EPÍLOGO: Conversación con un Titán Cósmico
―¿Qué harás ahora? ―preguntó Envy mirando a Vestath.
La pantera negra dejó al descubierto sus colmillos para esbozar una brillante sonrisa.
―Por lo general prefiero evitar involucrarme en problemas innecesarios... Pero he pensado en acompañarte.
―¿Crees que una falsa deidad como tú puede tener alguna utilidad para mí? ―espetó Eshu.
―Tengo una idea general de cuáles son tus objetivos, Embaucador ―contestó Vestath con seriedad―. Piensas ir a la dimensión principal, ¿verdad? Yo tengo cierta influencia allí. Además, ahora que me he quedado sin siervos necesito protección...
―Sería más sencillo devorarte y utilizarte como una de mis formas ―gruñó Fenrir, abriendo la boca.
―¿No es algo solitario? ―Vestath suspiró―. A pesar de todas las expresiones corporales que tienes, realmente estás solo. Puedo ser una aliada ventajosa siempre y cuando prometas no atentar contra mi existencia.
―Yo no tendría problemas en aceptarte... ―opinó Envy, pero sus otras formas la miraron con desprecio―. Será el organizador principal quien decida, entonces.
A un lado de ellos, en medio de la nada, se abrió una grieta púrpura de la cual emergió un globo ocular del tamaño de un auto pequeño, acompañado de multitud de cilios grisáceos. El monstruoso ojo movió su pupila con forma de rectángulo horizontal a todos lados antes de clavarse hostilmente en Vestath. Envy tomó con fuerza uno de los tentáculos que se retorcían alrededor de la grieta, causando que la pupila volviera a moverse de forma impetuosa por unos segundos.
―¿Qué opinas, R'lyeh?
―Tengo suficiente controlando a una entidad demoniaca mal asimilada como tú ―pronunció el ojo con una voz vibrante de tonos desiguales, con su pupila dirigida a Envy―. Aceptar como aliado a alguien distinto a mí mismo es una decisión que le corresponde únicamente al Real...
―A mí me parece bien ―indicó alguien que apareció repentinamente en medio de un resplandor morado.
Se trataba de una joven chica de baja estatura, de cabello castaño y ojos color violeta. Estaba vestida con un conjunto claro de dos piezas compuesto por una holgada playera y unos pantalones cortos lo que, junto a sus zapatos tipo manoletina, le daba un aspecto sumamente infantil. Vestath la observó con sorpresa, ya que pudo reconocerla al instante.
―Siara Bohdan. ―La pantera observó a las otras formas―. Ya veo, en la dimensión principal la devoraste a ella.
―Hubieras podido aparecer desde el comienzo, Sia ―dijo Envy―. ¿No te hubiera gustado volver a ver a Joseph Irolev?
La aludida suspiró.
―Ese no es el Joseph al que quiero ver.
―No desvíen el tema, par de anormalidades ―bramó el ojo―. Sin contar con la decisión del Real la opción más sensata es eliminar todo testigo. El protocolo no se modificará bajo ningún motivo, razón o circunstancia.
―Eshu, Fenrir, ¿no creen que sea buena idea contar con ayuda externa? ―dijo Sia, haciendo un puchero―. Vestath es una falsa deidad igual que lo eran ustedes antes de formar parte del Embaucador.
Ellos desviaron la mirada.
―Podría ser útil ―murmuró Eshu, cubriendo su rostro con el ala de su sombrero.
―Sería más fácil manipular a otras falsas deidades con su ayuda ―añadió Fenrir, bajando las orejas.
―Entonces, está decidido ―concluyó Sia, sonriendo―. De todas formas, le pregunté a Tártarus antes de venir y estuvo de acuerdo.
―Ganamos por democracia, R'lyeh ―indicó Envy, agarrando varios de los tentáculos grisáceos del ojo―. ¿Algo que rebatir?
―Mis planes no incluyen esto ―contestó el globo ocular sin denotar emoción alguna, regresando a la grieta de la cual había emergido luego de apartar bruscamente a la niña pelirroja―. Espero no arrepentirme.
Vestath suspiró con alivio al ver que el hostil ojo desaparecía y la grieta se cerraba. Eshu y Fenrir hicieron lo propio, retirándose en medio de una explosión morada y una desintegración líquida respectivamente.
―¿Qué toca ahora? ―preguntó la pantera―. No cuento con el poder suficiente para abrir una entrada a la dimensión principal.
―Yo tampoco ―aseguró Envy y miró a Sia―. Sobre ese asunto...
―Ah, Tártarus lo tiene listo ―contestó ella con una sonrisa triste―. Iré a la dimensión de Sinfronía y me encargaré de arreglar las piezas.
―¿Estás segura? ―Envy ladeó la cabeza―. Tú conservas buena parte de la existencia original de Siara Bohdan. No creo que ella esté dispuesta a hacerlo.
―Es la única manera.
Sia se esfumó produciendo un brillo violeta sin decir más. Envy suspiró y miró a Vestath, que se había mantenido al margen con un gesto de visible confusión en el rostro. Incluso siendo ella misma una criatura de naturaleza compleja, la pantera no comprendía a cabalidad el funcionamiento múltiple del Embaucador. No parecía seguir un pensamiento de enjambre, ni tampoco daba señales de compartir una mente colectiva en sentido estricto.
―Para finalizar, te explicaré las condiciones básicas para que podamos trabajar juntos ―dijo la niña pelirroja―. Así no serás devorada, asesinada o ultrajada accidentalmente por alguna de mis otras formas. Aunque no lo creas, R'lyeh, Eshu y Fenrir son increíblemente amables y considerados en comparación al promedio de mis manifestaciones corporales, energéticas y espirituales.
―Creo que me estoy arrepintiendo...
―Tranquila, seremos grandes aliados ―finalizó Envy con una sonrisa dulce pero burlona―. Al menos, durante el tiempo que sea necesario.
FIN
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