I
Los bailarines danzaban al son de la música que se reproducía de cada uno de los esplendorosos instrumentos, el rey los observaba sin expresión alguna mientras bebía de un pequeño cuenco de cerámica makgeoli.
A su derecha se encontraba su reina. Una hermosa mujer, SeungWan, de piel tersa y clara, labios delgados y ojos castaños, su melena oscura estaba recogida sobre su cabeza, llevaba algunos adornos de Jade regalos de la Dinastía Tang. Su primera esposa, la mujer que su difunto padre había elegido especialmente para él, estaban juntos desde hace décadas, habían engendrado un hijo sano y dos más que murieron a días de nacer, ella era comprensiva, amable y amorosa, dura y decidida, siempre aceptaba las órdenes de su rey sin reclamo alguno, su carácter le ayudaba a mantener al harem tranquilo.
A su izquierda sentadas y calladas estaban sus consortes. Tres personas que le servían de entretenimiento y a quienes amaba con locura. Shin SuRan, Jeon SoYeon y Yoon Jeonghan eran sus acompañantes y medios de mitigar el cansancio y el dolor.
Sin embargo y muy a su pesar no podía olvidar al hombre que vio en esa azotea, su cuerpo permanecía en su mente, la excitación que le provocó fue tan grande que esa semana visitó a sus consortes todos los días sin falta, pero no era suficiente.
Podía tenerlo todo, un palacio, riquezas, poder y una guerra que ganaría pero quería a ese chico en su lecho, necesitaba saber quien era y aprovecharse de su posición para tenerlo. Porque nadie podía negarse a las exigencias de su rey, los hombres le respetaban como a un dios y las mujeres veneraban sus pasos, los niños soñaban ser como él y los fieles le bendecían. Todos confiaban en que su rey les traería prosperidad y victoria.
—¿Se siente bien mi rey?—pregunto SeungWan a su lado tomando su mano con delicadeza
La miró con una media sonrisa y asintió una vez con la cabeza, eso quería decir que era momento de parar la fiesta, pronto sería hora de ver a sus generales para hablar del estado de la guerra. Silla tenía a su alrededor rebeldes que se negaban a la unificación, resultaban ser un problema cuando se acercaban y tomaban algunas aldeas vecinas, sabía que si quería que el rebaño se mantuviera tranquilo y limpio tenía que alejar a aquellas ovejas que estuvieran infectadas.
—¡El rey se va a retirar!—dijo uno de sus generales y mano derecha, Namjoon.
Todo a su alrededor se detuvo, él se levantó al momento que sus sirvientes y los danzantes se hincaban a sus pies despidiéndole. Miró a sus consortes quienes agacharon la cabeza con respeto, se volvió hacía SeungWan y le tomó de la mano para darle un beso en esta como despedida.
Abandono el salón con rapidez, no le gustaba estar mucho tiempo en ese lugar, tenía un itinerario ocupado como para perder el tiempo en la diversión, más tarde tendría que escuchar la auditoria de algunos lacayos que servían como vigilantes de las murallas.
Namjoon caminó a su lado en completo silencio, una de las cosas que le gustaba de estar a su lado y que este le sirviera, era que mantenía la boca cerrada cuando debía, no había platica innecesaria, no trataba de adularlo o se intimidaba con su mirada, le decía las cosas sin restricción con la más sincera honestidad.
—¿Hiciste lo que te pedí?—pregunto tras pasar a la gran oficina
—Si mi señor, un doncel de la casa Jung, casado con uno de los mejores guerreros que tiene este reino Jung Hoseok
Yoongi paro en seco en el marco de la puerta, miró con seriedad a Namjoon quien se mantenía con el rostro inexpresivo, apretó la mandíbula, conocía ese nombre a la perfección, en efecto, se trataba de uno de los mejores guerreros con el que contaba el reino, experto en estrategias en el campo de batalla. En la mayoría de las ocasiones donde había salido junto a su ejercito a pelear, él estaba a su lado, un hombre al cual respetaba y que jamás le había decepcionado.
Ahora se encontraba entre la espada y la pared, deseaba al hombre de un buen guerrero, Namjoon observó a su rey con curiosidad
—¿Qué es lo que tengo que hacer ahora mi señor?
Yoongi mordió su labio inferior y suspiro. —Mándalo a llamar, lo quiero aquí esta noche
Namjoon hizo una pequeña reverencia. —Si me lo permite mi señor, iré enseguida
—Ve —dijo al momento que se sentaba en su silla, miró a su soldado salir de inmediato a realizar la encomienda que le había mandado.
Estaba deseoso de conocer a ese doncel, nada ni nadie le iba impedir hacerlo, los donceles eran seres enigmáticos y especiales en su reino, de una belleza que superaba a los Hwarang, guerreros de élite que en su mayoría cuidaban de sus consortes. Estar con un doncel era una consagración de Buda, hombres hermosos que tenían la bendición de engendrar niños fuertes y poderosos. Cuando conoció a Jeonghan quedó anonadado con su belleza y su capacidad de hablar y moverse, no creyó conocer a alguien que pudiera superarle hasta hace algunas noches en su escapada nocturna, ahora no creía que alguien pudiera compararse a Jung Jimin, ya que su belleza fue vislumbrada en la distancia. Necesitaba conocerlo y hablar con él.
Min Yoongi era conocido por su pueblo como un rey formidable pero también como un marido justo y consentidor. Sus consortes dormían en un ala especial del palacio, cada uno tenía su habitación que era tan grande que parecía un palacio personal, vestían con las mejores telas y sus joyas eran exquisitas. Cada mujer y doncel del reino envidiaban su suerte.
Pero poco sabían de lo selectivo que era el rey, él no se dejaba llevar sólo con la belleza, si bien, sus consortes eran enlazados a él debido a alianzas territoriales, desde el primer momento en el palacio eran instruidos en diferentes esferas como la música, pintura, historia, literatura y artes. Demostrando así que podían mantener una conversación amena con el monarca sin aburrirle.
—¿Puedo pasar?
La voz femenina le hizo levantar la vista de los pergaminos que tenía en las manos, estaba sentado sobre su alfombra con la tinta y el papel listos, debía de mandar un mensaje al emperador de la Dinastia Thang.
SeungWan enteo seguida de su dama, le alegraba saber que ahora vestía más cómoda con un hanbock rosa pálido, su cabello seguía recogido pero sin adornos. Sencilla y pulcra como la primera vez que la conoció
—Adelante mi reina—dijo con una sonrisa
Ella se encaminó a su lado y se sentó en el piso junto a él. Su perfume de jazmín quedó impregnado en el ambiente
—Me ha dejado preocupada esta mañana—confeso con una sonrisa —. Queria ver si no se le ofrecía algo
—No —negó con cariño, alargo la mano y tomó la suya pequeña y fría—. Deberias de estar descansando ¿Te ha visto el médico?
Ella enrojeció y negó. —No a mi, SuRan se sentía mal pero al parecer sólo era un malestar pasajero, me temo decirle mi rey que este invierno el palacio no recibirá niños
Yoongi rió negando —¿Eso te preocupa? ¿No hay suficientes niños ya en el palacio?
Observo un puchero en su esposa —El emperador de Thang tiene al menos treinta niños o más
—Eso es porque él tiene diez consortes querida, yo sólo cuatro y han hecho un maravilloso trabajo seis niños sanos es más que suficiente
—Serian ocho de no ser ...—bajo la mirada sintiéndose desdichada
—No debes de sentirte mal—negó—. Mi primogénito a quien adoro lleva nuestra sangre ¿No es eso suficiente?
—Siento que a medida que avanza el tiempo yo me he quedado atrás
—Tenemos la misma edad, treinta años no es mucho, no te preocupes que el cielo ya nos venerará con un hijo
Ella cambió la expresión de su rostro.—Hablando de hijos ¿Cuando podré ver a Jungkook?
—Pronto, su cumpleaños se acerca y estoy pensando que él ya no pertenece al convento —suspiro—. Espero que su rebelde personalidad haya sido aplacada con los años de servicio y entrenamiento
—Asi lo creo mi señor —asintio emocionada de poder ver a su hijo —. Me han dicho que esta interesado en un joven doncel
Yoongi rodo los ojos —Los secretos en el palacio son lamentables, aun no lo conozco
—¿Piensa traerlo al castillo? —pregunto curiosa
—Le he mandado una invitación
—Estoy segura de que estará aquí mi señor
—Hay un inconveniente—sususrro mirándola a los ojos—. Esta unido en matrimonio
Los ojos de SungWan se abrieron sorpresivos —Pero eso...
—Lo sé, no debo de entrometerse en aquello que ha unido el destino, pero lo deseo
—¿Cree que en una noche pueda calmar ese deseo?
Yoongi suspiro profundamente —Eso espero mi reina, sino me veré en la penosa situación de ir en contra de lo divino y del destino
—Sabes que estaré a tu lado cuando eso pase ¿Verdad?
—Como siempre ha sido.
No ofendas a los consortes estos son lo más inofensivo del ff. 🖤
Más al rato subo otro. 💜
Espero que les guste n.n ❤
SeungWan (wendy rv)
SoYeon (G-idle)
Jeonghan (seventeen)
SuRan
❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro