de silencio, levantó la cabeza y miró a su lado. —¿Qué haces tú aquí? Ninguno de los concubinos o concubinas tiene permitido salir de las habitaciones en la madrugada.
—No podía dormir.
Jungkook miró a Jimin con una mueca, este estaba sentado a su lado cómodo, en una bata negra de dormir, esta ocultaba su cuerpo, por lo que no podía ver si su vientre estaba creciendo o no.
—¿No crees que mi padre puede llamarte la atención? —preguntó con una ceja alzada.
—Está durmiendo—respondió con las mejillas encendidas.
—¿Mi madre está enterada de que han roto las reglas del harem? Se supone que él no debe de estar durmiendo contigo.
Jimin entrecerró los ojos. —Soy mayor que tú, deberías hablarme con respeto.
—Pero soy el príncipe.
—Un príncipe menor—negó—. ¿Le vas a decir a tú madre? La reina es comprensiva.
—No cuando rompes las reglas del harem, pero descuida, no diré nada—le sonrió tenuemente—. Lamento mi insistencia en que cantaras esa vez.
—Está bien, no importa—respondió con una sonrisa amable.
Jungkook mordió el interior de su mejilla antes de seguir hablando. —Ese día cantaste sobre el amor perdido ¿Hablabas de tu esposo?
—Si—suspiro bajando la mirada a sus manos—. Murió hace poco.
—¿Lo amabas? —cuestionó sin despegar la vista de su semblante.
—Lo amé, tal vez no como él lo merecía, pero lo hice, aún lo hago—confesó con un nudo en la garganta.
—¿Lo amas más que a mi padre?
—No, a tu padre lo amo de forma diferente...más fuerte, me sobrepasa por completo.
—¿Crees que si mi padre muere podrías estar con alguien más?
—No, no podría—susurro con tristeza—. Decirlo en voz alta me causa malestar, porque no hice lo mismo por mi esposo, falte a nuestros votos, a los juramentos de amor y respeto. Pero, no puede negarme, me enamoré y siento que sin Yoongi no puedo seguir.
—El amor es innecesario, te vuelve débil—susurro mirando a la nada.
—¿Por qué llorabas?
Jungkook miró a Jimin por unos momentos. —Porque fui débil y ahora me he quedado con este amor que no puedo olvidar.
—Lo lamento—dijo con sinceridad.
—Nadie en este palacio es como dicen que son, Jimin eres noble e ignorante, eso te va a hacer caer en trampas, por favor, si tienes alguna duda ven a mí.
—¿Cómo...cómo sé que tú no me vas a engañar? —preguntó con una ceja alzada.
—Conocí a Hoseok, él hablaba bien de ti, quiero creer que eres esa persona, si es así entonces tienes que ser guiado, pero no le digas a mi padre que dije esto.
Jimin hizo una mueca de dolor al escuchar el nombre de su difunto esposo, miró a Jungkook quien seguía observando a la nada. —¿Por qué no puedo decirle?
—Porque de la única persona de la que tienes que cuidarte aquí, es de él.
🖤💛🤩
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro