La chica abrió los ojos y, con una mezcla de confusión y terror, se percató de que no podía ver absolutamente nada. La fría negrura envolvía todo aquel extraño y desconocido paraje. La joven sacudió su largo cabello castaño y cerró los ojos con fuerza, rogando que tal solo se tratase de una horrible pesadilla.

Sin embargo, los minutos pasaron y ella seguía en aquel lugar inexplicable, en donde reinaba un silencio asfixiante. Abrió nuevamente los ojos con la mirada clavada a sus pies y su terror se acrecentó aun más al descubrir que no existía ninguna clase de piso. Prácticamente estaba flotando en el aire, aunque la chica no se sentía caer y tampoco tenía problemas para mantener el equilibrio.

Intentó caminar un poco y, aunque le parecía que podía hacerlo sin dificultad, era incapaz de afirmar que en realidad estaba avanzando ya que no tenía ninguna referencia externa. Se mantuvo unos instantes quieta, intentando pensar qué más podría hacer, pero una pesada desesperanza la invadió rápidamente. Con los ánimos por los suelos, se sentó en el inexistente piso y rodeó sus piernas con los brazos.

Luego de unos momentos se percató de que el entorno había cambiado. La profunda oscuridad seguía rodeándola, pero una suave tonalidad violeta parecía estar ganando fuerza en aquel espacio.

«Bienvenida, Hija de Eva»

La chica, impactada por la sorpresa, se levantó rápidamente, observando a todos lados. Claramente, había escuchado el perturbador eco de una voz profunda cerca de ella, pero el lugar seguía igual de inhóspito.

―¿Quién anda allí? ―preguntó ella, con un hilillo de voz.

«Yo soy... este lugar»

La chica meneó la cabeza para disipar el miedo, cosa que no consiguió. La tonalidad violeta del entorno se había hecho incluso más fuerte que la negrura reinante y, en lugar de tranquilizarla, la sumió en total desesperación. Sin poder pensar en nada concreto, dio medio vuelta y comenzó a correr con todas sus fuerzas.

«No puedes huir de mí, no puedes huir de aquí»

―¿Qué quieres? ―La chica se detuvo y empezó a sollozar débilmente―. ¿Dónde estoy? ¿Qué cosa eres?

«Es inútil sentir miedo. Tu vida no corre peligro... ya que no estás viva»

Ella sintió que se le formaba un nudo en la garganta

―¿Estoy...? ¿He muerto?

«No has muerto, pero yaces junto a mi ser. Ahora eres parte de mi existencia»

―¿Por qué me has hecho esto?

«Todo gira en torno al Juego. Tu pureza era el origen del Enigma»

La chica meneó la cabeza, incapaz de comprender aquellas palabras. Se sentía sola y abandonada, sin la más mínima esperanza. Entonces, cuando estaba cerca de romper en llanto, recordó algo muy importante.

―No puedo estar aquí... No puedo dejarlo solo, él me necesita.

«Él no necesita a nadie. El destino que le espera es aun más grande de lo que imaginamos. El Juego le permitirá descubrir la oscuridad y el caos de su interior y le mostrará el camino para utilizarlos»

―¡Deja de hablar así! ―explotó la chica―. ¡No entiendo nada de lo que dices!

«No es necesario que lo entiendas. Sólo eres una herramienta con limitada utilidad»

Ella apretó la mandíbula, mientras que el temor que había sentido hasta el momento iba dando paso al enojo. Se sentó en el suelo y comenzó a pensar en sus posibilidades. Asumiendo que no se trataba de una simple pesadilla y que las extrañas cosas que la voz le había dicho eran ciertas, entonces no era un problema que se solucionaría con facilidad.

Estuvo sumida en sus reflexiones por una buena cantidad de tiempo, tal vez minutos, horas o días, hasta que el entorno adquirió tonos violetas más marcados y la voz volvió a hacerse presente.

«Acaba de perder el Juego»

―¿Qué significa eso? ¿Qué le sucederá?

«Ahora, él...»

La chica esperó unos minutos a que la voz terminara la frase, pero todo permaneció en silencio.

―¿Él... qué?

«Él me acaba de derrotar en un segundo Juego improvisado. Es mejor de lo que esperaba»

―Entonces...

«Nos iremos ahora. Nos encontraremos nuevamente con él en el futuro»

―¡Quiero despedirme! No puedo desaparecer así...

«Ya te has despedido, más de una vez. No lo recuerdas, así como no recordarás haber tenido esta conversación cuando asimile tu existencia por completo»

―No lo entiendo, pero... ―La chica bajó la mirada, angustiada―. ¿Y él?

«Tal como estaba previsto, será reclutado por el Observador. Serán nuestros propios enemigos quienes formen su carácter y su personalidad para beneficio nuestro»

Repentinamente, el oscuro entorno comenzó a hacerse difuso y ondulante. La chica sintió que una fuerte sensación de mareo se apoderaba de ella con suma rapidez.

―Dime... ―comenzó a decir, intentado mantener los ojos abiertos―. Dime quién eres...

«No te daré mi denominación existencial. Pero todos creen que soy el E...»

Justo en ese instante, la chica perdió el conocimiento y se sumergió en una oscuridad aun más profunda que la albergada por el núcleo del Titán Cósmico.