Capítulo 6: Amor y papas fritas
Boruto saco un lápiz y una pequeña hoja –¡Termine!
Dejó el lápiz a un lado y le mostró su magnífico dibujo, un cutre retrato de Shino cuando los atacó en el bosque, Boruto lo único que hizo fue dibujarle unas ondas alrededor.
–La sombra que vi era más o menos así, dattebasa.
Shikadai miraba a Boruto como si se hubiera vuelto loco, el parecía muy orgulloso de su obra de arte, Shikadai casi ni lograba distinguir lo que parecía ser "una sombra".
Voltea el garabato y lo ve -Shino-sensei dijo que sintió que estaba siendo manipulado esa vez, ¿no?
–Sí... –Dijo Shikadai.
–Entonces, alguien debía estarlo manipulando, ¿no?
–Pero si fuera así, los manipulados no deberían tener recuerdos. Y si los manipulan, debe haber un propósito, ¿no? El aura que rodea a la gente que se comporta extraño.
–El propósito... Por ahora solo los hacia perder la razón.
–Y así pensar que estaban enfermos. Pero si es así... –Dijo Shikadai con preocupación– El hecho de que solo tú puedas verlo es algo que no entiendo. –Boruto tomo su refresco, resignado sin encontrar ninguna respuesta.
Ichiro coloco un refresco en cada cabeza de cada chico, dándoles un susto –Nos está causando muchos problemas. –Se envió a un lado de Boruto– Shino-san casi nos mata. Y con Denki nos pasó lo mismo, al igual que con Metal. –Mordió su hamburguesa.
–Es verdad, Ichiro. Shino-sensei no es el primero. Y estoy seguro de que no será el último. –Dijo Boruto.
–Es el colmo. –Una voz femenina y enojada se escuchó fuera de la tienda, los tres dirigen la mirada hacia la ventana que tenían en frente para ver pasar a Yumeko junto con Chocho, Sayuri y Sumire– Volvimos a perder el tiempo por culpa de Boruto y los otros.
–Es posible que tuvieran alguna emergencia. –Dijo la pelimorada, intentando excusarlos como siempre.
–No te dejes engañar. Está claro que solo querían saltarse el día de limpieza. –Dijo con el puño apretado.
~
La Academia aún seguía en reparación por lo que estaban todos sentados en el suelo, esperando por el Sensei.
Sayuri estaba sentada con Yumeko y las otras chicas.
–¿No es obvio que estoy perdiendo peso? –Preguntó Chouchou masajeando sus mejillas.
–Su...supongo... –Dijo Wasabi.
–Y es todos los días. –Dijo Sumire.
–¿Las volvió a seguir el acosado? –Namida preguntó.
–Sentimos su mirada, pero no lo vemos. –Dijo Yumeko.
–Tal vez use un ninjutsu para vigilarlas. –Dijo Sayuri.
–Estoy tan preocupada que no puedo ni comer. –Dijo la morena mientras devoraba un paquete de patatas fritas– Detesto que los acosadores sean tan insistentes. Son como el Natto, no se despega nunca. ¡Qué rabia! –Se levanta del suelo– ¡La próxima vez lo atraparé! –Grito llamando la atención de todos.
A unos metros de distancia, Mitsuki se había unido a Boruto y Shikadai. Observó con ellos mientras Cho Cho hacía una escena.
–¿Otro incidente? –Pregunto Mitsuki mirando con indiferencia a Chouchou.
–No, son cosas muy distintas. –Dijo Shikadai mirando con pereza a la morena.
~
El grupo de chicas de cuatro y Ichiro entraron en una tienda del mercado y comenzaron a mirar a su alrededor. Mientras Yumeko y Sumire miraban revistas, los hermanos Uchiha miraban libros y Chouchou se dirigía a las papas fritas.
–Lo odio. Se me acabaron las papas fritas. –Dijo Chouchou, mirando a través de los estándares.
–Y no se le seca la garganta. –Yumeko bromeo. Esto hizo que Sumire, Sayuri y Ichiro se rieran entre dientes.
Chouchou encuentra otro sabor de papas fritas, vio un paquete verde de papas fritas. Ella lo entiende porque es la último. Chouchou le hacía una mueca a una bolsa verde de papas fritas, algo que nunca había visto sostener en su vida.
El producto decía: Papas Fritas Gal B. Pasta de frijoles con artemisa.
~
Una vez que pagaron, las chicas volvieron a caminar por el mercado. Doblaron una esquina y caminaban por su cuenta mientras Chouchou comía otro chip. Hizo una mueca, todavía sorprendida por el sabor.
–¡Qué dulce! –Se quejó Chouchou.
–Si no te gustan, ¿por qué las compraste? –Pregunto Ichiro.
Chouchou levantó otra de las papas verdes –Es necesario afrontar un producto nuevo, aunque sepa que sabrá horrible. Si no, se habría quedado sin vender en un rincón del estante. Así que tenía que afrontarlo limpia y justamente. –Se comió el chip y todavía comentó sobre su extraño sabor– ¡Ugh! ¡Muy dulce!
–Sí, entiendo. –Dijo Yumeko.
–¿Volverá a aparecer hoy? –Pregunto Sumire.
–Quién sabe. –Dijo Sayuri.
–A los insistentes les gustan aparecer en estos sitios vacíos. –Chouchou se burló.
Sayuri se dio la vuelta, sintiendo ojos fijos en ella detrás de la máquina expendedora. Los demás también lo hicieron.
–Ahí está. –Chouchou gritó– ¡Bubun Baika no Jutsu! –Expandió su brazo. Usó la máquina expendedora cerca de ellos para capturar al tipo, aplastándolo entre ella y la pared.
El niño gritó y ha sido expuesto.
~
–¿Qué fue ese gritó? –Preguntó Shikadai relajadamente con los brazos detrás de su cabeza.
–Vino de aquí cerca, dattebasa.
Miraron seriamente al rubio, ascienden de acuerdo con él.
Corren hacia el callejón donde se escuchó el grito y ven a un chico de cabello largo castaño siendo asfixiado por la enorme mano de Chouchou, agrandada gracias a un jutsu.
Yumeko, Sayuri, Ichiro y Sumire miraron detrás suyo con el ceño fruncido al chico, bueno... al menos eso hacían los dos Uchiha-Momozono y la pelimorada solo miraba con terror al otro mientras su cuerpo temblaba de pies a cabeza.
–¿Qué habrá hecho ese debilucho? –Pregunto Boruto mirando a las chicas con una gota en la sien– ¡Oye! ¡No uses la violencia, dattebasa!
Chouchou volteó a verlos, se veía muy enojada, algo extraño en ella.
Luego de varios forcejeos de parte de Boruto, la morena finalmente dejó al chico en paz. Ahora mismo se encontraba sentado en el suelo siendo rodeado por ellos nueve. Miraron al chico con desdén.
–Umm... ¿Es el tipo del que hablaban? –Pregunta Boruto, aún sin creérselo.
–Sí. –Dijo Yumeko.
Chouchou pareció reconocer al chico cuando éste levantó la cabeza dejándolos ver su rostro.
–Pero si eres... –Chouchou lo miró, pero no la miró a los ojos.
–¿Lo conoces? –Preguntó Boruto.
Él la miró, pero rápidamente desvió la mirada.
–Es Magire, de la clase de al lado. –Explico– Como en la Academia no hay chicos guapos, recuerdo a los que no están tan mal.
–Entonces, si nos estaban siguiendo. –Dijo Sumire.
Shikadai frunció el ceño, se acercó a Boruto y le susurró en el oído –Boruto, no me digas...
–No, no veo nada. No desprende nada raro, dattebasa. –Susurró Boruto.
–Ya veo. –Shikadai se aleja de él.
–Pero no por eso significa que lo dejemos ir así nada más. –Boruto se agachó hasta quedar a su altura y lo miró enojado– ¿Por qué lo hiciste? ¿De verdad seguías a Chouchou? –Pregunto.
Magire lo miró, sintiéndose presionada por él. Magire apartó la mirada de sus ojos, no queriendo encontrarse con ellos. Algunos sonidos roncos salieron de su garganta, pero no habló.
–¡No te quedes callado, di algo, dattebasa! –Suspira en derrota– No dice nada. –Se puso de pie.
–Qué decidieras seguir a Chouchou... Tienes gustos extraños. –Dijo Shikadai.
–¡Cielos! –Chouchou movió su cabello de manera coqueta– Entiendo que quieras perseguirme, pero tú y yo somos como los macarrones y el natto: incompatible...
–¡No! –Magire gritó, finalmente harta de las suposiciones. Se puso de pie– ¡Yo veía a Sayuri-san! –Dijo señalándola, luego se dio media vuelta avergonzado– Cielos.
Todos quedaron sorprendidos mientras que Sayuri se quedaba petrificada mientras que Ichiro la toma de los hombros y la sacude, volviendo en sí.
–¿A Sayu-chan? –Pregunto Yumiko confundida.
–Entonces, ¿la que le gusta es...? –Shikadai fue cortado por Sayuri.
–¡¿Qué?! –Gritó Sayuri.
Chouchou exhaló un suspiro de alivio –P-Perfecto. Mi plan para sacar información al enemigo fue un éxito.
Boruto y Ichiro la fulminaron con la mirada –¡Mentirosa!
Una vez que el aire se aclaró un poco, todos estaban un poco menos tensos. Excepto quizás Magire, que todavía estaba en problemas por lo que había hecho.
Shikadai presiona un botón de la máquina y sale una lata de soda, la saca y la abre.
–Pero te excediste. –Dijo y toma un poco de su soda.
–E-Es que no podía evitarlo. –Dijo Magire. Cerró los ojos. Era un tipo tímido, pero no tenía mucho sentido exactamente– Yo solo quería respirar el mismo aire que Sayuri-san.
–¿E-En serio? –Pregunto Boruto mientras que Sayuri se escondía detrás de él y Ichiro un poco más.
–Bueno, ya lo saben. Me voy a... –Dijo Magire mientras se iba.
–¡No hemos terminado! –Boruto corrió hacia él, agarrándolo por detrás.
–Tienes una oportunidad. –Chouchou dijo, llamando la atención de todos.
–¿Eh?
–Chouchou. –Dijo Yumeko en un tono de advertencia– ¿Qué estás haciendo?
Chouchou señaló al chico –Para empezar, decláratele.
Magire se sonrojó y también Boruto. La idea de decirle a la chica que le gustaba, aunque Boruto no estaba en esa situación en absoluto, era extraña. Fué embarazoso. Era difícil pensar en ello y preferirían no hacerlo.
–P-pero... ¿qué estás diciendo? –Preguntó Boruto.
–Eso, ¿qué diablos estás diciendo? –Gritó furioso Ichiro.
–Chouchou, mala idea. –Yumeko trató de susurrarle sutilmente. Su amiga no quiso escuchar.
–Si te le declaras aquí, te perdonaremos, e incluso puede que... –No necesitaba decir más Chouchou, porque la esperanza estaba en sus ojos.
Magire caminó hacia Sumire y la miró a los ojos. Sayuri se encontraba de pie helada no sabía lo qué estaba pasando y no sabía cómo reaccionar.
Boruto se congeló con vergüenza de segunda mano –¿Se le va a declarar de verdad? –Preguntó horrorizado, mientras se abrazaba el cuerpo entero.
–¡Que ni se le ocurra declararsele a onee-sama! –Grito furioso Ichiro, siendo detenido por Chouchou del cuello de la camisa.
Magire respiró hondo, pero perdió la compostura rápidamente. Él hizo una reverencia, incapaz de mirarla y decirlo.
–S-Si-Siempre me has g-gu-gustado... –Dijo Magire mientras le daba la mano a Sayuri-–S-Sa-Sal conmigo, por favor.
–¡S-Se le declaró! –Boruto dijo en estado de shock. Estaba abrazando a Mitsuki, quien realmente no tenía idea de lo que estaba pasando.
Mitsuki miraba todo con una sonrisa sin comprender mucho lo que sucedía.
–Y-Yo... G-Gomen... –Sayuri se inclinó mientras lo decía.
Shikadai lo miró horrorizado.
–Un rechazado directo. –Dijo Shikadai, sintiendo la vergüenza también.
Magire cayó de rodillas.
–¿Qué? Me dijeron que lo hiciera. ¡Hubiera sido mejor seguirme ocultando si esto iba a pasar! –Gritó con rabia.
Chouchou dio un paso adelante –Bueno, ya sabía que pasaría eso.
–¿Lo sabías? –Pregunto Boruto.
–Q-Qué tipa más cruel. –Dijo Shikadai.
–Pobre, Magire. –Dijo Sumire.
Chouchou saco una papa frita de su bolso –Toma, come esto y anímate. -Le ofreció una de sus papas.
–No sé si dejarte noqueada o darte un golpe. –Dijo una molesta albina con una venita sobre la sien.💢
–Nada se sabe hasta que se intenta, ¿no? Y como dicen, quién sabe cómo saldrá la próxima vez. –Dijo Chouchou y Magire le dio un manotazo en la mano.
–¡¿Te burlas de mí?! –Magire salió corriendo, dejando a todos sin palabras
–Las desgracias nunca vienen solas. –Dijo Yumeko.
–Ni siquiera sabía qué iba a pasar. –Dijo Chocho y ella se comió la papa frita– ¡Qué dulce!
–No, sí lo sabías. –Dijo Shikadai.
–Vámonos. –Dijo Chouchou, dándose la vuelta.
–¿Irá a estar bien? –Pregunto Boruto.
–Ni idea. –Dijo Ichiro.
~
Al día siguiente en la Academia, todos estaban sentados en la sala de arte. Estaba en silencio ya que todos estaban dibujando. Realmente no había nada de qué hablar ya que todos estaban concentrados.
–¿Qué pasó con el chico de ayer? –Preguntó Shikadai.
Chouchou ni siquiera miró en su dirección –A mí no me pregunten.
–¿De quién es la culpa? –Dijo Ichiro indirectamente.
Inojin se volvió hacia Sayuri –Eres muy popular. –Dijo, con una sonrisa.
–Para nada. –Dijo indiferente Sayuri.
Namida gritó.
–¿Qué pasó, Namida? –Preguntó Wasabi.
–E-El pizarrón... –Namida señala el pizarrón.
Todos vieron un mensaje escrito en la pizarra dirigido a Sayuri. Dice: "SAYURI, SIEMPRE TE ESTOY VIENDO".
–¿Quién hizo esto? –Preguntó Shino.
Nadie respondió.
–Sigan dibujando. –Dijo Shino, borrando el mensaje.
–¿Qué fue esto, dattebasa? –Preguntó Boruto.
Chouchou casi rompe su lápiz –¡Fue ese...! –Susurró, molesta.
~
Después de la clase, el grupo de compañeros estaba esperando a que Mitsuki regresaran con ellos. Les pediría a los dos que fueran a la clase de Magire para ver si había estado presente ese día.
–Boruto, parece que ese no vino. –Dijo Mitsuki.
–¿Eh? –Pregunto Chouchou en estado de shock.
–Nadie lo ha visto. –Dijo Mitsuki.
–¡Imposible! –Dijo Chouchou– ¡Mi intuición no falla nunca!
Un papel cayó entre ellos, deteniendo su discusión.
–¿Qué es esto?
Todos miraron hacia arriba, viendo toneladas de papeles volar al suelo. Sayuri tomó uno y miró lo que había en él.
"Sayuri, qué linda estás hoy", "Sayuri, Sayuri, Sayuri, Sayuri - Me gustas Me gustas Me gustas Me gustas - Sayuri, Sayuri Sayuri Sayuri", "siempre estaré cerca Sayuri, te quiero". Todo iba en la misma línea. Todos hechos para Sayuri, todos hablando de ella.
–Entonces, sí es ese tipo. –Dijo Shikadai.
–Eso está claro, pero... ¿Cómo llegó a esto? –Pregunto Chouchou.
–Parece que tengo una excusa para no venir. –Dijo Sayuri.
Se dio la vuelta.
–¡Sayuri no! –Boruto la tomo de la muñeca– ¡Si ese acosador anda por aquí cerca, no te puedes ir, dattebasa!
–Boruto tiene razón. Tenemos que permanecer juntos. Y en cuanto aparezca lo atrapamos. –Dijo Shikadai.
~
Todos empezaron a buscarlo en los pasillos, en todas las aulas. Él no puede ser encontrado en ninguna parte. Se quedaron en un grupo grande, sabiendo que tenían más posibilidades de que nada saliera mal si permanecían juntos.
–Rayos, ¿dónde estará? –Pregunto Shikadai.
–Si no dejamos sola a Sayuri, no habrá problema. –Dijo Boruto.
Una de las puertas de metal dividiera el pasillo, dividiendo sin esfuerzo al grupo. Los chicos ya no podían llegar a Sumire, Sayuri, Chouchou y Yumeko.
–¿Q-Qué? –Pregunto Boruto.
–¡Seguro que es él! –Dijo Chouchou.
Boruto comenzó a golpear la puerta, pero era demasiado sólida para atravesarla.
–¿Están bien? –Pregunto Boruto, desde el otro lado– ¡Rayos!
–Es bastante resistente. –Dijo Mitsuki.
–Es peligroso seguir aquí. –Dijo Yumeko.
–¡Vámonos! –Dijo Chouchou.
Las cuatro chicas se fueron.
–¡No, esperen! –Dijo Shikadai.
–No hay tiempo para discutir. Busquemos la manera de llegar al otro lado y reunirnos con las chicas. –Dijo Ichiro.
Comenzaron a correr, tratando de regresar con las chicas.
~
Entraron a un almacén.
–Aquí no creo que nos encontrará... creo. –Dijo Yumeko.
–Corrimos muchísimo. ¿Estáis bien? –Pregunto Chouchou.
Se cayeron varias bombas de humos, que bloquearon la vista de todas.
–¿Q-Qué esta pasando? –Pregunto Sumire.
–¡No veo nada! –Dijo Chouchou.
Sayuri camino entre el humo y encontró la puerta.
–¡Voy a abrir!
Abre la puerta y el humo salio de la habitación y ella salió.
–¡Chicas, por aquí!
La puerta se cerró.
–¿Qué...? –Sayuri corre rápidamente hacia la puerta– ¡Yumeko! ¡Sumire! ¡Chouchou!
Trata de abrir la puerta y nota que esta trabada.
La albina siente que la jalan y se dio media vuelta con rapidez mientras se ponía en guardia.
–Sayuri-san, ¿qué pasó? –Denki llego corriendo.
–¡No Denki! ¡Sal de aquí!
–¿Estás bie-?
Magire golpeó a Denki en la nuca, dejándolo inconsciente.
–Por fin estamos solos... –Dijo Magire en su oído, detrás de ella.
~
–Al fin salimos. –Dijo Yumeko, abriendo la puerta.
–¡Denki! –Boruto llegó a verlo– ¿Qué te pasó?
Denki solo se quejo.
–¿Esto también lo hizo él? –Pregunto Boruto.
–Está fuera de control. –Dijo Shikadai.
–¡Hey! ¿Y onee-sama? –Pregunto Ichiro, al no ver a su hermana con ellas.
–Lo siento... –Se disculpo Chouchou.
–Se llevo a Sayuri. –Dijo Yumeko.
A Boruto casi se le para el corazón.
–¿¡CÓMO!? ¡TENEMOS QUE IR POR SAYURI! –Dijo Boruto.
–¡Ahhhhh! –Sayuri gritó.
–¡Sayuri! –Dijeron Boruto y Ichiro.
~
Sayuri y Magire estan en la azotea.
–¡Aléjate! ¡No te me acerques! No estoy interesada en una relación. Ni mucho menos con alguien que no conozco. –Sayuri le decía sentada en la punta de la azotea.
–¿Qué tengo malo, Sayuri? –Preguntó Magire.
–¡Ya fue suficiente, dattebasa! –Boruto dijo, tirando la puerta, al ver a Sayuri acorralada por el tipo de ayer.
–Sayuri. ¿Estás bien? –Pregunto Sumire.
–¡Así que sí eras tú! –Dijo Chouchou, señalandolo.
–No molesten. Ahora que por fin estábamos solos... –Dijo Magire.
Boruto lo miró, viendo el espectro de sombras que lo rodeaba.
–«¿Y eso?» –Pensó Boruto.
El chakra se forma en un animal y ruge, molesto.
Boruto miró a Shikadai e Ichiro –Es la sombra. –Les informó.
–¡Pero si ayer dijiste que no la tenía! –Afirmó el Nara.
–No sé por qué, pero ahora sí. –Dijo Boruto.
–Puede que haya enloquecido. –Dijo Ichiro.
Mitsuki lo mira fijamente, en silencio.
–¡Óyeme, chico natto! –Gritó Chouchou, señalándolo– ¡Cada vez eres más pegajoso!
–Sayuri. Enseguida te liberaré de estos tipos. –Dijo Magire.
Magire saca de su manga un kunai y se lo lanza directamente a Chouchou.
–¡Cuidado! –Gritó Boruto.
Chouchou cierra los ojos y espera el impacto del kunai, que nunca llego por ser desviado por otro kunai que Yumeko lanzó.
–Gracias, Yumeko. –Chouchou le agradece– Y tú...
–Oye... –Shikadai se para a lado de Boruto– ¿Qué hacemos? –Pregunto humildemente.
Boruto no tardó en pensar en ello –Hay que dejarlo inconsciente, dattebasa. –Le dijo.
Shikadai se movió Una lagrima derramo en el lado izquierdo del ojo de Boruto para interponerse en el camino de Chouchou.
Boruto dio un paso adelante, con las manos en los bolsillos –¡Hey, tú! –Le llama. Miró a Magire, observándolo de cerca– Nosotros te enfrentaremos.
–Boruto... –Dijo Sayuri suavemente, mirándolo.
–¡Alejate de Sayuri! –Exigió Boruto.
–Cállate... Cállate... ¡Cállate, cállate! –Magire gritó.
Magire miró al grupo de compañeros de clase.
–¡No se interpongan entre nosotros! ¡Kakuremino no Jutsu! –Magire se hizo invisible y no pudieron localizarlo en absoluto.
–¿Desapareció? –Pregunto Boruto.
–Claro, con ese ninjutsu pudo escribir en el pizarrón... –Dijo Shikadai.
Ichiro, Shikadai y Boruto estaban en el centro, tratando de vigilar todas las áreas abiertas.
–Solo Sayuri puede verme. –Dijo Magire.
Magire lanzó un kunai y apenas pasó por alto la cabeza de Boruto, cortando unas hebras del cabello de Boruto.
–De ninguna forma ustedes podrán verme.
–¿Dónde estás? –Pregunto Shikadai.
Los kunais siguieron volando por el aire, hacia Boruto, Ichiro y Shikadai. No se detuvieron, pero pronto los dos encontraron una manera de desviarlos. No fue muy bueno ya que el suelo se estaba llenando de ellos.
Shikadai cayó sobre uno, dejando caer el que sostenía como arma. Cuando abrió los ojos, vio que uno bajaba directamente hacia su cabeza. Se apartó del camino y logró ponerse de pie.
–Así no puedo pensar en un plan. –Dijo Ichiro.
–Tendremos que hacerlo, príncipe Uchiha. –Dijo Shikadai.
–Nunca llamé la atención. Nadie se fijaba en mí. –Dijo haciendo retroceder a los tres chicos mientras Sayuri se levantaba del suelo– Pero... ¡Solo Sayuri me habló con amabilidad!
–¡Ya basta! –Gritó Chouchou– ¿Crees que así te ganarás el corazón de Sayuri?
–¡Cuidado, es peligroso, dattebasa! –Boruto le advirtió.
Chouchou iba a provocarlo y él sabía que era una mala idea hacer tal cosa. No sabían exactamente a qué se enfrentaban.
–Si te escondes, ninguna señorita te hará caso. –Chocho saca las papas fritas del otro día– Tomé estas horribles papas fritas porque destacaban en su estante.
–¿Eh? ¿Papas fritas? –Preguntó Boruto, mirándola sin comprender.
–Pero si sigues escondite, no saldrás del estante. –Chouchou levantó su bolso– Estas papas se atrevieron a luchar, ¡pero tú renunciaste a luchar por tu amor!
–¡Me arriesgué y no funcionó! –Magire gritó. No podían verlo, pero Chouchou estaba siguiendo su voz– ¡Ya no necesito el estante! Nadie se fijó en mí hasta ahora.
–No es verdad. Te veían, pero te ocultabas. –Dijo Chouchou.
Había un kunai en la parte posterior de la cabeza de Chouchou, y también la habría golpeado si no hubiera sido por sus palabras.
–Eras débil y patético. –Magire se detuvo– Nadie hablaría con un chico así.
–E-Entonces, ¿qué debo hacer?
–¿Para qué te ocultas? Mejora y vuélvete un chico al que merezca la pena ver. –Chocho se volvió hacia él– ¡Un chico fuerte en quien se pueda confiar!
Magire dejó caer el kunai y se reveló. Chouchou le tendió una papa frita y él le dio un mordisco. Sus ojos empezaron a brillar.
–Deliciosa. –Susurró.
–¿Ves? No se sabe hasta que no se intenta. –Chouchou le preguntó, reiterando su punto de antes. Ella le sonrío– Solo queda ver qué pasará después. Eres algo bien parecido, así que vuélvete un buen chico. Y vuelve a mi lado.
–¿A tu lado Chouchou? –Preguntó Yumeko en voz baja, sin creer en su elección de palabras.
Magire entendió lo que quería decir. Había caído de rodillas y aceptado su desafío.
–¡Bien! –Dijo Chouchou.
–¡Nada de bien! ¡Corriste un gran peligro! –Dijo Shikadai mientras todos se acercaban.
–¿Qué? –Chouchou se volvió hacia él- Los que comparten papas se vuelven amigos. ¡Es de sentido común!
–Eso es solo sentido común. –Ichiro se llevó una mano a la cara– No puedo creer que esto se haya resuelto con comida, nada menos con papas fritas. –Murmuró.
–«Desaparece.» –Pensó Boruto al ver el chakra purpura salir del cuerpo de Magire.
–¿Qué hice? –Magire comenzó a llorar, avergonzándose por lo que les había hecho.
–¿Qué le pasa? –Preguntó Shikadai, volviéndose hacia su amigo– Oye, Boruto. –Lo llama. Boruto lo miró– ¿Volvió a la normalidad sin perder el sentido? –Le pregunta.
–Sí, desapareció. –Dijo Boruto.
Magire se puso de pie –Etto... Yo... Perdóname.
–No importa. –Dijo Sayuri.
Magire le hace una reverencia –De verdad lo lamento. –Alza la mirada y le ve– No me volveré a ocultar de ti.
Hubo un momento de paz antes de que se desmayara. Todos corrieron hacia él.
–¿Estás bien? –Preguntó Boruto.
–¿Qué le pasó? –Pregunto Shikadai.
–¿Lo llevamos a la enfermería? –Preguntó Sumire.
–S-Sí, tienes razón. –Dijo Shikadai.
~
Más tarde, Ichiro, Chocho, Shikadai y Sumire lo llevarán a la enfermería.
Boruto, todavía estaban en la azotea
–¿Boruto? –Preguntó Sayuri– Boruto. ¿Qué pasó?
–No... No es nada, dattebasa. –Dijo Boruto– Bueno, volvamos a casa.
–«Esta vez acabó así.» –Pensó Mitsuki.
~
Más tarde, los cinco se encontraban en su hamburguesería de siempre hablando sobre lo que sucedió en la Academia.
–¿Por qué volvió a la normalidad? –Pregunto Boruto mientras comía.
–Pueda que sea por algo que afecte la mente. –Sugirió Shikadai mientras Ichiro comía una papa frita de su bandeja de comida y Sayuri su hamburguesa picante.
Mitsuki los miró a todos.
Boruto comió su hamburguesa –«Es verdad, con Denki también...»
–Por otro lado, ¿por qué ese debilucho se habrá...? –Señaló Shikadai.
–Se parece a cuando el chakra se reduce de golpe. –Dijo Mitsuki.
–¿El chakra? –Pregunto Ichiro.
–Pero él no utilizó una técnica que necesitará tanto. –Dijo Shikadai, tomando su refresco.
–¿Qué tal en vez de reducir el chakra, lo roba? –Pregunto Ichiro.
–Eso tendría más sentido. –Dijo Sayuri.
Boruto puso una mirada pensativa en su rostro –Oigan. –Los llama– ¿El chakra podría tomar la forma de un monstruo así? –Preguntó haciendo movimientos exagerados con los brazos.
Los cinco lo miraron perplejos.
–¿De un monstruo? –Pregunto Ichiro.
Boruto de repente tuvo una idea. Sacó un cuaderno y un lápiz de su mochila.
–¡Esperen! –Comenzó a dibujar lo más rápido que pudo, y una vez que terminó, lo giró hacia sus cuarto amigos.
–¡No sé si sería chakra, pero vi un monstruo así!
La miró fijamente. Shikadai no sabía lo que estaba mirando, ya que su bebida caía de su boca en cascada, Sayuri y Ichiro miraron a lo que parecía ser un perrito con ternura, y Mitsuki parecía algo fascinado.
–Pues viste algo increíble. –Dijo Mitsuki.
Shikadai superó el impacto –En todo caso, no he oído de nada parecido. Entonces, ¿los casos están relacionados con el chakra?
Todos guardaron silencio.
~
En la torre Hokage, los adultos también estaban hablando de lo mismo.
–¿Perdida de chakra? –Pregunto el Hokage.
–Últimamente han llegado muchos así al hospital. No está claro si es una enfermedad individual... No tenemos mucha información. –Le dijo Shikamaru.
–¿El objetivo es el chakra? –Pregunto de nuevo el Hokage.
–Ya preparé una investigación teniendo en mente esa posibilidad.
–De ser así, Boruto y sus amigos se están implicando demasiado en la investigación. –Dijo Minato a través de la video llamada.
–¿Boruto? ¿Qué quieres decir con eso, Mina-chan? –Pregunto el Hokage.
–Según los reportes que me han enviado he visto que varios 'incidentes' se han ocasionado en la Academia. No esta confirmada del todo, pero es una sospecha. –Dedujo Minato.
–Entonces, ¿crees...?
–No estoy del todo segura, pero sospecho de uno del alumnado de la Academia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro