1._Sangre
Las clases fueron suspendidas, pero gran parte del alumnado seguía allí. Los oficiales de policía habían acordonado la calle para evitar que ingresarán al establecimiento, pero era imposible contener a tantos estudiantes. Muchos consiguieron llegar a la puerta exterior de su escuela secundaria intentando averiguar qué estaba sucediendo. Los carros de policía mantenían sus luces de emergencia parpadeando. La ambulancia no se movía del lugar y el fiscal todavía no aparecía. El cielo gris daba a ese escenario un aspecto todavía más lúgubre. Era mediados de invierno. Hacia frio y no había dejado de llover desde hace dos días. La tregua que el clima les entregó no duró lo suficiente. Gruesas gotas comenzaron a caer sobre el ya mojado patio de aquella escuela.
Un chico saltó el muro posterior del recinto para ver qué estaba sucediendo. Quería capturar imágenes con su teléfono celular para compartirlas en WhatsApp. Dejó su mochila tras unos arbustos, después se escabullo al interior del edificio. Corrió por los vacíos pasillos hacia el salón de música. Desde las ventanas de esa aula, era posible ver el cobertizo. Escondido detrás de la cortina consiguió una toma bastante buena, pero que no le permitía ver que era lo que estaba pensando. Todo lo que logró ver fue sangre, mucha sangre en la entrada a ese pequeño cuarto de concreto. Compartió las fotografías que tomó, después salió hacia la escalera para intentar acercarse desde abajo. No había nadie al interior de la escuela por lo que su desplazamiento fue bastante ágil. Cuando pudo salir hacia el patio posterior, se escondió entre los arbustos para arrastrarse hasta el cobertizo. Llegó bastante cerca, pero la cantidad de oficiales agrupados allí le imposibilitaba ver en el interior. De pronto todos se hicieron a un lado, formando dos filas que dejaron un estrecho pasillo para el ingreso del fiscal, que era un hombre alto de estrafalario peinado. Su cabello era blanco y su piel azul. Llevaba un largo abrigo granate. Sostenía un amplio paraguas negro que lo abarcaba bastante bien. El sujeto avanzó con seguridad hasta alcanzar el umbral, pero allí perdió su ímpetu. El chico que filmaba todo, lo vio sacar un pañuelo y cubrirse boca y naríz antes de entrar, entregando su paraguas a un oficial. Tras él iba un sujeto delgado con una negra gabardina. Era de esos tipos mitad animal. Parecía un gato, pero su semblante no transmitía ternura alguna. Ambos estuvieron dentro un rato, una vez salieron ingresaron los perito. Aquello permitió al chico poder ver el interior usando el zoom de la cámara de su teléfono celular. Lo que observó le dió náuseas.
Él no conocía a la chica. Si acaso alguna vez la vio en el patio. Era de primero, tenía catorce años y se llamaba Mika. Estaba desnuda sobre el piso del cobertizo. Sus piernas permanecian abiertas y atadas a los postes que sostenían el techo. Sus genitales se veían perfectamente, estaban cubiertos de sangre. Tenía una herida en el cuello o en el abdomen,desde el ángulo que estaba el improvisado periodista no era posible apreciar bien el cuerpo en su totalidad, pero sus piernas, brazos y rostro eran sólo una gran mancha roja. En la boca tenía puesta su ropa interior. Uno de los peritos se la saco con unas piensas. Las pantaletas rojas con puntos negros se abrieron y acabaron en una bolsa. Ella también acabó en una, un rato después. Fue puesta en una camilla que salió con pesadumbre de aquel cobertizo, para entrar en el vehículo del servicio forense. Después de ella salió otro cuerpo. El chico lo reconoció por el brazalete en su brazo izquierdo, era el maestro de educación física. Fue metido en una bolsa grande sobre la que el agua se deslizaba de forma abundante. Un policía advirtió al espía y a su grito de alarma, los peritos colisionaron la camilla en que iba el profesor con la de Mika. El cuerpo de la jóven cayó al suelo. Los hombres intentaron levantarlo, pero por el nerviosismo del incidente tomaron mal la bolsa y el cadáver cayó al lodo. La blanca y ensangrentada piel de la chica quedó expuesta de una forma cruel.
-¡¿Pero que mierdas están haciendo imbéciles?!-gritó el jefe de policía, apartándose de la única patrulla que estaba allí.
Cuando el antropomorfo fue hacia los peritos, el hombre en el interior del vehículo pudo ver como levantaban el cadáver de la chica. Sus pechos pequeños lucían tan firmes y lozanos como
cuando su húmeda lengua los saboreaba con lujuriosa avidez. Rochi apartó la vista cuando el cuerpo fue metido en la bolsa de nuevo y sin cuidado. Su ropa estaba cubierta de sangre y sus brazos mutilados. Sus manos ya no estaban más en su lugar y aún así las sentía palpitar al recordar como acariciaron esa piel fresca, perfumada. Era viejo si, pero aún tenía los ímpetu suficiente para arrancar gemidos a cualquier mujer. Esa tierna muchacha no fue la excepción. Ella soltó alaridos de gozó mientras el golpeaba su entrepierna con su pene, cuyo longitud no disminuyó con los años y era y fue motivo de orgullo. Todavía le parecía verla contrayéndose sobre las colchonetas de educación física, que quedaron sucias de fluidos mezclados, escurridos entre gritos desaforados de gusto. El oficial de policía subió a la patrulla y partieron rumbo a la jefatura. Al salir del colegio, el hombre vio a la madre de Mika llorando angustiada, pidiendo poder ver a su hija,en la entrada de la escuela. De casualidad la mujer miró al vehículo e hizo contacto visual con el conserje. Se miraron y como en cámara lenta él vio a esa madre intentar golpear el cristal de la ventana. No logró hacerlo, pero le pegó a la parte posterior del vehículo y corrió unos metros tras el. Rochi no podía oír lo que esa mujer gritó,pero su semblante era la personificación del dolor. Lo miró a travéz del lente retrovisor, cerró los ojos y descansa la espalda en el asiento.
-Relajete mientras puedas, viejo- le dijo el oficial haciendo que abriera los ojos de nuevo- A los violadores como tú, les va muy mal en prisión.
Rochi lo miró por medio del espejo. Sus pupilas eran duras y su boca estaba apretada. No dijo nada al respecto cerrando los ojos para intentar sumirse en un gentil recuerdo y Mika fue lo primero que vio. Estaba allí, sentada sobre el caballete de gimnasia, coquetaendo como siempre. Era tan dulce y suculenta como una manzana roja colgando todavía firme del árbol y nunca debió atreverse a morderla.
El chico logró enviar su video a redes sociales. Todos vieron las imágenes y la ciudad entera se volcó, en pocas horas, al cuartel policíal exigiendo justicia para Mika y la muerte para el violador y asesino. Dentro Rochi estaba en la sala de interrogatorios viendo sus brazos mutilados. Estaban cubiertos por una especie de calcetines de color negro. No importaba cuántas veces viera esas extremidades, todavía no se convencía de que sus manos no estuvieran allí y ,sin embargo, no lamentaba su suerte. El policía intentó intimidarlo para que confesara su crimen y si bien él aceptó la responsabilidad de lo sucedido, no admitió haber asesinado a nadie. Cansado de la obstinación del delincuente,el jefe de policía decidió ser él quien hiciera el interrogatorio y cambió de puesto con el oficial. El tipo se llamaba Bills y entró en el lugar comiendo unas rosquillas y bebiendo café. Dejó la caja en la mesa de forma despectiva y se sentó en la silla frente a la de Rochi con una actitud muy segura.
-Sí quieres puedes tomar una, viejo-le dijo al conserje que todavía llevaba la ropa sucia de sangre y la barba salpicada también.
-Eres un tipo muy irrespetuoso- comentó el anciano y levantó sus brazos mutilados. Bills sólo se sonrió.
-A los tipos como tú no les va nada bien en prisión. Y no importa si son unos ancianos... Acabas convertidos en las perras sumisas de todo el pabellón-le dijo el jefe de policía tomando una nueva dona.
-¿Entonces tú serás el policía bueno y el policía malo a la vez, no? Pues oye bien jovencito: yo no mate a Mika y tampoco al profesor...
-Yo no mate a Mika-repitió Bills- La llamas por su nombre. Eso quiere decir que eras o te sentías muy cercano a ella,no así al maestro ¿Qué ocurrió? ¿Querías una nueva muñeca para tus depravaciones, pero la mocosa no acepto la ruptura de su relación especial, que nadie entendería?-le cuestionó con tono sarcástico.
-Estas tan acostumbrado a lidiar con crímenales que para ti solo hay dos tipos de personas: las buenas y las malas,pero estás equivocado...
-El equivocado eres tú viejo-le contestó Bills-Para mí existen los tipos que merecen estar en prisión y los que aún no me dan motivos para encerrarlos. Ahora dime ¿Cómo mataste a la chica y al maestro?
-¿En serio es tan tonto para supones que puedo matar a un hombre jóven y fuerte sin mis manos y teniendo más de setenta años?
-He visto tipos sin pene violando chicas con botellas, mangos de escobas y un largo etcétera-le respondió Bills apoyando uno de sus brazos sobre la mesa-Si algo le sobra a los criminales es creatividad ¡Así que deja de fingir y confiesa de una vez que quiero llegar temprano a comer!
-Yo no los asesine-reitero el viejo y el jefe de policía mando a volar la mesa hacia a un costado. El sonido se oyó seco y el cristal, tras el cual estaba el fiscal temblo-Estas terminando con mi paciencia anciano...¡Habla de una vez!
Lo que vino después fue una lluvia de golpes sobre el viejo. Nadie intervino. Todos eran padres,tíos,abuelos; nadie iba a mostrar clemencia a un violador y asesino. Pero durante todo el proceso Rochi no cambio su declaración: él no era el asesino.
-Son más de las once-le dijo el anciano después de que el jefe de policía hiciera una pausa en su interrogatorio-Seguro su esposa o amante ya debe estar harta de esperarlo y su cena se enfrió-añadió y sin querer escupió sangre en el zapato de Bills-Tal vez ahora tiene tiempo para oír está historia...
El jefe de policía lo miró un momento.Tomó su teléfono celular para enviar un mensaje. Después acercó una de las sillas y se sentó en ella.
-Comienza de una vez...
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