XIV
El pasillo que recorrían era largo, Jimin no podía poner atención plena a lo que estaba sucediendo a su alrededor, porque su mente repetía una y otra vez la escena pasada, aquel lamentable suceso, donde el rey habría ordenado de forma fría la muerte de un hombre, su corazón latía con fuerza, se sentía en peligro, porque aunque el rey Min lo tomara de la cintura y hablara con él de forma cariñosa no podía dejar de sentirse en los brazos de un depredador.
—¿Te encuentras bien?—preguntó Yoongi al percatarse que este no había respondido a ninguna de sus preguntas.
Jimin parpadeo nervioso. —Estos con nauseas—susurro—. No creo que me sienta bien para la reunión.
—Lo lamento cariño, pero era necesario, en estos momentos no puedes comprenderlo, pero con el tiempo lo harás, necesitas conocer a mis consortes porque son ellos quienes te ayudarán a adaptarte a la vida del palacio, hay mucho que debes de aprender antes de que el bebé nazca.-le dio un beso en la sien.-Todo lo que estoy haciendo es por ustedes Jimin.
—No me mientas, lo que estas haciendo no es por mi, sino por ti—susurro.
Yoongi tomó su barbilla de forma brusca para que Jimin levantara la vista y le mirara, sus ojos castaños lucían asustados, eso fue lo que hizo que aligerara su gesto y la forma en la que le sostenía, suspiró con una mueca. —¿Te arrepientes de haber estado conmigo y de llevar a mi hijo?
—De mi hijo no me arrepiento—susurro mordiendo su labio inferior—. Sólo que hubiese preferido que fuese hijo de Hoseok.
La paciencia de Yoongi llegó a su fin con aquel comentario, Jimin pudo ver la furia en los ojos del rey, oscuros le miraron con molestia, como nunca antes lo había hecho, este levantó una mano y la impulsó a su rostro, el estruendo de su palma chocando contra su mejilla resonó en el pasillo, los guardias y la dama que les acompañaban miraron hacía otro lado.
—No tengo paciencia para esto Jimin, debes de para antes de que olvide que te amo—susurro con desdén, con el orgullo completamente herido—. No llores.
Jimin empuñó sus manos adolorido, no sólo porque su mejilla ardía caliente por el golpe sino también porque su corazón estaba rompiéndose en miles de pedazos, el arrepentimiento estaba a flor de piel, limpió con la manga de su vestimenta sus ojos llorosos, Yoongi caminó delante de él y le siguió, no paso mucho para que anunciaran la entrada del emperador.
La sala era amplia, llena de arte, de lujos y de oro, Jimin se quedó cerca de la puerta, frente a ellos sentados en pequeños tronos estaban los consortes, Yoongi caminó aún molesto al que estaba en medio, un trono alto donde se sentó, a su derecha la reina le observó confundida.
—Entra—dijo con rudeza.
Era un momento humillante, mirando hacía el piso avanzo, sus piernas se movían involuntariamente, le temía al rey y eso todos pudieron notarlo, cuando estuvo frente a ellos levantó la mirada. Yoongi le observaba con fiereza, el rencor estaba en sus venas desde antes de nacer, y él no perdonaba una ofensa, pero no podía lastimar a Jimin, no de la forma que lo haría con alguien más.
—Él es Park Jimin, mi nuevo consorte, su nuevo compañero—dijo en voz alta haciendo que todos mirarán al chico que casi temblaba.
—Jung Jimin, ese es mi nombre—desafió con la mirada, impresionando a los demás.
Yoongi se levantó pero Seungwan le detuvo del brazo haciendo que se sentara nuevamente.—Presentense.
SuRan parpadeo a la reina quien asintió. —Soy Shin SuRan, la primera concubina.
Un chico de cabello rubio largo y rasgos finos le miró. —Yoon Jeonghan, segundo concubino.
—Yo soy Jeon SoYeon, favorita del rey.
Jimin miró a los tres que permanecían a la izquierda, la belleza personificada, sus rasgos eran finos, destacaban que provenían de la realeza, sus vestimentas exageradas y las joyas de oro adornaban sus cabellos, cuellos y orejas, sintió vergüenza de sí mismo.
—Yo soy la consorte Min SeungWan, la reina—dijo formalmente, él ya la conocía, pero verla sobre el trono imponía—. Te damos la bienvenida formalmente, nosotros te ayudaremos a adaptarte al reino.
Al lado de la reina estaba un chico pelinegro, su vestimenta de guerrero confundió a Jimin, este le miró con desdén. —Min Jungkook, el príncipe—se levantó—. Me retiro.-dijo con una inclinación bajando los escalones y pasando al lado de Jimin, se miraron fugazmente.
Yoongi se puso de pie. —Seungwan, enséñale los modales del palacio, se está quedando en el área principal, no estaré en la cena y él tampoco, no tomará alimento hasta mañana.
Todos le miraron con extrañeza, porque los únicos que tenían derecho a quedarse en esa área del palacio era la reina, el rey y su descendencia directa.
—Esta en encargo—dijo ella con frialdad—. Voy a mandar que lleven sus alimentos a su habitación, no lo voy a dejar sin comer, ahora él es mi responsabilidad.
—Haz lo que quieras—dijo bajando, no miró a Jimin, se dispuso a salir de ese lugar siendo seguido por los guardias, Jimin estaba nervioso al quedarse a solas con aquellos desconocidos.
—¡Ahh odio las malditas formalidades!—gruño JeongHan estirando sus brazos—. Soy el segundo concubino, como si eso no se supiera.-bufó.
SeungWan suspiró.—No seas grosero y guarda la compostura.
—¿Por qué? ve al chico, esta casi muriendo del miedo—se levantó y bajo, caminó con gracia hasta llegar a Jimin quien seguía avergonzado—. ¿Te pegó?
La reina bajo de inmediato y miró la mejilla de Jimin.—¿Qué le dijiste Jimin?
—Nada—susurro mordiendo ligeramente su labio inferior.
—Cariño, lo retaste—suspiró SuRan tomando su taza de té de jazmín—. Todos lo vimos, no te preocupes en dos días estará mándandote algo como disculpa, Yoongi no puede estar molesto por mucho tiempo.
—A mi me paso dos veces—dijo SoYeon con un puchero—. La arrogancia no es buena. Así que no hagas algo para molestarlo, sales perdiendo, lo bueno es que la reina nos cuida—fue hasta ella para abrazarla—. Es como nuestra madre, todo lo que ella dice se hace.
Jimin sólo observaba todo confundido, nunca imaginó que los concubinos tuviesen ese tipo de interacción, parecían buenos los unos con los otros, muy diferente de lo que se murmuraba en el pueblo.
—Tomemos el té—sonrió SeungWan mirando a Jimin—. Tenemos que hablar.
Algunos sirvientes trabajaron en acomodar todo para el té, los cinco se sentaron alrededor de la mesa, donde la reina comenzó a servirles, la amabilidad de todos le parecía enferma, porque no se sentía bien en ese lugar, no pertenecía a su circulo, ellos hablaban con amor del rey, cuando Jimin en esos momentos le odiaba.
—¿Tu hijo es del rey?—peguntó SoYeon mirándolo con profundidad.
Jimin mordió su labio inferior.—Yo...si, es su hijo.
—Una de las cosas que debes comprender Jimin, es que aunque parezca ilógico, somos lo único que tienes ahora, te costará adaptarte si no tratas de incluirte entre nosotros—explicó Jeonghan con una media sonrisa—. Nos contamos todo y nos apoyamos, tratamos de que no exista la envidia, aunque a veces es muy difícil, sobretodo con ciertas personas—dijo observando a SoYeon quien bufo rodando los ojos.
SeungWan asintió.—Una de las principales cosas que debes comprender aquí es que Yoongi no es malo, pero es una persona muy voluble, no lo retes, eso no te traerá nada bueno, al contrario, puede que sea tu perdición.
Jimin mordió su labio inferior.—¿No es extraño compartir el amor del rey?
—No lo es, si llegas a comprenderlo, es complicado, incluso para nosotros que hemos sido intruidos desde niños para esta labor, no imagino lo que significa para ti...—suspiró SuRan.
—Además, tú ya compartías el amor del rey incluso sin conocernos—interrumpió SoYeon con suficiencia—. Mientras nazca el bebé no tiene permitido tocarte.
—¿Qué?—dijo Jimin confundido.
—Por orden médica no puede ir a tu habitación antes de que nazca el bebé—explicó la reina—. Es para cuidar de tu salud.
Asintió, comprendiendo que al final, la decisión que había tomado no le garantizaría una vida al lado de Yoongi, porque de quedarse en el palacio, tendría que compartirlo y a Jimin no le gustaba compartir, el quería ser el único.
SeungWan entró en la oficina del rey con el ceño fruncido, este estaba bebiendo y apenas y le miró.-Vete, no quiero hablar.
—Dijiste que ese muchacho estaba enamorado de ti, me aseguraste que estaba de acuerdo en eliminar a su esposo, eso me dijiste tu, entonces Yoongi ¿Por qué Jimin parece miserable en el palacio?
—Tu no tienes que saber nada, no tienes por qué meterte en mis asuntos, lo único que debes hacer es comportarte como la reina y hacer que ese chico adore cada uno de los días que pase aquí.
—¿Por qué te estas comportando de esta manera? no tiene sentido ¿Qué tiene ese chico que te esta haciendo perder la cabeza?
Yoongi la miró con frialdad, dentro de él sentía que algo estaba sofocándolo, una obsesión por Jimin que no comprendía le estaba dejando sin la capacidad de racionalizar sus actos, unos que sabía que estaban injustificados, su mente daba miles de vueltas, porque aunque no quisiera, Jimin era su pecado, aquel que estaba poniendo su vida de cabeza, no podía soportar que este aún recordara a su esposo, porque ese hombre era suyo.
—No tienes que entenderlo, sólo hacer lo que te digo, sólo eso—dijo con agobio en la voz.
—Sea lo que sea que este en tu cabeza resuelvelo, no me importa lo que pienses o lo que sea que estés planeando, no voy a dejar que lastimes a ese chico.
—¿Crees que le haría daño?—preguntó con una ceja alzada, sorprendido de que la mujer que le había apoyado en todo momento pensará eso de él—. ¿Crees que podría lastimar a quien amo?
—Ya una vez lo hiciste—susurro—. No lo presiones, porque te juro que pasará lo mismo y ahora no podré ayudarte, porque has terminado por romper muchas promesas divinas.
—¿Algún día me vas a perdonar?—preguntó con tristeza.
—Ese tema no se toca—suspiro antes de salir de aquella habitación.
Yoongi tomó el licor y lo llevó a sus labios tratando de olvidarse de todo. Pero no podía, porque la imagen de Jimin estaba impregnada en su mente, no podía dejarlo ir, no quería hacerlo y mucho menos cometer otro error.
Los días pasaron, a medida que Jimin era instruido en las actividades del palacio se daba cuenta que estaba juzgando de manera equivocada a los concubinos, bastaron sólo algunos días para que quisiese estar a su lado, eran amables, divertidos y elocuentes, siempre tenían algo que enseñarle, consejos que darle, la reina parecía ser una mujer maravillosa, ella le cuidaba y se interesaba por su embarazo. El palacio era inmenso, todos los días encontraba cosas nuevas, eso le distraía de la realidad, no había visto al rey desde la pelea en el pasillo, este no se había presentado a las cenas, los demás le decían que era normal que se saltara las comidas, que tenía mucho que hacer. Trato a toda costa de dejar de lado aquello, porque seguía molesto, sin embargo todo cambió, cuando su dama le dijo que Min Yoongi estaba interesado en una chica del reino.
Aquella noche, por pedido de SeungWan estarían en una de las salas más grandes porque tendrían una noche de música, escucharían a los artistas del reino antes de ir a dormir, estaba inquieto, ella había asegurado que lo más probable era que el rey estuviera ocupado y no asistiera esa noche, confió en eso, creyendo firmemente que el rey estaría ocupado en los brazos de otra persona.
Estaba sentado al lado de SoYeon quien lucía emocionada, tenía sueño, el embarazo le tenía cansado, el cortejo disfrutaba e la velada hasta que llego el rey. Min Yoongi entro haciendo que la música se detuviera, caminó con decisión hasta su lugar en el trono, al lado de Seungwan, se sentó y asintió haciendo que la música comenzara de nuevo, Jimin estaba nervioso, sus ojos vagaban al lugar donde el rey descansaba, le miraba de reojo y se molestaba al ver que este ni siquiera le había visto, mordió su labio inferior y terminó mirando sus manos hasta que la música terminó.
—Esto es esplendido—dijo una voz ya conocida—. Jimin ¿puedes cantarnos?
Todos miraron al príncipe que mantenía una sonrisa ladina en el rostro.—Jungkook—advirtió la reina.
—¿Qué? estar en estado no es ningún impedimento ¿Verdad Jimin?
Jimin le miró alarmado.—No sé cantar.-susurro avergonzado.
—Oh pero no tienes que ser perfecto, todos lo hicieron, me refiero a mostrar sus habilidades, sólo canta un poco, no creo que sea bueno que bailes.
JeongHan negó.—Mocoso impertinente—susurro lo suficientemente bajo para que nadie más le escuchara.
—Basta Jungkook—dijo la reina con molestia.
—Hazlo Jimin—dijo Yoongi sin mirarlo.
Todos observaron al rey quien no cambio su expresión facial, Jimin tomó una bocanada de aire, antes de levantarse, no estaba seguro de lo que iba a hacer, sin embargo, estaba cansado de que el rey quisiera humillarlo, bajo con cuidado, se paró en medio de los músicos, mirando hacía Yoongi quien tragó en seco, se miraron a los ojos antes de que los instrumentos comenzaran a tocar, sólo una vez había cantado frente a Hoseok, una donde la noche oscurecía aquel bosque donde se conocieron, nunca más lo había hecho, pero con ese recuerdo y ese sentimiento clavado en el pecho, comenzó a cantar pansori, con dolor, pena y enojo, sin apartar los ojos del rey, quien estaba serio, sus manos se hicieron puños y sus lágrimas surcaban sus ojos, todos a su alrededor parecían sorprendidos, la reina al escucharle cantar sobre el amor perdido y el dolor de la culpa lloro, sus lágrimas recorrieron sus mejillas, al recordar a aquel ser amado que había perdido de la peor manera.
Jimin terminó bajando la mirada a sus manos, su respiración agitada, a su alrededor se escuchaban los murmullos de las personas impresionadas.
—Jimin ¿Estas bien?—preguntó SeungWan con calidez.
—No—negó—. ¿Puedo retirarme?
—Ve—dijo Yoongi que apenas podía hablar.
Jimin hizo una reverencia y se alejó siendo seguido por su dama y unos guardias, la música continuó por orden de la reina, Yoongi miró a Jungkook con reproche.
—Deja los juegos—dijo con seriedad.
Jimin estaba sentado en el piso, al lado de su cama, no había podido dejar de llorar, sus ojos dolían al igual que su pecho, sostenía una carga que no podía, que era incluso más grande que él.
—¡En rey esta entrando!—avisó uno de los guardias de la puerta.
No hizo ademán de levantarse, aún y cuando escuchó la puerta, se mantuvo quieto llorando, escuchó los pasos acercarse y como era tomado de los hombros para ser levantado, una vez de pie fue abrazado con fuerza.
—Lo siento, lo lamento, de verdad lo siento, esto nunca debió de suceder, yo debí admirarte de lejos, no tuve que osar poseer a la flor más hermosa del jardín, una que esta perdiendo su brillo, se esta marchitando en mis manos y no puedo detenerla, lo siento mucho Jimin.
Se separó de él, con los puños cerrados comenzó a dar leves golpes a su pecho mientras lloraba.—¡¡Arruinaste mi vida!!—sollozo.
Yoongi detuvo sus muñecas e hizo que le mirara a los ojos.—Lo se, no debí hacerlo, lo siento, por favor Jimin, deja de odiarme.
—¿Qué te importa si te odio? tienes a otra, has ido a buscar otros brazos, dijiste que después de mi no habría nadie más, pero has mentido.
—¿De qué estas hablando?—preguntó confundido—. No hay nadie, no habrá nadie después de ti—negó soltando sus muñecas y yendo a sus mejillas las cuales sostuvo con cariño—. No quiero perderte, por favor Jimin, sólo dime que me amas nuevamente y haré de tu vida una fantasía, mira—se separó para sacar algo de uno de sus bolsillos, Jimin miró un lindo prendedor de flor, estaba pintado a mano de un blanco pulcro y en medio había un pequeño diamante rojo—. Toma esto, es un regalo.
Jimin entrecerró los ojos pero lo tomó apreciándolo de cerca, era hermoso, Yoongi beso su frente y le atrajo a su cuerpo. —Vamos a dormir, no he podido dormir en días.
—Pero...no podemos, la reina dijo que...
—Yo soy el rey Jimin—le sonrió antes de besar su nariz—. Y quiero estar esta noche a tu lado y verte dormir. Te amo.
Beso sus labios de una forma delicada, Jimin cerro sus ojos sintiendo su corazón latir con fuerza, porque aunque le dolía admitirlo había estado esperando aquello durante noches interminables, lo abrazó con el fin de que esa noche no se despegara de su cuerpo.
—Ahhh—susurro enarcando la espalda al pecho de aquel general.
Taehyung tomaba su cadera con fuerza mientras sus manos se apoyaban en la pared de la caballeriza, no era el lugar para poseer al príncipe, sin embargo, los dos estaban siendo discretos en sus encuentros, unos que les dejaban ansiosos por más. Jungkook beso sus labios con fervor.
—Tan apretado y delicioso que es mi príncipe—susurro Taehyung en su cuello, su pecho sudaba, era hermoso tenerlo tan dispuesto entre sus brazos.
—Joder—susurro por lo bajo, ganándose una nalgada.
—No seas grosero—riñó con una sonrisa antes de besar su cuello—. Te amo Jungkook.-suspiro lleno de placer.
—¡Tae!—grito extasiado.
Namjoon escuchaba todo afuera de aquel lugar, sentía su pecho subir y bajar lleno de furia, porque su hermano menor estaba cometiendo el peor de los sacrilegios, uno que podría llevarlo a la muerte.
Según San Google, Concubina es aquella persona que convive con un hombre sin estar casado, y Consorte, es un sinónimo del cónyuge del rey, osea el o la esposa, en este caso la única consorte es SeungWan. Creo que anteriormente use este término para los demás, regresaré y corregiré, bueno es todo.
Muchas gracias por leer, ya vamos a la mitad, creo que acabará pronto, estaba pensando alargar un poco la trama pero no sé. Gracias por esperar, los amo. 💛🤭
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