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❝Secreto❞
Instituto de Los Ángeles, septiembre 2007
El día en el que le avisaron a Mirko Scaleweather que debía ir al Instituto de Nueva York hacía un tiempo estupendo, pero en Los Ángeles el tiempo siempre lo era. La chica volvió a lanzar otro golpe, pero Mirko la derribó tras tomar su brazo y jalarlo, poniendo su pie entre sus piernas. Helen Blackthorn soltó un bufido, recuperando el aliento y miró a su oponente.
━ Tal vez necesito más entrenamiento━ aceptó, rendida.
━ Te lo dije━ sonrió satisfecho y extendió su mano.
La ayudó a ponerse de pie y se alejó para poder tomar algo de agua. Helen aprovechó su distracción y corrió hacia él. Dio un brinco y lo derribó, pero Mirko giró sobre el suelo tras tomar como impuso el empuje de la rubia. Con algo de dificultad logró posicionarla bajo de él, mirándola con un gesto juguetón.
━ Fue una buena táctica, pero necesitas pulir eso━ le indicó.
━ Lo sé.
Volviendo a ponerse de pie, la hermana menor de Mirko ingresó por la puerta de la sala de entrenamiento. No venía sola, detrás de ella iba a Mark Blackthorn con su hermano menor en brazos. Mirko se acercó a su hermana para hablar sin que los dos jóvenes los escucharan.
Aitana le entregó el mensaje de fuego que había recibido.
━ ¿Por qué no va Euclido? ━ interrogó tras leer el papel.
Imogen Herondale le ordenaba a él que fuera a Nueva York, por el regreso de Valentine Morgenstern y su supuesto hijo muerto. No estaba al tanto de lo que ocurría, pero tenía el conocimiento de que cualquier cosa relacionada con los Morgenstern o el Círculo era Euclido quien debía estar, no él.
━ Él ya está en Nueva York. Fue enviado tras unos acontecimientos relacionados con la Copa Mortal━ le informó, cruzando sus brazos.
━ Bien━ algo irritado dejo que la hoja se terminara de consumir en fuego y miró a los hermanos━. Por órdenes de la Clave, debemos retirarnos━ informó, primordialmente a Helen.
━ No hay problema, y espero que no sea tan grave.
━ Con su permiso.
Mirko tomó sus cosas y salió de la sala seguido de Aitana. De todos los Instituto a los que había ido, el de Los Ángeles era su favorito por la vista que brindaba el ventanal de la sala de entrenamiento. Si los niños Blackthorn ya estaban cansados, podía salir a la playa para leer, y olvidar por un momento sus responsabilidades.
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Al atravesar el portal, el clima algo frío de la noche de Nueva York los recibió. Mirko no era fanático del clima de ahí, por los humos tan tóxicos que de alguna manera le recordaban Londres. Tras caminar por la vereda, las puertas del Instituto se abrieron e Imogen Herondale fue la primera en ingresar. Detrás de ella, iba Mirko con un rostro tranquilo. Sus prendas de vestir eran doradas, con una capa similar a la de la Inquisidora del mismo azul de sus ojos.
━ Maryse Lightwood ━ habló la mujer al ver a la patriarca de la familia.
Maryse de forma involuntaria había echado un vistazo a Mirko, quien tenía la mirada sobre su hermano mayor. Euclido estaba serio, manteniendo su atención sobre la Inquisidora. No eran tan iguales, pensó para sí misma, lo único que los diferenciaba eran los delicados trazos de sus facciones; Mirko era de tener un gesto tranquilo, mientras que el de Euclido era serio y casi molesto.
El corazón de Alec había dado un salto al ver de nuevo a Mirko. Estaba en el pasillo, ocultándose tras ver a su madre ir a la salida. Él apenas había regresado al Instituto, algo cansado y atontado por lo que estuvo haciendo. Después de que el chico ángel termino su obligación de entrenarlos, no lo volvió a ver y temía no volver a verlo nunca. Y esperaba que, si lo hacía por pura coincidencia, Mirko sería tal vez un poco más mayor, pero no fue así. El chico seguía igual que como lo recordaba: sin barba, sus cabellos revueltos, su rostro tranquilo y su mirada tan azul como el cielo despejado.
━ ¿Dónde está? ━ interrogó, esta vez a Euclido.
━ Mandaré a Alexander a buscarlo, espérelo en la biblioteca━ respondió el mayor, en un tono que le puso los pelos de punta a Alec.
Algo que pudo notar Alec al momento de que Euclido dijo aquello, fue el gesto que hizo Mirko. Parecía confuso, extrañado por dicha orden. El color de sus ojos había desprendido un brillo característico de su mirada.
━ Le diré yo━ habló Mirko, y sin esperar alguna aprobación comenzó a caminar a hacia el pasillo para ir al ascensor.
Alec corrió hacia el mismo, inquieto y nervioso por la lentitud del elevador.
━ Joven Alexander━ habló a sus espaldas, poniéndolo aún más nervioso.
El tono de Mirko al dirigirse a él no era igual cuando se dirigía a sus padres o inclusive con Isabelle y Jace, era más amable, casi tan cariñoso como si fueran amigos, módulo de voz que ni siquiera tenía con Euclido. Alec lo miró cuando el chico se puso a su lado. A pesar de que Alec se había estirado otro tanto en los últimos dos años, seguía sin alcanzar a Mirko, que parecía medir alrededor de 1,90 metros o más, pues era más alto que el mismo Magnus Bane.
━ ¿Qué haces despierto tan temprano? Son las cinco de la mañana━ señaló el chico, mirando con cierta curiosidad a Alec.
━ Bueno, la verdad es que no me he acostado━ confesó y mordió su labio.
Aunque el azul de los ojos de Mirko era casi tan parecido al de Euclido, Alec podía decir que ese azul era único y especial, con un toque dorado cuando le daba la luz del sol.
Mirko enarcó una ceja, en el momento en que iba a replicar el ascensor llegó, abriendo sus puertas. Ambos ingresaron y el ángel volvió a mirar a Alec de forma interrogativa. Parecía que Alec estaba siendo honesto, por las sombras oscuras que rodean sus ojos azules.
━ Supongo que entonces, escuchaste la conversación━ parecía ser más una afirmación.
━ Sí, lo siento━ bajo la mirada, cosa que le permitió ver a Mirko la marca que tenía el chico en el cuello.
━ Veo que has estado divirtiéndote━ parecía juguetón, cosa que hizo a Alec voltear a verlo━. Tiene algo en el cuello, joven Alexander━ el tono burlón al mencionar su nombre lo hizo ponerse rojo.
La mano de Alec salió disparada a su garganta y miró a otro lado.
━ ¿Qué?
━ ¿Fue una chica? ━ interrogó y las puertas se abrieron ante ellos━. ¿O un chico? ━ le aventó una mirada burlesca y salió del ascensor.
━ No, nada de eso━ negó de inmediato, alcanzándolo en el pasillo━. Solo fui a pasear. Intentaba despejarme la cabeza.
━ ¿Y qué? ¿te caíste?
━ Sí, así es.
━ ¿Sobre el cuello? ━ se detuvo para mirarlo.
El brillo de diversión le volvía los ojos aún más azules bajo la iluminación del pasillo, cosa que a Alec le dio escalofríos. Emitió un sonido, cerrando los ojos vencido por la metida de pata.
━ Fuera chico o chica quien te hizo aquello, debe ser especial pues se ganó tu corazón━ comprendió con ternura, cosa que puso aún más rojo a Alec━. Descuida, tu secreto está a salvo conmigo, jovencito coqueto━ alborotó los cabellos negros del chico.
Aquello puso a Alec algo tenso, era un gesto tan simple que él solía realizar con su hermano menor Max. Una acción de cariño que Mirko le estaba demostrando para asegurarle que no diría nada acerca de su marca en el cuello que Magnus le había dejado.
━ Gracias━ susurró con vergüenza.
━ Ahora, ¿puedes ir a decirle a Jonathan que tu madre lo espera en la biblioteca?
━ Sí, por supuesto━ asintió y comenzó a caminar con dirección a la habitación de su parabatai.
Mirko lo observó irse, y cuando lo perdió de vista, se dirigió al invernadero. Necesitaba alguna planta para realizar algún té, pues sus músculos le dolían por los golpes que recibió de los hermanos Blackthorn.
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━ ¿Hice algo mal? ━ interrogó a su hermano, en voz baja para evitar que la Inquisidora los escuchara.
Euclido lo ignoró, manteniendo su mirada al frente. No hacía más de diez minutos en los que llegó a la biblioteca, y para su suerte aún no había llegado el chico Morgenstern. Su hermano mayor no le había dirigido la mirada ni la palabra en todo ese lapso, cosa que lo ponía nervioso. Solía ignorarlo cuando había cometido un error.
━ Eucli-
Se vio interrumpido cuando la puerta se abrió, dejando ver al hijo de Valentine. Las lámparas estaban apagadas, por lo que la única luz entraba a través de las estrechas ventanas con persianas de lamas y por la claraboya de la torre, en lo alto. Lo primero que el chico vio fue a los hermanos, que estaban a los costados del sillón donde siempre solía sentarse Hodge Starkweather; donde ahora estaba la Inquisidora.
Imogen se puso de pie y se volvió hacia Jace con una sonrisa fría.
━ ¿Eres el chico?
Antes de que Jace pudiera responder, otra voz contestó: era Maryse, que había entrado en la biblioteca detrás de él.
━ Sí, Inquisidora ━ respondió━. Este es Jonathan Morgenstern.
Algo en Mirko lo hizo mirar a otro lado que no fueran ellos. La Inquisidora avanzó hacia Jace y se detuvo frente a él, extendió una mano.
━ Mírame, muchacho ━ ordenó, sujetando la barbilla de Jace, obligándolo a alzar la cabeza━. Me llamarás Inquisidora y a ellos Arcángeles Scaleweather. No nos llamarás ninguna otra cosa. ¿Entendido?
━ Mi nombre es Jace ━ murmuró él━. No chico. Jace Wayland.
━ No tienes derecho al nombre de Wayland ━ replicó Euclido, caminando hacia donde estaba la Inquisidora y colocándose a su lado━. Eres Jonathan Morgenstern, y reivindicar el nombre Wayland te convierte en un mentiroso. Igual que tu padre.
━ A decir verdad ━ repuso Jace━, prefiero pensar que soy un mentiroso en un modo que me es propio.
Mirko también se colocó al otro lado de la Inquisidora, mirando a Jace de una forma que le pedía silenciosamente que se callara por una vez en su vida.
━ Ya veo━ una sonrisita curvó en el rostro de Imogen, y no fue una sonrisa agradable━. No toleras la autoridad, igual que hacía tu padre. Como el ángel cuyo nombre lleváis los dos━ le sujetó la barbilla con una repentina ferocidad, clavándole las uñas━. Lucifer recibió su recompensa por haberse rebelado cuando Dios lo arrojó a los infiernos. Si desafías mi autoridad, puedo prometerte que envidiarás su destino.
Soltó a Jace y retrocedió. El lugar donde las uñas habían herido el rostro de Jace, comenzaba a brotar sangre, apenas hilillos de ella.
━ Imogen... ━ empezó Maryse, luego se corrigió tras sentir la mirada frívola de Euclido━. Inquisidora Herondale, Arcángeles Scaleweather. Ha aceptado un juicio por la Espada. Pueden averiguar si está diciendo la verdad.
━ ¿Sobre su padre? Sí, sé que puedo━ la Inquisidora miró a Maryse.
━ Sabe, señora Lightwood━ habló Euclido━, la Clave no está contenta con ustedes. Robert y tú son los guardianes del Instituto. Simplemente tienen la suerte de que su hoja de servicios a lo largo de los años ha estado relativamente limpia. Pocos disturbios demoníacos hasta recientemente, y todo ha estado tranquilo durante los últimos días. No hay informes, ni siquiera desde Idris, así que la Clave se siente benévola. En ocasiones nos hemos preguntado si en realidad rescindieron su lealtad para Valentine. Por lo que se ve, les puso una trampa y cayeron directamente en ella. Se podría pensar que deberían ser más listos.
━ No hubo trampa ━ habló Jace━. Mi padre sabía que los Lightwood me criarían si pensaban que era el hijo de Michael Wayland. Eso es todo.
La Inquisidora lo contempló como si fuese una cucaracha parlante.
━ ¿Sabes lo que hace el cuclillo, Jonathan Morgenstern?
━ ¿El qué?
━ El cuclillo ━ repitió ella━. Ya sabes, los cuclillos son parásitos. Ponen sus huevos en los nidos de otros pájaros. Cuando la cría nace, el bebé cuclillo tira a todas las otras crías fuera del nido. Los pobres padres pájaro se matan a trabajar intentando encontrar comida suficiente para alimentar a la enorme cría de cuclillo que ha asesinado a sus pequeños y ocupado su lugar.
━ ¿Enorme? ━ cuestionó Jace━. ¿Me acaba de llamar gordo?
━ Era una analogía━ el tono agrió de Euclido le dejo claro a Mirko de que su hermano lo iba a regañar después de salir de ahí.
━ No estoy gordo━ siguió él, algo ofendido.
━ Y yo ━ intervino Maryse━ no quiero su lástima. Me niego a creer que la Clave me castigara a mí o a mi esposo por decidir criar al hijo de un amigo muerto━ irguió los hombros━. No es como si no les hubiéramos dicho lo que estábamos haciendo.
━ Jonathan no ha hecho daño a los Lightwood de ninguna manera━ defendió Mirko, recibiendo una mirada demasiado desagradable por parte de Imogen y su hermano━. Ha trabajado muy duro al igual que se ha preparado.
━ Diga lo que quiera sobre mi padre, pero me convirtió en un cazador de sombras. Me he ganado mi lugar aquí━ concluyó Jace.
━ Tú, será mejor que no hables━ se dirigió a Mirko y él bajo la mirada━. Y no defiendas a tu padre ante mí ━ replicó hacia Jace━. Lo conocí. Fue... es... el más vil de los hombres.
━ ¿Vil? ¿Quién dice «vil»? ¿Qué significa eso siquiera?
━ Eres realmente arrogante ━ sentenció━. E intolerante. ¿Te enseñó tu padre a comportarte así?
━ No con él ━ respondió Jace, cortante.
━ Lo estás imitando. Valentine era uno de los hombres más arrogantes e irrespetuosos que he conocido jamás. Supongo que te educó para ser igual que él. Mientras que Mirko te entrenó para ser un arma letal.
━ Sí ━ replicó Jace, incapaz de contenerse━, se me entrenó para ser un genio malvado desde una edad temprana y Mirko me terminó de educar. Arrancando las alas a las moscas, envenenando el suministro de agua en la tierra..., me dedicaba a estas cosas en el jardín de infancia. Supongo que tenemos suerte de que mi padre fingiera su propia muerte antes de que llegara a la parte de mi educación dedicada a la violación y el saqueo, o nadie habría estado a salvo.
Maryse profirió un sonido muy parecido a un gemido de horror, mientras que Mirko dio un suspiro. Iba a terminar más que regañado por parte de su hermano mayor.
━ Jace...
━ Y exactamente igual que tu padre, no puedes controlar tu genio ━ la interrumpió Euclido, con cierto fastidio.
━ Los Lightwood te han mimado y han permitido que sus peores cualidades crecieran sin freno━ siguió la Inquisidora━. Tal vez tengas el aspecto de un ángel, Jonathan Morgenstern, pero sé exactamente lo que eres.
━ No es más que un muchacho ━ indicó Maryse.
━ Valentine no fue más que un muchacho en una ocasión━ le recordó Euclido, mirándola con molestia.
━ Ahora, antes de que empecemos a hurgar en esa cabeza rubia tuya para descubrir la verdad, sugiero que calmes tu mal genio━ sugirió Imogen━. Y sé exactamente dónde puedes hacerlo mejor.
━ ¿Me está enviando a mi habitación?
━ Te estoy enviando a las prisiones de la Ciudad Silenciosa. Tras una noche allí, sospecho que te mostrarás muchísimo más cooperativo.
Maryse lanzó una exclamación ahogada.
━ ¡Imogen... no puedes!
━ Claro que puedo━ sus ojos brillaban como cuchillas━. ¿Tienes algo que decirme, Jonathan?
Jace la miraba con sorpresa, y Mirko lo comprendía muy bien. Él conocía todos los niveles de la Ciudad Silenciosa, y sabía que las celdas de la prisión estaban en el nivel más inferior de la ciudad, por debajo del cementerio, donde miles de cadáveres de cazadores de sombras descansaban enterrados en silencio.
Aquellas estaban reservadas para los peores criminales: vampiros convertidos en delincuentes, brujos que violaban la Ley de la Alianza, cazadores de sombras que derramaban la sangre de sus propios compañeros. Pero Jace no era ninguna de esas cosas y eso Mirko lo sabía perfectamente.
━ Muy sabio, Jonathan. Veo que ya estás aprendiendo la mejor lección que la Ciudad Silenciosa puede enseñarte. Cómo mantener la boca cerrada.
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━ Siempre tengo que meter las manos por ti━ el tono molesto de Euclido lo hizo apretar los puños.
━ No te lo pedí, Euclido━ fue cortante, mirando el suelo━. Hice lo que me ordenó Imogen, no he cometido ningún error.
━ Entrenar al hijo de Valentine, ¿cómo es que no te diste cuenta? Lo volviste letal.
━ Dime tú, ¿ves en él a Valentine Morgenstern? ━ levantó la voz, mirando a su hermano con notorio odio━. Lo defendí porque lo conozco mejor que tú e Imogen, conviví con los Lightwood cerca de dos años y ni siquiera Jonathan lo sabía.
━ Cállate━ ordenó con un tono de voz autoritario━. No sospechaste de Starkweather sabiendo que perteneció al Círculo tan fiel a Valentine.
Euclido Scaleweather era el más apegado a la ley; era el ángel del pensamiento. Eso lo volvía muy serio y hostil con todos, un carácter tan igual al de la Inquisidora, con un carácter muy recto y consciente de sus obligaciones y con la responsabilidad de cada acto de sus hermanos.
No podía permitir que estos arruinaran las órdenes de los Nephilim que debían guiar.
━ No pueden llevarlo a la Ciudad Silenciosa, él no es un criminal━ volvió a su tono tranquilo, intentando no involucrar sus sentimientos.
Le había tomado cariño a cada miembro de la familia, cosa que se le tenía prohibido. La última vez había tomado cariño a los residentes del Instituto de Londres de 1878 y recibió el castigo de 100 latigazos en la espalda por parte de su hermano mayor.
Daba gracias de poder curarse y no dejar rastro de cicatrices.
━ He dicho que te calles━ demandó━. Jonathan será enviado a la Ciudad Silenciosa, y si metes las manos, te mandaré también.
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