15. Mystery Of Love.
Sam.
Recordaba haber caído rendido en los brazos de Durke pero esto definitivamente no se sentían como sus brazos, así que abrí los ojos.
No había reaccionado del todo cuando Durke salió de lo que yo suponía era una ducha si la toalla sobre sus hombros me decía algo.
Notando que estaba en la cama y los niños no estaban por ningún lado tuve el impulso de preguntar por ellos.
—¿Los niños?— mi voz era ronca.
—Jamie y el otro mocoso ya se han ido a la escuela, los gemelos están con Spike—bostecé mientras me estiraba sobre la cama, necesitando desentumir mis músculos, no había dormido en la mejor posición, eso había quedado claro cuando mi espalda tronó.
—¿El otro mocoso?
—Liver— ¿Liver? Oh, Oliver, asentí en comprensión—. Jamie es un zorro astuto, no me preguntes cómo pero logró convencer al padre del mocoso quedarse hasta el lunes— Claro que lo había hecho, era Jamie de quien hablábamos, sonreí levemente.
—¿Estás bien con ello?— tenía que preguntar, parecía que Jamie se tomaba muchas libertades en esta casa y con el presidente.
—No me molesta— se encogió de hombros—. Uno o diez mocosos, Foxx puede traer a quien quiera, siempre y cuando puedan soportar estar rodeados de motociclistas.
—Motociclistas intimidantes, grandes y toscos— sonreí imaginando al grupo de hombres haciendo ojitos por un plato de mi comida, estaba claro que no eran santos pero tenían un lado suave.
—A los que les preparas las comidas—asentí mientras reía.
—¿Qué te digo? Ellos disfrutan mi comida— una sonrisa maliciosa se formó en mis labios—. Excepto tal vez Spike, él disfruta ver mi trasero mientras cocino— las cejas de mi motociclista se arquearon y me reí más estruendosamente.
—Es un espectáculo caliente debo admitirlo puedo entender a Spike— mi risa cesó y mis mejillas se sonrojaron, podía sentir mi cara arder en vergüenza pero por una vez no quería ser el que se quedara callado.
—¿Así que me observas mientras cocino?— pregunté de una manera sugestiva —. Que acosador presidente— supe que había llegado demasiado lejos cuando sus ojos normalmente gris brillante se volvieron opacos.
—Bastante— se acercó lentamente a mi cuerpo tendido sobre la cama y se posicionó de manera en que su boca se posó en mi oído —. Disfruto muchísimo tu comida cariño, pero es un puto deleite observar tu culo moverse por la cocina.
Tragué saliva pesadamente y entré en pánico.
—¿No tienes cosas qué hacer? — me quería dar una patada en el trasero, eso no era realmente lo que quería decir pero el pánico había hecho lo suyo y había actuado por instinto.
Las facciones de Durke se volvieron hierro y se apartó de mí lentamente como si le hubiera dolido físicamente.
Dios, no quería que esto acabara tan pronto. Me dio la espalda y se encaminó a la puerta, tenía que actuar ahora, hacer algo para que se quedara conmigo un rato más.
Sonaba estúpido pero Durke estaba tan ocupado que apenas y teníamos tiempo el uno con el otro, quería otros diez minutos con él, así que hice algo estúpido e impulsado por la sensación de adrenalina.
—Iré a desayunar— respirando pesadamente me tumbé sobre mis manos y pies, alzando un poco mi trasero, no sabía si mi posición era correcta o si se veía bien, solo estaba imitando la postura que Darrell me había enseñado hace meses—. ¿Quieres que te traiga de desayunar? — si contestaba tal vez Durke saldría por la puerta así que me quede callado —. ¿Sam?
Por el rabillo del ojo pude observar el momento exacto en el que el motociclista se giró y observó.
Se quedó parado frente a la puerta mientras su cuerpo se tensaba.
—¿Sam? — su voz había tenido un matiz diferente al acostumbrado, como si le estuviera faltando el aire.
Al no ver otra reacción que no fueran sus repetidos parpadeos hice algo estúpido.
—Hace algún tiempo preguntaste si mi trasero era parte del menú ¿ya no lo quieres?— contoneé mi cadera tratando de lucir sensual.
M estaba ahogando en sudor ¿Y si en vez de parecer sensual me veía como una mala imitación de gallina?
Durke murmuró algo que no pude entender y comencé a ponerme más nervioso.
¿Acaso no era esto lo que él quería? ¿Ya no lo quería? Oh por Dios ¿se había hartado de mí?
—Estoy nervioso, tú no estás diciendo nada y me siento como un imbécil en esta posición, di algo o voy a salir corriendo— dije en un intento desesperado de que esto no terminara conmigo llorando y teniendo problemas de autoestima.
—Estoy escuchando un puto coro de ángeles celestiales alabando tu culo.
¿Qué rayos? ¿Había escuchado bien? Sin poder evitarlo comencé a carcajear y mi tensión desapareció pero cuando quise voltearme unas manos posadas en mis caderas me lo impidieron y la tensión regresó más rápido de lo que se había desvanecido.
—Si algo no te gusta, me lo haces saber ¿entendido? — asentí rápidamente sin saber qué más hacer—. Usa tus palabras precioso, o esto no va a funcionar— creía que en cualquier momento mi corazón explotaría.
—Si algo no me gusta, te lo digo— a duras penas me arreglé para decirlo.
—Qué buen niño— usualmente me fastidiaba que usara ese mote conmigo pero en esta situación generaba un sentimiento confuso.
Jadeé audiblemente cuando un toque suave se deslizó desde mi espalda hasta llegar a la cinturilla de mi pantalón de chándal, su toque tan suave pero tan firme me hizo estremecer.
Estaba asustado mucho, pero también curioso.
Durke.
Estaba nervioso, jodida y putamente nervioso, ¿Cuándo había sido la última vez que mis manos habían temblado y sudado de esta forma?
No quería joder esta mierda, quería que Sam disfrutara.
Tenía décadas sin follar a un virgen y Sam no era cualquier culo dulce al que pudiera joder sin cuidado, mi hombre merecía todo el puto placer que le pudiera dar, mi jodido respeto y toda mi maldita buena voluntad.
Sam era mío y lo haría mi maldita vieja dama o cualquier término que pudiera usar en él siendo un hombre.
Busqué una posición más cómoda así que me coloqué detrás de él, mi polla dura podía rozar con su culo en un solo movimiento de cadera y antes de empezar a actuar como el bastardo que era, comencé a pensar qué mierda podía hacer sin asustar a Sam.
Mi hombre no sería follado a cuatro en su primera vez.
—Voy a bajar tus pantalones amore, muy despacio…— cada sílaba de la última palabra marcó un movimiento y pronto su exquisito trasero estuvo a la vista con esos preciosos boxers de color blanco que lo cubrían—Te quiero sobre tu espalda, viendo tu linda boquita haciendo esos pequeños gemidos necesitados ¿Podrías darte la vuelta para mi precioso? — el jadeo de Sam provocó un tirón en mi polla dura. Nunca nadie me había puesto tan duro con solo un puto sonido.
Sam intentó dar la vuelta como había pedido pero lo agarré firme de la cintura y dejé caer una sonora pero nada dolorosa nalgada sobre su culo que sacó otro jadeo ahogado de su boca— Te lo dije precioso colibrí, usa tus palabras o esto no va a funcionar— succioné suavemente la piel en su cuello—. Te hice una pregunta, responde.
—Yo… ¡AH!— un gemido escandaloso hizo eco en el cuarto cuando toqué su pene—Sí.
—¿Si?— Sam asintió, pero no era la respuesta que buscaba así que comencé un movimiento ligero con mi muñeca—. Quiero una respuesta más elaborada precioso.
—Estúpido— reí entre dientes y sin presionar tan fuerte mi mandíbula mordí su hombro a la par que aumenté el movimiento sobre su pene, mi respuesta fue un gemido alto y un movimiento suave de cadera buscando más contacto pero eso no iba a suceder, así que me forcé a dejar de tocar su polla para posar mis manos en su culo.
Bajé lentamente sus boxers a la par que besaba cada centímetro de piel expuesta y me di el lujo de dejar una mordida sobre los preciosos lunares que tenía regados en su culo.
—Te haré sentir tan bien… Tan jodidamente bien— terminé de quitar su bóxer y sonreí ante la vista frente a mi.
Sam aún conservaba su camisa puesta, que caía ligeramente sobre la curvatura de su culo acentuando sus curvas aún más y dejándome como imbécil mientras observaba su cuerpo y salivaba.
Sin prisas comencé a masajear sus pantorrillas, luego los muslos y poco a poco me acerqué a mi objetivo.
—¿Podrías darte la vuelta para mi, precioso? — repetí la pregunta mientras masajeaba sus bolas, sin tocar su polla, solamente tentando y disfrutando de las reacciones de Sam.
Su respiración pesada, los pequeños gemidos que dejaba salir de su boca, y sus estremecimientos cada que aplicaba presión sobre sus zonas más sensibles.
—Oh joder— gimió lastimosamente cuando envolví mi mano sobre la cabeza dura de su pene—. Me voy a dar la vuelta para ti— a duras penas pudo decir aquello, su voz se cortaba con gemidos y sonreí como un bastardo.
—Eres tan bueno Sam, tan increíble— susurré en trance.
Tomé su culo y mordí suavemente la mejilla izquierda antes de girar su cuerpo hasta posicionarlo como yo quería.
Sentía como si fuera un pecado solo mirarlo.
Sus mejillas ruborizadas, un pequeño hilo de saliva escurriendo por su boca, su cuerpo a medio desnudar y la cruz que se asomaba en su cuello con una cadena plateada me hacían sentir como si estuviera viendo algo que no debía.
Caliente, erótico y jodidamente incorrecto.
—Mierda Sam, la puta cruz en tu cuello me hace sentir aún más caliente— no dejé que respondiera pues me incliné para besar sus labios.
Eran dulces, salados y un puto manjar que quería mordisquear por el resto de mis días.
Mi mano izquierda fue directo a su polla mientras que la derecha sostuvo sus muñecas juntas sobre su cabeza, en ningún momento dejé de besarlo y Sam comenzó a mover sus caderas al ritmo de mi mano, cada ciertos segundos sus suspiros y gemidos interrumpían mis besos.
—Mis manos— su voz era un jadeo, apenas audible—. Por favor.
Ignoré deliberadamente su súplica y besé su cuello, dejando un pequeño sendero de mordidas hasta llegar a su pecho donde me entretuve con las pequeñas protuberancias, mordiendo y lamiendo sin dejar en ningún momento el movimiento de mi mano izquierda.
Sus jadeos se intensificaron, suspiros y gemidos se combinaron.
Mierda, quería oírlo gemir mi nombre.
—Me gusta verte así— susurré sobre sus labios—. Sudando y jadeando por mí, mis manos, mis besos… — mi lengua trazó sus labios y luego su mandíbula—. Te ves tan bien, con mi camisa puesta y tu bonita cruz mientras lloriqueas con mi toque.
—¡Durke! — su cuerpo se tensó y mi mano fue manchada con semen caliente.
No quería perder esta oportunidad, su cuerpo laxo después del orgasmo sería útil.
Uno de mis dedos se acercó a su pequeño agujero fruncido y con ayuda de su semen empujé dentro, esperaba tensión, era normal pero Sam estaba demasiado cerrado para haber tenido un orgasmo quince segundos antes.
—No puedo, no puedo, perdóname — mis ojos se encontraron con los suyos y sus ojitos se llenaron de lágrimas, retiré mis manos de su cuerpo.
Sin saber que hacer, me quedé unos segundos quieto antes de reaccionar —Está bien precioso, está bien— susurré mientras me apartaba del bonito y glorioso cuerpo de Samuel—. Iré por… Una puta ducha jodidamente fría.
Cerré mis ojos y me acosté a un lado de Sam, con mi codo y antebrazo cubriendo mis ojos, estaba respirando pesadamente y tenía sentimientos confusos. Mierda.
—Lo siento tanto— susurró Sam y volteé mi cabeza pero antes de poder decir algo mi chico salió corriendo a encerrarse dentro del baño, escuché la ducha no mucho tiempo después.
—Una vez más tendremos que usar sus fotos y nuestra imaginación— miré a mi polla dura y suspiré.
Tardé cerca de diez minutos en que la maldita puta erección bajara, había tenido que pensar en Nine y mis hermanos follando, imaginar esa mierda era asquerosa y solo así había podido dejar de ver las bonitas y gloriosas reacciones de mi hombre.
Quería hacer la mierda que se avecinaba más cómoda para Sam y para mí así que comencé a retirar las sábanas manchadas de semen y sudor de la cama, las puse en el cesto de la ropa sucia junto con las prendas que había quitado del cuerpo de Sam, y cambié mi ropa.
Quería una ducha pero el pequeño colibrí había decidido tardar milenios dentro del baño y cuando tenía cerca de veinte minutos acomodando supuse que Sam no iba a salir hasta que yo saliera del cuarto.
Recogí mi cabello en una coleta y me preparé para tocar la puerta del cuarto de baño. Había visto y hecho mucha mierda jodida durante mi vida, entonces ¿por qué mierda me ponía como un puto amariconado nervioso antes de tocar la puerta?
—Sam, sé lo que estás haciendo y no va a funcionar, sal del maldito baño para que podamos hablar— toqué firmemente la puerta con una seguridad que como la mierda no sentía y esperé pacientemente sentado a la orilla de la cama.
Unos minutos después la puerta se abrió y un Sam usando mi ropa apareció por la puerta, eso no estaba haciendo nada para calmar mi polla.
—Yo no llevé ropa conmigo, humm, así que usé tu ropa— llevó una de sus manos a su boca y mordisqueo su uña mientras miraba a cualquier lado que no fuera yo.
—Ven Sam— di unos pequeños golpecitos al colchón en el lugar a lado mío—. Tenemos que hablar — su carita se llenó de pánico y se acercó rápidamente a mi y tomó mi mano.
—¡Durke lo siento!— evitó mis ojos con esa frase.
—No precioso, está bien, te lo juro Sam— apreté un poco su mano.
—Lo siento mucho, yo de verdad quería hacerlo contigo, te lo juro— sus mejillas se pusieron rojas—. Pero no pude, yo, perdóname, podemos intentarlo otra vez, prometo no huir como hace rato, es más yo podría no lo sé ¿Qué te gusta hacer en la cama? — mis ojos se abrieron de impresión y los suyos me miraron asombrados como si no creyera que hubiera hecho esa pregunta.
—No te voy a presionar precioso— sus ojos llorosos me miraron con brillo—. Nunca Sam , jamás en mi puta vida vas forzarte a tener sexo conmigo— tomé delicadamente su mejilla—. He esperado meses para tenerte, puedo esperar aún más ¿Entiendes lo que te digo precioso? Jodidamente no necesito tu culo para quererte en mi cama, sí lo aceptó, es un culo maravilloso y sería el hombre más feliz en la tierra si me dejarás joderlo— una risa pequeña salió de su boca y me sentí un campeón—. Pero si te quisiera para un follada no estarías en mi cama, en mi cuarto, en la casa y con mis hermanos en mi jodido club. Nadie había estado en la cama en la que duermo, tú lo haces todos los días desde que llegaste.
—Uh… ¿Durke? — me miró con esos ojos marrones inocentes y su cara brillando en duda.
—Quiero verte tanto tiempo como pueda durmiendo en mi cama, aún es muy pronto para decir por siempre pero mierda Sam podemos llegar a ello eventualmente— su boca se abrió ligeramente en reacción a mis palabras—. Puta mierda, no hago estas putas escenas melosas desde los ocho pero ¿Quieres intentar salir conmigo Sam?
—¿Me estás pidiendo que sea tu novio?— susurró anonadado.
—Me siento demasiado viejo para usar ese término, ¿podemos dejarlo en pareja?— una sonrisa de lado se dibujó en su cara.
—¿Me llevarás a citas, me compraras rosas, chocolates y luego me llevarás a un baile de máscaras para darme un beso bajo la luz de la luna?— sus ojos brillando con malicia me hicieron tragar saliva.
—¿De verdad me vas a tener haciendo esas mierdas por ti?— su ceja arqueada me hizo saber que iba en serio y suspiré—. Mierda bien, haremos esas cosas jodidas de citas, chocolates, bailes de máscaras y después te follaré bajo la luz de la luna.— murmuró un pequeño "bastante justo" y se acercó un poco más a mí, habíamos estado muy separados el uno del otro mientras hablábamos.
—¿Flores?
—Soy alérgico a esas jodidas cosas ¿bien? Mi nariz se poner roja como la del puto Rodolfo ese que ayuda a Babbo Natale — Sam tenía una pregunta silenciosa en sus ojos—. El gordo ese rojo de barba que trae regalos a los mocosos en Navidad, Papá Noél, San Nicolás, Santa Claus— Sam asintió y luego una sonrisa de listillo se dibujó en su cara.
—¿Entonces el grande y malo motociclista es alérgico a las flores?
—¿Algún puto problema?— gruñí en su dirección y el diablillo solo se carcajeó.
—Ninguno— su sonrisa era una puta dulzura a los ojos—. Entonces nada de flores, sé creativo entonces, traéme no sé, una flor de ornamento o un pino, qué se yo.
—Anotado ¿alguna petición más?
—De momento no, te diré si algo cambia— depositó un pequeño beso sobre mi mejilla—. Si quiero ser tu pareja Durke.
—¿No estás jodiendo conmigo verdad? — negó con su cabeza—. Jodidamente no te voy a dejar ir Sam, eres mío.
—Haz las cosas bien y no me voy a querer ir grandote— palmeó mi hombro y sonrió.
—Soy un bastardo afortunado— murmuré mientras quedaba pendejo por su cara sonriente.
—Lo eres— guiñó un ojo y luego se levantó de la cama para caminar al armario, miré su culo y mierda, incluso con esos pantalones que le quedaban grande podía observar sus curvas.
Sí, definitivamente era una bastardo afortunado.
—Ve a bañarte, hueles a sexo— aventó una toalla a mi cara y cuando la quité de mi visión pude observar a mi hombre con una de sus uñas atrapada entre sus dientes.
Al parecer mi precioso colibrí mordía sus uñas cuando algo lo tenía ansioso.
—¿Qué está pasando en esa cabecita tuya?— pregunté y tardó unos segundos pero finalmente me respondió. —Dame tiempo, la próxima vez llegaremos hasta el final— me miró con determinación en sus ojos.
—Puedo esperar el tiempo que sea necesario— susurré antes de depositar un pequeño beso en su cabeza y encerrarme en el cuarto de baño.
Escuché la puerta siendo cerrada y supe que Sam había salido del cuarto.
No podía creer que la pequeña cosita hubiera dicho que si, mierda, ahora sólo tenía que convencerlo de usar mi chaleco y Sam sería todo mío.
Sam.
—¿Ya dejaron de coger? Estaba apunto de tocar la puerta, Luca no deja de llorar, mierda no sabemos qué quiere— Spike apareció frente a mí apenas di dos pasos fuera del cuarto de Durke —. Y Landon parece ir por el mismo camino si su gemelo no deja de llorar, hablando de gemelos, estoy seguro que esos dos son mellizos, comprueben sus putos registros médicos.
—Nosotros no estábamos… Cogi… Teniendo sexo— murmuré mirando a otro lado.
—Ahorra saliva, no quiero escuchar ese discurso, está claro como la mierda que acaban de coger, sólo con una mirada puedo decirlo, todos aquí pueden— me señaló de arriba a abajo—. Tus labios están hinchados, tienes mordidas por todo el cuello, recién salido de la ducha y traes puesta la ropa del presidente.
—Uh… — ¿Y ahora que se suponía que dijera?
Todavía no acaba de entender qué rayos había pasado, había intentado tener sexo, no había podido, luego huí como solía ser mi costumbre, después habíamos hablado y ahora ¿tenía una pareja?
Lo admitía, tal vez ponerme en cuatro frente a un hombre que decía querer devorarme desde nuestro primer encuentro no había sido lo más inteligente de mi parte si no estaba listo para terminar lo que había empezado.
Y en realidad, había sido un impulso.
Habían pasado tantas y variadas cosas en tan poco tiempo que dudaba mucho haber procesado todo tan rápidamente.
Durke era bastante intenso y me gustaba que lo fuera, mi orgasmo no había sido ninguna broma.
—… Spike llamando a Sam, Spike llamando a Sam, ¡Durke y yo tuvimos sexo hace siete años! — mis ojos inmediatamente se encontraron con los del rubio y sus mejillas se pusieron rojas, jamás creí que vería esa expresión en el hombre.
—¿Perdón?
—Mierda, mierda, mierda, tenía que decirlo pero esperaba que no lo escucharas, pasó hace muchos años, estábamos borrachos y aún no había conocido a Chad— Spike parecía querer llorar—. Lo siento Sam, si pudiera decirle a mi yo del pasado que no sé acostara con él hombre de mi único amigo en la vida, lo haría, te lo juro.
—¿Qué rayos estás diciendo Spike? — su cara palideció—. No puedo ser tu único amigo ¿qué pasa con los hermanos?
—Son mis hermanos, tú lo has dicho, ellos no querrían ver películas cliché de Netflix conmigo — me miró con duda en sus ojos—. ¿Aún quieres ver películas conmigo, verdad?
—Tu compras las palomitas— presioné mi dedo sobre su pecho—. Y tenemos que invitar a Darrell.
—Oh, hablando del chico de braquets, está en la cocina, nos preparó el desayuno por qué nuestro cocinero no se apareció.
—La comida de Darrell también es bastante deliciosa, ¿te gustó? — pregunté mientras caminábamos por el pasillo.
—Bastante, pero ninguna como la tuya— reí y comenzamos a hablar de cosas al azar mientras caminábamos a la cocina donde parecían estar los gemelos llorando.
—Spike… —nos detuve antes de llegar a la cocina, tenía la necesidad de decirle algo a Spike quien parecía estar preocupado aunque no lo dijera.
—Ayden— Spike me dijo y lo miré con confusión— Mi nombre es Ayden, Spike es mi nombre de carretera Sam.
—Claro, como Tyron ¿cierto? Ustedes lo llaman ¿Red?
—Redfoot— Spike, Ayden contestó y una bombilla se iluminó en mi cerebro.
—¿Cuál es el nombre de Durke?— me había hecho su pareja sin saber ni su nombre, bien ahí Samuel Thompson.
—No me corresponde decirlo, deberías preguntarle— asentí en compresión.
—Bien, Ayden— lo miré antes de entrar a la cocina—. No estoy ni un poco enojado, es el pasado, aún eres mi amigo y me acabas de dar la carta perfecta para usar cuando Durke se entere que Darrell y yo solíamos masturbarnos el uno al otro— el rubio abrió la boca en shock y luego comenzó a reírse.
—Eres de lo que no hay Sam, te lo juro— sonrió y después se acercó a abrazarme—. Puedes llamarme Ayden, pero no frente a los perros bastardos que se hacen llamar mis hermanos ¿de acuerdo?
—¿Por qué no?
—Nuestros nombres de carretera son sagrados Sam, nadie jamás se llama por su nombre real, va en contra de las reglas y te pueden cortar la lengua por eso— lo miré horrorizado y solo comenzó a reírse—. Debiste ver tu cara, solo nos gusta más el nombre de carretera, por algo lo tenemos — asentí.
Entré a la cocina y pude observar a Landon y Luca llorando sentados en los bancos de la barra de la cocina.
Diablo, Darrell, Tyron y otro hombre que jamás había visto se encontraban frente a ellos tratando de parar su llanto.
Era una escena un tanto graciosa, cuatro hombres, tres de ellos extremadamente intimidantes con caras de pánico frente a dos criaturitas llorando.
—Luca, Landon— los dos niños voltearon cuando dije sus nombres y pronto Luca se bajó del banco alto en el que estaba para correr hacia mí , sus brazos se enroscaron en mi pierna y sollozo sobre ella.
Con cuidado lo tomé en mis brazos y se acomodó en la curvatura de mi cuello, pasé suavemente mis palmas sobre su espalda y sus hipidos se calmaron un poco pero Landon comenzó a llorar más fuerte y cuando lo miré estaba brincando sobre el banco.
—Te vas a caer Landon— Spike intentó sujetar al niño, un paso en falso y esa sería una caída fea, pero Landon no se dejaba agarrar y cuando casi cae mi corazón se paró un milisegundo.
—Landon— Durke entró a la cocina y a pesar de la pequeña lucha del pequeño, en cinco segundos ya tenía a Landon en sus brazos—. No brincamos en los jodidos bancos, si te hubieras caído hubiera sido doloroso.
—¡Quiero a mamma! — oh… No por favor.
—Tua mamma está cargando a Luca— Durke tomó la cara de Landon y lo hizo mirarlo—. Sam te va a cargar Landon, pero mamma no es un super héroe, no puede hacer todo a la vez, hay que ser pacientes ¿de acuerdo?—Landon gimoteo quedito y se escondió en el cuello de Durke.
—Yo no quedía bincar en los jodidos bancos, solo quedía que mamma me viera.
—Y mamma te vio todo el tiempo, casi corre a ti cuando te vio brincando en el banco, pero eso está mal y decir jodidos también está muy mal, muy terriblemente mal, por favor no digas esa palabra o mamma podría ir por mis bolas… Digo bolsas, si, tengo unas bolsas muy bonitas que quiero cuidar.
—Landon— el niño asomó su cara que se encontraba escondida en el pecho del motociclista y me acerqué hasta quedar frente a él—. No vuelvas a brincar en un banco o me voy a sentir muy triste, preocupado y enojado— el pequeño asintió y dejé un pequeño beso en su mejilla.
—¿Alguien me va presentar al niño bonito que está cargando a uno de los hijos adoptivos del Prez?
—Mi nombre es Samuel, soy la pareja del Prez, un gusto— extendí mi mano al hombre que había preguntado y al que definitivamente no conocía.
Escuché jadeos ahogados, risas y aplausos.
—Propiedad del Prez ¿Eh? — el hombre intimidate sonrió y aceptó mi mano—. Hermano de Diablo y el pequeño Evan.— sonreí levemente—. Iván el terrible a tus servicios.
—¿Cómo el Zar? — sus hombros se tensaron.
—Aún peor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro