Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8


—La cena estaba muy buena, gracias. —hablaba la mujer de John, quien en ese momento estaba dirigiendo el tenedor a su boca. John asintió levemente, y su hijo, Michael, se levantó de la mesa. 

—No estaba mal... —dijo simplemente.

—Me alegro de que les haya gustado. —Por suerte, el Cocinero había aprendido a controlar sus nervios. De hecho, estos ya no aparecían casi nunca, ya que él no les dejaba entrar en su mente como lo hacía de pequeño. Ahora, notaba como si su cráneo fuese una muralla que le apartaba, que le protegía de... ¿De qué? ¿De las cosas malas? ¿De la gente desagradable? ¿De la propia realidad? Era difícil saberlo. 

En el salón principal, que se encontraba a un par de pasillos de donde estaban cenando la familia, había una fiesta, como todas las noches de los viernes. Los invitados ni siquiera se habían percatado de que los anfitriones se habían marchado. Todo el mundo seguía cantando, bailando, y bebiendo. Todo era normal. 

—Sé que no soy quién para entrometerme, pero ¿no creen que deberían volver a la fiesta? Sus invitados ya deben de haberse percatado de su ausencia. 

—Es cierto. -Dijo la mujer. 

—Pero... ¡María, estoy comiendo!

—Oh, vamos. —La tal María se cruzó de brazos y le lanzó una mirada llena de furia a su marido. —¿De verdad quieres hacerme enfadar ahora, John?

—Claro que n... 

—Pues venga. Nuestros amigos nos esperan. —El hombre también se levantó de la mesa. Los tres familiares recorrieron los pasillos casi sin mirar. Esa mansión no hubiese sido un hogar demasiado acogedor para el Cocinero, pero supuso que para otra familia quizás lo fuera. 

Su plan estaba funcionando. Ahora todos estarían reunidos, como cuando mató a Vicky unos meses atrás. 

El Cocinero los acompañó hasta la gran sala, la cual estaba repleta de gente. Esos sitios le angustiaban un poco, pero no era el momento idóneo para echarse atrás. Ahora no. 

—Bien, creo que debería ir marchándome. 

—Sé que trabajas muy duro y que debes estar cansado —dijo la mujer mientras acariciaba el pelo castaño de su hijo. —, pero si quieres quedarte en la fiesta, serás bienvenido. —El niño le dedicó una mirada a su madre antes de salir corriendo con otros niños que, evidentemente, eran mayores que él. 

—Agradezco su invitación —miró al hombre para no excluirlo de la conversación. —, pero debo volver ya a casa. Mañana también tengo que madrugar para... —Su mente iba a cien por hora, eso no formaba parte del plan. —Ir a la boda de mi hermana. 

—Oh, felicítala de nuestra parte. —contestó ella con una sonrisa radiante. 

—Que vaya bien, entonces. —John le tendió la mano, y el Cocinero la aceptó con gusto. 


━━━━━━✧❂✧━━━━━━

Ahora todos pensaban que se había marchado a casa: justo lo que necesitaba. 

Entonces era hora de llevar a cabo la segunda fase del plan: asesinar. 

Ya había pasado más o menos media hora, así que todo el mundo estaba distraído. John estaba hablando con uno de sus invitados, pero al cabo de un rato se dirigió al baño. Subió las escaleras a paso lento para llegar al baño de lujo. Era grande, y las paredes brillaban. Un espejo de más de dos metros de largo adornaba la pared, y una gran lámpara llena de cristales colgaba del alto techo. Al fondo del baño, se encontraba un jacuzzi bastante grande, al lado de una pequeña estantería con esponjas de tonalidades cálidas, todo tipo de jabones y mascarillas para la piel, y diferentes objetos para el cuidado del pelo.  

El Cocinero no tenía permiso para subir a ese piso, pero lo hizo de todas formas. Al fin y al cabo, ¿qué más daba? Cuando el hombre cerró la puerta y entró, el hombre apagó sigilosamente las luces del pasillo y apoyó su espalda contra la pared, con el cuchillo en la mano y una pistola en el cinturón, solo por si a caso. 

Y entonces John salió del cuarto, despreocupado y distraído.  

El Cocinero se abalanzó sobre el hombre para clavarle el arma en el cuello. Con una mano sostenía el cuchillo, y con la otra le tapaba la boca. Pero, para su sorpresa, John le dio una patada y consiguió librarse de él. No gritó, simplemente intentó atacarle con todas sus fuerzas. 

—¡Eh! —la voz de una mujer resonó en todo el pasillo. —¡Por Dios! ¡John! —Tenía cara de espanto. Se quedó quieta unos instantes, probablemente sin saber qué hacer, pero al final reaccionó empezando a correr hasta chocar contra el Cocinero. 

—¿Pero qué? —soltó este, que estaba cada vez más confundido. Entonces una silueta de menor tamaño apareció al fondo del pasillo. Estaba corriendo tan rápido como podía. El Cocinero no pudo reaccionar a tiempo: el hijo de María y John saltó encima de él y le dio un puñetazo en el estómago. 

—Joder... —La verdad es que eso dolió bastante más de lo que esperaba. Estaba a punto de caerse al suelo por el dolor, pero entonces recordó que tenía un cuchillo. Su plan no era asesinar también a la familia de John... Pero no le estaban dejando otra opción. 

Pasó su brazo alrededor del cuello del hombre, y cuando se aseguró de que no podía escapar, le clavó el cuchillo en el estómago. Después, solo por si a caso, pasó el arma ligeramente por su cuello. Personalmente, él prefería las muertes rápidas. Eran menos sangrientas y más fáciles de llevar a cabo. 

—¡No! —Las lágrimas de María empezaron a caer rápidamente por sus mejillas. Parecía haberse olvidado de que el Cocinero seguía ahí, porque corrió a abrazar a su marido. Su hijo, en cambio, intentó darle otra patada. Pero el Cocinero fue mucho más rápido: sacó su pistola del cinturón, la colocó en la frente del niño, y apretó el gatillo. Pero no salió ninguna bala. 

—Mierda. —El niño también estaba empezando a llorar desconsoladamente, así que le tapó la boca con una mano, y con la otra tomó el cuchillo, el cual se había caído al suelo anteriormente. Se acercó a María por la espalda y se lo clavó. 

El cuerpo de la mujer cayó al suelo casi inmediatamente. La sangre empezó a caer al cabo de pocos segundos, manchando toda su espalda, el suelo, y parte del cuerpo del hombre. 

Michael, el niño, se puso pálido al momento. Las lágrimas dejaron de caer de sus ojos, y no opuso más resistencia. El Cocinero aprovechó la oportunidad para cogerle la mano y guiarlo hasta la salida. 

No. Eso no formaba parte del plan.


━━━━━━✧❂✧━━━━━━

—¿Qué te has llevado al niño? —gritó Dusk. —¡Pero...! ¿En qué estabas pensando?

—No tenía otra opción. Sus padres están muertos, y me quedé bloqueado. Es un niño, Dusk. Nada más. 

—Ya, ¿y qué piensas hacer con él? Debes matarlo. Si lo dejas suelto, se chivará. 

—Lo sé...

—Y, además, al no encontrar también el cadáver del niño, sabrán que, uno: lo tienes tú. Y dos: puede estar vivo o muerto. Sabes que si no lo encuentran, no pararán de buscarlo. 

—No tienes que convencerme de eso. Sé lo que debo hacer.


━━━━━━✧❂✧━━━━━━

Tener a un niño totalmente indefenso, con las manos atadas y la mirada perdida, delante de él, le resultó más complicado de lo que esperaba. 

Le recordaba un poco a su infancia. A su historia. Pero en ese momento no podía ponerse nostálgico. Los recuerdos de cuando era pequeño amenazaban con volver, y no podía permitírselo. 

—Como es pequeño —empezó Dusk. —, supongo que podemos llevar a cabo la opción menos dolorosa, ¿no te parece?

—Claro. —El Cocinero sacó una pistola negra y reluciente del cinturón. La observó, con una mirada algo apenada, y apuntó al pequeño. 

—¿Por qué? -Preguntó el niño con voz temblorosa, justo antes de que el Cocinero apretara el gatillo. Su cuerpo cayó al suelo, llenando este de un charco de sangre. 

Los dos hombres miraron su cuerpo inmóvil: no era ninguna novedad ver a un muerto, pero matar a niños no era su afición favorita. El Cocinero dio media vuelta y se marchó, mientras Dusk limpiaba la escena del crimen, sin dejar ni una sola mancha visible. 
















Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro