Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Primer encuentro.


Sam.

-Así que ¿Cómo llevas la noche Sammy Sam Sam?

-¿Y todavía preguntas? Lo llevo mal Darrell, no preguntes más y cierra la boca-le gruñí de mala manera a mi mejor amigo.

-Oh vamos, no puede ser tan malo.

¡¿Qué no podía ser tan malo?!
¿Pero qué carajos pensaba ese hombre?
Había perdido la apuesta y ahora estaba aquí, en una fiesta de algún club de mala muerte con muchos hombres que parecían desayunar gatitos, hombres grandes y espantosamente intimidantes, pero eso no era todo, porque si así fuera la noche no sería tan asquerosa ¿Cierto?

El problema no era la fiesta o el ambiente tan desenfrenado que había, tampoco los hombres intimidantes que me hacían palidecer de miedo cada que uno me miraba o el estar a cincuenta kilómetros de mi ciudad, el problema era que tenía que coquetear y tontear con alguno de ellos pero ¿Cómo te acercas a los hombres que te ven como un bocadillo y no de manera sexual? No tenía oportunidad de salir sin un ojo morado si era optimista.

¿Había olvidado mencionar que era heterosexual y probablemente el único hombre con cero capacidades de coqueteo en su sistema?
Porque lo era, o algo así.

Una cosa quedaba clara, nunca debí haber apostado con mi mejor amigo y mucho menos en algo tan estúpido como esto ¿en que estaba pensado? ¿Acaso la cordura había abandonado mi ser la noche del sábado pasado cuando decidí dejar mi suerte a un juego de fútbol? Pues de no ser así yo no estaría aquí preparándome mentalmente para coquetear con ¡HOMBRES!

-Necesito alcohol, mucho más, muchísimo más alcohol-susurré para mi mientras me alejaba de Darrell con dirección a la barra.

-Tienes hasta la cuatro Sam.

Yo era un hombre de palabra pero en estos momentos lo único que quería era llorar de impotencia mientras me escapaba de esta fiesta de excesos y conducía de regreso a mi pequeña ciudad.

Odiaba a Darrell casi tanto como lo amaba. Antes de entrar a la fiesta me había mirado y con un tono serio que pocas veces veía en él me dijo "Si no quieres nos vamos, pero Sam necesitas intentarlo y decidir, no te juzgaré si al final del día decides que prefieres las pollas." Sí, el desgraciado básicamente me estaba forzando a tomar una decisión.

Desde hacía algunos meses y tal vez desde más atrás, Darrell y yo habíamos tenido conversaciones referentes a mi sexualidad, pues aunque las mujeres no me desagradaran, tampoco las encontraba tan interesantes como todos mis compañeros en la Universidad. Después de algunos meses habíamos llegado a la conclusión de que necesitaba besar a un hombre, uno guapo, tal vez tener sexo, para poder tener una ¿base de comparación?

No era gay, tampoco heterosexual. Vagaba en el limbo de la atracción humana sin saber por cual ir.

Mis debates internos sobre mi sexualidad no importaban, no en este momento al menos. Tenía que ponerme mis pantalones de niño grande y hacer lo que venía a hacer.
Pero primero necesitaba unos cuantos tragos, los suficientes para olvidar lo que estaba por hacer.

Bien, ese era el plan entonces, emborracharme y después sería lo que tuviera que ser.

Con mi confianza recobrada me dirigí al barman con una pequeña sonrisa y pedí algo fuerte.

Comenzar a beber como loco no había sido una de mis mejores ideas lo aceptaba, pero había cumplido su propósito, me había relajado, tal vez demasiado, tanto que ahora bailaba una canción demasiado subida de tono arriba de una mesa acompañado de algunas mujeres igual de borrachas que yo.

Nos movíamos descaradamente mientras los hombres vitoreaban por nosotros (tal vez más por las mujeres que por mi), y gritaban comentarios sucios sobre nuestros cuerpos y lo que podrían hacer con ellos.

-Por el Infierno, ese pequeño culo se mueve mejor que muchas de nuestras putas-había entendido hacía ya un rato que el "pequeño culo" hacía referencia a mi persona.

Su comentario no me molestó, de hecho me animó y comencé a moverme mejor.
Si había algo que me gustaba era precisamente bailar, no por nada formaba parte del club de danza en la Universidad.

-Incluso podría follarlo-ese comentario captó mi atención y giré mi cabeza para ver quien lo había dicho.

Oh. Por. Todo.

Un hombre, grande de ojos marrones y cabello ligeramente largo amarrado en una coleta de un color que no podía distinguir por las luces del club me miraba, mejor dicho, me comía con la mirada.

Sin sentirme cohibido bajé de la mesa y caminé hacía él con una sonrisa pegada a mi cara. Traté de lucir sensual y confiado, el hombre arqueó una ceja y cruzó sus brazos, esos brazos eran ilegales, en serio, podía ver los bíceps bien definidos incluso debajo de esa gran chamarra de cuero.

-Niño bonito ¿Qué necesitas?­-preguntó una vez que estuve frente a él.

-Lo que quieras darme.

¿Yo había dicho eso? Oh bueno al parecer estaba más borracho de lo que pensaba, en mis cinco sentidos hubiera guardado muy adentro del clóset que el hombre frente a mí me ponía caliente y nunca se me hubiera ocurrido acercarme de una manera tan descarada.

-Para tu mala suerte solo meto mi polla en coños mojados-hice un pequeño puchero mientras escaneaba descaradamente lo que veía-. No me mires así bonito, podemos conseguirte una polla dispuesta ¿es lo que quieres? ¿Necesitas que alguno de mis hermanos folle tu agujero?

Había quedado impactado, nunca jamás alguien había sido tan crudo con sus palabras pero de alguna extraña manera eso me calentó. Asentí sin darme cuenta y una sonrisa oscura se dibujó en la cara del hombre, sintiendo miedo traté de alejarme pero tomó mi brazo y comenzó a jalarme a través de la multitud. Grité y lo golpeé un poco pero no me soltó.

Traté de zafarme pero el hombre era definitivamente más fuerte que yo. No me di cuenta por donde me había llevado pero cuando desistí de la misión y me resigné a que mañana en la mañana aparecería en el titular del periódico con algún título como "Samuel Thompson, muerto por tratar de ganar una apuesta sobre su sexualidad.", ya nos encontrábamos en otra parte del club que se veía más relajada, menos música, sin luces extravagantes y cuerpos sudorosos casi teniendo sexo en la pista.

Dos grandes hombres (todos aquí eran gigantes ¿Qué comían?) custodiaban una puerta de gran tamaño y sin palabras solo unos cuantos asentimientos de cabeza nos dejaron pasar. Lo que vi me impactó un poco.

Parecía una sala de estar, definitivamente amplia, había muchos sillones, casi todos ocupados por hombres que portaban cuero, chalecos o chamarras con algo escrito que no logré identificar, no tuve que haber dejado los lentes. Mesas de billar, televisiones gigantes que transmitían alguna película de acción, mesas repartidas por todos lados con comida, un bar con alcohol que definitivamente no se veía barato.

No solo había hombres, también unas cuantas mujeres con chalecos sentadas en los regazos de algunos hombres o sirviendo comida, repartiendo cervezas y riendo. Lo que me sacó de balance eran los niños, había pequeños niños corriendo alrededor mientras jugaban y gritaban, esto era demasiado familiar para ser real, es decir ¿Dónde había quedado el club ruidoso lleno de mujeres dispuestas a tener sexo y hombres sudorosos dispuestos a darlo? Era imposible que esto y eso estuvieran en el mismo lugar.

-¿Y el jodido jefe?­-gritó el hombre que me tenía agarrado.

-En su oficina, arreglando alguna mierda del club-gritó alguien en respuesta.

-Son las dos de la mañana de un sábado, debería estar con sus hermanos festejando la liberación de Low ¿Qué clase de mierda loca tiene en la cabeza Prez?

-A diferencia de ti, el hace su trabajo-una morena de ojos azules y cabello rizado se acercó mientras le pasaba una cerveza al hombre que aún no me soltaba.

-Yo estoy haciendo mi jodido trabajo nena, le traigo distracción-dijo mientras levantaba mi brazo. Algunas personas voltearon a vernos-. El niño bonito mueve muy bien sus caderas.

-Por tu bien espero que el niño bonito haya llegado aquí por su propio pie Nine, o no tendrás nada de sexo hasta que saques tu cerebro de tus bolas.

-Jodidamente no me hables así nena o dejaré tu trasero tan rojo como aquella vez en Navidad-la chica se sonrojó y luego lo miró con furia antes de voltear a mirarme con el ceño fruncido.

-¿Estás aquí por voluntad Bonito? Este gran y estúpido hombre no te trajo en contra de tu voluntad ¿verdad?- la chica me preguntó pareciendo sinceramente preocupada.

Quería decir que si, que el tal Nine me había traído sin que yo se lo hubiera permitido pero mi cabeza aún estaba nublada por tanto alcohol y antes de que pudiera responderle me encontraba siendo jalado otra vez rumbo a unas escaleras. Pasamos por algunas puertas y entramos por una sin si quiera tocar mientras Nine gritaba.

Un hombre trabajaba en una computadora

Si creía que Nine era sexy, este hombre lo superaba por mucho.

Cabello negro recogido en un moño desordenado, unos brazos bien trabajados con lo que definitivamente eran tatuajes sobre ellos, la tinta era tanta que incluso había en su cuello, se veía intimidante pero de alguna extraña manera no era grotesco que portara tantos tatuajes, la camisa negra apretada dejaba ver un cuerpo demasiado bien trabajado y la barba ¡JODIDA BARBA! Le quedaba tan bien.

Mi escaneo termino en sus ojos, sus ojos grises que me miraban con una pizca de malicia. Y ¿Deseo?



Durke.

Estaba teniendo una mala noche, una muy jodida hija de puta mala noche.

Alguien se estaba entrometiendo en nuestros negocios y me había quitado unos cuantos millones que estaban destinados a la construcción del nuevo club en Alabama, ahora tenía que lidiar con la falta de recursos.

Estaba estresado y de un humor de perros, que el Hades se apiadara si alguien intentaba cruzar la puerta de mi maldito despacho, los sacaría a patadas de mi sitio. No tenía ganas de lidiar con más mierda.

Mi cabeza palpitaba y mis ojos ardían, necesitaba un descanso y lo sabía pero estaba determinado a acabar estas finanzas antes de poder dormir.

- ¡Hey Durke!- mi jodido Vicepresidente entró al despacho sin un gramo de consideración, estaba determinado a sacarlo con un jodido pómulo roto pero me detuve antes de si quiera pararme de mi silla.

Nine no venía solo. Claro que no, venía acompañado de un pequeño hombrecito que me comía con la mirada sin reparo.

Bueno si él lo hacía ¿Por qué yo no debería? Cabello castaño, nada especial, rasgos finos pero varoniles, labios redondos, perfectos para estar alrededor de mi polla, ojos miel que se verían perfectos inundados en placer, cuerpo relativamente delgado pero con la musculatura necesaria para aguantar folladas rápidas y duras. Esas piernas, jodidas piernas de infarto, moría por tenerlas enredadas en mi cadera, necesitaba que se diera la vuelta y así poder determinar si su culo sería redondo, jugoso y precioso para dejarlo tan rojo como manzana.

Mi polla cobró vida en mis pantalones. No quería un caso de bolas azules.

-¿Qué mierda quieres Nine?- gruñí sin apartar la mirada del hombre.

-Bueno... Te conseguí un agujero para follar, aquí el niño bonito está desesperado por tener una polla llenándolo- con cada palabra que salía de la boca del vicepresidente el niño bonito, como lo llamo Nine, se estremecía y no sabía si era de miedo o de placer, realmente esperaba que fuera la segunda, quería follarlo. Muy duro.

-Largo Nine- Nine entendió rápidamente y salió del lugar con una sonrisa de autosuficiencia en su cara. Me reacomodé en mi lugar, volteando completamente mi silla en dirección al puto de turno, extendí mis piernas y luego señalé a mi regazo, esperando que entendiera la orden.

-Uh, yo... N-no yo, es que- balbuceó mi acompañante sin saber qué hacer, miraba a la puerta y luego a mí con actitud nerviosa.

-¿No estás aquí para ser jodido? ¿No quieres mi gruesa polla entre las mejillas de tu culo?

-Yo...- se atragantó y su piel se puso roja de vergüenza.

-Acércate un segundo culo dulce, prometo no tocarte más de lo necesario.

El niño parecía estar librando una especie de batalla en su cabeza, así que deje que él se acercara por voluntad propia, para así no sentirme un cabrón por tomar algo que no quería ser tomado. Con pasos titubeantes dio los 10 pasos que nos separaban y tomándolo de la mano con falsa delicadeza lo volteé para observar su culo.

Por el jodido Hades, glorioso hijo de puta, era del tamaño perfecto para azotar, amasar y estrujar, mis ojos se dilataron y comencé a respirar con más fuerza, inhalando el olor de su sudor, perfume y cerveza barata.

-Delicioso- murmuré antes de golpear con fuerza innecesaria su trasero, dio un respingo y cuando intentó sobar su abusada piel, no lo dejé, golpeando una vez más-No toques lo que esta noche es mío- gruñí como un perro posesivo, con un pequeño gemido el puto asintió.

Con delicadeza lo senté en mi regazo, dejándolo de espaldas a mí para poder tener libre acceso a su cuello, donde planeaba dejar marcas; a modo de experimento soplé ligeramente detrás de su oreja y como regalo recibí un estremecimiento y un jadeo ahogado. Comencé a masajear sus muslos mientras besaba y lamía la piel que tenía al alcance. Nuca, cuello, orejas, todos ellos siendo devorados por mi boca de manera ruda. Mordí más fuerte, llegué a su miembro duro y lo apreté al tiempo que mordía una vez más logrando un pequeño grito y que comenzara a restregar su culo dulce sobre mi polla dura.

-¿Te gusta?­- pregunté con una sonrisa sardónica mientras me dedicaba a desabrochar los botones de sus vaqueros y en una maniobra rápida logre colar mi mano en su muy erecto pene-¿Sin ropa interior? Sucio, sucio pequeño.

Comencé a desabrochar su camisa mientras seguía acariciando su pene húmedo.

-Por favor, por favor- gemía mientras molía su trasero con mi entrepierna. Si seguíamos así me enterraría hasta las bolas sin prepararlo.

Quité sus pantalones en un movimiento brusco, dejándolos sobre sus rodillas para impedir que se pudiera mover bien, me gustaba el control.

Sin ganas de seguir fingiendo que no era un cabrón rompí los últimos botones que quedaban de su camisa y con fiereza la arranqué de su cuerpo, la vista de su espalda me descolocó unos momentos, tenía pequeños lunares repartidos por toda ella que me incitaban a morderlos y dejar moretones a sus alrededores. En un impulso y movido por la curiosidad nos levanté para dejarlo apoyado sobre el escritorio, su pecho y sus pequeños pezones quedaron aplastados en la caoba, analicé su trasero y comprobé mi teoría el hombrecito tenía tres pequeños lunares en su apetitoso culo, sin poder contenerme y sin querer hacerlo golpeé tres veces su nalga derecha disfrutando el contraste entre su piel pálida sonrosada y los oscuros lunares.

Antes de probarlo quería volverlo loco de placer así que comencé a mecer mis caderas en un suave vaivén, mientras mi mano seguía masturbándolo y con la otra me dediqué a pellizcar sus pezones. Con mi pecho lo atrapé debajo de mí y besé una vez más su cuello, alternando y yendo cada vez más abajo. El chico solo podía gemir y gritar bajito cada que era demasiado intenso para él, incluso parecía ser su primera vez experimentando este tipo de placer, pobrecito tuvieron que hacérselo terriblemente mal y yo como el hijo de puta experimentado y aprovechado que era me dedicaría a enseñarle lo que sabía.

Poco a poco el chico perdía el control y sintiendo sus músculos tensarse apreté fuertemente su punta evitando el orgasmo lo que trajo un sollozo a su boca.

-¿Qué es lo que quieres pequeño? ¿Quieres derramar tu crema? Ruega por ello y tal vez te deje correrte o podemos seguir así hasta que tus bolas estén azules.

-N-no, no por favor, por favor, déjame terminar, por favor- el culo dulce comenzó a rogar entre sollozos mientras se frotaba con mi pene aun aprisionado en mi pantalón tratando de alcanzar su liberación sin poder hacerlo por mi mano- Te lo ruego, por favor señor- una sola palabra y mi libido había alcanzado el millón.

-Eres tan bueno, un niño bueno, mereces una recompensa ¿Verdad?- regresé mis movimientos a su pene, bajando a sus testículos y presionando un poco- Córrete para mí- como si fuera lo que necesitaba, como si necesitara mi permiso se corrió de manera explosiva en mi mano con un grito agudo, el orgasmo lo azotó tan intensamente que se quedó relajado y totalmente a mi merced tendido sobre el escritorio.

Separé sus nalgas admirando por fin su agujero pequeño y rosado, un hermoso hoyo listo para ser jodido por mi gran polla.

Me incliné detrás de él y soplé, su ano se contrajo y fue todo lo que necesité para perder mi mierda, tomé su semen y sin reparo enterré mi dedo medio en su culo. El chico gritó un poco y trató de moverse como si quisiera huir pero no lo dejaría, sus paredes me apretaban como ningún otro agujero lo había hecho, no podía esperar para enterrar mi polla y observar como profanaba su lindo culito.

-Tan bueno, tan apretado, como si fueras virgen- ese comentario trajo a su cuerpo una tensión nada normal, paré en seco mis movimientos y consideré la idea un segundo- ¡Por el jodido Hades! ¿Eres virgen?

Cuando no obtuve respuesta el pensamiento resonó más fuerte en mi cabeza.

-Te hice una pregunta, responde­- gruñí y enterré mi dedo aún más sabiendo que sería doloroso.

-Sí. Lo soy- respondió sollozando un poco.

Un virgen. Nine me había traído un virgen.

Un. Jodido. Puto. Virgen.

¿Cuán joven tenía que ser para seguir conservando su agujero sin follar? Oh...

-¿Cuántos años tienes?- mierda y más mierda.

-Veint...- se tensó una vez más- veintiuno, señor.

Bueno maldición, las cosas no podían ser más jodidas.

Saqué mi dedo pero lo mantuve boca abajo, su respuesta había sido titubeante y no toleraría más mierda.

-No me mientas, dime tu jodida edad y más vale que digas la verdad o golpearé tu culo y esta vez no será placentero.

-Veintiuno señor, en serio.

¿Se atrevía a mentirme incluso estando semidesnudo en mi despacho y recostado boca abajo completamente a mi merced? Bolas grandes hijo de puta, el niño tenía agallas.

-Dije que quería la jodida verdad niño­- cada palabra fue marcada con un golpe en su trasero, solo que esta vez no me contuve y lo golpeé tan fuerte como pude.

-Por favor para, me duele- rogó tratando de escapar de mi agarre, pero no se iría, no hasta que me contestara.

-Dime el puto número- gruñí y seguí golpeando sin consideración.

Mi mano comenzaba a picar, el hijo de puta había resistido cinco minutos siendo apaleado y su culo comenzaba a ponerse rojo cereza con motas más oscuras, al parecer no sería sincero conmigo y estaba comenzando a cabrearme en serio.

-Voy a golpear tu culo diez veces más antes de comenzar a darte una paliza en serio- sus sollozos se intensificaron pero no desistió de su mentira.

-Por favor, duele mucho, déjame ir- gritó tratando de escapar de su posición.

-Diez- desabroché mi cinturón y lo doblé- Di la jodida verdad o no te sentarás en semanas.

-Tengo veintiuno, créeme- gritó desesperado.

-Entonces me enseñarás tú identificación oficial, ahora- dije antes de soltar el primer correazo en su culo, dejando una fea marca, gritó y sollozó gritando.

-¡Dieciocho! Tengo dieciocho, por favor, por favor, para- de puro coraje solté otro correazo que lo hizo llorar más fuerte y me alejé del niño.

-Súbete los pantalones y lárgate de mí club.

Golpeé mi frente con la palma abierta mientras gritaba de frustración. Casi jodía con un menor, casi follaba a un niño, tenía la misma edad que mi sobrino, esto era una puta broma barata.

Lo miré atentamente mientras se reincorporaba y con muecas y pequeños gritos se subió los pantalones, había recibido una buena paliza, no se podría sentar en una semana al menos y me enfurecía que eso me pusiera caliente.

-Señor...- lo miré y se encogió sobre sí mismo- Rompió mi camisa, no tengo que ponerme.

Con un gruñido busqué mi playera que no sabía en qué momento había terminado sobre el sillón ubicado en la esquina. Se la aventé y esperé a que se la pusiera.

Mi cabeza terminaría jodida y mis bolas azules. Un extraño sentimiento posesivo se formó cuando lo observé con mi camisa puesta, era demasiado grande para él y aun así se veía como un dios. Estaba mal de la cabeza ¿qué clase de deseo enfermizo era este?
Quería enseñarle todo lo que sabía, quería ponerlo en cuatro y follarlo duro como castigo por calentar pollas que no fueran mías, quería cuidar su adolorido culo, quería verlo montado atrás de mi motocicleta con un chaleco de propiedad.

¡¿QUÉ MIERDA LOCA ESTABA PENSANDO?!
No sabía su nombre, y tenía dieciocho, demasiado joven para un treintañero.

-¿Cuál es tu nombre culo dulce?- pregunté un poco más calmado.

-Samuel- susurró mientras observaba la puerta con ojos esperanzadores.

-Bueno Sam, cuando estés en tu cuarto a punto de dormir quiero que recuerdes todo lo que pasó aquí, tu trasero siendo golpeado hasta dejarlo tan rojo como una manzana madura, espero que el castigo que acabas de recibir evite que entres a otros clubes buscando ser follado ¿Entiendes? No más aventuras así de estúpidas Samuel.

-Usted no es mi padre- una chispa de enojo cruzó su rostro y eso puso mi pene a toda marcha, polla traidora.

-No necesito ser tu padre. Tu culo está rojo gracias a mí, recibiste una paliza como castigo gracias a mí y estoy dándote un consejo útil Samuel, haz lo que digo o te buscaré para golpearte más fuerte ¿Entendido? - su cara se puso roja asumo que de furia y me fulminó con la mirada, al parecer el niño bonito era de cuidado.

-Yo decidiré si seguir su consejo útil señor- su sarcasmo no me pasó desapercibido pero lo dejé ser, estaba muy cansando para seguir discutiendo.

-Largo, si no tienes como llegar a tu casa alguno de mis hombres se encargará de eso.

-No necesito su ayuda- gruñó antes de salir de mi despachó cerrando la puerta tras de sí con un fuerte estruendo.

-¡Rompiste mi perilla Samuel!- grité tratando de sonar enojado cuando en realidad lo único que quería era reír.

Acaso estaba loco, ¿qué era lo divertido? Tenía que tener muy en cuenta la edad del niño, además después de esta noche no volvería a verlo.

Después de algunos minutos tratando de asimilar lo que había pasado salí de mi oficina con intenciones de romper algunas narices.

-¡Nine trae tu jodido culo aquí, también quiero a los cabrones que se encargaron de seguridad, que Hades los ayude hijos de puta porque voy a sacar la mierda de su cuerpo!





Bueno, hola jajaja, es la primera vez que escribo algo tan largo, casi 4 mil palabras.
Quiero que entiendan que es mi primera vez escribiendo este tipo de cosas así que tenganme un poco de paciencia, me gustaría leer que opinan de pues este intento de historia y me dijeran si les gusta, digo es el primer capitulo y tengo muchas ganas de seguir escribiendo, tengo muchas ideas sobre El Club, así que bienvenida/os a esto que apenas va empezando.
Gracias por tomarse el tiempo de leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro